40 y 10
Vivo con mis padres y mis hermanos, esto pasó el 20 de julio; aún me llega la imagen de aquel día..
Vivo en un pueblo relativamente pequeño, estamos en verano por lo que hace demasiado calor últimamente. Esto me pasó hace unos días. Me llamo Cristian, tengo apenas 10 años y tengo otros dos hermanos; uno de 9 y otro de 15 años. Con ellos y un par de primos bajamos hacia el río que está a unos minutos de mi casa, el agua bajaba con abundancia por las recientes lluvias. Ahí estuvimos jugando y nadando, sólo estaba en un boxer azul marino, soy un chico delgado con piel un poco bronceada con pecas en cara y torso; mi hermano mayor me hace burla por mis ojos grandes pero a mi me gustan. Mi primo Samuel me aventaba agua con las manos y yo le hacía lo mismo; en eso me detuve al ver llegar a una familia: un hombre de unos 40 años alto y fuerte de piel pálida, venía con dos niños de mi edad, aparentemente gemelos por lo que alcancé a ver.
– Oye Samuel vamos por algo de tomar, tengo sed_ le dije a mi primo, él paró de aventarme agua.
– Bueno, ya sólo quedamos nosotros de todas formas. Tal vez podamos jugar con esos niños más alrrato_ me dijo en voz baja lo último viendo disimuladamente a los niños, de piel similar a la de su padre; los tres traían trajes de baño únicamente además de sus sandalias. Por lo que vi claramente el pecho algo velludo del hombre mayor, tenía también un tatuaje en el pecho de un águila. Salimos hacia donde estaban mis hermanos y mis otros primos, comimos algunas frituras, refrescos y agua que llevamos. Los niños de antes empezaron a nadar mientras su padre tomaba unas cervezas de la hielera que trajeron con sigo. Yo no perdía detalle de ellos; por una parte sentía ganas de ver las nalgas de los niños al marcarse por la humedad, pero también me llamó la atención el papá; era alto y sus brazos musculosos se me antojaban para morderlos, era un hombre atractivo aunque parecía tener una expresión dura: algo que me calentaba más.
Hace un par de años había tenido sexo anal con un primo mayor de la ciudad, en ese entonces yo no sabía nada por lo que se aprovechó para engañarme, había sido muy doloroso pero en realidad lo disfrute demasiado; ya extrañaba sentir mi culito ser abierto por esa verga. Espabile cuando mi hermano Saúl me llamó para ir a la casa por más agua pero yo no tenía ganas de ir; se fue con el resto, quedé sentado sólo ya que no tardarían demasiado. Ya eran las 3 de la tarde según yo, me levanté al sentir ganas de orinar, me metí entre las ramas y algunos árboles alejándome unos metros de ahí. Pude relajarme al terminar, me arreglé el boxer dispuesto a regresar cuando vi como alguien se acercó; era el papá de esos niños de antes.
– Oh, perdón.. venía a orinar, perdona si te asusté_ me dijo viendo mi expresión de sorprendido, la verdad si me había asustado un poco.
– No se preocupe, ya me iba_ dije tranquilo y dando una mirada rápida a su paquete que parecía algo despierto pues se marcaba notoriamente sobre la tela roja de su short.
– Espera, como te llamas?_ me dijo pasando y quedando a un lado de mí, para mi sorpresa sacó su miembro para orinar sin ninguna vergüenza.
– Me llamo.. Cristian.. y usted?_ dije casi hipnotizado viendo aquello, él me sonrió. Era muy alto o tal vez yo era muy bajo.
– Edgar. Que edad tienes Cristian? Te vez muy pequeño_ dijo viendo mis piernas hasta mi rostro de nuevo. Tenía unos ojos entre verdes y cafés, la verdad daban algo de miedo por la intensidad de su mirada. En ese momento me puse nervioso notando la situación tan poco común.
– Díez..
Él terminó de orinar sacudiendo su polla pálida como el resto de su piel, cuando la guardó se giró hacia mí.
– Bueno, es una buena edad; dime.. te gustan las golosinas? A mis hijos les gustan demasiado jaja..
Yo no entendí bien, pero igual asentí con la cabeza levemente.
