A los 12, mi primo me hizo su putito. 2a Parte
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Noickro.
Esta es la continuación del relato http://www.sexosintabues.com/RelatosEroticos-14142.html .
Antes que nada una disculpa por la demora pero he andado algo ocupado y no había tenido tiempo libre para compartirles esto.
Bueno, de lleno al relato, si alguno quiere ponerse al corriente les recomiendo que lea primero el relato del link que puse en la descripción, para que más o menos se entere de que va.
Cuando desperté al día siguiente Manuel ya no estaba en mi cama, no sentí cuando se había marchado y era ya cerca del mediodía. Entonces mi madre entró a mi habitación y me dijo que toda la familia estaba lista para salir a realizar unas compras de última hora, era el último día antes de la noche buena. Yo le dije que no tenía ganas de salir, que me dolía la cabeza y prefería quedarme en casa hasta que volvieran, me insistió un poco pero no mucho, todos ya estaban realmente listos y ella no quería demorarlos mas. Me dijo que me levantara a bañarme y a comer algo y que si algo necesitaba le llamara al celular. Cuando se fue empecé a recordar las cosas que habían pasado la noche anterior, y comencé a excitarme. Recordé la forma del cuerpo de Manuel, su olor, su calor, su deseo, recordé la forma de su pene, su grosor, su textura, su sabor. Sin darme cuenta me empecé a sobar mi propio pene por encima de mi ropa de dormir mientras imaginaba comerme de nuevo la deliciosa verga de Manuel; de alguna forma saber lo mucho que había excitado a un hombre me hacía sentir sexy, deseable, y al mismo tiempo me hacía desear más carne de él, obtener más placer al brindarle placer a él y recibir como premio su deliciosa carga de semen en mi boca.
En esto estaba pensando y estaba tan excitado cuando de pronto escuché nudillos en la puerta y ésta se abrió. Seguro era mi madre que algo se había olvidado de decirme, pero no, por la puerta que se abría lentamente asomó la cabeza de Manuel. Yo lo miré desde la cama aterrado, con una mezcla de vergüenza y miedo, y entonces él sonrió, entró en la habitación, cerró la puerta y se quedó de pie ahí viéndome. Por un par de segundos que me parecieron eternos no dijo nada, entonces dio un paso hacia mí y con una voz nerviosa me pregunto si podía acostarse conmigo, solo asentí con la cabeza y avanzo, levanto las cobijas, se sacó los zapatos y el pantalón y se metió conmigo en la cama donde una noche antes me había cogido por la boca pero a diferencia de la noche anterior esta vez olía a limpio, a un hombre bañado, perfumado y con el aliento fresco y se acostó a mi lado y yo me voltee para no verlo a la cara, sentía demasiada vergüenza. Sentí como se fue pegando a mí y me abrazo desde atrás y me dijo “uff que mal hueles, hueles a sexo, deberías irte a dar un baño” y me soltó, levantó las cobijas para que me fuera a duchar, no era una sugerencia, ni un favor siquiera, era una orden. Saque ropa de mi cajón y me fui a bañar. Mientras el agua recorría mi cuerpo seguía pensando en el cuerpo de mi primo y lo varonil que era, si me comparaba con el yo era muy femenino en mi fisonomía; su cuerpo era marcadito y el mío no, su piel era más morena que la mía y tenía vello cuando menos en las partes donde debería y en cambio mi piel se resistía a entrar en la pubertad no dejando salir ni un solo vello, permaneciendo tan blanca y suave como siempre.
No sé cuánto tiempo dure en el baño pero cuando salí vi a Manuel dormido en mi cama, solo me puse una trusa y me metí debajo de las cobijas junto a él, me acomodé dándole la espalda y quería dormirme pero los nervios no me dejaron. El si estaba profundamente dormido y paso un buen rato en el que solo sentía su respiración atrás de mí y el latido de mi corazón que se quería salir de mi pecho, paso tanto tiempo que estaba pensando en levantarme y mejor dejarlo dormir solo cuando note que su respiración cambió, se movió y sentí como se pegaba más a mí, podía sentir su calor y luego me abrazó pegándome a su cuerpo y me hablo al oído.
