7) Mi Primo Enrique con 15 y yo con 10
-Por los forros no te preocupes, que yo no pienso meter mi cipote a pelo en el mismo culo que la metió el chango asqueroso ese que tienes por marido, es una lastima, mucha fue mi decepción cuando vi que te monta a pelo y te acaba adentro,.
Después de aquella primera vez en la que fui penetrado sin preservativo por Teo y en la que recibí a pelo su lefa en lo mas profundo del ano, el preservativo se convirtió en cosa del pasado de manera definitiva en nuestros encuentros sexuales, mi negro (así o llamaba con cariño) seguía trabajando para el consultorio de farmacia en el que lo conocí, aquella paciente terminal a la que se encontraba dándole seguimiento particular de manera intermitente aun seguía, contrario a todo pronostico con vida, a pesar de los fuertes malestares su cuerpo se negaba a apagarse, de modo que de lunes a viernes solo contábamos con algunas horas por las tardes para vernos en su casa, a que tenia que volver a casa e mi ti temprano para evitar levantar sospechas de su parte, sobra decir que aprovechábamos muy bien ese tiempo, que en su mayoría pasábamos desnudos sobre su cama, en aquellas primeras semanas de follar sin condon, Teo parecía niño con juguete nuevo y no perdía la oportunidad de llenarme el culo con su lefa, cada una de nuestras cogidas terminaban con el clavando sus poderosas caderas en mi, impulsando su pubis contra mi cuerpo y depositando su semen en lo mas profundo de mi ano, varias veces bromee con el.
-Me estas dejando marcado? o es que tienes la fantasía de preñarme con un negrito tuyo?
-Lo que pase primero mi amor!
Era lo que se limitaba a decirme satisfecho y sonriente, empapados en sudor y con la respiración aun inestable después de tanto «deporte»
Me encantaba mirarlo caminar por la casa desnudo de pies a cabeza, con el vello rizado al punto algodoncillo oscuro cubriéndole el pecho, axilas y torso, a petición mía había dejado de rebajarse tan seguido el pelo del pubis que lucia enmarañado y azabache, ese matorral de pelo coronando su verga me calentaba demasiado con solo verlo, de alguna forma era aun mas excitante ver lo oscuro y rizado de su pubis sobresalir por encima de la tela de sus calzoncillos cuando empezaba a vestirse para despedirnos al final de nuestro tiempo juntos, muchas veces antes de irme lo convencía de que se quedara así a medio vestir sin colocarse mas ropa que sus calzoncillos, lo abrazaba y besaba para poco a poco acariciar con mi mano derecha el pelo de su vientre y pubis, hacerlo me ponía de inmediato horny de nuevo, la humedad casi permanente de mi culo y la sensación de estar muy dilatado y resbaloso en los pliegues de mi ano muchas veces me orillaron a llegar tarde a casa, pues no podía evitar terminar bajándome de nuevo la ropa hasta los tobillos y recargándome contra lo que hallara, una pared, una silla, una mesa o el sofá, cualquier cosa me servía para sostenerme con las manos y echar el culo deseoso de semilla de mi negro hacia atrás, el sin remilgos y con una sonrisa de felicidad se apresuraba y se quitaba los calzoncillos dejándolos pisados por sus palmas en el suelo de mosaico de su casa, lanzaba un escupitajo en mi culo que aun estaba húmedo por su lefa que escurría dentro de el y me penetraba de un solo movimiento hasta el fondo, me bombeaba con fuerza, con autoridad y yo gemia de placer al ser sometido de nuevo por el, el había pasado a ocupar en mi cabeza el lugar que anteriormente le tenia reservado a Enrique, era mi hombre, mi empotrador y mi definición de amor, las embestidas eran frenéticas, con un ritmo constante y una profundidad variable, muchas penetraciones hasta el fondo que me hacían doler y gozar por igual seguidas de aun mas penetraciones superficiales en las que me dejaba ir solo la mitad de su verga por el culo, era una sensación muy placentera pero terminaba siempre por pedirle que me la metiera entera, al fin nos corríamos muchas veces yo primero y el al final o ambos al mismo tiempo, lo besaba unos minutos mas cobijado por sus abrazos y regresaba a casa después de evacuar lo mas posible de su semen en su sanitario, recordando las técnicas aprendidas de mi primo hacia una compresa improvisada con papel higiénico que colocaba atrapado entre mis nalgas para que no se moviera y la lefa que fuera saliendo se empapara en el sin manchar mi ropa, llegaba a casa pasaba rápido al baño y después de comprobar que todo estaba correcto con mi apariencia y lavarme la cara salía a cenar con mi tia y prima sin llamar la atención.
Los sábados y domingos mi negro se trasladaba a el domicilio de aquella paciente fuera del pueblo y no volvía a verlo hasta el lunes de la siguiente semana ya entrada la tarde, obligado por el lo esperaba en la puerta de su casa después de su jornada en el consultorio aunque las ganas de ir a buscarlo a su consultorio jamás se me pasaban.