– Mañana vendré con mis hijos de nuevo, a esta misma hora; si quieres acompañarnos. Pero sólo tú; que dices?..
– Esta bien, entonces aquí estaré_ dije sonriendo, no estaba seguro pero intuía que era lo que quería. Salí primero a esperar donde estaba antes, al parecer sus hijos no lo notaron por estar tan distraídos. Al poco tiempo mis hermanos y primos regresaron, seguimos nadando pero ahora en compañía de los gemelos gracias a mi primo Samuel. Su padre daba vueltas por los alrededores y nos veía a la distancia. Yo en ocasiones tocaba disimuladamente el pene o nalgas de los hermanos, creo que soy un poco precoz jaja.
Al irnos compartí una última mirada con el hombre mayor, él me sonrió de lado; sin saber bien como interpretar aquello. La tarde me la pasé muy ansioso y nervioso, aunque todavía no estaba seguro si realmente pasaría algo. Al día siguiente arreglé mi cuarto e hice mis tareas para que mi mamá no me negará salir, uno de mis hermanos quería acompañarme ya que dije que iría con un amigo de la escuela pero pude convencerlo de que no. Me fui con cuidado viendo que nadie notará que bajaría al río, iba con una playera delgada color verde limón y un short deportivo color negro sin nada debajo. Sentía mi corazón palpitar con rapidez y mi estómago me dolía un poco por los nervios, al llegar no había nadie por lo cual me sentí muy desanimado; estaba por regresar cuando oí como unas ramas se movían a un lado de mí, salió él.
Traía un bermuda gris y una camiseta blanca, me sonrió viendo mi cuerpo.
– Buenas tardes..
– Hey, como estás Cristian? Vienes sólo verdad?_ me dijo caminando hacia mi, traía una mochila en los hombros.
– Si, vine sólo.. y sus hijos?_ dije buscando por los alrededores por si estaban por ahí como él. Cuando estuvo frente a mí se sentó con las piernas abiertas en un tronco del suelo.
– No pudieron venir, pero te traje lo que te prometí.. toma_ dijo sacando unas frituras, chocolates y refrescos. Me senté junto a él, la sombra de los árboles nos cubrían a la perfección del sol. Él tomó un par de cervezas, unos minutos después me levanté.
– Ahora regreso..
– A donde vas?_ me preguntó serio.
– Tengo que orinar_ dije algo avergonzado, el hombre rió levantándose también.
– Te acompaño, yo también tengo que ir.
– No llevará sus cosas? Alguien podría robarlas_ dije
– Jaja no hay problema, no iremos muy lejos y casi nadie viene por aquí entre semana.
Ya no dije nada; cada vez me ponía más nervioso junto a él, caminamos hacia el lugar del día anterior pero lo vi avanzar más hacia donde estaba unos cuartos sin terminar, me hizo una seña para que lo siguiera.
– Vamos, aquí es mejor para que nadie nos vea_ yo me metí también, ya mis piernas me temblaban. No había piso, era apenas las paredes y algunas ventanas, cuando entramos al primer cuarto el mayor se detuvo en la puerta antes de pasar al segundo, lo vi bajar su cierre sacando su polla empezando a orinar. Entonces me vio sonriendo al verme parado sin hacer nada; sólo viéndolo.
– No quieres?_ No sabía que decir, cuando iba a contestar volvió a hablar.
– Dijiste que querías orinar_ yo torpemente me acerqué quedando a su lado, con algo de vergüenza también saqué mi pene pero por los nervios no podía orinar.
– Que pasa? Sólo relajate_ dijo amablemente, unos segundos después al fin pude. Cuando él término sacudió su verga pero unas gotas me cayeron a la cara por estar tan cerca de él.
– Perdón, déjame limpiarlo_ dijo para quitarse la camiseta y frotandola en mi cara, el olor fuerte de su sudor y su perfume masculino me llegó de golpe; era algo irreal, incluso se me puso algo dura. Al separarse guarde mi pene sin saber que decir, frente a mi estaba su pecho velludo que se veía marcado pero más sus pechos. El señor Edgar lo notó, no parecía enojado pero su expresión seria me daba algo de miedo.
