A los 12 y algo, el papa de mi noviecito me viola ( o algo parecido)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Corría el año 1960 y algo y yo llevama mas de año y medio culeando con un vecinito de mi misma edad.
Ambos teníamos 12 añitos y estabamos comenzando a explorar nuestros delicados, lampiños y suaves cuerpitos a veces en solitario y usando para esos fines cualquier cosa que nos entrase por el culito mientras pensábamos febrilmente en el otro y, otras tantas en pareja desnuditos acostados la mayoría de las veces en mi cama disfrutando con toda tranquilidad de nuestros plieques y cavidades.
Mi papa vivía para el trabajo, mi mama para sus obras sociales y mis hermanos: cada uno a lo suyo por lo que tanto el como yo mientras estuviésemos "seguros" en nuestras casa, podíamos hacer lo que quisiéramos mientras no causásemos demasiado desorden.
Yo tenía mas experiencia sexual que el puesto que ya antes de Roberto, le había entregado voluntariamente el culito al Patricio; el hijo del jardinero a quien seduje con una revista porno sueca.
Se acuerdan de esas delgaditas donde salían una gringas blancas, flacas y peludas acompañados de unos gringos igual de aburridos que ella pero era lo que se tenía a mano en ese entonces.
Y antes de el, en el verano del año anterior me había pasado todo un período de campamento infantil con un compañero de carpa refregándonos desnudos, pajeándonos mutuamente, besándonos con toda la lengua y dándonos unas mamadas de verguitas a todo lo que dábamos.
Con Javier nos falto sólo follar y no lo hicimos por temor a quedar embarazados.
Eramos unos reales putitos hiper calientes pero muy ignorantes.
Bueno a Roberto le encantaba que yo le contase mis infantiles experiencias en el sexo y fue con ese método que lo seduje.
Se fascinaba cuando yo le contaba las cosas que hice con Javier en el verano y con Patricio en las partes oscuras del patio de mi casa y por tanto fue como normal que termináramos poniéndolas en practica y comenzáramos nosotros a su vez a disfrutar de nuestros infantiles pero ardientes cuerpitos.
A Roberto le gustaba hacer mas de activo que de pasivo, por tanto todas las veces que estábamos juntos retozando desnudos o ligeritos de ropa en su casa o en la mia el a lo menos uno o dos polvos me los ponía de activo, cosa que a mi me encantaba ya que era mas proclive a hacer de pasivito y a disfrutar de una infantil verguita que calzaba justo en mi rosado anito y suave recto, o bien cuando teníamos poco tiempo o no estaríamos tranquilos en la cama, el gozaba metiéndome y yo recibiendo ya fuesen los dedos, palitroques, velas o bien cualquier elemento que pareciese una buena verga.
Llevábamos mas de año y medio de esta oculta relación homosexual, cuando una tarde de tantas en que el estaría solo en su casa me llamó por encima de la pandereta que separaba nuestros patios, para que fuese a su casa a follar ya que el estaría solo .
Ni sus padres ni hermana se encontrarían en casa por tanto podríamos disfrutar de nuestros cuerpos con total libertad.
Salté la pandereta y me dirigí a su dormitorio donde comenzamos primero a fantasear con cosas calientes, a manosearnos descaradamente y a besarnos muy rico.
Una vez que ya no aguantamos mas, nos dirigimos ambos al baño de su casa ( por suerte ) donde dimos rienda suelta la calentura mientras nos desnudábamos casi por completo y cubríamos nuestros cuerpitos a besos y lametones.
En esa oportunidad vaya a saber uno por que, yo estaba especialmente caliente al punto de sentir que cada roce de su piel contra la mia, de cada beso tierno en las comisuras de los labios, de cada aliento que sentía sobre mi nuca solo hacía que mi pasión fuera creciendo.
Quería, es mas: necesitaba ser culeado a todo vapor.
Sólo quería sentir que mi recto se repletaba de su verguita, que mis esfínteres se rindiesen ante su húmedo y tenso glande.
Que mis glúteos se separaban y se cerraban ante ese pequeño machito que se refregaba desnudo contra mi espalda.
Por eso, hay que tener mucho cuidado con lo que se desea ya que sin proponerlo, podemos recibir mucho mas de lo que anhelamos.
Ambos estábamos de pie frente al lavamanos y mientras yo me apoyaba en el artefacto para empujar hacia atrás mi ardiente cuerpito, miraba en el espejo nuestra pervertida y calenturienta imagen.
