A coger niños a coger
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Tenia ocho años, eran vacaciones de verano, estaba emocionado porque era temporada de río y me habían contado que es muy padre. Mi tío me dijo que lo acompañara a la milpa, dijo que ahí cerca íbamos a poder nadar. Aunque a este tío yo lo acababa de conocer, él se encargó de mí todas las vacaciones, porque mi abuelo ya no caminaba mucho.
Cuando llegamos al río vimos que a lo lejos estaban otros señores con otros niños nadando y fuimos con ellos. Los otros tres tipos estaban a la sombra de un árbol lejos del agua, tomando unas cervezas. Saludaron como con escandalo a mi tío. Nos acercamos a la orilla y me dijo que jugara con los demás niños, que él iba a estar haya con los señores, al mismo tiempo me subía la playera para quitármela. Me dijo que me cuidaría mi ropa, yo asentía con la cabeza mientras él me bajaba los shorts, me sostuve de sus hombros para poder levantar los pies para que me los quitara. Traía una trucita azul marino que apenas pude mirar cuando, sin vacilar, mi tío también me la bajó, jalando desde mis nalgas hasta el tobillo. Esto me sorprendió, pero no dije nada porque siempre había sido un niño muy manso.
Me la dejé quitar. Mi tío se despidió “anda, métete” y se fue a la sombra, pero yo aun seguía con la impresión porque nunca había estado desnudo así al aire libre, y nunca me había desnudado frente a tantas personas extrañas, y es que por un momento creí que a mi tío no le importó dejarme como el único desnudo entre todos. Pero cuando volteé hacia los demás niños, vi que a otro también se le veía el pito y otro más enseñaba las nalgas. Me tranquilicé. Metí los pies en el agua y me acerqué a ellos, inconscientemente me agarraba la puntita de mi penecito, les hice un saludo con la cabeza y me respondieron “que onda”. Me agaché en el agua y me puse a nadar.
“Vénganse, aquí está más hondo” dijo uno y los demás nos arrimamos hacia él. “¿como te llamas?” me preguntó el de a lado. “Hugo” Le dije. Con esa facilidad que tiene uno de niño para socializar, ahora que recuerdo. No se a que nos pusimos a jugar, pero el que se llamaba Pepe era el centro de la diversión. Era el más grande de nosotros, tenia 10 años. La hacía de una especie de villano y no parábamos de reír. Por eso lo incómodo de la desnudez se me fue muy rápido. Entre luchas mojadas me acostumbre a que rosáramos nuestras nalgas y nuestros pitos, contra nuestras pansas, espaldas, hombros; incluso se lo rosé a Pepe en el rostro con todo y huevos cuando le caí en cima por accidente, le hundí la cara bajo el agua, pero él se pudo arrastrar bajo mis piernas para respirar. Es algo muy padre que los niños jueguen así desnudos porque tienen mucho contacto mutuo. Los roces se sentían bien, tuvimos erecciones, pero nadie estaba excitado, solo era sana transmisión de cariño corporal.
Aunque la alegría no paró, otra vez me percaté de que estábamos desnudos cuando Pepe se puso de pie a gritar algo, se le veía una erección, muy potente en su penecito de niño; los demás también lo notaron porque el niño que pasaba nadando frente a él, alzó la mano y se lo palpó con los cinco dedos, “¡JoJó!” gritó. Pepe hiso su pelvis para atrás con un gesto de placer pero de “no me toques”. De inmediato regresó a jugar como si nada. Después vi como otro niño regresaba hacia el agua, también estaba desnudo y nos traía un montón de frituras en las manos. Él no tenia erección y se encorvaba para soportar la arena caliente. Viéndolos fue que perdí pudor y cuando se nos acabaron, hasta me ofrecí a traer más. Llegué con los adultos mojado y con un poco de frio. Estaban sentados en rocas. Me dijeron “ya quedan poquitas, ten, ya cómetelas aquí”. Me dieron la bolsa y me quedé parado junto a ellos. Uno comentó:
-Entonces éste es el hijo de Jaime…
-Si, aquí anda de vacaciones- respondió mi tío.