– Te gusta?..
Yo me sorprendí un poco pero dije un sí en voz baja, tomó mi mano con la suya para pasarla por su abdomen blanco, se sentía muy duro pero suave a la vez; fue subiendo hasta sus pectorales, sus vellos me hacían cosquillas.
– Que te parece? Nunca has tocado a un hombre o si?_ dijo ahora bajando lento de regreso, cuando estaba por acariciar su paquete primero vio si yo quería; al ver que no dije nada siguió; su polla se endureció aún más al sentir mi pequeña mano sobre ella. Se sentía grande y gruesa, me atreví a apretar suavemente.
– esto puede ser tuyo, que dices? Sólo no le digas a nadie_ a pesar de ya no ser virgen me sentía demasiado nervioso; pues el primo que me a cojido tenía 19 años así que no sería lo mismo.
– Pero me va a doler mucho.. no sé_ dije algo asustado, ya no estaba tan seguro de ello.
– Tranquilo, te voy a cojer despacio; ya cuando pase el dolor ahora si te doy con fuerza_ aquello me puso muy caliente, voltee hacia la entrada del cuarto.
– No pasa nada, nadie nos verá. Tu tranquilo_ se agachó quedando de cuclillas, alzó mi playera viendo mi abdomen plano; pasó sus enormes manos por mi espalda mientras se acercaba más, retuve un gemido al sentir su boca caliente en mi estómago y luego metía su lengua en mi ombligo, mi pequeño pene se endureció ligeramente por lo que el señor Edgar se apartó.
– Te gusta lo que te hice?..
– Aaa.. si, creo que si.. Que más me va a hacer?_ dije curioso, el hombre mayor sonrió divertido. Pero entonces oímos las ramas de afuera moverse como si alguien estuviera por ahí, me tapó la boca mientras ambos quedamos quietos. Al ver que no había nada me soltó.
– Ven, por si las dudas vayamos más adentro. Ya te la han metido? Seguramente tienes el oyito muy apretado_ ambos entramos a dos cuartos más adelante, donde estaba sin techo y sin ventanas solo con unas cajas de madera gruesa, Don Edgar se sentó en una de ellas.
– Si, bueno un primo me cogió hace unos años pero.. Él tenía 19 años_ dije parandome frente a él, casi entre sus piernas velludas.
– Ya veo, entonces te estrenaron desde muy chico.. Eres muy putito no?_ dijo jalandome de mi playera, frotando su verga ya dura contra la mía más pequeña obviamente.
– Si, que me va a hacer?_ dije con la voz temblorosa, ese hombre me ponía caliente pero también me asustaba. Don Edgar se acercó a mí, sentí como lamia mi cuello y chupaba de forma deliciosa; mientras metía ambas manos a mi short acariciando mis pequeñas nalgas morenas.
– Tu sabes que te haré cabron, para eso viniste no? Te la voy a meter.. la quieres no?_ me dijo muy cerca de mi cara.
– aaa si, pero.. metamela con cuidado; tengo miedo_ dije nervioso de que se enojara y me golpeara, el de ojos claros rió suavemente con esa voz gruesa de hombre que tenía, me apretó con fuerza mis nalguitas.
– Esta bien, pero no le vayas a decir a nadie eh? Así podré cojerte siempre que podamos_ dijo pegando sus labios contra los míos; yo me sorprendí ya que nunca me habían hecho algo así; era tan extraño sentir como metía su lengua en mi boca, fue algo nuevo para mí. Yo trate de responder igual pero era obvia mi falta de experiencia, su barba de unos centímetros me raspaba un poco. Don Edgar respiraba como si estuviera agitado, cada vez parecía querer comerse mi pequeña boca.
– Aaa espere, ya no puedo_ dije separandome agitado; el mayor sólo sonrió divertido.
– Ya te acostumbraras, tienes un cuerpecito muy delgado.. tu cintura parece de niña jaja
Me quito la playera dejándola a un lado de él, hizo que diera la vuelta para bajar mi short; voltee para ver su expresión, acarició una de mis nalgas y con la otra mano tocaba mi oyito con su dedo índice.
