A las afueras con Tavito (1/?)
Gracias a un infortunio tendría a mi pequeño por unos días completamente solos y apartados del mundo..
Se acercaba el final del verano y por tanto mi inicio en la universidad. Había sido un verano demásiado especial, por decir poco, pero aún faltaba el cierre qué tanto había esperado. Desde hacía más de un año mi papá, mi hermano y yo habíamos planeado ir a acampar y pescar a un lugar clásico de nuestra anterior vida cuando vivíamos aún en familia los 4 juntos antes que mi mamá descubriera la infidelidad de mi padre. Cuando era pequeño íbamos casi todos los años a aquél lugar a pasar un par de días compartiendo tiempo padre e hijo y tan pronto mi hermano tuvo edad se nos unió. Ese lugar era medianamente concurrido por familias que iban a pasar un rato, incluso también se llegaba a encontrar personas que iban a practicar deportes extremos o simplemente a pescar un poco. Con los años mi papá se había hecho amigo de un hombre dueño de un rancho junto al bosque donde hacíamos nuestro campamento, y gracias a eso aquél amable señor nos permitía entrar en su propiedad y así instalarnos en un área considerablemente lejana del resto, haciéndonos sentir realmente unos exploradores.
Esos viajes siempre eran especiales, aprendíamos cosas, convivíamos todo el día juntos y papá nos enseñaba «cosas de hombres». Tan pronto como el divorcio de nuestros padres llegó, esas aventuras fueron reduciéndose, mi papá inició su vida a parte con su otra familia y nosotros la nuestra, y aún cuando mi papá en ocasiones trataba de involucrarnos en sus cosas ya no era lo mismo.
Teníamos ya unos años sin hacer ese viaje a las afueras hasta que por petición de mi hermano decidimos que sería buena idea volver a aquél sitio, así que por varios meses planeamos todo y solo esperábamos a que iniciaran las vacaciones de mi papá y el día ya estaba por llegar.
El plan era partir el viernes muy temprano en la madrugada y regresar hasta el domingo en la tarde-noche, ya era jueves por la mañana y comenzaba a pensar en qué empacar cuando mi celular empezó a sonar,
– Hijo, pasó un problema con Ricardito, se puso muy mal y lo tuvimos que llevar al doctor- Dijo mi papá.
– Qué tiene?- Le dije espantado, aún cuando Ricardo era mi medio hermano me caía bien y no me agradaba la noticia
– Le dió una infección fuerte en el estómago y lo tuvimos que llevar de urgencia al doctor. Ya está mejor pero tenemos que estar al pendiente todo el tiempo- Dijo mi papá, y yo comenzaba a pensar en qué significaba eso.
– Ohh…- Dije solamente.
– Y pues ya no voy a poder ir con ustedes a nuestro viaje. Lo siento mucho- Dijo papá. Alcanzaba a escuchar tristeza en sus palabras y a la vez la melancolía me llegaba.
– No pasa nada. Vamos en otra ocasión- Le respondí.
– Oye, pero si quieres vayan tú y tu hermano, te presto la camioneta y pueden ir solos, para que no se queden con la ganas- Dijo. Pensé por un momento dudando si aceptar, pero después de todo era algo que realmente quería hacer,
– Si, está bien. Paso más tarde por la camioneta- Le dije.
– Yo te la llevo, de todos modos ocupo ir a comprar más medicinas- Añadió.
– Ok, pues te espero, y dile a Ricardito que ojalá se mejore.- Respondí, y después nos despedimos.
Le expliqué a mi hermano lo que había pasado y porqué mi papá ya no podría acompañarnos, le expliqué también que podíamos ir solos o llevarnos a alguno de sus amigos, pero mi hermano se negó rotundamente,
– No, yo no voy a ir si mi papá no va. Siempre es lo mismo, siempre son más importantes sus hijos- Dijo mi hermano. Desde la separación de mis papás Mario nunca se pudo adaptar del todo a nuestra nueva vida, siempre viendo a los otros hijos de mi papá como una competencia, aún cuando realmente los niños y la esposa de mi padre siempre fueron agradables con nosotros.
Traté de convencer a Mario, pero al final solo volvió a decir que no y se encerró en su cuarto. Yo me sentía un poco triste, ese viaje debía ser algo especial entre papá e hijos y ahora ni había ni compañeros, y tal vez tampoco viaje, cuando pensé en algo, tomé mi celular y marqué,
– Hola? Mayra?- Dije al teléfono.