-Ya casi ni viene Jaime para acá, no?
Mi tío negó con la cabeza, contrayendo los labios
-Desde la boda de tu hermana parece..- comentó otro
-Si.. pero pues acá anda Hugo… divirtiéndose.. en pelotas. Pasándola chido.
-Y esta guapito he..- dijo el que estaba junto a mí. No le di importancia, yo solo masticaba frituras y observaba la conversación.
-¿Le andas dando palo, verdad?- Preguntó el primer hombre, sonriente.
Mi tío no dijo nada, sonrió negando con la cabeza, jugueteo con unas ramitas del suelo.
-jejeje
Hubo unos segundos de silencio.
-Yo al que le ando dando es al Pepe…-comentó el otro hombre. Y todos dirigieron la vista hacia los niños. –Esta chiquito pero ya anda agarrando cuerpo de hombrecito.
-No.. ese Pepe ya mero va a querer coger, ya ni se va a dejar. -le añadieron. Siguieron mirando.
-A mí la colita del Luisito es que me gusta, miren, chiquitas, paraditas; -hiso un gesto de placer- pero ya su papa me está echando broncas de que muy seguido me lo arrimo. Nos cachó aquella vez en el campo, se fue el niño a buscar la pelota según…, corriéndome estaba yo cuando Luis nos encontró ahí entre el montecito… jaja -Todos rieron
-Y de Quiquín que me dicen?
-jajaj.. yo ya le dí- todos respondieron con risas burlescas
-Le encanta al putito, o no?
Entonces mi tío comentó:
-A ese Quiquín con que le toques el pelo y ya lo calentaste, ni bien se lo has metido ya esta gimiendo- todos rieron otra vez.
-Hay que ir a checar el tractor pues.., mientras no se aburren estos chamacos.
-Vamos, vamos- Entonces mi tío me dijo que regresara a jugar, que ellos iban a ir a revisar el tractor que se veía hayá al otro lado del terreno.
Se metieron entre los maíces todavía pequeños y se alejaron.
Yo regrese a jugar normalmente. Lo único que capté de esa conversación es que existía cierta relación entre los hombres y los niños, los detalles los fui entendiendo con lo siguiente que pasó.
Sentí sed muy pronto. Me dí cuenta de que mi tío se había llevado la bolsa donde traíamos el agua y también mi ropa, supuse. La ropa de los demás estaba regada a un lado, pero a mí, mi tío, ni chanclas me dejó. Salí del agua y me asomé entre el cerco a ver si lo veía. Distinguí unas siluetas sentadas cerca del tractor. Estaba lejos. Volteé a ver a los demás. Los juegos se estaban tornando en platicas de infantes, también me interesaba. Caminé unos metros río abajo para alcanzar la entrada del terreno en la esquina y dejarme ver mejor por su camino.
Crucé la entrada y grité “Tío!!” Tuve que gritar y saltar para que me notaran. Uno alzó la mano y respondió “hey?!!”
-Mi tío??- grité. Todavía me agarraba el penecito.
-Se fue haya a la bodega!! Ahorita viene!!!- Me señalo una choza de concreto que se veía más al fondo, en el otro terreno.
-Quiero agua!!- Les dije. Pero no me escucharon porque me repitió.
-Aca esta en la bodega, ven!!
Sentí el viento en mi cuerpo. Caminé hacia ellos. Me metí bajo la fría sombra de los árboles de la orilla. Llegué observando el tractor descompuesto y luego vi que ellos eran solo dos. Me dijeron:
-Que quieres, a tu tío?
-Si, quiero agua- les dije
-aaa ahorita van a traer el garrafón para acá, espérate un ratito –Me sugirió. Aunque nuestra bolsa estaba por ahí detrás de un tronco, pero ni ellos ni yo nos dimos cuenta.
