A ESTEBITA LE GUSTA QUE LO PREÑEN 4: ATENDIENDO A LOS AMIGOS DE TOÑO
Oficializado el hecho de ser la mujer de Toño Tolamba porque me hizo suya esa noche, no iba a perder ese macho por nada del mundo, así para que fuera sólo mío tenía que ser sumisa en todo lo que él mandara..
Un día por la tarde como a las 3 p. m. estaba muy aburrido, decidí sentarme en la terraza de mi casa para ver la calle, mi mamá estaba adentro. Al rato veo a mi marido Toño pasar en la moto barrio arriba, después lo veo que va para abajo y otra vez para arriba. Eso es una señal, cuando mi macho hace eso es porque quiere culo, entendiéndola enseguida pedí permiso a mi mamá y salí tras él que me estaba esperando una cuadra arriba de mi casa. Subí a su moto y nos pusimos en marcha.
Pasando por la cantina del pueblo tres hombres llaman a Toño, haciéndole señas para brindarle un trago, estaban un poco tomados y él llega donde ellos. Los nombres de los amigos de Toño es Martín, Jaime y Julián; Martín color de piel trigueño, aunque un poco quemado por el sol, bien grueso con poca barriga, alto como de 175 cm de estatura, ojos color miel, cabello color castaño y tiene 47 años; Jaime color de piel moreno, cuerpo tonificado, mediana estatura de 160 cm, ojos y cabellos color negro y tiene 30 años; Julián es más claro que Martín, cuerpo tonificado, misma estatura que Jaime, cabellos color rojo cobre, ojos color verde y tiene 38 años.
Martín: “¡Hola compa Toño!, ¿pa´ donde va con tanta prisa? Venga y tómese el trago”.
Jaime: “¿Quién lo acompaña? ¿Su sobrino?”
Toño: “Gracias compadre Martín por el trago. No, voy a dar una vuelta con esta perrita para que me descargue un rato”.
Después de tomarse el trago y decir esas palabras en frente de sus amigos, la cara se me cayó de la vergüenza por la forma como me trató públicamente. Observé que sus amigos lo tomaron de la forma más natural, concluí que les gustaba el cuento con los hombres. Se les veía que tenían una cara de cigarrones que no podían con ella.
Julián: “¿No la comparte con nosotros?”
Martín: “Sí compadre, comparta, no coma solo que nosotros somos sus mejores amigos, no sea egoísta”.
Toño: “¡Está bien! Pero no tengo sitio para llevarla, en mi casa hay visitas ahora”.
Martín: “Por el sitio no se preocupe compa llevémoslo a mi finca, allá podemos durar y hacer lo que queramos, de todas formas, mi familia no se asoma por esos lados, ya que no le gusta el monte”.
Todos ellos se montaron en la moto de Julián con cuidado ya que estaban un poco mareados; nosotros los seguíamos porque no conocíamos donde quedaba la finca. Al llegar pasamos al interior de la casa.
Toño: “Bueno, yo primero me como a mi perrita, después se las presto para que le den su ración de verga”.
Martín: “Ok, compa como usted diga porque es el dueño de su perra”.
Toño me llevó a un cuarto que estaba al fondo de la casa para estar a solas conmigo. Nos desnudamos, besamos, le chupé la verga, cuando me la fue enterrando yo empecé a gritar. Los amigos de Toño seguían tomando afuera, al escuchar esos gritos todos corrieron para el cuarto para ver que ocurría.
Jaime: “¿Qué le estás haciendo Toño?”
Toño: “Le estoy abriendo el culo a esta perra, sé que le gusta a lo salvaje porque ya lo he hecho”.
Julián: “¡Ah sí! ¿Le gusta a lo salvaje?”
Toño: “¡Claro que le gusta a lo salvaje! ¿No ves cómo está erecta y se lubrica ella sola?”
Martín: “Toño, pero con la gran verga que te mandas, ¿no crees que le estás rompiendo las tripas?”
Toño: “¡Qué va! Si ya la rompí hace rato, no es la primera vez y sé que me la aguanta sin problemas”.
Martín: “¡Ah qué bueno saberlo!”
