40 y 10 (2)
Escuché la alarma, eran las 6:30 de la mañana. Sabía que hoy por fin volvería a sentir una verga en mi culito..
– Chris, que esperas?_ mi mamá estaba en la puerta viendo como me hacía tonto amarrando mis agujetas. Me había arreglado con el uniforme deportivo color guinda y mis tenis blancos además de peinarme con un poco de gel. Mi mamá era doctora y mi papá trabajaba de arquitecto aunque él casi no estaba en casa. Salí con mis hermanos acompañados por mi mamá, subimos unos minutos por el camino: el terreno era verde gracias a las constantes lluvias: algo que me gustaba mucho, con árboles altos con casas a los lados, llegamos a la carretera principal donde pasaría el transporte. Me puse nervioso; pensando como hacer para poder escapar sin que se dieran cuenta. Entonces mi hermano mayor vio a mi mamá:
– Olvidé decirte que tienes que venir con migo a la secundaria..
– De que estás hablando Saúl? Tengo que trabajar; además tus hermanos aún no toman el transporte..
Seguí oyendo viendo como empezaba a salir el sol, convencí a mi mamá de irse mientras yo esperaba el bus con mi hermano menor; agradecía que el auto de mamá se haya averiado o no hubiera podido escaparme. Se fueron ambos dejándome con Kike: mi hermano menor. Le exigí que se fuera sólo; ya cuando se detuvo el bus escolar frente a nosotros, me vio feo pero obedeció.
Algo apresurado caminé casi 10 minutos hasta la esquina donde Don Edgar me dijo que lo esperara, al llegar vi una camioneta muy bonita color naranja; a unos pasos de ella bajó su ventana. Era él; estaba muy bien peinado con un traje de oficina: pantalón negro, camisa azul marino y una corbata negra.. se veía muy varonil y apuesto.
– Vamos Cristian, tardaste más de lo que dijiste.. tengo un par de horas antes de ir a trabajar_ subí en silencio y lo saludé cordialmente; el mayor encendió el vehículo alejándonos de ahí, estaba muy nervioso. Él me preguntó si ya había desayunado por lo que dije que si, el aroma de su colonia era fresco.
– Que tal dormiste? Espero que hoy si puedas aguantar.. debo decir que me costó trabajo dormir sabiendo qué tremendo culito me esperaba_ dijo tocando su entrepierna abultada, llegamos a un sitio donde las casas eran de varios pisos de colores suaves, ya conocía bien el lugar pero casi no veníamos por aquí.
– Si, yo igual.. Me gustó mucho su pene_ dije algo tímido. Don Edgar me sonrío bajando la velocidad, llegamos a una casa de tres pisos color verde con bardeado. La reja estaba abierta por lo que entramos.
– Jaja pues hoy es tu día de suerte, mis hijos ya se fueron a la escuela. Voy a poder cojerte a gusto_ dijo deteniendo el vehículo y bajó, lo seguí entrando a la enorme casa y vi la sala. Me cargó como si fuera su hijo llendo por el corredor del lado izquierdo hasta llegar a lo que parecía una sala pero se podía ver el jardín trasero por los ventanales de cristal. Afuera había un jardín muy bonito.
– Entonces? Quieres empezar?_ me preguntó sentándose con migo en sus piernas, el sofá de piel color crema era de casi cuatro metros de largo. En mi culito sentí su pene duro enterrarse, ya me encontraba muy nervioso con mi corazón latiendo rápidamente: casi podía oírlo. Don Edgar se recargó con los brazos tras la cabeza.
– .. si_ dije en voz baja.
– Haz que me ponga caliente Cristian, aquí tienes a tu macho para hacerte gozar_ dijo sonriendo aún en la misma posición. Con algo de temor me incliné para quitar los botones de su playera abriendola sin quitar la corbata; su pecho fuerte y velludo quedó a la vista nuevamente como el día de ayer, el mayor empezó a abrir mi pantalón y acarició mi pequeño pene sobre mi calzoncillo.
– Te gusta esto?_ dijo en voz baja metiendo la mano para acariciar la piel de mis genitales y pene, gemi suavemente sintiendo cosquillas en mi abdomen. Me acerqué empezando a lamer ese torso; olía demasiado bien, pasé mi lengua humedeciedo los vellos hasta llegar a sus pezones duros y mordí suave oyendo su respiración agitada por lo que le hacía. Don Edgar frotaba un poco rudo su enorme mano en mi entre pierna: era algo muy rico.