–Tienes frio verdad? Es que estas mojado, ahorita ya viene tu tío.-Yo asentí con la cabeza.
No puse atención de que se pusieron a platicar, me puse a curiosear el tractor. Me acerqué a sus enormes ruedas, lo miré por detrás, regresé. Luego hice una sentadilla para ver debajo. Los tipos se quedaron callados y volteé. Vi que uno estaba sonriente y le hiso ademan a otro para que me viera también, dejé de mirarlos pero ahora los escuché hablar:
-Y si le doy?
-Pero nunca le han hecho, he -dijo el otro.
-Je… Culito nuevo entonces..le doy?
-No sé tu..
-Ahorita que venga Nelson le digo que me de chance..- Se quedaron callados, creo que mirándome.
-Me puedo subir?- Les pregunté.
-Si- me dijeron y al ver que no encontraba por donde, se me acercaron y me desplegaron el escalon.- Por aquí, mira..
-A ver si tú arrancas esta madre, Huguito… – dijo el otro.
Me senté en el tractor. El primer sujeto me miró emocionado y soltó una risa corta. Hasta varios años después, cuando crecí, fue que entendí que la posición en que quedé los excitó bastante.
El asiento del tractor era un poco grande para mí, así que las piernas me quedaron un poco abiertas; no tomé el volante, me quedaba grande y lejos. Mejor como pude me apoyé en el respaldo. La tenía paradita, yo creo que por sentir la textura del asiento rosando mis desnudas nalgas. Solo me quede mirando cómo él me miraba.
-Ohh… jaja- dijo. El otro también rió. Alargó la mano para abrazarme las piernas y me acarició el muslo- Quieres verdad?- me dijo.
Me gustó. Se sentía bien que me acariciara ahí, donde casi nunca me tocan . Le sonreí. Mi erección no bajaba.
-ves, le gusta, le gusta –comentaba- no.. tu estas bien rico, chavito..-Emocionado, me miraba a los ojos mientras levantaba la otra mano para tocarme el pitito. Me lo apretaba y me lo giraba. Yo solo me quedé mirándolo, porque me gustaba y lo estaba disfrutando. Se endureció más. Cada ves me agarraba la nalga más fuerte y me lo jugaba más rápido. Me lo empezó a pelar.
-Jojojo te voy a coger, chavito…
Me jaloneó para que me bajara del asiento y me hiso sentar en el piso del tractor. Me dejé llevar sin miedo y sin resistencia, yo sabía que estábamos haciendo algo divertido. Ya sentado en el frío metal, me alzó los pies y me abrió para verme. Me tuve que hacer hacia atrás y recargarme con mis codos. Disfruté sentir el viento en mi penecito y mis huevos. Después el se echó mis pies en sus hombros y empezó a besarme entre las piernas, bajando poco a poco. Yo tenía la mirada al cielo e involuntariamente hacía mis gestos de gusto. La tenía durita, durita. Sentí como llegó hasta mis huevitos, me los chupó cada uno, pasó su lengua más debajo de ellos y siguió hasta que besó el borde del arito de mi culito. Eso se sintió tan rico que solté un gemido. El respondió con una risa silenciosa. De ahí procedió a engullir mi verguita. Dura, dura. Me sacudí un poco. Me encantaba que se me succionara el pito hacia no sé donde. Empujé mi pelvis todo lo posible. Entonces el empezó a mover su boca hacia atrás y hacia adelante, pero no dejaba de succionar. Yo seguí empujando. Comencé a jadear cuando quise meterlo más y no podía. Después metió sus manos bajo de mis nalgas, me cargó, abrió más la boca y pego los dientes en mí. Ahora solo era su lengua la que me la meneaba de un lado a otro, como una campanilla, entre toda su boca resbalosa.