En varias ocasiones me le presente en aquel consultorio completamente dilatado y lubricado con el único y claro deseo de repetir nuestra primera vez juntos en esa misma ruidosa cama de lamina para la exploración de los pacientes colocada al fondo del pequeño despacho medico, pero a pesar de mis artimañas el jamás volvió a empotrarme sobre ella, me evadía con mimos, sonriente y juguetón, evadía mis intentos por llevarlo allá.
-No podemos hacer eso, espérame en la casa, queda poco tiempo para mi hora de salida,
Me decía mientras yo sobaba con la palma de mi mano su pene a medio palo sobre el pantalón de vestir, masajeaba sus testículos y ante mi insistencia al juguetear su cuerpo aceptaba que al menos le diera una mamada, yo estaba loco por ese hombre, el sabor de su semen era amargo y de una consistencia muy viscosa pero me encantaba, disfrutaba demasiado el tragarlo después de jugarlo y saborearlo por toda mi boca.
Lo empujaba despacio hacia su silla, me ponía de rodillas y empezaba a con soltura abrir su pantalón y cinturón como quien lo hace a diario, le pedía que me ayudara levantando las sentaderas de la silla para bajarle los pantalones y calzoncillos hasta los tobillos y ahí frente a mi estaba esa verga negra, con una cabeza morada y oscura mojada en preseminal y sostenida sobre unos huevos pesados y grandes, pegaba mi cara a sus testículos, inhalaba su leve mal olor y besaba cada uno de sus huevazos, los vellos de su escroto se metían en mi boca y no me importaba, empezaba a lamer con la punta de mi lengua la parte baja en la que su pene se unía a su pelvis y recorría toda su verga hasta el grande, abría la boca y devoraba degustando el capullo de su guevo, con mucha saliva en ella, la textura de su piel contra mi lengua lo volvía loco, en cuestión de segundos su pene pasaba de estar medio despierto a convertirse en un bastón negro y duro, exigía mi atención y yo lo metía hasta la base en mi garganta, le mamaba la verga hasta que se corría dentro de mi boca y ante su mirada complacida me tragaba su lefa, nos besábamos y el me ponía con el vientre sobre su escritorio, me bajaba los pantalones hasta los tobillos después de acomodarse los suyos de nuevo en la cintura y me lamia el culo, me metía los dedos y estimulaba mi punto dulce con sus yemas,
Mi pene soltaba precum sobre su escritorio como si un niño lo hubiera escupido, no me llevaba al orgasmo solo con los dedos, la sexualidad es como un juego por niveles y ahora que mis entrañas estaban acostumbradas a recibir a diario el pene duro y grueso de un macho era difícil que sus dedos pudieran llevarme por si solos al climax, pero era una sensación deliciosa, muy lejana a lo que necesitaba de el pero como abono me parecía bien,
Todo marchaba sobre ruedas con Teo, Enrique estaba cada vez mas lejano, seguía haciéndome llamadas telefónicas y enviándome mensajes de texto cariñosos y picantes, pero la frecuencia cada vez era menor, había incluso ocasiones en las que por mas de 24 horas no sabia nada de el, para mi una clara señal de que la distancia cada vez era mas grande y que el punto de quiebre definitivo estaba a la vuelta de la esquina, algunos fines de semana Teo y yo acudíamos a «Lago matis» a pasar el rato, me salía de mi casa con excusas desde la mañana para mi prima ya que mi tia había salido y me iba a buscar a mi negro, subíamos al auto y pasábamos varias horas felices perdidos, desconectados del mundo entre la vegetación, riendo y besándonos a nuestras anchas, comiendo, nadando y algunas veces follando en medio de la nada, rara vez ahora pasábamos a aquel motel de paso en la carretera, preferíamos esperar, estar en libertad y seguros de no ser vistos por nadie, apenas llegábamos a la reserva natural, nos separábamos del bullicio y de las zonas mas frecuentadas por los turistas y visitantes y nos perdíamos entre la vegetación, debajo de algunos arboles tendíamos una manta y entre besos y caricias, Teo me separaba las piernas para meterse entre ellas y unos besos después me desnudaba, yo hacia lo propio con el y ese bastón negro, cabezón y duro que le pendía orgulloso y erecto en medio de las piernas se hundía en mi culo en un misionero delicioso, desnudos cubiertos de sudor con el sol colándose entre las copas de los arboles y la brisa fresca acariciando nuestros cuerpos, Teo sabia que no me importaba ser maltratado y abofeteado si era por el, disfrutaba darle ese placer que en particular necesitaba, de modo que entre insultos, bofetadas y mordidas a mis pezones y pellizcos a mis glúteos se corría dentro de mi, al final se tendía de nuevo en aquella colchoneta y me daba los mimos y tiernas caricias que sabia que tanto me gustaban recibir de el, me trataba con suavidad, besaba mi cuello, mis pectorales, me acurrucaba en su cuerpo y acariciaba mi piel entera, eran días llenos de libertad, placer y felicidad, nada ni nadie existía solo el y yo.
