A los 12, mi primo me hizo su putito. 4a Parte.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Noickro.
Cuando terminó la función, Manuel y Daniel no se me despegaron en todo el trayecto a la camioneta en la que habíamos viajado todos apretujados, nos subimos los tres primero tomando el último asiento pegado a la ventanilla ocupando una plaza cada uno. Como no cabíamos Daniel me dijo que me sentara en sus piernas para dejar libre una plaza más donde se sentó mi tía. En realidad éramos demasiado así que en el asiento de enfrente también había un “segundo piso” con los más livianos e incluso alguno sentado en el suelo del vehículo. Ya todos a bordo decidieron pasar, antes de llegar a la casa, por el autoservicio de algún restaurant de comida rápida para comprarnos algo de cenar.
Yo iba muy incómodo en todos los aspectos, menos en uno. En mis glúteos podía sentir como la verga de Daniel iba cobrando dureza. Lo voltee a ver y solo me sonrió, se fijó que no le estuviera escuchando mi tía y, al tiempo que metía su mano por debajo de mi playera para acariciar mi espalda, me dijo al oído: “Tu ya vienes calentando tu cena ¿verdad putito?” solo me encogí de hombros y a propósito comencé a mover mis caderas muy despacio, frotando con mis nalgas su bulto. Era la misma excitación de la sala de cine. Un vehículo lleno (demasiado) de mi familia y ahí estaba yo, poniendo la verga dura a uno de mis primos mayores.
Su mano recorría despacio mi espalda y de vez en cuando se pasaba sigilosamente, para no ser descubierto, a uno de mis pezones. Yo estaba súper caliente, quería calentarlo para que prefiriera jugar conmigo que acusarme con mis papás.
El camino a casa fue largo, y todo el rato no deje de sentir la presión del bulto de Daniel. Mientras bajaba el resto de la familia, aprovechó el alboroto para pellizcarme el muslo y decirme al oído que lo tenía bien caliente y que le tenía que cumplir. Me bajé y lo dejé ahí afuera con el dilema de entrar disimulando su erección. Para cuando él y Manuel entraron ya todos estábamos comiendo. Antes de tomar su hamburguesa y sus papas Manuel se fue al baño, regreso sonriendo pero no le di importancia. Terminamos de cenar y Daniel le hizo señas a Manuel como preguntando qué pasaba, Manuel solo asintió con la cabeza y luego me hizo señas a mí señalando rumbo al cuarto para que nos fuéramos. Nadie pareció notar que dos adolescentes calientes y un niño precoz abandonaban el comedor rumbo a la recamara.
En cuanto estuvimos a cubierto, en el pasillo, Daniel lanzó su mano a mis nalgas manoseándolas, apretándolas de una forma morbosa y caliente. En cuanto entramos en la recamara Manuel cerró la puerta con seguro, Daniel me tumbó en la cama, se sacó de un tirón la playera y me vio con ojos de lujuria, una mirada que me encanta ver en un hombre y me dijo que me iba a hacer su perra.
Manuel fue a buscar algo debajo de mi almohada, era ropa. Después supe que cuando llego y se fue “al baño” antes de cenar, en realidad se había ido al cuarto de mi hermana y me trajo un atuendo para mí. Daniel olio la ropa y me la dio, me dijo: “póntela, pero rápido que ya te quiero reventar el culo”. Obedecí y rápidamente me quite mi propia ropa y me puse la de mi hermana, yo ya conocía la ropa de tanto haberla visto por la casa pero al parecer a ellos les dio mucho morbo verme con un calzón rosa con conejitos blancos, una falda corta y un top blanco que dejaba mi ombligo fuera. Obviamente mi hermana era un poco menos ancha que yo así que todo me quedaba súper ajustado. Mis dos primos comenzaron a frotarse las erecciones que les causo verme con esa ropa y Manuel fue el primero que se la saco. Me acerque a ellos y el con su mano en mi cabeza me indico que quería que se lo chupara así que me hinque frente a él y comencé a chupárselo justo como él me había enseñado.