Dos chicos en ese momento profundamente enamorados el uno del otro, tratando de ser el uno el mejor macho para su mariconcito y el otro, la mejor hembrita dispuesta a recibir todos los embates sexuales que se le viniesen encima.
Que delicia sentir como su verguita entraba y retrocedía y mientras el presionaba su pelvis hacia adelante, yo retrocedía apretando los dientes para sentir que "su macho" le estaba culeando deliciosamente una vez mas.
Yo giraba mi cabeza para alcanzar sus labios y mientras era poseído, le daba profundos besos con lengua para sentirnos aun mas acoplados.
Necesitábamos saber que eramos aun mas que noviecitos infantiles.
Eramos fieros amante, no importa que nuestras edades rondasen apenas los 12 añitos y algo mas.
Estábamos en eso, enfrascados en uno de los mejores polvos "a la paraguaya" que nos habíamos puesto hasta allí cuando con horror sentimos que el papa de Roberto intentaba entrar al baño.
Había regresado antes de tiempo e intempestivamente trataba de abrir la puerta para hacer uso del baño.
Golpeó, giró la manilla bruscamente y como por suerte habíamos puesto una aldaba para asegurar la puerta, esta no se abría por mas que el papa intentase entrar.
En ese momento se dio cuenta que necesariamente alguien debía estar ocupando el baño ya que se otro modo este no se encontraría asegurado de esa manera, lo que le hizo exclamar ya medio airado que quien estaba adentro .
Que saliéramos inmediatamente.
Roberto me dijo que me quedase en silencio mientras el le contestaba a su padre que ya salía del baño mientras ambos nos vestíamos en silencio.
Haciendo el menor ruido evidente que podríamos lograr pero, había que ser muy tontorrón para no darse cuenta de los gemidos que provenían de esas dos apasionadas gargantitas.
No había que ser un genio para darse cuenta que dentro del baño y a puerta cerrada, había una pareja de niños que se estaban tratando de destrozar culeando.
Cuando salimos del baño con las mejillas enrojecidas y no precisamente de vergüenza, nos dirigimos a la cocina donde escuchábamos al papa de Roberto que trajinaba preparándose una taza de te.
Al llegar donde el nos preguntó que estábamos haciendo que nos demoramos tanto en salir del baño, ambos guardamos silencio pero lo agitado de nuestra respiración y las miradas culpables; lograron convencer al papa que a lo menos uno de los dos niños que estaban en su presencia era "mariconcito" y que minutos antes se lo estaban culeando deliciosamente.
El caso era saber quien era quien por tanto el papa de Roberto lo mandó a comprar fuera de su casa a unos locales distantes varias cuadras y yo me quedé con las manos a la espalda moviéndome de lado a lado como lo hacen todos los niños del mundo cuando son sorprendidos en una travesura.
Como no era mi casa y el papa no me podía castigar, resolví salir de la cocina y dirigirme hacia el fondo del patio para saltar la pandereta en dirección a mi casa y allí tranquilizarme rogando que el viejo no nos delatara con mis papas.
Caminaba yo hacia la pandereta cuando un "epale jovencito para donde va" me detuvo en seco.
Gire para ver a papa de Roberto quien se acercaba a mi con una mirada especial.
Ya no era de rabia.
Era una exprsión que nunca le había visto antes y mientras me tomaba de un brazo y me entraba al la casa, me decía " momentito me falta conversar unos detalles con usted jovencito".
Yo no lograba entender a que detalles se refería pero me deje llevar ya que el pánico hizo presa de mi , pensando que el viejo me golpearía.
Nada mas lejos de esa realidad.
El papa de Roberto me condujo nuevamente al baño y al mismo tiempo que cerraba la puerta y ponía el seguro que nos salvo de ser sorprendidos ensartados, me decía con voz muy autoritaria que yo debía ponerme tal y como estaba en el baño cuando el había intentado entrar momentos antes.
Yo sin saber mucho que hacer pero para evitar una supuesta tunda, adopte la misma pose con que momentos antes era culeado por Roberto.
Me apoye en el lavamanos, separé mis piernitas, pare la cola y le miré para atrás como diciendo " asi me tenía su hijo".
Lo que hizo el papa de Roberto después de eso jamás me lo hubiese imaginado.
El viejo me sujetó con una manaza por la nuca y me bajó los short hasta los tobillos arrastrando mi ropa interior con ellos.
Me subió la polera hasta dejar mi espaldita y pancita al aire y mientras con uno de sus pies pisaba mi ropa contra el suelo, me la saco de una piernita quedando semi desnudo y a su entera disposición.