-Puto, Rey.. te lo vas a coger…-comentó el otro.
Me soltó de un chupete, y me puse a temblar, no sabía que hacer con mi pito parado y baboso, quería más placer.
Él se volvió al otro tipo y le admitió sonriente y muy excitado:
-A ver que me va a decir Nelson ahorita que lo vea..
Me cargó de las axilas para bajarme del tractor. Mi verguita brillaba y seguía dura. Me bajó a un costado, el otro tipo me miró y me acarició el cabello. El tal “Rey” regresó hacia los troncos y rocas donde estaban sentados, se quedó de pie y, sin quitarme la vista, se aflojó el cinturón, casi violentamente. Se abrió el pantalón y se lo bajó lo suficiente para descubrir sus nalgas y mostrar su vergota de adulto con sus dos joyas peludas.
-ven, ven..-me hiso de señas y se sentó – aquí.. -golpeó sus piernas para que me montara.
Piel a piel quedó con mi culito. Comenzó a acariciarme el cuerpo.
-¿Ya viste mi pito, Hugo?
-Si -hablé casi susurrando
-¿Esta grande no?,
-Si -miraba mi pito rosarse con el suyo -como el de mi papá.
Al tipo le causó gracia.
-Ya se lo has agarrado a tu papa?
-No
-Y él no te lo toca a ti? –preguntó sin creerme.
-Pues cuando nos bañamos, el siempre me echa jabón y me lo lava.
-Te juega la cabecita, no? rico verdad?
-Si- solo me dejé llevar.
-Para eso es el pito, para jugar.. – Se quitó la camisa y luego la playera, las aventó a un lado -Ven aquí -Me cargó para acercarme y que abrazara su pecho desnudo. Estaba grande, pero me aferré lo más que pude, disfrutaba su calor. Metió la mano y sentí como se lo agitaba para que rebotara en mi culito.-Ya te lo han metido?-preguntó.
-No
-No? con tus primos, con tus amigos en la escuela? No se lo han metido?
-No
Soltó su pene pero no dejé de sentirlo, ya su erección era muy fuerte.
-Porque así también se juega.
Con sus dos manos sostuvo lo que podía de mis nalgas, al mismo tiempo que me pasaba su cabecita por toda la raya. Yo disfrutaba de la caricia. Poco a poco me lo fue insertando, se abría camino por mis pequeñas nalgas. Solo me quedé inocentemente abierto, con la cabeza en su hombro, le respiraba al cuello. No llegó a abrirme el hoyo, pero me estaba culeando rico. Superficialmente. No me hiso doler ni sangrar nada. Solo estaba mostrándome lo bueno que era aquello.
Me culió hasta que estuvo a gusto. Después me pidio que me volteara y que me sentara otra vez. Asi se dedicó a toquetearme con más detalle. Insistía en pegar sus mejillas a las mías mientras me abrazaba, sintió y fisgoneó tanto como pudo mi pequeño y desnudo cuerpito. En medio de eso, el otro tipo le pidió permiso para cachetearme con su verga un par de veces, porque “lo necesitaba”. Por último pasó a ponerme “del perrito” y me la volvió a meter tanto como era posible sin lastimarme. Estaba tan relajado… Me dediqué a mirar a lo lejos, a mi tío y al otro tipo que caminaban hacia nosotros. Era obvio que podían verme postrado delante del estómago de Rey, que iba y venia. Pero no fue hasta que ya estuvo muy cerca he hiso contacto visual con mi conquistador, que exclamó con decepción:
-Chinga a tu madre, Rey.
-Jeje, él también quería- trató de excusarse. No pensaba detenerse.
-Chinga a tu puta madre… -Se detuvo a mirar. Examinó mi situación. –Cuidado cabrón, eh?- Lo señalo con el dedo y le hiso un serio gesto de advertencia.
-Si, wey.- Sentí como dio un empujón largó, en señal de que estaba disfrutando y que todo marchaba bien.