– Empiezo a creer que no te va a entrar, está muy apretadito aquí. Te han dado un beso negro?_ me dijo serio.
– Que es eso?..
– Jaja es cuando te chupan tu culo, entonces no?..
– No, sólo me la metieron_ dije avergonzado, el mayor se levantó e hizo que me subiera a la caja quedando en cuatro; completamente desnudo a excepción de mis tenis.
– Pues ahora vas a ver lo que se siente, sólo trata de no hacer mucho ruido_ dijo tras de mí, lo vi bajar su bermuda y quitárselo para estar igual que yo, ya su polla estaba dura: me sorprendí al ver que era demasiado gruesa. Sentí como algo húmedo pasaba por mi culito, incluso mi ano se contrajo por la sensación tan extraña. Don Edgar lamio mis bolitas hasta llegar a mi espalda baja.
– Mmm
Su lengua fría abarcaba mi oyito por completo, con sus manos mantenía mis nalgas abiertas para él. Vi por debajo de mí que se tocaba la enorme polla mientras hacia aquello.
– Te gusta como me cómo tu culo? Disfrútalo putito porque no todos tienen la oportunidad de probar mi verga_ dijo dando unas nalgadas, se detuvo para chupar una de mis nalgas y mordia un poco fuerte.
– aa aa!_ me dolía un poco pero al mismo tiempo me gustaba demasiado. Casi salte al sentir como metió un dedo en mi oyito.
– Aaa duele_ dije en voz baja y apretando los puños por el dolor.
– Jaja espera a sentir la cabeza de mi verga, aguanta si sabías a lo que venías_ dijo escupiendo un par de veces en mi entrada, al estar más lubricado bajo el dolor pero seguía latente. Con forme metía y sacaba su dedo cada vez me gustaba de a poco.
– Que rico culito, apenas le gusta lo que le hago_ dijo ahora metiendo el segundo dedo, ya mi ano los recibió más a gusto sintiendo como me abría cuando los metía hasta el fondo. Don Edgar aumentó la velocidad de sus dedos, yo me quejaba en voz ahogada.
– Aaa creo.. que ya_ dije moviendo mi culo para sentir más.
– Si tu lo dices jaja vez que puto eres? Resultaste ser fino para la verga jaja_ dijo sacando sus dedos, escupió más saliva entre mis nalgas hasta llegar a mis genitales.
– Aquí va.. ufff puto morro, tu culo se ve riquísimo así paradito jaja_ dijo y a continuación preciono su grueso glande contra mi pequeño ano. Sentí como resbalaba hacia abajo y arriba sin poder entrar, creo que era demasiado gruesa para mi culito.
– Carajo, no entra.. tu culo es aún muy tierno para mí, trataré de meter con más fuerza_ dijo algo enojado, me puse nervioso al oírlo; no quería que me rompiera en dos con su gran polla.
– Aaa! Espere!! Aaa no creo poder_ dije sintiendo como presionaba lastimando mi entrada ya que ni siquiera parecía compatible al no entrar.
– Ya casi.. a ver date vuelta, trataré de clavartela de otra forma_ Don Edgar me puso boca arriba y me dijo que sujetara mis pies para mantener mi culito abierto, escupió más saliva pero ahora en todo lo largo de su miembro; el cual ya estaba rojo de la punta y se marcaban las venas a través de la piel nivea.
– Ahora si, no lo cierres..
Se agachó tomando con fuerza su falo duro, en esa posición pude ver su expresión enojada tratando de cogerme, casi grite al sentir como volvía a presionar pero ahora dejando caer su peso, cuando su glande entró sentí un dolor horrible.
– Aaa! Por favor.. saquela, ya no puedo_ dije llorando pues me había desgarrado, me calme un poco cuando se apartó dejándome en la misma posición sacando su pene.
– Puta madre, pensé que si te entraría bien..
Me senté tratando de calmarme, limpie mis lágrimas luego de unos minutos. El hombre mayor se masturvaba ya más calmado viendo mi estado.
– Estás bien? Creo que mejor lo dejamos así_ dijo serio, se agachó pasándome mi ropa y recogiendo la suya. En ese momento me sentí muy desanimado, él era un hombre como el que cualquiera quisiera tener encima de uno y estaba por perder esa oportunidad.
