A ESTEBITA LE GUSTA QUE LO PREÑEN 2: MAURICIO ME PRESENTA SUS DOS AMIGOS POLICÍAS.
Estebita ya tiene 16 años, a medida que pasa el tiempo se va volviendo un experto en el sexo..
Hola a todos otra vez, ya he cumplido los 16 años de edad estoy cursando el undécimo grado de la media vocacional, es mi último año de estudio en mi colegio de bachillerato, el cual me gradúo este año. Para la despedida mi institución educativa de Margarita preparó una fiesta de integración con los estudiantes de undécimo de otro colegio de un municipio diferente al mío, lo cual implicaba trasladarse para allá y después ellos venía al nuestro, el objetivo del encuentro era estrechar relaciones con otros ámbitos educativos. Estando allá conocí a un muchacho llamado Mauricio que teníamos mucho en común y se volvió mi mejor amigo.
Mauricio es del municipio de Guamal del departamento de Magdalena; es una población que queda en frente del mío, pero no en la orilla del río, sino más adentro. Es un chico de mi edad y de contextura igual a la mía, color de piel moreno, ojos cafés claro, labios delgados y tiene unas nalguitas paraditas que llaman mucho la atención a los hombres mayores. En la integración hablamos de muchos temas, confesamos nuestra orientación sexual, todas nuestras experiencias con hombres y de lo mucho que nos atraían las vergas grandes; teníamos tanto en común que se volvió mi mejor amigo.
Mauricio: “¿Por qué no pasas el fin de semana conmigo en mi pueblo? Tengo dos amigos que son bien vergones, ya he estado con ellos y sé que te van a gustar también”.
Yo: “Pues la idea me parece excelente, tengo una tía allá y podía aprovechar para visitarla de paso. Le pediré permiso a mis padres para que me dejen ir a verla”.
Mis padres me concedieron el permiso de pasar el fin de semana donde mi tía en Guamal, pero no sabían que yo iba era a otra cosa con mi amigo. Llegué al pueblo donde vive Mauricio, me esperaba en el terminal de taxis y fuimos a su casa para instalarme. Salimos a dar un paseo para conocer el pueblo, mientras caminábamos, me contaba sobre sus amigos.
Mauricio: “Mis amigos trabajan como policías. Uno es el superior, su nombre es Alberto, el otro es su subalterno, llamado Gustavo. Les gusta mucho el cuento de estar con hombres, a pesar que tienen sus esposas, especialmente si son culitos jóvenes; ya que les gusta bien tiernos y preñarlos sin condón. Ellos siempre andan en pareja para follarse a los chicos que conocen. Mañana te los presento”.
Yo: “¡Ah bien! Ya quiero que sea mañana, estoy ansioso de ser preñado por ellos”.
Al día siguiente, en la tarde como a las 3 p. m. Mauricio llama a su amigo Alberto. Como a los 15 minutos llega en moto donde estamos nosotros.
Mauricio: “¡Hola Alberto! ¿Cómo estás?”
Alberto: “Bien, mamita rica gracias, ¿quién es tu amigo?”
Mauricio: “¡Ah! Mira te presento a mi amigo Esteban, es de Margarita y le he hablado mucho de ti y Gustavo, el cual quiere conocerlos mejor”.
Alberto: “¡Ah, sí! Mucho gusto mi nombre es Alberto, si quieres súbete a mi moto, damos un paseo y te presento a Gustavo para que nos conozca más a fondo”.
Yo: “Sí, claro me encantaría, ya que desde ayer he estado ansioso de conocerlos personalmente, por lo mucho que me ha hablado Mauricio de ustedes”.
Alberto: “Hmmmm, ¡qué bueno! Te aseguro que pasarás una tarde que nunca olvidarás. ¡Sube!”
Mauricio: “Bueno, Esteban que disfrutes la tarde con ellos y que te dejen cerca a la casa cuando regreses para que no te pierdas”.
Alberto: “Tranquilo que yo me encargo de traerlo sano y salvo, recuerda que está con la policía”.
Me fui con Alberto paseando por el pueblo, nos dirigimos a las afueras en una casa muy apartada, donde lo esperaba Gustavo.
Alberto: “¿Qué tal Gustavo? Mira la nueva mamacita que te traigo, su nombre es Esteban y viene de Margarita, especialmente a conocernos”.
Gustavo: “Aquí bien Alberto, ¡Ah! Mucho gusto, soy Gustavo. Mauricio nos ha hablado mucho de ti, que eres una perra igual que ella”.
Al ver a esos dos machos junto a mí, vestidos de uniforme y tratándome de perra, el ojo del culo me empezó a palpitar. Nos bajamos de la moto y entramos a la casa abandonada.
Gustavo: “Bueno mamita no perdamos el tiempo, quiero que me limpies el fusil con tu boca”.