– aaa_ subí lamiendo y besando hasta llegar al grueso cuello, lo besé y chupé. Vi como el mayor mordia sus labios y pasaba la lengua por ellos disfrutando; entre mis nalgas sentía su polla palpitar.
– Aaa más vale que me des tu culito está vez, no importa si te duele me oyes? Hoy te la voy a clavar_ dijo con voz ronca. Me vio antes de sacar su lengua lamiendo mis labios, con sus pulgares me obligó a abrir mi boca metiendo su lengua caliente en ella, me besó ansioso mientras metía sus manos por mi espalda y torso. Me calentaba mucho saber que estaba sobre ese hombre tan perfecto, con apenas 10 años ya probaba un macho como ese.
– Quítate la ropa y ayúdame con la mía_ dijo al separarse muy cerca de mis labios, me bajé; frente a él empecé a quitar mi sudadera guinda, luego la playera; el mayor veía excitado mi abdomen y al momento de quitar mi pants lo vi apretar su bulto; veía mis piernas morenas y en especial el pequeño slip blanco que llevaba.
– Déjate ese slip; te ves muy rico con él_ dijo extendiendo los brazos en el respaldo del sofá; esperando ver que más hacía. Me agaché para quitar los zapatos de Don Edgar, iba a quitar sus calzetas negras pero me dijo que las dejará, ya para entonces él mismo se había quitado la camisa y corbata, su enorme verga se marcaba sobre la tela negra del pantalón por lo que me puse más nervioso de lo que estuve ayer; quite el cinturón y bajé el cierre para sacar de a poco aquella prenda. Vi el boxer negro ya húmedo donde estaba la cabeza de su polla, tomé de ambos extremos bajandolo con su ayuda al levantar la cadera. Lo tiré a un lado viendo de nuevo esa verga blanca con abundante vello rodeandola y con las venas marcadas hasta la cabeza rosa que ya sobresalía. De inmediato me llegó el olor de su polla.
– Adelante; por ahora quiero que me masturbes hasta que me venga_ dijo el mayor abriendo las piernas velludas, tomé con una mano aquella extensión caliente, ya la punta estaba babosa; empecé a subir y bajar lentamente tratando de no jalar los vellos. Al momento de tocarla noté que estaba muy caliente.
– Aaa te gustan mis huevos? Están llenos de leche, si la quieres has un buen trabajo_ a cada momento aumentaba la velocidad de mis manos en su tronco, pero noté que necesitaba lubricación; dejé caer mi saliva en la punta.
– Aa! Quieres chuparla?_ me preguntó serio aunque con el pecho subiendo y bajando ya agitado, yo asentí por lo cual lamí y chupé lo más que pude; su sabor salado era rico, apenas pude chupar unos centímetros más haya del glande.
– oh… AAA que bien lo mamas niño. Ven, voy a preparar ese culito en lo que haces tu trabajo_ me separé viendo como se acostaba en el sofá: una de sus piernas quedó hacia el piso y la otra la subió tras el respaldo dejando su enorme verga a mi disposición. Subí como dijo, ya arriba de él seguí masturbando su falo y lamiendo sus bolas velludas, mientras Don Edgar lamía mi ano; orilló el slip para no quitarlo, sentí como metió un dedo haciéndome detener.
– Aa!
– Te duele? No jodas, mi verga es por lo menos cinco veces más gruesa; ¿si te preparaste antes de venir?_ dijo algo enojado el mayor, me quedé sentado en su pecho viendo su expresión enojada.
– Si, ayer en la noche y antes de salir Don Edgar..
– Muy bien, ayer me quedé con las ganas de follarte_ dijo obligándome a regresar hacia su polla, el olor era algo fuerte pero me gustaba. Ahí estaba yo: un niño de apenas 10 años sobre un hombre fuerte de 40 años comiendo su verga y él mi culito; Don Edgar siguió chupando mi ano y añadiendo otro dedo, inevitablemente froté mi pene contra su piel blanca ya excitado por todo, lo cual lo hizo reír.
– Ya estás ansioso por que te desvirgue verdad? Jaja Ojalá mis hijos fueran así, ya me los hubiera cojido_ dijo escupiendo en mi oyito y metiendo ahora ya tres dedos gruesos, me dolía pero no dije nada para no hacerlo enojar de nuevo. Metía sus dedos despacito en mi ano mientras con la otra mano apretaba mi pene y la piel de mis bolitas. Seguí mamando tranquilamente aquella verga albina hasta que el mayor me apartó.
– Ya tu culito está listo, esperaba venirme en tu boca primero pero ya quiero cojerte_ se levantó; me indicó que me acostara boca arriba con las piernas abiertas y alzadas. Vi a Don Edgar inclinarse y chupó mi estómago; gemi al sentir cosquillas.
