A ESTEBITA LE GUSTA QUE LO PREÑEN 8: TOÑO LE PRUEBA A MI PAPÁ LO PERRA QUE ES SU HIJO Y QUE LE LLENEN EL CULO DE LECHE
Mi papá me había encontrado dos veces en el acto, clavándome los hombres, estaba ya resignado que se lo contaría a mi madre, pero los milagros existen..
Estaba preocupado por el día que regresara mi mamá de su viaje y papá le cuente todo. Pensaba mucho la reacción que tomara ella y las consecuencias que desencadenarían, más me preocupa era el hecho que no me dejarían ver a mi marido Toño alejándome de por vida de él, pero la esperanza es lo último que se pierde.
El domingo, un día antes del regreso de mi mamá, mi papá decidió beber para escaparse un momento de todo lo que había presenciado, refugiándose en el alcohol, tomando cerveza en forma solitaria en la cantina del pueblo. No aceptaba la compañía de ninguno de sus amigos. Esa misma noche Toño estaba bebiendo en su casa con sus amigos, como es muy pernicioso en el alcohol, se emborracharon yéndose todos a sus casas, menos él que estaba todavía firme como un kikí, así que se dirigió para a la cantina del pueblo para continuar tomando. Al entrar, miró a los alrededores y descubrió a mi papá tomando muy apartado de los demás, se sonrió acercándose donde estaba. Al percibir que se acercaba alguien, levantó la mirada y vio que era Toño.
Papá: “¡Aléjate de mí, hijueputa Toño, malparido! Que tú has traído la desgracia a mi familia”.
Toño: “¡Tranquilízate Javier! Vengo a hacer las paces contigo, tenemos que hablar. No he traído la desgracia a tu familia”.
Papá: “¡Claro que la has traído! ¿Cómo has podido comerte a mi único hijo?”
Toño: “Hijo no, hija”.
Papá: “¡Ponte serio cabrón, estoy hablando en serio! Ahora no sé, ¿Cómo se lo diré a mi esposa sobre mi hijo?”.
Toño: “No tienes por qué contárselo. Si se lo cuenta, ¿qué es lo peor que pueden hacerle? ¿Desterrarlo del pueblo para que no regrese, como tú hiciste cuando nos descubriste? Crees que, con esa acción, ¿Él va a dejar de ser lo que es? O ¿Él va a dejar de dar culo? Pues para tu información no.
Papá: “Hmmmm, espera pido las cervezas, esto no lo podemos pasar así seco, hay mucho que asimilar.”
Traen las cervezas, ambos se toman un trago de la botella dejándola por la mitad y continúa Toño hablando.
Toño: “Tú dices que yo traje la desgracia a tu casa, eso es falso, porque antes de comerme a tu hija ya se la habían comido otros, o sea que él era marica desde antes y no ahora”.
Papá: “¿Otros se la habían comido?”
Toño: “¡Qué tan poco conoces a tu hija! Y eso que vive contigo”.
Papá: “Verdaderamente tienes toda la razón, he estado distanciado de él que no he cumplido mi deber de padre orientándolo en los temas del sexo. Yo tengo la culpa”.
Toño: “No te eches la culpa, no veo cuál es el problema, ¡A tu hija le gusta la verga y ya! Eso es normal, ahora la juventud sale más caliente que la de antes. Lo que no entiendo por qué estabas tan enojado conmigo cuando me encontraste clavando a tu hija, si a ti te he visto como le abres el culo siempre a un sobrino mío, que es además tu ahijado”.
Papá: “¿Quién yo? ¿Cuándo? Nunca lo he hecho para eso tengo a mi esposa”.
Toño: “Javier no te la tires de marica conmigo, si quieres llamamos a mi sobrino para que confiese a ver cómo quedas, además yo no te estoy reclamando nada, porque también me lo como. El motivo que tengas mujer no es impedimento, yo también la tuve, cuando uno le gusta el culo no hay fuerza humana que se lo impida y más de estos jóvenes alborotados que andan buscando vergas por todos lados”.