Sin embargo todo cambio su curso sin el mínimo aviso. Un día en la escuela de artes y oficios a la que asistía, era un jueves por la mañana, recuerdo que era un día como cualquier otro, salí de casa y ya en la escuela asistí a las primeras clases, estaba tomando un curso de plomería y manejo de maquinaria de construcción, el instructor de uno de estos talleres no había llegado de modo que todos los alumnos estábamos perdiendo el tiempo dentro del salón o en las áreas comunes, estaba hablando con unos amigos acerca de el ultimo partido de futbol de la liguilla nacional que habían televisado y de pronto sentí que una mano se poso en mi hombro derecho,
-Buenos días jovenes!
Me gire y me tope con una amplia sonrisa y unos ojos fijos en los míos, se trataba de Salgado, era uno de los administrativos de la escuela, estaba encargado de el departamento estudiantil, el nos proporcionaba las fichas de pago y recibía la documentación que la escuela pedía para inscribirse a algún curso, se trataba de un hombre de 50 años de edad, tenia un cuerpo fuerte y corpulento, con abundante barba cana y unas profundas entradas en su larga cabellera, siempre nos había parecido a todos en general un tipo rudo, intransigente y de hablar golpeado, tenia un enorme tatuaje en el pecho que a pesar de tratar de no exhibir debido al código de vestimenta de los trabajadores, se asomaba debajo de el vello a partes oscuro y a partes también cano, largo y rizado que se escapaba por la parte de arriba de su camisa de vestir,
-Jovenes necesito ayuda para terminar de almacenar unas cajas, son muchas y necesito ir cotejando el la lista cada una de las que entren en el almacén, quien me puede ayudar?
No fue necesario que nadie se ofreciera Salgado tenia desde el principio sus ojos clavados en mi, de modo que el resto de mis compañeros se limitaron a guardar silencio sin darle importancia, pues era obvio que ya me había elegido para asistirlo,
-Lo sigo
Le dije comprendiendo que de nada me podría servir fingirme confuso o hacerme el despistado, lo mejor con alguien como el y en el puesto en el que estaba era darle por su lado y evitar roces o disgustos.
-Ok, compermiso jovenes,
Salgado se puso a caminar y yo me despedí con un movimiento de mano de mis compañeros por el momento, fue un hasta la vista en modo de broma pues aun quedaban horas por delante,
Salgado llevaba la delantera y me guio mas allá de la parte trasera de la dirección lugar al que lo seguí ya que había una construcción de altos techos levantada solo con el objetivo de almacenar documentos y bienes de la institución, tuvimos una platica insignificante mientras que caminábamos y el abría la puerta con un juego de llaves que traía en la mano, la platica fue aburrida y forzada sobre el calor, el clima y la temporada del año en la que estábamos, la construcción por dentro era de un largo pasillo, con puertas y habitaciones amplias a los lados del mismo, a pesar del calor de afuera adentro de aquella construcción la temperatura era por demás fresca, se estaba muy a gusto ahí,
-Que rico verdad?
Me dijo Salgado con una sonrisa
-Mucho, hay clima aquí adentro?
Le pregunte confuso de que un sitio tan modesto y amplio fuera tan fresco
-No para nada es por la laminas que pusieron sobre el techo, están llenas de aislante térmico.
Salgado me llevo hasta el fondo y al abrir la puerta ante mis ojos en una habitación muy bien iluminada aparecieron varias hojas de papel pegadas sobre el azul cielo de la pintura, eran fotografías impresas en escala de grises, pero muy claras y nítidas, en ellas aparecíamos yo y Teo teniendo sexo.
En todas se veía de manera clara nuestros rostros, nuestras miradas de éxtasis y mis miradas de suplica por recibir aun mas profundo su verga en mi culo, se veía con lujo de detalle como mis piernas estaban flexionadas y mi culo en pompa mientras completamente desnudo recibía las embestidas de Teo por detrás, en lagunas fotos estaba de perrito y en otras mis piernas abiertas lo recibían en lo mas hondo de mi ser de misionero, yo estaba mudo, mire de inmediato a Salgado y el me dedico una sonrisa sádica y fria.
-Te gusta como decore esta sala?
-Que significa esto?
Le dije confundido y sobresaltado
-Que va a significar? soy amante de lo intenso y pasional, imagínate mi sorpresa cuando hace unos días paseando por «Lago matis» escuche gemidos y el inconfundible sonido de un culo siendo montado por un macho, me fui directo al sonido mismo, creía que seria testigo de como una pareja follaba en la maleza, no tarde en notar que la voz de la putita que gemia tratando de no llamar la atención era de un hombre, de un jovencito, me emocione, aliste mi cámara a medida que me acercaba cada vez mas y me fui a hurtadillas entré la vegetación, use el zoom y reconocí a tan guapo muchacho siendo montado como toda una perra en brama, con el culo al aire, a cuatro patas como una prostituta por un negro, te reconocí casi e inmediato, y quiero que me des el mismo servicio que le diste a el, quiero que te dejes empotrar.
-Que?
Lo dije mas con indignación y miedo que con genuina falta de compresión, entendí al momento que Salgado quería penetrarme y que yo se lo consintiera pero no podía procesar que esto me estuviera pasando a mi, en ese momento, en la escuela, a unos metros de mis amigos y de las áreas comunes y menos con alguien como el.