Dejo caer sus pantalones y su bóxer que había estado sosteniendo con la mano que no estaba en mi cabeza y se sentó en la cama. Esto me obligo a mí a hacer mi cuerpo hacia enfrente arqueando mi espalda y levantando un poco las nalgas. Entonces Daniel, que ya tenía su verga fuera también, se hinco detrás de mí y comenzó a frotarla contra mis nalgas enfundadas en rosa. Metió un poco la tela entre mis glúteos y yo sentía como paseaba su caliente e hinchado trozo de carne por todos lados. Podía sentir su punta babosa y caliente en mis muslos apretados también. Sus manos grandes y masculinas acariciaban mi cintura, mis nalgas, mis muslos, sentí como se fueron metiendo debajo del top y se dirigieron cada una a uno de mis pezones, donde en forma de copa apretaron todo lo que pudieron juntando pequeños bultitos alrededor de mis pezones y oí su voz caliente que susurraba “Ah! Que ricas chichitas te están creciendo” mientras la punta de su pene hacia esfuerzos por colarse junto a uno de mis muslos por debajo del calzón. Así estuvimos un rato, el con los ojos cerrados visualizando a una niña en mi lugar y yo, con los ojos cerrados de placer marcando con saliva la verga de Manuel y tratando de distinguir con mis nalgas cada centímetro de la verga de Daniel.
Manuel daba pequeños gemiditos de placer igual que yo, Daniel llevo sus manos a mis nalgas, las acaricio morbosamente un momento y sin quitarme la falda me bajo el calzoncito. Quería voltear a ver que hacia pero la mano de Manuel no me dejaba abandonar mi trabajo en su verga, así que tuve que conformarme con sentir en mis nalgas el cálido aliento de Daniel y después su húmeda lengua recorriendo mi raya, tratando de penetrar mi culo. Sentir sus manos separar mis nalgas y sus esporádicas mordidas. Daniel me estaba comiendo el culo y yo comencé a gemir de placer. Era mucho mejor que Manuel haciéndolo. Aunque lo hizo delicioso lo hizo por muy poco tiempo. Sentí como puso la punta caliente de su verga en mi agujero y sin decir más la metió hasta el fondo. De no ser porque mi boca estaba llena hasta la garganta hubiera gritado como si me hubieran acuchillado, fue un dolor agudo, intenso. No era mi primera vez pero sentí como si lo fuera. La verga de Daniel me llenaba por completo y comenzó a moverla enseguida.
Tarde un momento en acostumbrarme pero pronto empecé a disfrutar de sus embestidas mientras seguía chupándoselo a Manuel. Entre las embestidas y la mano de Manuel marcándome el ritmo no duro mucho rato en que su verga se empezara a vaciar en mi boca, llenándomela de leche que empecé a tragar desesperadamente. Manuel quito su mano y Daniel me dio un tirón del cabello justo a tiempo para verme tragar lo último que quedaba. Sus movimientos se hicieron frenéticos. Podía escuchar el golpe de su piel contra la mía al ritmo de sus jadeos y sentí su brazo apretar mi cuerpo contra el suyo mientras su verga me inundaba el culo de leche.
Después de vaciarse siguió cogiéndome un rato y luego lo dejo. Tomo el calzoncito de mi hermana y me lo subió, se acercó a mi oído y me dijo que me lo dejara puesto para que la leche no se me escapara. Me mordió el cuello y se arregló y se fue dejándome aun de rodillas. Yo me levante y me acosté sobre el cuerpo de Manuel y comencé a besarlo en el cuello y en la boca, sus manos acariciaban mis nalgas y me dijo que Daniel crea que había sido el primero en penetrarme porque él había negado haberlo hecho. A mí ni me importaba eso. Acomodamos para dormir y nos quedamos juntos a partir de esa noche hasta la última que estuvieron de visita en mi casa. Con Manuel lo hice cada noche y con Daniel solo otras dos veces más. No las cuento porque ya se volvería muy repetitivo salvo por la única que vez que lo hice solo con Daniel, esa será la próxima y última parte de esta serie. Pronto se las comparto. Muchas gracias por sus comentarios, por favor comenten.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!