Mi tío se agachó cerca de mi cara y me dijo:
-¿Que tal, Hugo? ¿Te está gustando?- Asentí, no tenia ganas de hablar, empecé a avergonzarme. -Sabroso, no? Frotó mi cabello con aprobación mientras me dejaba. Yo mejor me levante de ahí.
-Te lo echaste, pinche Rey como eres cabron- dijo el que llegó con mi tío.
-Es que le vieras la verguita a este…
-Apoco si, Tino?
-Si, compa, la verdad sí es un puto caramelito.
-Jaime ni la ha enseñado -le dijo a mi tío.
-Parece que no, eh..
-Le tenía que llegar su tiempo- comentó Tino.
-¡uf! Huguito, de lo que te has perdido… ¿Hugo se llama, no?
-Si
-Su papa no lo toca, entonces?
-Que suerte tiene
-No, ya casi no le entra él, he.
-Pero a Jaime sí le daban, que no se haga..
-Sí
-Sí, si yo me acuerdo, de niños parejito nos agarraban junto con Luis y el Alfredo.
-Y se cogió a algunos chamacos también..
-Ah! Pero saben quien se lo cogía mucho a él?!
-Quien?
-Don Fello
-Aaa sí.
-¿Quién Fello? -preguntó Rey.
-Don Fello de Rosa, la finada.
-Aaa, se lo cogía mucho?
-Sí y ya ves Fello, a lo cabron.
-Por que?
-¿Nunca te agarró Don Fello?
-Ese Fello te cogia y te de dejaba hecho mierda.
– Sangre te tenia que sacar siempre.
-ah si, es cierto he.. pero yo casi no cogí con el.
-pues era cabrón…
-No, si a mi nunca se me olvida, “una” vez nada más me cogío, y me dejó una sangrada… ahí me ves llorando… Me acuerdo que mi mamá le fue a pegar una regañada…
-Y a Jaime se lo cogia mucho, entonces…
-Si, quien sabe como le tenia el culo, eh..
-de verdad!!..
-Y porque le seguía con él?
-Pues quien sabe!.. Le gustaba, tal vez.
-Pero ya no, con pura conchita…
-pura chocha
-Al revés que Rey! Este wey ya no piensa tocar ni una concha en su vida…-Rey sonrió
-Jajajaj, ya Rey se fue de lleno a la perdición…
-Dime si no! Que ya llevas un buen de tiempo de puro pito.
Todos se carcajearon
-Jejeje- Rey se rió y agregó- yo quisiera concha pero para engendrar. Que mi sangre no muera conmigo.
-Engendra
-Engendra pero no te cases.
-Págale una muchacha que te lo haga.. no te cases, cuida tú tu casa, a tu hijo..
-O cásate y cuando se necesite, yo me ocupo de tu mujer, ya de ti que se ocupe tu suegro…
Las carcajadas resonaban, pero todos estaban atentos a que los otros niños ya se acercaban, hartos de nadar. Algunos semi-vestidos. Pepe, sosteniendo toda su ropa hecha bola sobre su cabeza.
Los niños llegaron cansados, pusieron aun lado sus chanclas y su ropa que traían en la mano.
-¿Qué? Ya se las arrugó el agua tan rápido?
-Cual rápido.. Si ya llevábamos como cuatro horas ahí.
-jajaj si cómo no..-le dijo al niño, he intentó manosearle por encima de los shorts.
El niño se hiso para atrás y lo bloqueó con su mano- ¡espérate! Denme agua – dijo. Y cada uno se turnó para beber. Me tocó beber al ultimo. Noté que Pepe me miró de pies a cabeza en el momento, pero no me dijo nada.