– Podría.. podríamos intentar mañana? Creo.. Creo que ahora si aguantare_ dije en voz baja; había la posibilidad que me gritara o incluso golpearme. El mayor se quedó pensando un momento no muy convencido.
– Estás seguro que si podrás aguantar? No quiero que lloriquees mañana que te esté cogiendo_ dijo poniéndose la camiseta.
– Si, sólo.. sólo espere a mañana_ dije parandome frente a él, Don Edgar se acercó aún más; agachandoce a mi altura.
– Esta bien, entonces mañana será; vendré por ti a eso de las 7 de la mañana, para que tus padres piensen que vas a la escuela… Ya has comido semen?_ dijo él muy cerca de mi, yo negué pues era verdad.
– Quieres comer? Te va a encantar_ dijo mordiendo suavemente mi pequeño pezón, me hacía cosquillas pero me gustaba. Lamia con fuerza.
– Si.. quiero su leche_ dije en un suspiro, el hombre mayor ya había metido un dedo en mi entrada.
– Bien, abre la boca y saca la lengua_ me dijo cara a cara, yo hice lo que dijo; me sorprendí cuando él hizo lo mismo: juntando ambas lenguas y besando con fuerza, aún no me acostumbraba a eso, cuando se separó, se levantó dejando casi en mis narices su enorme pene.
– Chupa hasta que yo te diga_ con algo de nervios lo tomé de la base; mi mano no cerraba por lo grueso. Lami lentamente la punta, de cerca era más gruesa la punta de lo que pensé, apenas pude meter una pequeña parte. Don Edgar tomó mi cabeza metiendo más lo cual me hizo sentir ganas de bomitar, me separé algo agitado y con lágrimas en los ojos.
– Tu boca es muy pequeña.. Por eso debes comertela con tu culito mañana_ dijo empezando a jalar con rapidez su pene, yo no sabía que hacer.
– Cristian, ponte como antes y mete tus deditos en tu culito para mi, te avisare antes de venirme para echarte mi leche en tu boquita_ dijo viendo como hacia lo que dijo: me acosté en la caja de antes en boca arriba manteniendo mis piernas abiertas y alzadas, metí dos de mis dedos en mi culito, moviendo más y más rápido viendo al mayor jalarsela viéndome.
– aa si, aaa mañana te cojo sin falta.. más te vale aguantarla ahora sí_ dijo con dificultad, se acercó luego de unos minutos; retirando mi mano y empezando a lamer mi entrada así como mis bolitas, sentí algo extraño; como si me hubiera orinado pero no salió nada.
– Aaa levantate.. Ya casi termino_ dijo parandose, yo me senté chupando su glande, seguí haciendo los movimientos en su polla aunque con ambas manos.
– Aaa trágala toda_ dijo tomando mi cabeza y sentí en mi lengua algo viscoso de sabor extraño, era la primera vez que probaba el semen. Don Edgar respiraba con fuerza, parecía un toro enojado. Me sentí extraño al tragar aquello, no estaba seguro si era correcto.
– Te gustó? Aaa tengo mucha más pero será luego, recuerda; no le digas a nadie_ me dijo acariciando mi cabello. Luego de eso nos vestimos en cuestión de unos minutos.
– Esperaré ansioso tu ano, recuerda meterte los deditos antes de vernos para que te pueda entrar mi verga_ me dijo ya afuera de la estructura, no había nadie alrededor, me dijo que me adelantará y así lo hice. Cuando llegué a mi casa mis hermanos jugaban fútbol en el patio, comí algo distraído y mis papás ni siquiera se hacían una idea de lo que pasé hoy o lo que me pasaría al día siguiente. En la noche me di un bajo de tina, ahí mismo me metí cuatro dedos con algo de trabajo, incluso robe un pepino mediano y con cuidado me lo metí; al menos la punta, al terminar de bañarme me puse mi pijama, esa noche me costó conciliar el sueño imaginando cada uno de los escenarios de como el señor Edgar me daría con su enorme pene en mi culito.
como sigue
Que rico relato!
Delicioso!
Uffff que tierno ….♥️♥️