– Bueno, sí, que pasó, Joel?- Respondió la mamá de Tavito.
– Hola. Oye, tenía planes para ir de campamento mañana, pero los compañeros me cancelaron a última hora. Podrías dejar a Tavito acompañarme? Prometo cuidarlo y no hacer nada peligroso.- Le dije.
– No sé, Tavito nunca ha ido a algo así- Me decía.
– Quién es? Es Joel?- Escuché a Tavito decir en el teléfono.
– Shhh, sí- Le dijo Mayra.
– Ándale, no quiero ir sólo y a dónde iríamos es muy y seguro, yo ya he ido antes varias veces- Le expliqué.
– Qué dice?- Decía Tavito al fondo en el teléfono.
– Que si te dijo ir a acampar con él- Le respondío.
– Siiii !! Me dejas? Me dejas?- Decía Tavito y yo me reía.
– Ya vez, déjalo ir- Le dije a Mayra.
– Ahh… Está bien. Pero pobre de tí que algo le pase- Dijo Mayra como buena madre preocupona.
– Sí, no te preocupes, de verdad es muy seguro.- Le explicaba, y comencé a contarle de dónde era que iríamos y las cosas que ocupaba llevar Tavito,
– Ok, entonces voy a hacer la maleta de Tavito y te esperamos en la mañana- Dijo Mayra, y terminamos la llamada. Me sentía muy feliz de haber tenido esa idea, ahora el viaje daría un giro muy grande y ahora de nuevo era emocionante para mí y comenzaba a pensar en todo los momentos ricos que podría pasar con mi pequeñín a solas y en la lejanía.
Mi papá llevó la camioneta a la casa como había prometido y platicamos un poco, le expliqué que iría yo solo con un amigo y él me explicó que su amigo el dueño del rancho ya estaba al tanto para dejarme pasar y me recordó qué caminos tomar. Finalmente me dormí temprano ese día para estar bien listo para madrugar y estar despierto en carretera.
Me desperté a las 5 de la mañana y me lavé la cara, revisé de nuevo qué todo estuviera en orden y salí hacia la casa de Tavito, ahí ya me esperaban y tan pronto llegué su mamá salió para recibirme y repetirme una vez más que cuidara mucho a su pequeño y yo solo le repetí una y otra vez que no habría problema. Eché el equipaje de Tavito en el auto y nos despedimos de Mayra para comenzar nuestro viaje. Tavito y yo platicamos un poco mientas andábamos, pero yo notaba el sueño en sus ojitos,
– Si quieres duérmete, vamos a tardar un rato en llegar- Le dije sobando su piernita.
– Es que no me quiero perder la vista- Decía viendo por la ventana del auto, y mi mano juguetona comenzaba a urgar entre sus piernitas.
– Si quieres duérmete aquí- Le dije palpando mi entre pierna y Tavito soltó una risita pícara y bajando mi cierre me sacó el pene agarrándolo en su manita.
– Y vamos a coger allá?- Dijo, mientras subía y bajaba la piel de mi palanca.
– Todo el día- Le dije, y entonces noté que su mano ya no se movía y volteando a verlo me dí cuenta que se había quedado dormido. Acomodé mi pantalón y me dediqué a seguir manejando.
El viaje era de algo más de 3 horas y llevábamos una buena parte avanzado cuando Tavito comenzó a despertar,
– Hey, te quedaste dormido- Dije sin apartar la mirada del camino de terracería por dónde andábamos
– Ahhh… Si…- Decía Tavito bostezando. – Quiero hacer pipí- Añadió.
– Te puedes esperar? Ya casi llegamos- Le dije mientras pasábamos junto a una arboleda.
– No. Tengo muchas ganas- Contestó Tavito apretando las piernas.
– Ok- Dije haciéndome a ún lado estacionandome junto al camino. – Vamos- Le dije saliendo del auto.
– Tu también?- Dijo Tavito.
– Si, yo también tengo ganas de orinar pero me estaba aguantando- Le respondí, y caminamos un poco adentrándonos unos metros entre los árboles y justo junto a un arbusto saqué mi herramienta y comencé a orinar y Tavito junto a mí hizo igual.