-Entonces yo ya voy teniendo calor…- Tino se quitó toda la ropa. Pepe estaba parado a su derecha mirándolo. –O no, mi chamacón?- Lo tocó en el hombro para que le diera la mirada –Como hombres, que se vean las bolas, no?-Le dijo rudamente. – Pépe asintió con firmeza. Estaba evidentemente contento. Tino le acomodó el cabello y prosiguió a tocarle los brazos. Se le endureció rápidamente –¿Ya estas haciendo brazos como te dije?- Le preguntó. Le tomó las manos y las acomodó alrededor de su erecto pene, mientras Pepe respondía que sí. -A ver? Has fuerza–. Pepe se lo apretó como pudo por unos segundos, sus brazos se tensaron. Todavía le sostenía la mirada y su expresión no cambiaba. Tino le volvió a palpar los brazos reconociéndole -ahh, bien. Ahí la llevas..- Le indicó a sus manitas que se movieran. Pepe empezó a subir y bajar por esa dura verga. -Así se hace, mi hombrecito…- Y ahora pepe también la tenia parada.
-Vas a agarrar a tu sobrino? -le preguntó el otro tipo a mi tío. Mientras abrazaba a Luisito.
-Noo, no.-Exclamó Rey.-A mi me gustó este
-Bueno, Axelito, vente para aca..-Le dijo mi tío. Cuando llegó con él, le apretó los cachetes.- Niño bonito!! –Le dijo. Y le plantó un enorme beso en la mejilla. Axelito soltó una risa.
-Y el Quique, que?
-A ése con que le prestes un dedito…
-Ven conmigo… hoy juego doble.
Y Quiquín se fue junto a Luisito para ser apapachado.
Rey me tumbó en el tronco, nos sonreímos y se puso a besar mi pecho; a Luisito y Quique los manosearon un rato bajo la ropa; Pepe siguió con lo suyo, y mi tío le hablaba a Axel mientras le besaba la nuca y lo acariciaba. Ellos eran ya unos niños calentorros por experiencia.
-…ya después te haré la chaquetita.
Axel sonreía escuchándolo.
-Tu hermano, se anda deslechando, verdad?- El niño asintió.
-Sí, eh! Y esta chiquito- Dijo Tino- apenas me lo arrimé, se corrió… tenia pocas veces me dijo. Ahí nos ves tomando su lechita, y de salva todavía. Que iba a aprovechar, quería corrérsele a su novia, le digo que no sea pendejo, de malas y la va a embarazar. Pero ahí sigue bien caliente el creído.
-Eso me dijo su papa, que anda que se corre al tentar.
-Jooo!- Exclamó Rey- No me he cogido uno de esos, lo voy a ir a buscar.
-Todo mundo lo esta cazando.
-Y si ya sabe chaqueteársela, difícil que lo agarres. Para que te quiere..
-Se la chaquetea tu hermano, Axelito?-Le preguntó mi tío.
-Sí, a cada rato. Ahí anda dejando su leche por todos lados.- todos rieron.
-Ah, si?
-No te lo ha echado encima?
-Si- Más risas otra vez.
-Pinche Javier…
-Aquél dia la echó en mi comida.
-Ooouhh- Gritaron todos al unísono, desembocaron en mas carcajadas.
-Uno se pone tremendo…
-Ya te va a llegar tu tiempo también, le vas a hacer lo mismo. –Lo consoló mi tío.
-Sí, yo esa vez, junto con Luis, lo que hacíamos es que nos subíamos a un árbol y a quien pasara…
Risas de nuevo
-Lo riegas, lo bates, te lo comes. Donde sea, a quien sea.
-Pinches puercos…
-Yo se lo ponía en la pierna a la maestra Rosita. Nunca me la quería mamar.
Yo estaba algo desconcertado. Todavía no conocía el concepto de “semen”. Y a nadie siquiera se le ocurrió si debían explicármelo. Sumado a lo que hicimos en el “acto final”, la experiencia me cogió muy desprevenido; de hecho, creo que si no fuera por que les tomé mucha confianza a todos ellos en las ultimas horas, se me hubiera echo perturbador.