-Lo que oíste putito, quiero que te pongas en cuatro ahorita mismo porque te voy a dejar ir esta por el culo,
Lo dijo apretándose la verga cabezona, pesada y gorda sobre el pantalón de mezclilla,
-Don Salgado por favor,
Empecé a decirle buscando la manera de negociarlo y rogarle que me dejara ir, empecé a mirar alrededor buscando una ventana o puerta por la cual salir o gritar, realmente pensé que Salgado seria capaz de lanzarse encima de mi someterme a puño limpio y violarme, no había ninguna vía de escape excepto la puerta detrás de mi secuestrador.
Mis reacciones eran del todo obvias y el camino unos pasos hacia mi, mismos que yo camine hacia atrás, no quería tenerlo cerca, sentía una vergüenza enorme y un miedo terrible a ser golpeado y violado por el, a sufrir lesiones y quedar expuesto ante todos como lo que era pero aun no estaba dispuesto a ventilar, un maricen deseoso de macho, si pero del mío y ese era mi negro, ese era mi Teo, estaba desesperado y rogaba que alguien me ayudara, pero sabia que nadie me oiría si gritara de todos modos.
-Mira niño, no creas que me voy a lanzar encima de ti y te voy a arrancar la ropa por la fuerza para clavarte, lo que si te digo es que te lo estoy pidiendo por la buenas y que si no me das lo que busco esas fotos van a aparecer por todos lados, todos sabrán que eres un malnacido maricon al que enloquece que lo abofeteen y lastimen al ser montado jaja y por un negro asqueroso como ese, hazme el perro favor, jaja pero en fin, si me das lo que yo quiero te voy a hacer sentir bien, me voy a quedar callado y tan feliz como siempre
-No don salgado, por favor no diga nada y déjeme que me vaya,
El dejo de acercarse a mi, siguió hablándome con burla y sin dejar de mirarme a los ojos mientras acariciaba su rabo completamente erecto bajo la mezclilla
-La cosa es fácil, te pones en cuatro, te clavo la verga durante un rato por el día de hoy, te vienes y me vengo, sales de aquí como si nada hubiera pasado con esas impresiones y mañana nos vemos aquí de nuevo a la misma hora para que me desleche de nuevo en tu culo, nadie se entera de nada, tu te callas, yo me callo, tu simio horrendo no se entera de nada y sigues jugando a la putita perdida en África con el en ——- todos los fines de semana, que dices? me parece muy razonable.
Mi mente se puso a correr en círculos y al mismo tiempo a recapitular ideas sin forma, sabia que Salgado era casado, sabia que tenia una mujer y dos niños de menos de 10 años, que se rumoraba que había cumplido condena carcelaria durante largo tiempo y de ahí venia su tatuaje en el pecho, lo conocía desde que entre a la escuela de oficios y siempre lo había visto saludable y tranquilo, no tenia a donde ir, si el le revelaba al mundo mi verdad nada le pasaría pues seria mi palabra contra la suya, además de que la misma cadena de corrupción familiar que lo mantenía en la escuela se encargaría de protegerlo, el único que perdería seria yo, Teo tampoco quería que se supiera lo nuestro aun, no era solo mi secreto también era el de el, pensé en mi familia, en como sin razón alguna era la pieza que les sobraba y pensé en como si mi tia me echaba de la casa me quedaría sin nadie a quien recurrir, la cabeza me dolía, me sentía muy agitado pero no tenia escapatoria, si lo hacia con Salgado, el se correría en mi y saldríamos de esa construcción como si nada hubiera pasado, mi mundo no se derrumbaría y con el tiempo se aburriría de mi.
-Esta bien, voy a hacer lo que usted quiere,
se lo dije resignado y atemorizado Salgado me miro atento y empezó a quitarse la ropa risueño y cínico, empezando por la camisa
-Muy bien desnúdate, quiero ver ese culo en cuatro, ya perdimos mucho tiempo en la platicadera putito,
Su piel era blanca de un color mucho mas claro que la mía, era fornido y robusto. Yo no me sentía ni un poco caliente, estaba asustado y veía su cuerpo como el de mi verdugo cruel y violento.
-Pero don Salgado, quiero que sepa que no pensé que usted me pediría esto, no estoy limpio, no quisiera que pasara un error y usted se enoje de que yo lo manche de suciedad,
Se lo dije pensando que me permitiría irme o fijaría una cita en otro lugar y en otro horario, después de todo seguíamos en la escuela y temía que alguien pudiera oír o ver lo que me haría, de que a fin de cuentas todo fuera para nada.
-No te preocupes por eso niño, crees que en la cárcel los putos tienen como asearse el culo con enemas? la cosa es tragar lo que hay y parar el culo cuando se los piden, a los machos de verdad no nos importan esas mariconadas de mancharnos la verga de vez en cuando, lo primero es deslechar, ya encuérate y pon el culo en cuatro, mañana te vienes bien lavadito porque eso si yo no mamo mierda!
