A los 12, mi primo me hizo su putito. FINAL
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Noickro.
Después de la vez que estuve con mis dos primos, Daniel y Manuel, éste último decidió pasar conmigo todas las noches que le quedaban por pasar en mi casa hasta que se terminaron las vacaciones. Esas dos semanas Manuel me cogió cada noche. Nadie se imaginaba que cuando todos nos metíamos a descansar, en mi cama, el me hacía gemir como una puta con su manera tan rica de cogerme.
El ritual era casi siempre el mismo, nos metíamos al cuarto, los dos nos quedábamos en bóxer y nos metíamos debajo de las cobijas, dándonos la espalda. Cuando sentíamos que el ruido de la casa disminuía casi hasta cero era siempre él quien se daba la vuelta, me abrazaba y comenzaba a acariciar uno de mis pezones, y como podía empezaba a restregarme su paquete semierecto en mis nalgas, me empezaba a besar y a morder el cuello y a decirme cosas calientes que me ponían a mil. Me encantaba que me dijera que era su putita y lo mucho que le gustaba mi culito.
A veces me dedeaba y yo disfrutaba de uno o dos de sus dedos jugando con mi culo, a veces solo me lo metía. De cualquier forma a mí me encantaba que me tomara de esa forma. Me cogía como un perro caliente, con unos movimientos frenéticos que siempre me hacían venirme sin tocarme. Me encantaba sentir su dominación, su calentura. Cuando me cogía de cucharita siempre me metía dos dedos (a veces los mismos que acababan de estar en mi culito) a la boca y yo se los chupaba y jugaba con mi lengua con ellos. Mis gemidos eran naturales, salían sin querer, y los que él me hacía en el cuello y el oído me excitaban demasiado.
Tenía que poner sabanas limpias cada dos días porque nuestro sudor y nuestro semen se penetraban. Algunas noches me pedía que se la mamara, y otras solo era sexo anal, pero siempre me tuvo a su disposición.
Dos días antes de la nochevieja, Daniel decidió repetir. Apenas se habían ido todos a dormir, se escuchó la puerta de la habitación y encendió la luz. Manuel y yo volteamos para ver quién era y ya que lo vimos, nos hizo señas de estar callados y volvió a apagar la luz. Yo estaba muy nervioso. Se fue hacia mi lado de la cama y me dijo que le hiciera un campito me repegué contra Manuel que casi se cae y en un espacio muy delgadito se acostó Daniel de lado. Apretujado entre los dos, viendo hacia Daniel y con los dos viendo hacia mí, podía sentir como Manuel estaba tan nervioso que el único con una erección notable era Daniel. Me empezó a manosear el culo, me saco de la cama, me pidió que me desnudara y se desnudó el, nos volvimos a meter a la cama y ahí nos acomodamos para poderme comer su rica verga primero por la boca y luego por el culo mientras que la de Manuel ocupaba el otro orificio en cuestión. Esa noche estuve en 4 patas sobre la cama, de rodillas sobre la alfombra y cabalgando a Manuel mientras Daniel me cogía hasta la garganta por la boca. Daniel me lleno la garganta de leche y Manuel me relleno los intestinos por el culo con su leche. Cuando acabó, de nuevo Daniel se fue y solo Manuel y yo nos quedamos en mi cama.
Al día siguiente, un día antes de la nochevieja, volvieron a salir en masa para conseguir lo necesario para la cena y aprovechar para dar una vuelta. Yo no quería ir, yo estaba muy cansado, mis dos machos me había dejado agotado y todo lo que quería era dormir. Así que cuando despedí a todos me metí a dar un baño para regresar a la cama. Apenas me metí en la regadera, la puerta del baño se abrió y vi a Daniel, honestamente me asusté mucho puesto que yo creía estar solo en casa. A pesar de que él ya se había bañado, se metió a duchar conmigo. Fue riquísimo. Ver ese cuerpo atlético desnudo, con su pene a medio erectar y el agua resbalando por su piel. Yo me excite mucho y me dijo que lo tallara. Tome jabón y lo empecé a enjabonar completo.
El agarro jabón y empezó a pasarlo por mi culo, me tallaba muy meticulosamente y su pene se puso durísimo. Yo lo masturbaba con la espuma del jabón. Me dijo que me enjuagara y el hizo lo mismo, así en toalla nos fuimos los dos a mi cuarto y me dijo que quería jugar conmigo. Saco la ropa de niña que me habían puesto antes y me dijo que me vistiera, fue a buscar entre su ropa y trajo uno de sus bóxer sucios y uno de sus cinturones y me ato las muñecas juntas y estas a la cabecera de la cama. Ahí me enseño otro vicio que tengo hasta la fecha, oler bóxer usados de adolescentes hormonalmente revolucionados. Me dijo que doblara mis rodillas y comenzó a pasarme el bóxer por la boca y la nariz, y honestamente no olía nada mal. Con la mano que tenía libre comenzó a recorrer mi rayita que quedo accesible con la posición de mis piernas y acerco su boca a mi oído y me dijo que le encantaba como veía así, amarrado a la cama, a su disposición y que me iba a dar verga, porque eso era lo que yo quería. Y tenía razón, mucha. Yo ya estaba deseando sentirla dentro de mí. Metió una parte del bóxer en mi boca y dejo el resto sobre mi nariz, se sacó la toalla que traía en la cintura y se puso de rodillas en la cama detrás de mí, me tomo de los tobillos levanto mis piernas dejando mis nalgas al aire y empezó a restregarme su verga cada vez más dura por mis nalguitas redonditas aun dentro de un ajustado calzón de niña.
Con movimientos bruscos tomo mis dos tobillos con una de sus manos, con la otra me saco el calzón y con apenas el lubricante que brotaba de su glande empezó a metérmela. A pesar de no ser (para nada) virgen, aun podía sentir como esa verga gorda se abría paso en mi culito. Me ardía pero me encantaba e inmediatamente empecé a gemir como perra en celo al ritmo de sus embestidas que eran salvajes. Así me cogió por un buen rato, con las manos atadas, y vestido de mujer. Sus manos se pasearon por todo mi cuerpo a su antojo, me pellizco los pezones, los muslos y las nalgas, me chupo el cuello y los pezones por arriba de la blusa. Yo estaba completamente entregado a sus deseos y no tarde mucho en mojar el calzón de niña con un orgasmo que no interrumpió para nada su cogida deliciosa.
Cuando me lleno el culo de leche, me desato y me siguió besando el cuello, me dijo que le encantaba lo puta que era y que mi culito era delicioso. Yo seguí vestido de niña y el solo se puso el bóxer. Así vimos la televisión juntos, comimos, y después de comer me pidió que se la mamara mientras veía porno en el canal para adultos. Recorrí delicadamente esa enorme verga con mi boca. Jugué con ella con mi lengua y le chupe esos hermosos huevos arrodillado frente a él mientras él jugaba con mi cabello con la vista fija en la pantalla. Justo a tiempo conté 4 chorros de leche caliente en mi paladar y me tome su delicioso néctar cuando escuchamos la puerta de la cochera, el corrió al baño a recoger el resto de su ropa y vestirse y yo a mi recamara para cambiarme de ropa. A pesar de la dulzura de Manuel, de que su trato era mucho más respetuoso conmigo, siempre me gustó más como coge mi primo Daniel.
De mis encuentros con mis primos ya no queda mucho por contar, pero si quieren que les cuente más experiencias, déjenlo en sus comentarios.
Gracias.
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