Axelito le dio desinteresadamente un beso en la mejilla a mi tío, al parecer fue algo nuevo, porque él hiso una expresión de ternura. Axel, al darse cuenta de que le gustó, le regaló otro, otro y otro. Mi tío movía la cara pero el niño lo perseguía con sus labios. “Auch, me babeas…” Decía, aunque lo disfrutaba. Seguidamente a Axel se le fue la mano y le besó medio labio, se apartaron con sorpresa. “wooow” Exclamó mi tío con tono de advertencia. Se sintió muy bien porque se sonrieron. Pepe le buscó la mirada a Tino con emoción, ése niño estaba enamorado; pero a los cuatro tipos solo se les endureció más la polla. “Aaah que pícaro me saliste”. A fuerzas lo desnudó completamente y lo recostó en el suelo, lo manoseaba y le besaba el cuerpo, Axel solo soltaba carcajadas tratando de liberarse, pero no pudo evitar que le besará el pecho, el cuello, la barbilla y los labios otra vez, con una fuerza excesiva para dejar claro quien tiene el dominio. La hora intensa comenzaba.
Rey me indicó que me hincara, se quitó totalmente el pantalón y abrió sus peludas piernas frente a mi. Me dijo que abriera la boca y lo hice, como si esperara una gota de lluvia. Lentamente deslizó su pene dentro de mi boca. Yo solo miraba sin estar seguro de que hacer. Sentí su cabecita topar en mi paladar, empezaba a babear. “Chúpalo”. Comencé a mover mis labios lo poco que podía. Cuando ví sus gestos de gusto, trague saliva y lo hice con más enjundia, usé la lengua. Jugueteé un rato. Vi que Pepe también lo estaba haciendo, pero Tino solo estaba observándolo, con las manos a la cadera y la verga bien parada. Pepe lo sacaba de su boca y también lamia el tronco y los huevos. Lo imité. Después Rey me volvió a poner en cuatro y me culeó, ambos poníamos atención a Luisito y Quique desnudos peleándose por el pito de Félix. Después Félix intentó chupárselos a los dos de un solo bocado. Puso a los niños a besuquearse el cuerpo. Y Después obligó a Quique a culear a Luisito, y a Luisito a su vez a que se la mamara. Acariciaba la cabeza de Luisito entre sus piernas y alentaba a Quique: “Métesela, métesela toda”. Quique le hacía caso esforzándose lo más que podía.
Después Félix se puso a culear a Luisito y buscando que hacer con Quique, le manoseaba la verguita, que estaba al tope. Tino también empezó a culear a Pepe, de pié. Pepe solo inclinaba la espalda un poco. Él y yo nos miramos a los ojos. Todo su cuerpo iba para atrás y para adelante. Me dirigió una sonrisa con un gesto de dolor. Yo le hice lo mismo aunque mi culo no estaba siendo nada maltratado como el de Pepe. “Levántalo”. Le dijo Tino a Rey y me puso de pie sin sacármelo. Con brusquedad, Tino dirigió a Pepe solo usando su pene e hiso que me chupara a mi la verguita. Lo disfruté pero fue extraño, como un intercambio de estatus. Sin embargó, cuando Tino lo jaló para que me soltara, Rey me dijo: “Ahora vas tu chavito” y me empujó para engullir a Pepe. Era más fácil de manejar que la grande de Rey, a demás Pepe me controlaba la cabeza. En mi culo sentí el miembro de Rey con más fuerza. El ambiente estaba riquísimo. Cuando lo solté Tino levantó a Pepe de las axilas y en el aire le insertó más la verga. Pepe abrió las piernas y empezó a gritar, pero Tino no se detuvo. Lo tenia con una especie de llave y Pepe tuvo que enrollarle los pies hacia atrás para no caerse. Tino lo bajaba y lo subía. La verguita paradita de Pepe rebotaba en el aire, con sus huevos, una y otra vez. Con cada alzada que le daba, parecía que más poderosa era su penetración. Como a la quinta vez, Tino contuvo la pose y fue evidente que la verga entró aun más, hasta donde nunca había llegado. Pepe grito más fuerte.