– Aaa.. _ no se detenía, pasó su lengua por los lados de mi pene chupando con fuerza los muslos; creo que me dejaría marca. Jadee cuando el mayor metió a su boca mi pene, pero quise gritar del dolor cuando con ambos pulgares abrió mi ano por sorpresa.
– Me.. Me duele_ dije asustado por temor a que me gritara, me dejó sin decir nada. El mayor dio varios golpes con su pene en mi culito para luego apuntar y presionar con fuerza como el día anterior, cerré los ojos por el dolor pero era demasiado. Por los nervios apretaba mi ano, su glande me lastimaba aún.
– Aaa! No, me duele! Espere por favor..
– Aguanta, ya casi_ dijo precionando aún más fuerte y sentí un dolor horrible; grité y ya mis lágrimas salían pues ya me había penetrado y seguía avanzando. Abrí los ojos cuando sentí un trapo en la boca, el mayor había metido su boxer en ella para callarme.
– Cállate, ya va casi la mitad.. acaso no te gusta saber que un hombre de verdad te está cogiendo?_ dijo casi sobre mí. Me quité el boxer de la boca para responder.
– Aaa si, pero.. duele mucho.. Ya no quiero seguir_ dije tratando de deslizarme para sacar su polla de mi ano lastimado, él me tomó de la cintura para impedirlo.
– Sé que puedes aguantar Cristian..
– No, ya me quiero ir_ dije asustado; seguía llorando. Don Edgar se apartó saliendo de mí.. lo vi irse, no sabía si vestirme; unos dos minutos después apareció nuevamente con algo en la mano.
– Vamos a intentar con esto; lo compré para ti, sé que te gustará_ dijo mostrando lo que parecía un tubo de unos 20 centímetros color azul metálico.
– Que es?_ dije más calmado.
– Se llama consolador, esto te preparará para que no te duela otra vez_ dijo escupiendo en mi ano y precionando la punta fría; sentí como me penetraba con eso, se deslizó con facilidad los primeros centímetros; la sensación era extraña pero me fue gustando. Casi salté cuando empezó a vibrar, Don Edgar sonrió al notarlo.
– Jaja te gusta?..
– Aaa ssi, se siente rico.. aa!
Aquel tuvo frío seguía avanzando lentamente, mi ano sentía la sensación rica de las vibraciones. Don Edgar empezó a jalar su enorme verga viendo como mi culito se comía aquello, cuando entró casi todo lo volvió a sacar y meter en repetidas ocasiones; mi estómago dolía pero era de gusto.
– Da la vuelta nene_ me dijo excitado el de piel blanca, me giré en el mismo sitio quedando con el pecho pegado a los cojines y las rodillas dobladas dejando mi culito alzado. Voltee para ver que hacía el mayor; Don Edgar escupió más saliva en mi ano para facilitar aún más los movimientos, de un momento a otro metía con mucha velocidad esa cosa en mi interior. Yo ya respiraba muy agitado y de pronto sacó el dildo.
– Bueno veamos si ya entra mi verga aquí, ya estoy a mil_ dijo aventando el aparato al otro lado del sofá y tomando mi pequeña cintura. Yo ya estaba más tranquilo además de ansioso: había esperado eso toda la noche, sentí como la cabeza gorda de su polla entraba sin problemas.
– aa..aa….Mmm
– Ya no te duele verdad? El consolador te lo vas a quedar tu_ me dijo inclinandose para quedar casi sobre mí, subió una rodilla al respaldo sin detener la penetración; cerré los ojos cuando sentí dolor pero ya menos que al principio, Don Edgar acariciaba mi espalda suavemente para tranquilizarme, me abrazó pasando sus fuertes brazos en mi abdomen con fuerza, gemi extasiado por saber que ese hombre ya me había metido la verga.
– Aaa aún no entra toda, puedes aguantar?..
– Aaa Don Edgar.. aa! Creo que no, es muy grande_ toque mi ano; sentí que ya estaba abierto a su máxima capacidad.
– Esta bien, ya después seguro la aguantas toda_ dijo para retroceder lentamente.
– Mmm!
Me sostuve de los brazos pues el mayor hacía lo mismo a mis lados, fue metiendo y sacando su polla caliente, era doloroso pero me estaba gustando demasiado, calculé que me metía unos 15 centímetros para no lastimarme.