Me lo dijo moviendo los brazos molesto y gesticulando con desagrado en el rostro.
todo me lo dijo de una manera golpeada, cargada de impaciencia y molestia, entonces se desabrocho el pantalón y se quito el cinturón, saco de sus bolsillos una tira de condones y me los arrojo a los pies,
-Por los forros no te preocupes, que yo no pienso meter mi cipote a pelo en el mismo culo que la metió el chango asqueroso ese que tienes por marido, es una lastima, mucha fue mi decepción cuando vi que te monta a pelo y te acaba adentro,
Lo decía con un tono lleno de coraje y desprecio por mi negro, sus palabras me molestaron mucho, pero era mas el miedo que le tenia y no dije nada a pesar de que sentía la urgencia por hacerlo
Yo ya estaba desnudo, solo con los calcetines para cuando Salgado se quito casi todo, solo conservaba un collar largo hecho de tela oscura del que pendían dos dijes en forma de calavera, sobaba su verga sobre la tela de su slip y en su pecho pude ver que su enorme tatuaje el cual le nacía en la parte alta le llegaba hasta el pubis, era la imagen de una osamenta sonriendo de perfil, estaba cubierta con una capucha y mientras en una mano sostenía una oz, en la otra llevaba un fajo de billetes, todo el tatuaje estaba hecho en tinta negra, Salgado noto que lo veía y mirándose el mismo el pecho sonrió y me devolvió la mirada,
-Esta bien chula verdad?, ya ponte en cuatro!
Me dijo pasando de el orgullo por su tatuaje a el coraje.
Yo levante los condones del suelo, hice presión en una de las bolsas y note que estaban cerrados, de manera rápida los abrí y mientras lo sacaba del empaque mire la fecha de caducidad, puse el condon en mi mano y decidí que no iba a ser un animalito asustado atrapado con un perro bravo de presa en esas cuatro paredes, Salgado quería una puta y eso es lo que le daría, haría que se corriera de inmediato y esa seria una pequeña victoria para mi, no permitir que mi cuerpo reaccionara a el, seria una manera de guardarme para mi Teo, si las circunstancias no fueran las mismas de ninguna manera me permitiría dejarme follar por otro, ante tal agresión mi amor por Teo parecía ser mayor, cuanto hubiera dado porque el me hubiera podido salvar, sabia que eso no pasaría y no, no paso, me aferre a la idea de ser yo quien se follara a Salgado y dejarlo como un eyaculador precoz, como un mal corneador y que se quedara con la idea de que se agrandaba solo en el sexo de por vida.
Me acerque a el, me puse de rodillas y le baje los slips, el sonreía emocionado y complacido de que estuviera tomando el lugar que me correspondía como su puto, cuando baje sus calzoncillos me sorprendí mucho, su verga estaba toda erecta contra su estomago, era larga, gruesa y rosada, pero lo que me dejaba impresionado es que tenia dos protuberancias del tamaño de dos canicas en la parte superior del tronco del pene,
En ese entonces yo era aun inexperto en cuanto a ciertas cosas del sexo (si me habían dado duro por el culo varias veces y sabia perfecto como acomodarme para correrme mientras mi macho en turno frotaba mi punto P en mi interior) pero no sabia que eran las perlas, las costillas ni nada de modificaciones para el pene, de verdad me asuste y retrocedí, creí estar frente a un foco de infección, que se trataba de alguna enfermedad venerea, m eche hacia atrás y camine con mis rodillas unos pasos lejos de el,
-No te asustes puto,
me dijo Salgado mucho mas molesto
-Ibas muy bien, que jodidos te pasa?
-Que es eso, usted esta enfermo Salgado.
Le dije señalando su verga,
-Que idioteces ladras estúpido? esas son perlas, mas contaminado estas tu con la lefa de tu perro simio dentro del culo.
-Que son las perlas?
Le pregunte con la mirada agachada pues al lanzar de manotazos al aire comprendí que si lo hacia enojar no se contendría en darme una paliza, Salgado me ordeno que siguiera, había pasado de la satisfacción a la agresividad, de verdad le tuve miedo, empecé a ponerle el condon y el se limito a decirme
-Me las pusieron en la cárcel, son para rasgarle con mas ganas el culo y las entrañas a los putos como tu y que se corran como las perras que son sin tocarse la verga, me las metieron no es ninguna venerea!
Cuando le termine de poner el condon, empecé a mamar su verga, no tenia otra alternativas mas que creerle de momento y rogar porque de verdad no fuera una enfermedad infecciosa, primero le di besos, después me metí su glande hasta la garganta con mucho cuidado de no usar dientes y no arañar el condon con ellos, estaba dedeando mi culo con desesperación, la verga de este hombre era un pedazo de carne grande y grueso además de esas dos protuberancias en su rabo y yo no estaba dilatado, Salgado miraba a el techo y al frente y yo dejaba caer saliva en mi mano derecha cada tanto sin llamar su atención para así poder llevármela con rapidez a el culo y dedearme para tratar de dilatarme lo mas pronto posible, el sexo diario que había tenido esa semana por las tardes con Teo había rendido sus frutos en mi cuerpo y en unos minutos sentí como los cinco dedos traspasaban mi ano, me metí hasta el fondo dos de ellos y estuve convencido de que si bien no estaba en el punto máximo de la dilatación al menos ya no era posible que me lastimara con tanta facilidad como hace apenas unos instantes pudo haber pasado, desde niño sabia lo que era una fisura anal y no deseaba volver a pasar por aquello de nuevo
Salgado estaba muy complacido
-Eso es lo que yo quiero! un puto que sepa su lugar y mamar bien la reata de su macho, mámala mas duro!