– Mira, me estoy cogiendo tu pipí- Decía Tavito entre risas mientras chocaba su chorro de orina con el mío y yo solo me reía en voz baja. Tavito tenía la vista clavada en mi verga mientras orinavamos, e instintivamente se comenzó a levantar. -Ya se te paró- Dijo Tavito,voy noté como su pequeña verguita también se había puesto dura.
– Y a tí también- Le dije mientras sacudía mi pene para quitar las gotas restantes de orina.
– Yo te ayudo- Dijo Tavito y tomando mi dureza en su mano me la meneó un poco y siguiendo comenzó a darme un buena paja haciéndome suspirar mientras miraba su manita trabajando en mi verga dura. Tavito se colocó de rodillas y sin mucho drama se llevó mi badajo a la boca chupándolo y a la vez jalando su verguita con su mano, yo tomaba a Tavito de la cabeza y le bombeaba, sacaba mi verga de entre sus labios y se la volvía a meter mientras Tavito con su otra mano estrujaba mis huevos. Los sonidos de la naturaleza contrataban con los que la boca de Tavito hacía junto con mi verga y mis gemidos resentidos de placer mientras seguía cogiendome a Tavito por la boca,
– Te voy a dar lechita para desayunar- Le dije a Tavito mientras sentía que mis bolas comenzaban a hormiguear.
– No, mejor métemela por la colita- Dijo sacándose mi pene de la boca y dándose la vuelta para darme el culo.
– No bebé, nos puede ver alguien- Le dije. Sentía mi verga palpitante y volteaba hacía dónde había dejado la camioneta. No eran muchos metros los que nos habíamos adentrado en la arboleda y en cualquier momento alguien podía ver la camioneta aparcada y llamaría la atención.
– Ándale, tu dijiste que ibamos a coger- Me decía, y con una de sus manos se metía los dedos por su hoyito y yo miraba a los lados nervioso,
– Quítate el pantalón, pues- Le dije. Sonriente Tavito se bajó rápidamente los pantalones y su calzoncito quedando desnudo de la cintura para abajo con solo los tenis puestos, lo hice tomar su ropa en una mano y levantándolo lo cargué en brazos quedando él abrazado a mí con las piernas dejándome sentir su verguita y huevitos en el estómago. Me hice más hacia unos árboles grandes que nos cubrían mejor, la cara de Tavito estaba a sentimientos de la mía y sonreía alegre mientras yo me llevaba los dedos a la boca llenandolos de saliva que después coloqué en su culito para meter un poco mis dedos en su ano. Tavito suspiraba en mi oído y me abrazaba fuerte tanto con los brazos como con las piernas mientras yo movía mis dedos en su culo. Me llevé de nuevo los dedos a la boca sientiendo en mi naríz ese aroma al culito de Tavo, como mezcla entre talquito de bebé, un poco de sudor y un leve rastro de suciedad. Escupí una buena cantidad en mi mano y me ensalivé la verga para inmediatamente colocarla en la abertura Tavo haciéndo que me saboreara en cuanto la punta de mi herramienta tocó la entrada de su ano. Lentamente bajé a Tavito haciendo que la cabeza de mi pene se hundiera en su hoyito haciendo que ambos soltamos un suspiro largo hasta que sentí que toda la cabeza de mi herramienta estaba dentro de la cabedad anal de mi pequeño,
– Qué rico culito tienes- Solté casi inconscientemente mientras disfrutaba la sensación apretada y caliente que Tavito me daba mientras él solo reía quedito.
– Está más rico tu pico gordo- Respondió separándose un poco dejándome ver si carita risueña a lo que yo respondí con un beso de piquito en sus labios y sin decir más le dejé ir unos centímetros más en su interior haciendo que mi pequeño hiciera una mueca.
– Te duele?- Le dije viendo su carita.
– No. Pero métemela despacito- Contestó Tavito, y como buen obediente inicié el balanceo con Tavito en brazos cogiendolo lento. Tavito me tenía completamente aferrado a él con sus piernitas mientras yo por mi parte lo sujetaba fuerte de las nalgas amasando sus gordos cachetes disfrutando del calor que su culito le compartía a mi verga la cuál babeaba dentro de él. El aroma del bosque hacía que fuera más sencillo reconocer los olores que el cuerpo de Tavito y el mío despedían, y dándole unas clavadas un poco más fuertes lo bajé más en mis brazos clavándole el resto de verga que le faltaba comerce a ese culito. Tavito me apretó duro con sus brazos cuando mi dureza terminó de entrar en él y bajando de nuevo la velocidad de mis embestidas le besaba el cuello para calmarlo.