– Aaa que apretado Cristian.. Me encanta tu culito. Más verlo comerse mi verga_ el mayor me cogía de forma lenta, volteaba de reojo viendo su expresión excitada disfrutando de follarme.
– regresa como estabas_ me dijo saliendo de mi, voltee boca arriba con mi cintura sobre el respaldo del costado y las piernas alzadas; Don Edgar me tomó de ellas volviendo a penetrarme.
– Aaa
– Que bonito niño jaja_ dijo el mayor; movía su cadera rítmicamente, se inclinó para besarme; su boca me comía la mía sin problemas mientras me metía más y más rápido su vergota. Su bigote y barba me raspaban.
– aa aa!!_ casi grité pues me había penetrado por completo sin avisar, me dolió mucho.
– Jaja lo siento, quiero cojerte bien_ dijo tapando mi boca. En ese momento empezó un movimiento demasiado salvaje por lo que traté de apartarlo pero era inútil: era mucho más grande que yo. Empecé a llorar gimoteando cada que me la dejaba ir por completo.
– Ya cállate, si luego vas a venir por más.. _ los minutos se me hacían eternos, su polla abría mi ano a gran velocidad. Esperaba no estar sangrando, Don Edgar jadeaba con cada metida que me daba. En un rápido movimiento se sentó en el sofá con migo pegado a su pecho y su verga dentro de mi adolorido ano, al ver que seguía llorando con fuerza; volvió a tapar mi boca con su enorme mano.
– Aaa ya deja de llorar, aaa te compraré algo más tarde_ dijo agarrando mi pequeña cintura sin problemas y dejándome caer contra su falo duro con insistencia. El chapoteo era algo fuerte, con forme los minutos pasaban el dolor igual, al notar que ya me había calmado me soltó la boca.
– Aaa aaa!!
– Si! Grita nene!! Aaa me encantan tus gritos jaja_ fue bajando la intensidad hasta volverse un mete y saca bastante tranquilo.
– Cristian.. aaa.. Me encanta tener mi verga en tu culito.. aaa a ti te gusta tenerla adentro?..
– Aaa si.. aaa ya no duele.. aa
Sentí como el mayor lamía mi espalda y cuello además de acariciar con fuerza mi estómago.
– Enseñame como quedó tu culito_ me separó lo suficiente para dejar salir su enorme pene, voltee y lo vi sonreir viendo mi ano.
– Ya no está tan apretado como antes pero igual se ve delicioso. Quieres seguir?_ asentí tímido, me indicó recoztarme boca abajo en el sofá con las piernas abiertas. Lo vi de reojo tras de mi viendo mi pequeño cuerpo tendido, me sonrió metiendo un par de dedos en mi.
– Aaa
– Te voy a montar Cristian..
Su pecho velludo apretaba mi espalda y sentí sus bolas pegadas a las mías. En ocasiones sentía que me sacaba el aire al dejarse caer sobre mí con fuerza pero no quise quejarme. Siguió metiéndome su pene y yo ya sólo cerraba los ojos disfrutando de esa extraña sensación al llenarme, Don Edgar se apartó alzando mi culito para quedar como perrito en el sofá, me sostuvo de los hombros dando fuertes embestidas: sentí un dolor muy extraño en mi vientre.
– Aaa!!
– Oh! Que rico!
Oía algunas groserías del mayor al gruñir, oí como alguien tocaba el timbre de la casa con mucha insistencia como si supiera que hacíamos dentro: haciendo detener al hombre tras de mi, me la sacó y se levantó tomando su boxer bastante enojado.
– Puta.. espera aquí Cristian y no hagas ruido, ahora vuelvo_ caminó rodeando perdiéndose en el pasillo, sin poder evitar la curiosidad lo seguí solamente en mi slip que ya estaba algo húmedo, caminé sin hacer ruido hasta llegar donde empezaba la sala y en la puerta estaba Don Edgar; casi no podía ver quien era la persona de afuera pero sonaba a un hombre adulto. Oí lo que dijo:
– escucha vecino, no quiero tener problemas pero desde hace un buen rato oigo gritos y ruidos extraños de tu casa y mi bebé está tratando de dormir..
– Te entiendo Brentt.. pero lo que haga en mi casa es asunto mío, no querrás meterte con migo ¿o si?_ dijo Don Edgar serio. En ese momento vi como el otro hombre se asomaba por su lado viéndome; pareció sorprendido pero no dijo algo sobre mí.
– No.. ya me tengo que ir.. disculpa_ el pelinegro cerró la puerta por lo que corrí asustado de que se enojara por desobedecer, me senté en el sofá nervioso. Cuando llegó me tomó del hombro con fuerza.