Yo seguí dedeando mi culo, los minutos pasaban y me saque la verga de la garganta, su pubis era muy peludo pero olía a limpio, solo un poco a guevo y jabón perfumado, era obvio que se había duchado por la mañana antes de salir al trabajo y agradecí que no fuera mas desagradable lo que estaba haciendo de lo que pudo llegar a ser
Bese su glande y Salgado me miro desde arriba, le sonreí y ante su mirada atenta me di la vuelta y me puse en cuatro con el culo en pompa, contorsione un poco las caderas y con la mano derecha jale una de mis nalgas para mostrarle por completo mi ano para que me hundiera su verga ya de una vez, no había escapatoria, mejor que fuera rápido,
Sus ojos y labios mostraban mucho placer y deseo, Salgado de inmediato se puso de rodillas detrás de mi, hizo que abriera mas las piernas y se coloco contra mi perineo, sentí la bruma caliente que desprendía su cuerpo y sin decir nada clavo su glande en mi culo y lo enterró sin parar en el interior, sentí como mi culo fue traspasado como una funda por su verga, sus vellos púbicos tocaron mi cuerpo y para mi mala suerte lo sentí por primera vez, las perlas chocaron justo con ese lugar, estimularon desde ese primer instante, en su primera embestida ese punto dentro de mi que me llevaba al orgasmo, a mi pesar fue una sensación deliciosa, el empezó a follarme con rapidez, sin apenas salir de mi mas que unos centímetros para enterrarse hasta la base de nuevo, contrario a mi voluntad me sentía agitado, excitado y con el culo caliente, sentí el calor subir a mis mejillas, mi cuerpo sudar, mi ano dilatarse para amoldarse justo en la medida de mi secuestrador y mi orgasmo estaba a la vuelta de la esquina, sus manos callosas, calientes y duras como leños me sujetaron fuerte por las caderas, me empujaban y jalaban de vuelta hacia su pubis, mientras no dejaba de mover sus propias caderas, que impactaba con fuerza mis nalgas, los vellos se rosaban con mis sentaderas y yo estaba embriagado de placer y eso que acababa de empezar a penetrarme hace no mas de dos minutos, sus penetraciones eran duras, fuertes y rápidas, el cuarto entero olía a sexo, a culo, a precum y sudores, sin que el me lo pidiera y sin pensarlo abrí mas las piernas y me apoye en mis antebrazos al bajar el cuello, estaba en la gloria, al día de hoy me cuesta trabajo decirlo sin sentirme sucio y traicionero, pero lo que el me hacia me llevo al éxtasis, de pronto el placer lleno mi cabeza y quería correrme, pese a que estaba siendo abusado y chantajeado mi pene no dejaba de soltar preseminal, yo no dejaba de bufar y quejarme de gusto, sentía el placer de las perlas frotándose en mi interior y de pronto sin anunciarse ahí estaba,
-Aaaaaah,aaaahhhhh,si,ahhhhh
me había llegado un orgasmo tan fuerte que mis piernas temblaban de nuevo como en mis primeras veces, el sudor de mis rodillas amenazaban con hacerme caer de bruces al suelo en cualquier momento debido a las profundas y duras embestidas de Salgado, mi cuerpo se estremeció y mi culo bombeo todo el cipote de ese macho, que me había tomado por la fuerza y sin pedirme permisos.
-No que no tronabas pistolita, me vas a terminar agradeciendo y rogándome como una perra viciosa que te clave la verga golfa!
Salgado reía complacido de ver lo que había provocado en mi.
Sus palabras eran duras, eran insultos y se burlaba de mi y lo que me hacia su verga, pero ya no me importaba me sentía lleno de placer, el tenia razón ese orgasmo había sido muy distinto a los otros, había sacudido mi ser de una manera distinta a lo que estaba acostumbrado a sentir al correrme, mi ano estaba muy sensible, trate de sacarme su verga del culo pero el me lo impidió, me sujeto aun mas duro por los hombros,
-A donde? yo no me he venido!
Empezó a penetrarme con mas rudeza que antes, yo me estremecía de sensibilidad y forcejee para tratar de zafarme
-Por favor don Salgado, déjeme descansar un poco mi culo esta muy sensible, me acabo de correr!
Le grite molesto pero manteniendo mi mirada agachada, la respuesta fue una sacada casi entera de su verga y una penetracion violenta e inesperada hasta el fondo, lance un grito, de verdad estaba muy muy sensible.