Con la mano que le quedaba libre procedió a soltar su cinturón y mientras dejaba caer el pantalón hasta el piso del baño, se bajaba los slip hasta pasadas las rodillas.
Alli cai en la cuenta que el papa si me castigaría pero no se la manera tradicional sino que me maltrataría por dentro.
En ese momento me relaje y mi esfínter se aflojó y me propuse disfrutar de la violación de la cual sería victima.
El papa se embetunó la verga con abundante jabón liquido y mientras me sujetaba por la cintura con una manaza, con la otra me hacía agacharme para quedar con mi esfínter a toda su disposición.
El dobló las rodillas para que su verga quedase a nivel de mi anito y sin necesidad de usar las manos me apuntaló el glande contra mi rosado y ardiente huequito de amor y dando un empujón constante y hacia arriba, su verga me fue taladrando mis tripitas hasta que hizo fondo y logre sentir que sus vellos pubianos me acariciaban mi entrepierna.
Que sensación mas deliciosa.
Que dolor mas maravilloso; era tal y como me lo imaginé por todo ese tiempo en que pese a culear casi a diario con su hijo, sabía que solo sería feliz y satisfecho al zamparme una verga de adulto que me rellenase como pavo para las navidades.
Sentía, por el jabon supongo, un intenso ardor que se fue calmando poco a poco mientras el carajo me taladraba y se apropiaba de mis blandas carnecitas.
El viejo me agarró de las caderitas y usándolas como manillas de una maleta, me comenzó a culear fuerte, duro y a fondo .
El ya había descubierto quien era el mariconcito pasivo en la relación ilícita de su hijito con el vecino y pensaba aprovecharse de esa circunstancia y gozarlo como se debía.
ra tan intenso el polvo que me estaba propinando que por momentos yo sentía que me levantaba en la callampa y que mis delgadas piernitas no tocaban el suelo.
Me estuvo culeando unos cinco minutos hasta que comenzó a tiritar y a darme golpes de riñon rapiditos mientras su respiración se agitaba hasta que, dando un bufido se apoyó en mi espaldita mientras sentía que su verga se vaciaba completamente dentro de mi cuerpito.
No sentí el calor del semen pero si los latidos de se pene y como se inflamaba su glande separando aun mas mis tiernas carnecitas.
Dio tres o cuatro clavadas mas y mientras con ambas manos me separaba los glúteos se fue retirando desde mi interior despacito haciéndome sentir cada milímetro de su portentosa verga que me mantenía hasta allí totalmente empalado.
Cuando hubo salido completamente, desde mi dilatado anito salió un sonido resbaloso y húmedo: algo como un sonoro FLOSHHHH que acompañó un enorme coagulo de semen que resbalo por mis piernitas.
En ese momento sentí como si una fría corriente de aire ocupase mi recto, mientras mi esfínter se cerraba con un sonido como de pedito pero hacia adentro y no hacia afuera.
Que sensación mas deliciosa.
Al fin había sido preñado por una abundante cantidad de semen de macho adulto, como lo soñaba y anhelaba por varios años desde que descubrí que me gustaban los hombres y quería ser solo un objeto sexual para ellos.
Acto seguido y poniéndose muy serio el papa de Roberto me tomo de un brazo y me saco medio en el aire del baño hacia el patio mientras como podía me subía los pantalones y me acomodaba la polera.
Me puso sobre la pandereta y con expresión amenazante me dijo que de esto ninguna palabra a nadie y que me prohibía volver a juntarme con su hijo.
Yo me fui a mi casa con la cabeza dandome vueltas, con el culito estirado ardiendo y estilando semen y con ganas de mas.
Esa noche aprovechando el semen que aun nadaba en mis interiores, me meti los objetos mas grande que use hasta ese momento pero, no fueron suficientes para calmar mi ansiedad y mi calentura.
Necesitaba imperiosamente volver a ser culeado por un adulto y disfrutar de los ríos de semen que me plantarían adentro pero, como es el destino, a la semana ellos se mudaron de casa y nunca volvi a saber que fue de mi noviecito y de mi delicioso violador.
Muchos años después casualmente y en una actividad del cole.
me encontré con Roberto pero al parecer el tiempo había enfriado su pasión y no se volvió a tocar el tema y siempre guarde silencio de la deliciosa cacha que me puso su padre.
Ahora que soy adulto, de tanto en tanto me masturbo pensando en esa culeada y vuelvo a sentir como mi recto se expandía y era rellenado de caliente semen.
Nunca pude olvidar esa sensación.
No quiero olvidar esa sensación.
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Dolmance.
2016
que lindo que te coja un macho! me hubiera encantado