Finalmente Tino lo bajó con brusquedad y se despegó de él, dejándolo libre para asimilar su dolor. No vi como salió la verga de Tino pero la de Pepe seguía bien parada. Habiendo visto eso, creo que Rey dedujo que estaba listo y ya con lo dura y rica que se sentía su verga dentro de mi culo, empujó más para ganar profundidad. Sentí el ardor, por fortuna Rey estaba teniendo cuidado. Me quejé débilmente. Me indicó que recostara mi pecho en el suelo, así me abrí más y me la metió mejor. “Te la quisiera meter toda” me dijo. Y empezó a garcharme de verdad. Me dolía, pero muy poco la verdad, sentía rico…
Estuve unos minutos quieto, dejándome culear, asiéndome que soy el consentido de Rey. Tino llamó a Pepe “vente”, este fue sin rechistar, aun con su cara de dolor. Se recostó sobre su espalda y Tino se la insertó otra vez, ahora boca arriba. Lo miraba a los ojos y le jugó el pitito. Tino le sonrió, y se bajó a darle un cariñoso beso en los labios. Cuando se levantó procedió a darle, a meterle y sacarle, a jugarle el pito más rápido y a hacer que gimiera; cada vez más rápido hasta que de tanto placer, a Pepe se le tensó el pene, las piernas, y luego el resto del cuerpo, soltó un alarido fuerte. Tino logró su objetivo. Pepe tuvo un orgasmo, un orgasmo de niño, seco. Su cuerpo se tumbó débil pero Tino garchó un poco más. El también se tensó y acabó gimiendo. Ambos gemían de placer. Eran una envidiable pareja de locos. Ví un poco de lo baboso deslizarse por el culo de Pepe. En ese momento Rey me dio el ultimo ardiente empujón y me dijo “ya es hora”. Lo sacó, me puso de rodillas de nuevo y me la zambutió en la boca otra ves. Poco nos importó que haya estado en mi culo. Sostuvo mi cabeza, la metió y la sacó fuertemente, olvidándose de mis cuidados. La sacó y con un gemido también, se corrió sobre mi cara, dos chorros calientes, Después otros dos en mi pecho y mi cuerpo, y lo restante me lo derramó en la boca.
Respirando cansadamente me dijo “cómetelo”, yo no entendía la situación pero obedecí y me tragué el néctar, ni siquiera sentí lo salado. Miré alrededor, Félix también gemía, repartiendo su leche entre las dos caras que tenia a su merced. Mi tío Nelson también comenzó a correrse, pero estaba tan encantado con Axel, que mientras lo hacía, no pudo evitar ponerse en cuatro para darle la última sorbida al pito del niño, así derramó gran parte de su leche en la tierra. Todos estábamos desnudos. Los cuatro tipos se encontraron respirando fuerte y gimiendo. “wuuuh!!”, Exclamo uno.
La experiencia me dejó algo desconcertado y pase el resto del día meditándolo, y para la noche ya cosquilleaba de nuevo de excitación. Tuve todas las vacaciones para poder volver a hacerlo, para experimentarlo con los chicos, para volver a los brazos de un hombre que me quisiera y que me estimulara a morir. Es lo que aprendí a vivir esa tarde en que, con mi verguita parada y un montón de nuevos amigos, Rey me levantó en sus brazos de consolación; con una mano me untó el esperma que tenia en la cara, con la otra el resto lo frotó, lo frotó por todo mi cuerpo, y lo frotó sobre mis nalgas, hasta que finalmente llegué a estar seco.
Coger con niños por cultura, por integración, por expresión del “Ser” humano.
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