-Pues te recomiendo que como los putos de la cárcel relajes el ano y aprendas a resistir porque a mi me falta mucho maldito,
Seguí tratando e forcejear por momentos, en los que la estimulación era demasiada, pero el llegado el momento, se molesto y me dio un puñetazo en el hígado, no fue un golpe brutal pero lo hizo proyectando hacia afuera el dedo medio con el nudillo en forma de pico por encima del puño de manera que el dolor fue grande a pesar de no ser un golpe fuerte en si, me doble del dolor y solté un pujido, en el momento justo en que me golpeo mi culo se contrajo sin control sobre su cipote de manera involuntaria, me deje caer en el suelo y su verga se salió de mi interior, el se puso de pie y con el talón me pateo la pelvis,
-Te dije mocoso baboso! que pararas el culo y no te movieras!
Yo gemia de dolor y unas lagrimas escurrían por mi cara,
-Ya chillo la perra!
Lo dijo con violencia y saña, pero se aparto unos pasos de mi cuerpo con la verga dura moviéndose a los lados ante cada movimiento suyo y se asomo por la ventana que tan iluminado mantenía el cuarto,
Yo seguía en el suelo y el se limito a mírame con desprecio y con la verga dura desde su posición de pie, unos segundos después se abalanzo sobre mi, el relámpago de dolor ya había pasado y se coloco entre mis piernas, me penetro de misionero, estaba apoyado en sus codos a la altura de mi cabeza, me dio la orden de curvear la cintura hacia mi estomago para poder penetrarme en el ángulo necesario sin tener cojines o almohadas para ponerme en la espalda baja, así lo hice y me siguió penetrando hasta que mi segundo orgasmo se asomo de nuevo,
No pude evitar colocar mis manos sobre su cuello, quería atraerlo hacia mi cuerpo para que por el ángulo la penetracion se le complicara y no me hiciera correrme tan rápido de nuevo, no quería repetir la misma experiencia y recibir de nuevo un puñetazo suyo, el al parecer entendió que lo que yo quería era un beso y sin espéramelo de pronto tenia sus labios recorriendo los míos, su boca sabia a menta y el metía su lengua dentro de mi rozando mi garganta, la hurgaba y varias veces me ordeno que abriera la boca y me lanzo escupitajos que tuve que tragarme, de pronto mis manos bajaron a su espalda, en contra de lo que me gustaria admitir, de nuevo estaba en un éxtasis con ese hombre penetrándome en el suelo, todo lo que me hacia me calentaba y me hacia sentir un traidor para conmigo mismo y mi Teo por estar sintiendo el placer con sus penetraciones, las canicas rosaban mi punto preciso y sin pensarlo cuando me llego el orgasmo clave mis talones en sus piernas y lo jale contra mi cuerpo, quería sentirme por completo ensartado en su tronco. el lo comprendido y riendo me enterró su pene con violencia en varias embestidas, fue justo lo que necesitaba, mi orgasmo se prolongo y fue mas profundo gracias a eso, esto no podía seguir así.
-Mira nada mas la puta que hace menos de una hora quería salir corriendo y llorando, ahora aquí esta la señorita drama, orgasmeandose como una perra en brama.
-Si papi, métemelo duro, soy tu puta, soy tu puta
Estas palabras las dije sin pensar pero estoy seguro y no puedo negar de que fue lo que en verdad en ese momento sentía, el placer era mucho y entonces caí en cuenta, al oírme pronunciar esas palabras Salgado contrajo su glande varias veces en mi interior.
Entonces lo comprendí, que la única manera de hacer que por fin se corriera era hablándole sucio y diciéndole lo que un egocéntrico como el quería oír, que yo era su puta y el no era otro que el mejor macho que había tenido (a mi pesar era cierto de igual forma), lo mire a los ojos y le sonreí recordé las muecas de una pelicula porno que en unos meses atrás había visto con Teo y trate de imitar lo mejor posible al actor.
-Papasito, follame, follame la cocha de marico como solo tu puedes!
De nuevo ahí estaban sus contracciones de glande en mi interior, todo su tronco se endureció aun mas y me sonrió,
-Eso es lo que te gusta verdad puto, que te monten y se corran dentro de tus entrañas verdad?
-Si papi, tienes una tranca enorme, siento que me vas a romper!
De nuevo mas contracciones de su glande mientras me penetraba y su tronco aun mas duro,
-A ti te gusto? tengo un coño mas rico que el de tu mujer?
-Si, mucho mas rico
Me decía complacido y sin quitarme la mirada de encima
-Tu coño esta apretado, muy caliente y resbaloso, si pudiera cogérmelo diario en mi casa sin que nadie lo supiera hoy mismo te llevaría a vivir conmigo,
-Si papa, metemelo, papasito gracias! gracias por enseñarme lo que es un pito de verdad, uno grandote y duro como el tuyo con esas perlas que me hacen gozar tanto!
Sus penetraciones ahora eran caóticas, cada tanto perdían el ritmo debido a sus contracciones de glande, su orgasmo no estaba tan lejos como el creía, empecé a contraer mi culo.
-Ahhhhhhhh, ahhhhhh
Si succióname la verga,
-Dime que yo te follo mejor que el chango apestoso con el que te acuestas! dímelo!