– Te dije que despacito- Me dijo Tavito con su boca en mi oído.
– Te la saco, mejor?- Le respondí.
– No- Dijo solamente, y pasando mis brazos ésta vez por debajo de sus piernas empecé a follarlo duro y veloz sacando y metiendo mi verga casi completa en su huequito mientras Tavito seguía aferrado a mi cuello y soltaba pequeños quejiditos uno tras otro al compás con las metidas de verga que recibía en su culo. El túnel rectal de Tavito ya se encontraba bien abierto y mi barra dura y caliente salía y regresaba en él con ligereza, y yo, cuál animal descontrolado gemía disfrutando esas sensaciones y adrenalina que me daba el seguir dándole a ese pequeñín caliente lo que tanto le gustaba.
– Te gusta mi verga?- Le decía frenético sin dejar de perforarlo.
– Si…- Decía Tavito en mi oído entre gemidos.
– Extrañabas que te la metiera?- Mis palabras salían con total perversión.
– Si…- Repetía Tavito cuando de pronto empezó a soltar y jalar aire muy rápido por la boca anunciando su orgasmo. Yo no me detenía, seguía duro cogiendome el culito de Tavo con la ferviente idea de que alguien podría pasar por el lugar y descubrirnos aumentando la adrenalina y dándole un último empujón le clavé mi estaca entera mientras mi leche salía a borbotones dentro de él. Sentía como el del esperma salía feroz dentro de las tripas de Tavo y tan pronto sentí el último lechazo salir las piernas se me doblaron un poco. Alcé a Tavito haciendo que mi verga saliera babosa y brillante de su culo y con delicadeza lo bajé al suelo, su verguita estaba aún firme y su carita lucía distante,
– Tavito?- Le dije viendo su mirada perdida.
– Qué?- Respondió, como recobrando la consciencia.
– Voy a traer papel para limpiarte- Le dije mientras veía como mi semen le bajaba por las piernas.
– Si- Respondió viendo hacia abajo como escurría leche por sus muslos.
Salí lento de regreso al camino cuidando que nadie estuviera cerca cubriendo con mi mano mi pene que ya empezaba a perder firmeza y sucio relucía de jugos. Rápidamente abrí la cajuela y saqué un rollo de papel y de prisa regresé a dónde Tavito, que aún me esperaba parado en el mismo lugar.
– Toma- Le dije pasándole el papel y tomando un poco para mí me limpié la suciedad de mi entre pierna. Tavito limpió los hilos de semen que se habían derramado por sus piernas y después siguió con su culo quitando los restos de esperma con el papel,
– Ya acabé- Dijo Tavito.
– A ver, date la vuelta- Le dije, y siguiendo mi instrucción el pequeño se giró. Me agaché a la altura de su tracero y separando sus cachetes con mis dedos observé su culo abierto ya sin ningún rastro de semen. Olfatié el hoyo de Tavo, por algún motivo me excitaba mucho su olor y me estaba provocando una nueva erección cuando decidí mejor alejarme o terminaría de nuevo metiéndosela y cogiendolo de nuevo.
– Si está limpio?- Dijo Tavito.
– Si, ya ponte la ropa- Le respondí y lo ayudé a vestirse.
Regresamos a la camioneta y volvimos a tomar camino, nos faltaba cerca de media hora para llegar a nuestro destino. Tavito había recordado que su mamá le había echado sandwiches para el camino, así que comimos en la marcha y un poco después llegamos al rancho del amigo de mi papá. El viaje había iniciado bien, y estaba por mejorar.
Excelente continuación,estaba esperando con ansias este nuevo capítulo de esta gran historia
Gracias por comentar. Puede que ahora me tomé algo más de tiempo escribir y revisar los capítulos venideros, solo sean pacientes, aún hay por contar.
Lo bueno se hace esperar… Excelente episodio. Lástima que Mario siga sin querer participar. Me intriga saber si de verdad podrá participar y formar parte de estas aventuras de Joel… <3
Hola sabes tus relatos son súper buenos estaré esperando el próximo relato .
Pero en tu telato con Michel no contó si usted la desvirgo .
Va a estar muu bueno el relató amigo ✌✌