A los 10, la historia de mi despertar sexual – parte III
Así entendí que el sexo anal es increíblemente delicioso.
No sé cuantas veces termine con arcadas al sentir el pene del Favi muy adentro de mi garganta.
Puedo decir que nuestra amistad duró apenas unas semanas, hasta que el Favi, de a poco volvió a ser aquel bullying que me molestaba y humillaba frente a mis compañeros. sin embargo, cuando quería usar su pene en mi, yo me dejaba sin titubear. Embobado por aquel maldito.
Normalmente se lo mamaba en los recesos, aveces en la baños, o en la leñera del colegio, otras en la sala de clases, el comenzó a exigir mi boca a cambio de su silencio, a cambio de no decirle a nadie que yo mamaba penes.
la imagen de seguro es algo importante para un chico de diez años, y con el esfuerzo que yo hacía para que no me etiquetaran de gay, terminaba asustado y accediendo a sus peticiones cada vez mas exigentes.
Incluso habían veces, me exigía hacerle sus tareas y trabajos bajo esas amenazas, mientras el hablaba, quizás de qué, con su único amigo, Camilo. El era un año mayor, y más grande que cualquiera de nosotros en el curso, moreno con unos dientes muy blancos, qué sacaba a relucir con sonrisas burlonas, a pesar de ello siempre tenía olor a axila. Camilo animaba a el favi a que les haga sus tareas, ya que se había dado cuenta de que yo no me negaba a las peticiones del favi.
Un mañana a la hora del desayuno, en el baño de hombres, el favi me alcanzo en el baño, me volvió a pedir más que solo mi boca, yo obedeci y me baje los pantalones, y me comenzó a meter la punta, normalmente era todo lo que entraba antes de que me comenzará a doler. aquel chico flaco, moreno y feo, con sus pelos en punta y ojos saltones. Tenía un pene demasiado grueso para su edad, lo que de seguro saco de su familia por lado del Botellón.
Yo intentaba aguantar mientras el me tomaba de la cintura, de pronto me abraza y descansa su mentón en mi hombro y me susurra.
-relajala maikol
Mi corazón latía a mil, y como de costumbre le hice caso. Sentí como se comenzaba a deslizar dentro de mi, sentí como la sacaba un poco para luego meterla un poco más a dentro, paso de ser doloroso a ser placentero, yo me dejé, mi pene erecto y mi cabeza apoyada en la pared del cubículo de wc. El Continuo y continuo, hasta que sentimos a un grupo entrar al baño, de inmediato nos vestimos e hicimos como si nada saliendo del cubículo.
Ambos quedamos calientes, así que en el siguiente recreo, con señas, volvimos al baño, sin embargo camilo nos siguió.
Nos quedamos en el baño un rato mientras el favi le decía que se largue, pero camilo no quería, el pensaba que nos pondríamos a fumar o algo por el estilo, hasta que de tanta insistencia se fue.
El favi se sentó en el inodoro y desabrocho su pantalón de colegio, su pene negro y duro me llamaba palpitante, yo me desabroche el pantalón y me senté sobre su pene con cuidado, mi calentura y mi ano ya abierto se trago su miembro muy fácilmente, esta vez sentí como entraba todo, intenté no gemir mientras brincaba en su pene, hasta que comencé a transpirar, el me agarraba los glúteos, no se cuanto tiempo estuvimos así pero nos quedamos hasta el toque.
– buena perrita
Me dijo una vez salimos del baño para luego irse corriendo a la sala de clases.
El resto de la tarde me ignoro por completo, como si no existiera, hasta que a la salida me alcanzo de camino a mi casa. Yo molesto por sentirme ignorado le pregunte que quería, pero solo me dijo
– voy a la casa de mi tío
Y yo lo comencé a ignorar todo el camino
Al llegar, pase directo a mi casa, pero el me siguió,
– favi la casa de tu tío es esa
Le decía, pero el continuo detrás de mi, cuando quise abrir la puerta con la lleve, el me comenzó puntear por la espalda agarrando mi cintura, era obvio lo que quería, y yo me dejé.
al entrar a la casa botamos las mochilas al piso, el desabrocho mi pantalón y me lo bajo. No se en que momento terminamos desnudos sobre el sillón con los puros calcetines puestos, teniendo sexo, abrazándonos y besándonos. En favi comenzó a darme con fuerza, y yo estaba tan caliente que ya no sentía ni un poco de dolor. Mis piernas abrazaban su cintura con firmeza mientras el sudor de su frente caída sobre mí cara. Como me gustaba aquel chico.
Desde ese momento me comenzó a decir perra, cada vez que teníamos sexo, y yo lo aceptaba con tal de tenerlo un rato conmigo.
Los días continuaron con normalidad, hasta que llego un feriado largo, ese día hubo mucha calor, yo estaba recostado en el sillón como de costumbre mirando tv. Era medio día y no había nada para comer, pero el botellón llegó para salvarme, entró a mi casa como si nada, iba a torso descubierto, con un short amarillo con unas franjas azules, y me dice
– tu mamá llega hasta el domingo
Y yo lo quede mirando
– de verdad? – le pegunto
– si eso me dijo esta mañana.
Yo no supe que decir pero el continuo
– puedes venir a mi casa a comer
Yo sonreí, y le dije que no se preocupe que vería que comer en el referí
El botellón, aquel viejo guaton y moreno con tatuajes gastados me mira y dice
– no te estoy ofreciendo comida, -y se agarra el pene medio recto, acercandose, acerca su boca a mi cuello y lo comienza a lamer, yo quede en shock, sin saber como reaccionar, con una mano tocaba mi pecho y con la otra mis piernas, sus enormes manos de seguro podían agarrar por completo mis piernas y eso hizo para acomodarme y dejarme a la altura de su pene.
Aquel monstruoso y negro pene babeaba, yo solo abrí la boca y el comenzó a moverse, sus manos me tocaban de pies a cabeza hasta que una de ellas llego a mi ano, había tenido sexo con su sobrino casi toda la semana por lo que su dedo húmedo lo inserto muy fácil.
– el fabian te va tenido como su perrita quiza cuanto tiempo sin decirme nada- medecía mientras su enorme cabeza golpeaba mi ano
Yo me tape la cara y apreté los dientes, comencé a gritar mientras el me tapaba la boca, su pene me abría el ano más de lo que podía. No entendía como el favi aguantaba eso, mis lagrimas caían mientras el me penetraba cada vez son más fuerza, y me decía
-tranquila perrita si se nota que te gusta
Cerré los ojos hasta que sentí como su pene se hinchaba dentro de mi. Mientras el continuaba lamiendo mi pecho y cuello.
– eres tan hermoso. – me dice y comienza a sacar su pene mientras veo como me mira.
Mi primera preñada, no fue como quería, pero esa noche me masturbe toda la noche penando en ella.
Que rico 💦