– Que crees que haces pendejo! Si alguien te ve tendré problemas!!_ me asusté mucho por su tono; incluso se puso rojo, me aventó de nuevo al sofá y me quito el slip tomando mis piernas para penetrarme sin cuidado. Grité pero tapó mi boca al notarlo.
– Si ese hombre te vio ya verás como te voy a dejar niño pendejo_ el mayor me tomó con fuerza del cuello; haciéndome difícil respirar y empezando a cojerme de nuevo, me dolía otra vez mi ano pero sobre todo me estaba asustando pues parecía querer asfixiarme, empecé a llorar de nuevo por lo que Don Edgar me volvió a gritar.
– Que te calles la puta boca!! si sigues con eso te haré llorar con ganas maricon_ finalmente el mayor me soltó el cuello pero estrujó mi cabello lo cual me dolió, seguí llorando pero ahora más quedito. Casi 15 minutos aguanté en esa posición hasta que Don Edgar se vino en mi pecho respirando con fuerza.
– Aa.. mira cuenta leche me sacaste.. aa
Dijo Don Edgar; efectivamente había eyaculado bastante semen. En silencio dejé que me limpiara con papel higiénico, lo vi empezar a vestirse nuevamente por lo que yo también lo hice en silencio.
– Cristian.. mirame! La próxima vez no quiero que estés llorando me oyes? Esto es para que estés feliz_ dijo tomando mi mandíbula con una de sus manos acercándose para besarme intensamente, al separarse me escupió en la cara por lo que me limpié con la manga de mi camisa escolar, estaba algo triste pues no creí que iba a ser así. Ambos salimos de la casa y me llevó a la escuela en su camioneta, en el camino me decía las muchas formas que ya estaba planeando para cojerme próximamente, yo sinceramente no estaba seguro de querer volver a verlo; incluso me daba ya miedo. Me acompañó a mi salón presentándose con mi profesor; dijo que era mi tío y que había tenido problemas para traerme temprano, no les presté mucha atención pues recordaba lo que acababa de pasar. Entré y unos minutos después salí a comer, el resto de las clases no podía evitar recordar nítidamente todo lo que ese hombre de 40 años me había hecho, me sentía asustado de verlo otra vez..
Cuando llegué a mi casa me bañé, en la tina de baño empecé a llorar lo más bajo posible, casi tarde media hora. Mi mamá me preguntó que tenía pues casi no comí, incluso mi hermano mayor me preguntó si me pasaba algo. Fue difícil fingir que nada pasaba sin llorar, ya en la noche me dormí pero mi culito seguía adolorido. Esa noche soñé con Don Edgar: en el sueño él me pateaba, me golpeaba sin piedad y me violaba una y otra vez, a media noche desperté asustado. El resto de la semana no quería salir de mi casa pero mi mamá me obligó a ir a clases pues no sabía lo que yo mismo me había buscado.
El viernes llegó y mis hermanos me estuvieron insistiendo hasta que acepté ir con ellos al río a nadar, bajamos en traje de baño con la mochila cada uno llevando nuestras toallas, yo estaba nervioso y asustado de ver a Don Edgar ahí. Al llegar no había nadie; por lo que más tranquilo nadé con mis hermanos un par de horas, ya al estar llendonos llegaron Don Edgar y sus dos hijos. Traté de no verlo pero casi podía sentir su mirada sobre mí.
– Van a venir mañana Saúl? Quiero invitarlos a mi cumpleaños en mi casa_ nos dijo Nico: uno de los gemelos, acordaron venir por nosotros mañana a medio día. Regresamos a casa pero al llegar mi papá estaba en la puerta con un cinturón en mano, me vio enojado y sin decir nada me dio un golpe en mi espalda con el objeto, empecé a temblar. Mi papá me jalo de la oreja hasta mi habitación.
– Cristian que es esto? De donde lo sacaste?_ gritó enojado apuntado a mi cama; ahí estaba el consolador entre mis útiles escolares: Don Edgar lo había metido a mi mochila y yo ni lo había notado. Sentí otro cinturonazo en mi pierna.
-Te estoy hablando!!
– No sé! No es mío_ me tape la cara con mis manos para mitigar el llanto, mi papá salió del cuarto susurrando que más tarde hablaría con migo y llevándose el consolador. Por suerte no estaba mi mamá. Ya en la noche seguía deprimido por lo que mis dos hermanos se durmieron con migo; lo cual me hizo sentir mucho mejor…
que rico relato. Me lhice varias pajas imaginando ese cuerpito siendo abierto por un buen macho caliente