Los amigos de Toño empezaron a desnudarse, mientras él me bombeaba el culo salvajemente como me gusta, al rato se llega dentro de mí.
Toño: “¡Bueno, señores es toda suya! Y tú recuerda que eres mi perra, haces lo que yo ordeno, quiero complazcas a mis amigos”.
Yo: “Sí Toño, tú eres mi macho”.
El primero que empezó en clavarme fue Julián, su verga era normal de 17 cm no tuve problema para que entrara toda en mi culo; mientras chupaba las vergas de Jaime, que era del mismo tamaño de Julián, y la de Martín, su verga era la mayor de las dos medía 19 cm. Julián no duró mucho en venirse; después vino Jaime a clavarme se vino rápido también; por último, Martín este hombre era el más basto de todos era un animal me cacheteaba, también me nalgueaba y Toño sólo se agarraba la verga de ver la escena.
Yo: “¡Ay maldito Martín, ay, ay, Martín eres muy basto para clavarme!”
Martín: “¿No era que te gusta a lo salvaje? Pues aquí tienes a un verdadero macho que te trata como la perra que eres”.
Debo reconocer que cuando los machos me tratan a lo salvaje me excito más al sentirme dominada frente a ellos, tanto fue el estímulo de su grotesca forma de tratar que me vine simultáneamente con él. Toño se vino también al ver esa escena. Terminada la faena, en un instante que quedé solo, el maldito de Martín me dice que también seré su perra de aquí en adelante, después Toño me agarra de la mano y nos vamos en la moto.
Al día siguiente, era domingo, pensaba que no volvería a ver los amigos de Toño más nunca, para mi sorpresa, Toño me invita a culiar en la noche, creía que era sólo con él. Cuando me lleva al lugar, miro que es la cantina del pueblo y ahí estaban sólo los amigos de Toño: el maldito de Martín, Julián y Jaime, otra vez, pero estaban borrachos los 4 en esta ocasión.
Toño: “Buenas compas, ¿cómo van?”
Martín: “Bien compadre, aquí esperándolo a que nos trajera a su perrita. ¿Cómo estás mamita? Bienvenida”.
Yo: “Bien, gracias”.
Ellos me llevaron al baño, que quedaba al fondo para chuparles las vergas a los cuatro, me sorprendí que Toño participara junto a ellos y el cantinero se le hizo sospechoso que llevaran a un menor al fondo. A los 10 minutos escucha unos gritos y quejidos y va inspeccionar a ver qué pasa; Toño enseguida se da cuenta que el cantinero se acercaba a ver, me saca la verga de la boca dejándome con Julián clavándome y las vergas de Jaime y el maldito de Martín chupándoselas.
Cantinero: “Toño, ¿Qué le están haciendo a ese pobre muchacho?”
Toño: “Tranquilo, no te preocupes, es sólo una mariquita perra que deseaba estar con varios hombres dándole duro”.
Cantinero: “Pero el muchacho es menor de edad y me puede meter en problemas con la policía si lo encuentran acá”.
Toño: “Toma esta cantidad de dinero, te quedas cayado y no has visto nada, además hoy es domingo, esto está solo como te puedes dar cuenta. ¿Cuento contigo?”
Cantinero: “No hay problema, gracias por la ayuda”.
El cantinero se retiró, haciéndose el indiferente a lo que pasaba en su local. En el baño me tenían como ruleta chupando y clavándome esas cuatro vergas sin cesar; el olor a orín, a cerveza echándomela encima, a testosterona de macho lujuriosos haciéndome suya, le ponía un ambiente depravado al momento que me hacía sentir en las nubes que al momento de venirse esos cuatros machos en mí, llenándome de leche caliente el culo, la cara, la boca y todo mi cuerpo, estallé en una gran corrida de gozo haciéndome estremecer y llorar de la dicha.
Toño: “¿Te gustó?”
Yo: “Me fascinó”.
Cuando salimos quedé tan complacida con los amigos de Toño, que les agradecí dándoles un gran beso en la boca y un fuerte abrazo como despedida. Mi marido Toño entendió cómo debía tratarme como toda una perra y yo sería para él su puta.
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