Papá: “(suspiro) Bien me descubriste, no puedo hacer nada, pero sólo lo he hecho con uno”.
Toño: “¡Ja, ja, ja, ja, ja! Méteme el dedo en la boca a ver si soy maco. Si tú también eres igual a mí, te gusta partir culitos jóvenes y son muchos los que has comido según los cuentos de tu hermano Samuel sobre ti”.
Papá: “¡Qué cabrón eres! Estás bien informado de mí, sobre todo por ese sapo de mi hermano. Lo que no me cabe en la cabeza es que mi pequeño hijo te aguante el vergón que te mandas, ya que tienes fama en el pueblo por eso”.
Toño: “Si vieras como goza tu hija cuando me la como, es toda una perra y le gusta a lo salvaje”.
Papá: “Eso no te lo puedo creer, el culito de mi hijo es muy chiquito, tengo que verlo para creerlo”.
Toño: “Por eso no hay problema en probártelo, si quieres vamos a tu casa y me la como en frente de ti para que te convenzas con tus propios ojos lo perra que es, además me gustaría que me dieras permiso de frecuentar a tu hija para clavarla cuando quiera. Te aconsejo sea conmigo que ya me conoces, porque si no me la como yo, se la come otro que no conozcas”.
Papá: “De acuerdo, compruébame que si te aguanta la verga y tienes mi permiso de clavarla cuando quieras, además no le diré nada a mi esposa de cómo tenían a mi hijo embutiéndoles sus vergas, tú y tus dos amigos”.
Salieron de la cantina rumbo a la casa de mi padre, abrazados porque no podían caminar derecho por la calle de lo tomado que estaban. Al llegar a la casa, ya eran como las 2 de la mañana, yo estaba en mi cuarto sobre la cama, dormido, rendido, boca abajo, en pantaloneta y descamisado. Cuando siento un peso en mi espalda que me presionaba el pecho que no podía respirar y el olor a alcohol, abro los ojos, veo el foco del cuarto prendido, no podía ver bien, me sobo los ojos y miro que es Toño, bajándose de mí porque se había tirado encima, me asusté enseguida.
Toño: “¡Hola mamita! Buenos días, ¡Despierta!”
Yo: “To, to, Toño ¿Qué haces aquí en mi cuarto? ¿Cómo entraste? Mi papá está adelante en su cuarto nos puede encontrar, en cualquier momento puede venir”.
Toño: “¡Tranquilízate, mamita, no te preocupes porque tu padre llegue, ¡Mira hacia la puerta!”
Me siento en la cama para ver mejor y me doy cuenta que la persona que está parada en la puerta de mi cuarto es mi papá. Quedé bastante desconcertado porque no entendía muy bien lo que pasaba.
Toño: “Te veo un poco desorientado de lo que pasa, te explico: yo hablé con tu papá de lo nuestro para que no se lo diga a tu mamá, pero él quiere comprobar con sus propios ojos que tú me aguanta la verga, no saliendo lastimado; así que toma chúpamela y demuéstrale a tu papá lo mucho que gozas con mi verga.
Toño se bajó el pantalón, dejando al descubierto su chorizo cervecero negro que la tenía bien parada, en frente de mi padre. A mí me daba vergüenza estando presente él observando, pero al ver la gruesa verga de Toño en frente de mis ojos, que se veía provocativa y brillaba de lo excitada que estaba, no perdí ni un minuto y empecé a engullirme su cabeza, chupándola con glotonería. En ese momento me olvidé de la presencia de mi padre que observaba, muy atentamente, cómo quería meterme todo el trozo de Toño hasta la bola, ensalivándola completamente. Toño miraba a mi padre, con una sonrisa perversa, de lo admirado que estaba que su hija era una experta chupando verga. Después Toño me baja la pantaloneta, desnudándome completamente, untándome saliva, que escupió en su mano, para lubricarme el culo introduciendo dos dedos.