-¿Ves que diferente? Ya hueles a jaboncito, hueles a una niña limpia- me dijo casi en un susurro con su voz varonil mientras su brazo me pegaba más a su cuerpo y sus dedos jugaban con uno de mis pezones.
-¿A niña?- le pregunte.
-Si, a niña- Me contestó y esta vez me dio una sexy mordida en mi oreja- Eso es lo que eres, una niña, una niña muy bonita, mi niña.- Me dijo apretándome mucho más contra su cuerpo y dándome un beso en el cuello.
-¿Por qué a niña?- le volví a preguntar. Esta vez se rio y con un tono más caliente hablándome casi entre dientes y descaradamente pegándome su paquete en una de mis nalgas me contestó con otra pregunta:
-¿Qué no te acuerdas lo que hicimos anoche aquí en tu cama? Los hombres solo hacemos eso con niñas. ¿Por qué crees que me quede contigo? Las niñas no se deben de quedar solas en su casa, necesitan un hombre que las cuide, por eso me quede, para cuidarte- todo eso me lo dijo mientras sus dedos jugaban con mi pezón, me besaba el cuello y yo sentía como su pene se iba poniendo duro.
Por cuestión de un par de minutos no dijo nada, se dedicó solo a jugar con mi cuerpo como quiso, me acaricio lo que quiso, me lamio y beso lo que quiso, yo mientras tanto cerré mis ojos y disfrutaba las caricias calientes de mi primo. Solo me habló cuando me apretó una nalga y me dijo al oído “que rico culito tienes, tiene que ser para mí”. Deslizo una de sus manos por debajo de mi trusa y sus dedos se fueron recorriendo mi raya, abriéndose paso entre mis nalgas hasta que llego a mi culito apretadito e intentaba meter uno de sus dedos “uff que rico – Me dijo – siento como tu culito besa mis dedos… se abre y se cierra dándome besitos en la punta de los dedos” entonces concentre mi atención en eso, y era verdad, el no intentaba meter más que la punta y me tenía tan caliente que mi ano se relajaba y contraía. Yo no hablaba, mi respiración era el único sonido que producía mientras él seguía tratando de hurgar en mi ano y su boca me comía el cuello, los hombros, mi oreja y cualquier otro pedazo de piel que se le pusiera en frente. “Mira como me tienes de caliente” volvió a romper el silencio mientras tomaba mi mano y me doblo el brazo para colocar mi mano detrás de mí, enfrente de él y sobarse con ella su verga, que estaba a reventar. Me soltó y seguí solo con la labor de acariciarle el paquete y el de meterme la punta de su dedo. De pronto se separó de mí y me dijo “hoy si tenemos tiempo, hoy si te voy a reventar tu culito” mientras me acomodo boca abajo y me bajo la trusa descubriéndome solo las nalgas, pego su cara a ellas y comenzó a besarlas y morderlas mientras me llamaba princesa, nena, mientras acariciaba mis piernas y me decía que también mis piernas eran de mujer. Yo ahogue en la almohada mis suspiros y gemidos de placer cuando comencé a sentir su larga, cálida y húmeda lengua recorriendo mi raya, fue directo hasta mi culo, separaba mis nalgas con sus manos para que su lengua alcanzara mi ano apretado y comenzara a jugar con el me lo besó me lo humedeció y luego sentí como se acomodó encima de mi poniendo la caliente y húmeda cabeza de su verga sobre él y comenzó a frotarlo. Aun cuando él me había ensalivado primero, aun podía sentir su abundante líquido preseminal saliendo por su glande como inundaba mi rayita y me escurría por entre mis nalgas y mojaba mis propias bolas aun dentro de mi trusa. Me quito la trusa para poderme abrir bien las piernas y me acaricio el ano con la punta de su verga, después con todo el tronco, así un buen rato hasta que sentí como la punta de su pene hacia presión por entrar en mí, yo apreté pero en realidad quería que entrara, quería que me terminara de hacer sentir su mujer, estaba completamente entregado a lo que él quisiera y aunque tenía idea de que podría dolerme, no me importo y lo deje hacer lo que le diera su gana.