Todo era a pleno grito, su cuerpo ardiente emanaba calor contra mi piel, yo sentía el orgasmo asomarse de nuevo en lo interno de mis paredes anales,
-Si papi, tu me montas mas duro y mejor, tu me haces que me corra mas duro! te gusta? préñame papi, préñame, ahhh!
Sus contracciones eran violentas y ya sin compas, estaba bañado en sudor, las perlas estimulaban justo el sitio exacto y antes de correrme me propuse hacerlo venirse
-Papasito, follame mas duro, quiero que te corras, esa es la misión de todo puto, ay papi quiero leche! follame papi!
Acariciaba sus hombros y sus brazos, se notaba que eso lo excitaba, de un momento a otro se quedo solo sostenido del suelo con ayuda de un codo mientras que hacia una flexión con el otro brazo, yo me abalance hacia arriba para besarlo y lamerlo, de nuevo sentí como su verga latía sin ritmo alguno en mi interior, coloque mis dedos sobre mis pectorales y el dirigió su mirada por completo a ellos, los amase como si fuesen pechos y con una mano hice una pinza en modo de tijera y jale un poco mi pezon derecho, hice un leve gemido y el ni lento ni perezoso se lanzo a mamarlo, empezó a usar los dientes para pinzarlo y yo solté gemidos de placer haciéndolos sonar dolorosos,
-Papasito, chupame, chúpamelos duro, le decía mientras el empezaba a pulsar aun mas su glande dentro de mi, coloque mis manos en sus hombros como atrayéndolo a mi interior, gemí aun mas duro y le rogué que me preñara y me mamara los pechos, el se quebró por fin, dio unas ultimas embestidas duras, yo seguía gimiendo y me centre en sus perlas golpeando mi punto sensible, me corri y sentí como el también se estaba viniendo violentamente dentro del condon,
El orgasmo paso después de varios segundos o minutos, la verdad es que al día de hoy no lo se con certeza, y el se limito a levantarse con algo de torpeza del suelo, su verga ya estaba flácida cuando salió de mi, empezó a vestirse después de que se quito el condon y me lo arrojo a los pies, yo me levante apenas unos segundos después del suelo, cerré las piernas y junte los talones, la pelvis me dolía un poco por la pose en extremo abierta para follar que el había usado, me puse de lado en el suelo y me levante poco a poco, recogí el condon y me asegure de que sus perlas no lo hubieran roto, si bien la zona en la que las perlas se friccionaban se notaba mas delgada o al menos eso me pareció el condon estaba cual globo integro, lo verifique con mis manos y soplando en el a distancia, cuando ambos estuvimos vestidos el se limito a decirme
-Vámonos, arranco la fotos de la cinta adhesiva que las sostenía en la pared y me las dio, yo me apresure a hacerlas confeti y me las guarde en mis bolsillos del pantalón y la chaqueta, el empezó a ignorarme y como si le hablara a la nada me dijo que lo siguiera, dejo abierta la puerta de aquel largo pasillo que conducía a la sala en la que me había follado supongo que con la idea de orear la zona y que el olor a sexo se borrara en unas horas para poder venir a cerrar con llave las instalaciones e indicándome con la mano una dirección muy seco me dijo,
-Tu por allá y yo por acá, mañana búscame a la misma hora aquí, vete de una vez, me voy a quedar aquí un buen rato, no quiero que me vean contigo,
Lucia molesto por alguna razón a pesar de lo feliz que cualquier hombre estaría después de un orgasmo como el que le di y gracias al que dejo una cantidad enorme de semen en el condon, me acerque a el y le dije igual de serio,
-Que hago con esto?
en mis dedos le mostré el condon anudado y lleno de lefa suya,
-Me lo quedo yo,
fue lo que me dijo, lo tomo de mis manos y agrego
-Voy a buscar en donde tirarlo
Me fui por la vía que el señalo y antes de llegar a las áreas comunes de los estudiantes me revise la ropa en el reflejo de unas ventanas cercanas, me había fascinado lo que Salgado me había hecho a pesar de los modos en los que se había dado nuestro encuentro y del golpe que aun me calaba al caminar rápido, pero también me sentía mal, sabia que me tenia en sus manos, no podía confiar en el y Teo mi negro adorado no se merecía esto, la culpa empezó a calarme en el cuerpo, Teo me había hecho tan feliz en los últimos meses y aunque el acostarme con otro no había sido a consideración mía, había sido secuestrado en la escuela misma y obligado a sostener relaciones sexuales con un extorsionador peligroso, si, pero me había corrido varias veces, mi semen había quedado regado en los pisos de aquella sala, había tenido orgasmos con alguien que no era mi pareja, el hombre al que amaba y al que no había planeado nunca traicionar, ni siquiera me lo había llegado a plantear en realidad, Teo no era Enrique, Teo no me había abandonado ni me era infiel, ambos nos éramos exclusivos antes de esto, me sentía mal, me sentía culpable y sucio, que haría ahora cuando viera a Teo? seria capaz de fingir que no había pasado nada de callarme este temor a ser expuesto por Salgado en cualquier momento?
Enfile mi camino hacia el salón que me tocaba en esa hora y trate de no pensar mas en nada de eso, al menos por el resto de la jornada escolar.
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