Gustavo es un hombre de 27 años,160 cm de estatura, color de piel negra, ojos color café claro y cabellos negros, cuerpo atlético, el largo de su pene 19 cm, pero cabezona y delgada. Alberto es un hombre de 35 años, 170 cm de estatura, corpulento, color de piel trigueño, ojos verdes, cabellos castaños y el largo de su pene 23 cm pareja pero gruesa, se le podía notar las venas a su alrededor. Gustavo se bajó el pantalón de inmediato, dejando ver su enorme fusil; yo empecé a lamerme los labios al ver esa hermosa verga, provocaba porque era morena, tenía una gran cabeza que su punta estaba bien brillante, rosada y lubricaba bastante, se veía bien jugosa. No pude contener las ganas, me acerco agachándome, paso la lengua por la cabeza de la verga para saborear esa babita saladita y después me la engullo toda como si fuera un bom bom bum de chocolate. Gustavo gemía de lo rico que sentía mi boca caliente, mientras Alberto se desnudaba y masturbaba al contemplar lo excitante de la escena, se acerca y pone su verga rosada al lado de mi oreja. Dejo de chupar la verga morena de Gustavo y me le pego a la de Alberto. Era excitante chupar dos vergas de distintas tonalidades, parecía que chupaba una verga de chocolate y otra de vainilla.
Gustavo: “Bueno creo que este fusil ya está bien engrasado ahora hay que probar que tal dispara y para eso necesito que me des tu huequito para probar su balística”.
Gustavo me levanta la cadera poniéndome en ele, mientras sigo chupando la verga de Alberto, escupe en mi culo para lubricarlo y mete la cabeza despacio en mi culo para que se vaya dilatando.
Alberto: “¡Métesela de una! Mauricio me contó que es igual de perra que él, le gusta la verga a lo salvaje”.
Gustavo le hace caso a su teniente y me la entierra de una sin compasión, yo abracé fuertemente la cintura de Alberto para aguantar la embestida de la verga de Gustavo. Al principio sentía un quemón que ardía, pero después en el mete y saca de Gustavo mi culo se empezaba a adaptar al grueso de su verga y gozaba como una perra, tanto que mi pene lubricaba bastante de lo excitado que estaba.
Yo: “¡Ay, ay, ay! ¡Qué rico, dale duro, así, así duro!”
Alberto: “Ves como pide más verga, como se dilata, es toda perra. Debemos hacerle un buen trabajo para que se vaya con el culo lleno de leche”.
Yo: “Sí, denme toda la verga que puedan, quiero que me preñen, eso lo he deseado desde siempre”.
Gustavo: “Tu deseo será concedido”.
Al rato siento un chorro caliente en mi interior, era la leche de Gustavo llenándome las entrañas. Él me la saca y Alberto se prepara para enterrármela.
Alberto: “Gracias Gustavo por dejarme el camino lubricado y dilatado”.
Gustavo: “De nada mi teniente, estoy para servirle”.
Yo: “Sí mi teniente ahora préñeme quiero más leche”.
Alberto no tuvo dificultad para enterrármela, se me fue toda hasta las bolas, empezó a darme fuerte, la sacaba toda y como quedaba abierto mi culo la volvía meter. Él me había cambiado de posición, estaba acostado boca arriba con las piernas abierta, sosteniéndolas Gustavo para que no le estorbara a su teniente. La cara de Alberto empezó a cambiar, parecía que ya estaba para reventar en mí. Eso me excitaba más, al ver como hacía gozar a un macho con mi culo, hasta que sentí como me llenaba con un líquido caliente que se desbordaba dentro de mí, esa sensación hizo que me llegara simultáneamente con el teniente. Cuando saca su flácida verga, escurrida por mi culo, sentía como me chorreaba la leche que salía por esos dos machos que me había preñado. Descansamos un rato y me dieron otra ración de verga después, eran ya como las 7 p. m. Alberto me lleva a la casa de Mauricio.
Mauricio: “¿Qué tal la pasaron?”
Alberto: “Pues aquí te la traigo abierta, contenta y bien cargada de leche”.
Yo: “Gracias, Alberto por la gran tarde que me diste no la olvidaré cuando me necesites puedes decirle a Mauricio para que me dé la razón”.
Al rato se fue Alberto en su moto, yo no podía cambiar mi rostro de lo dichosa que estaba por esa faena que me dieron esos dos uniformados, Mauricio se dio cuenta de eso y estaba feliz por mí. Yo al día siguiente me regresé a mi pueblo, mis padres preguntaron por mi tía, le dije que estaba bien, pero realmente no la vi. Con qué tiempo si me estaban abriendo el culo dos macho policías.
En otra ocasión Alberto me deja una razón con Mauricio para que invente en mi casa alguna excusa para ausentarme una semana, ya que él me llevará en su carro para la ciudad de Barranquilla donde me presentará 5 hombres, donde uno de ellos es un negro que se manda una tremenda verga y me den mi mondaquera los 6, pero eso es ya material para otra historia.
excelente relato, la mision en la vida de esteban es brindar placer a los machos con ese culito. escribe la historia de el viaje a barranquilla (la mondaquera co los 6) sigo leyendo tus relatos con gran expectativa.