Su pene siguió haciendo presión en la entrada de mi culito hasta que por fin cedió, el dolor era agudo, me dolía, me ardía, me molestaba, tenía unas ganas de llorar pero no dije nada, no era miedo ni placer lo que sentía, lo único que quería era complacerlo a él, aunque me doliera lo toleraría. Entonces se inclinó sobre mí, así con solo el glande enterrado en mi culito y me dijo al oído “discúlpame princesa, quería meterte un dedo primero para acostumbrarte pero me gano la calentura” después de eso me enterró de un solo golpe toda su verga hasta que sus huevos chocaron con los míos, yo sentí que me partía del dolor, mordí fuerte la almohada e intentaba abrir más, sentía que entre más abriera menos dolería. Él se dejó caer encima de mí y comenzó a decirme lo rico que estaba dentro de mí, por un buen rato no se movió y después comenzó el mete y saca, una cogida que bien podría haber sido violación; su ritmo era salvaje, sus embestidas totales y sus manos se sostenían una en mi espalda como para mantenerme en posición y la otra en la cabecera orilla de la cama, aferrado como si eso fuera a retrasar mas su eyaculación.
Su cogida duro más de lo que yo esperaba, en poco tiempo cambie el dolor por el placer y sentía en mi piel el sudor que ya empapaba su playera y el calor de su cuerpo. El me llamaba a ratos su princesa y a ratos su puta y eso era, eso me sentía, me sentía la puta de mi primo que quería estarse así desnudo y ensartado para siempre. Su forma de hablar me mantenía en mi sitio porque eso era lo que yo quería ser para él.
Saco su verga de mi culo y me volteo, esta vez boca arriba y abrió mis piernas las levanto poniéndose uno de mis pies encima de cada uno de sus hombros, la posición obviamente puso mi culo expuesto y él se dedicó a ensartarlo una y otra vez hasta que sentí como su verga se ponía más gorda y dura y me lleno de leche en el culo, podía sentir y contar los chorros de semen hirviendo que me estaban llenando y en ese momento el orgasmo me invadió, llenando mi cuerpo de sensaciones divinas y cosquilleos.
Cuando nuestro orgasmo termino, se volvió a tirar a un lado de mí, donde se había quedado dormido la noche anterior, pero esta vez me jalo hacia él y pego sus labios a los míos. Mientras sentí como su lengua se abría paso dentro de mi boca sus manos comenzaron a recorrer mi cuerpo hasta que llegaron a mi recién estrenado culito y metió dos de sus dedos empapándolos con su propio semen. Soltó el beso solo para decirme “mira bebe, ya te entran más fácil” se rio, regreso al beso y después de un buen rato nos quedamos los dos dormidos. Cuando me desperté el seguía dormido pero era ya pasadas las 3 de la tarde, mi familia no tardaría en llegar y yo ya tenía hambre, lo desperté y mientras limpie mi cuarto para que no se notara lo que acababa de pasar él se puso a preparar unos sándwiches para comer, pusimos una película mientras comíamos y llego el resto de la familia, terminamos el resto del día normal con una dosis extra de miradas entre nosotros y hasta se atrevió a guiñarme un ojo cuando nadie veía. Esa noche no pasó nada más porque todos estuvieron en casa despiertos hasta tarde y no volvimos a tener ningún otro encuentro hasta la noche del 25 aunque esa vez no estuvimos solos, pero eso lo contaré en otra ocasión.
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