Toño: “¡Bueno perrita! Ponte boca arriba que ya me la pusiste bien parada y quiero enterrártela de una”.
Me pongo como él ordena y sin miramientos me la entierra de una, empezando a darme verga salvajemente, en frente de mi padre, que pudo sentir la basteza con que lo hizo.
Yo: “¡Aaaaaay, ay, ay, Toño me estás partiendo el culo, ay, ay, ay!”
Papá: “¡No seas tan cabrón Toño! ¿No ves que estás maltratando a mi hijo? Le estás partiendo todo el culo, sácasela que le duele, hijueputa”.
Toño: “No te preocupes, a tu hija le gusta que la traten así, como una perra, le gusta a lo salvaje”.
Mi papá iba a interrumpir la culiada porque Toño me trataba con basteza, al ver cómo a su hija le partían el culo y cómo la hacían sufrir en frente de él, eso no lo podía permitir bajo ningún término, pero…
Yo: “¡No papá, no lo detengas! A mí me gusta así, me gusta que me den duro y grito para que el macho sienta que me tiene como una perra, eso es lo que soy”.
Toño: “¡Ves, te lo dije! ¿Quedaste ahora sí convencido?”
Al escuchar esas palabras, mi papá se detiene regresando a la puerta del cuarto, quedando maravillado de cómo su hija gozaba con ese macho que la trataba bastamente. Veía que Toño se ponía, de tal forma, que mi papá tuviera un mejor ángulo para que viera como le dejaba el culo abierto cuando le sacaba toda la verga, apenas empezaba a cerrársele se lo volvía a enterrar violentamente. Estoy lo hizo repetidamente, provocando una erección en mi papá, porque pude notar el bulto que se la marcaba en el pantalón; de vez en cuando, se lo sobaba para disfrutar la escena que tenía en primera fila. Toño lo miraba pícaramente, insinuándole, muy sutilmente, que se acercara para que probara el festín, pero él, dudosamente le dijo que no. Al ver que no era el momento propicio para seducirlo, se vino muy abundantemente dentro de mí, sintiendo ese chorro caliente de leche que más me gusta, haciéndome venir simultáneamente con él. Después de sacarme la verga del culo, enseguida me sostuvo las piernas para que no las bajara, haciendo que mi papá viera como se abría y cerraba mi culo escurriendo toda la leche de Toño que tenía adentro.
Terminada la función, mi papá y Toño se pusieron a conversar afuera del cuarto. No pude escuchar todo lo que dijeron, pero si escuché cuando le dijo que podía pasar la noche con su hijo si quería y tenía su permiso de clavarla cuando quiera. Esa vez dormí de lo más contento con mi marido Toño a mi lado, en el tiempo que faltó para salir el Sol. Después se fue porque mi mamá venía ese día.
Con esto me convencí que los milagros existen, ya que no tenía forma de evitar que mi papá le dijera a mi mamá de mis aventuras con los hombres. Mi mamá regresó a casa de lo más normal porque no tuvo malas noticias de mi papá respecto a mí, como dijo Toño cuando me comió frente a mi papá. Mi padre por fin aceptó mi gusto por los hombres y hablarme, otra vez, como antes. La única advertencia que me hizo fue que tuviera más cuidado en cómo hacía las cosas para que mi mamá no se entere de esto. Por otro lado, Toño pudo notar en la reacción y en la forma como dudó para decir no, de mi padre, cuando me comía frente a él. Observó los deseos que tenía de comerse a su propio hijo e intuía que él quería ser quien estuviera clavándolo y no Toño. Eso despertó en Toño la curiosidad de provocarlo para que cayera algún día, dejándose llevar por el deseo, y ver qué pasa.
Pero esto será para otra historia
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