A los 14 años con el amigo mecánico de papá 4
Aquí les cuento cómo conocí a Heber en el taller de Juan, el mecánico.
1ª, 2ª y 3ª PARTES AQUÍ:
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Ya había cumplido los 15, y como les conté, mis encuentros con Juan se siguieron repitiendo cada tanto, no así con Ricardo, luego de que se casó ya no me buscó más, a pesar de que lo seguía viendo en el taller de Juan. Me gustaba estar con él, me dio mucha pena que no me buscara más, pero se ve que le quería ser fiel a su mujer.
Juan era mecánico, y a su taller iban muchos hombres, cuando lo visitaba veía a algunos, muchos eran como a mi me gustaban, maduros, peludos, medio gorditos, como aspecto de machos. Yo a esa altura ya estaba muy desinhibido y me los miraba todos, sin miedo de que me pescaran viéndole los bultos, como me pasaba al principio. Muchos se deben de haber dado cuenta de que mi mirada se iba para ahí abajo, pero solo me miraban, sonreían y nada más. Pero hubo uno que me prestaba más atención, me gustaba la forma en que me miraba, era muy masculino, 40 y tantos, morocho, con barba espesa, gordito, panzón, aspecto desarreglado, muy rústico, hablaba muy como del campo y tenía la voz muy gruesa. Se notaba que era peludo y marcaba un buen bulto, que se lo miraba cada vez que iba al taller. Por la forma en que me empezó a mirar, me di cuenta de que seguramente Juan le comentó lo que hacía conmigo. A mi no me molestaba eso, al contrario, me calentaba mucho que me sedujeran machos maduros, así bien masculinos, y heteros, ya que todos estaban casados o lo habían estado. Pero claro, yo en ese momento era un pendejo de 14-15 años, rubio, flaquito, bajito, y con tremenda cola redonda y parada, y encima me moría por la pija, que eso calentaba a cualquier macho, aunque fuera hetero. Aparte me gustaban así, opuestos a mi, y capaz eso mismo les atraía de mi, que yo tuviera aspecto delicado.
Bueno, resulta que este señor, que se llamaba Heber, me comenzó a hablar mucho cada vez que iba al taller, y yo empecé a ir más seguido para poder verlo, ya que a mi también me gustaba mucho. Cuando iba al taller buscaba ponerme la ropa más provocativa que tuviera, no tenía mucha, pero si un pantalón deportivo gris, que me quedaba bastante ajustado, de tiro corto, y me destacaba mucho la cola. También me ponía una remera que me quedara medio corta para que no me tape la cola y se viera bien. Yo notaba que Heber me miraba de arriba a abajo y yo buscaba provocarlo disimuladamente, en poses donde se me viera bien la cola, como agacharme a propósito o ponerme de espaldas a él.
Así pasaron como 2 o 3 semanas hasta que uno de los días que coincidimos estuvimos hablando mucho más que otras veces, nos reímos y entramos más en confianza. Él tenía un tallercito donde arreglaba bicicletas y hacía reparaciones varias. Yo había ido como siempre en mi bici al taller de Juan y desde hacía un tiempo notaba que la bici hacía un ruido extraño, se lo comenté a Heber y me dijo que podía revisarla, que lo acompañara a su taller. Al rato salimos para allí, Heber cargó mi bici en su camioneta y yo me subí adelante con él. En el viaje me hablaba, miraba y sonreía mucho. Llegamos y ya eran más de las 6 de la tarde, entonces Heber puso el cartel de CERRADO y trancó la puerta. Bueno, estuvo un rato arreglando y ordenando el taller hasta que se dispuso a revisar mi bici, me dijo que no era nada, que solo le hacía falta un poco de aceite en la cadena y horquilla, entonces le puso y finalmente se le fue el ruido que hacía.
Luego nos pusimos a charlar y me preguntó por mi relación con Juan, que cuanto hacía que nos conocíamos, etc. Me dijo que él le hablaba muy bien de mi. Esto me lo dijo con una sonrisa extraña. No dejaba de mirarme, pero yo no me animaba a decirle nada, además me gustaba que ellos me avanzaran a mi, eso me excitaba mucho.
Comenzó de a poco a hablar de sexo, y a decirme que hacía tiempo no hacía nada con nadie (era separado), y que andaba muy caliente, que iba a tener que ponerla pronto o sino hacerse una paja (nos reímos). Así fue subiendo de tono de a poco hasta que me dijo que le encantaba que le chuparan la pija, que era muy lechero, y le gustaba mucho acabar en la boca, pero que con su ex mujer no lo hacía porque a ella no le gustaba. Con eso que me dijo yo me excité muchísimo, mi corazón latía a mil… Ahí se comenzó a tocar por encima del pantalón sin dejar de mirarme con una mirada muy morbosa. En eso se me acerca y me dice que se le paró por estar hablando de sexo, me pregunta si la quería ver, sin dejar de tocarse. Yo le dije que si. Enseguida se desprendió el cinturón y se bajó el pantalón junto con el bóxer. Que rica pistola que tenía! Ya estaba semi parada, era muuuy peluda y tenía muy lindos huevos, grandes , redondos y semi colgantes. Se la empecé a tocar, a masturbarlo y a tocarle las bolas, me gustaba mucho acariciarles las bolas a los hombres, estando ambos parados. Así estuvimos un rato, mientras gemía y decía que le encantaba, la tenía super dura, luego sin que me dijera nada me arrodillé y me la metí a la boca. Tenía un olor muy fuerte a verga y huevos, me encantaba! No me gusta el olor a limpio, siempre me gustó sentir el olor a macho.
Ahí comencé mamársela como yo ya muy bien sabía, a esa altura ya tenía mucha experiencia con Juan y algunas veces con Ricardo. Se la chupé con mucho deseo, le lamía los huevos, los olía, estaba muy excitado con la situación de estar con un hombre nuevo. Me di cuenta que a Heber le estaba encantado por como gemía, y debía ser cierto que hacía tiempo no hacía nada con nadie.
Le gustaba mucho hablar sucio, me hablaba así todo el tiempo, al principio suave pero luego cada vez con palabras más fuertes. Me decía cosas como “te gusta mi pija?”, “así, dale, cometela”, “más adentro, daleeee!…”. Estuvimos un buen rato, muy calientes los dos, yo deseaba que me diera la leche pero al mismo tiempo no quería que se terminara. Cada vez la metía y sacaba con más fuerza, me la hacía entrar toda hasta la garganta, quedaba así un rato y luego me la sacaba, de a ratos me ahogaba y me salían las lágrimas, pero yo no le decía nada “Te gusta putito?”, “como te gusta la pija eh!”, solo con recordar esas palabras ya me caliento jeje. Que rico hombre, bien rústico, rudo, marcando en todo momento quién era EL MACHO en ese encuentro. Me sentía sometido y me estaba encantando! “Querés la lechita?” me decía, “te vas a tomar toda la lechita?”. Yo estaba en las nubes, no quería que se terminara. Mientras tanto yo me tocaba por debajo de mi deportivo y ya me estaba por acabar!. Le acariciaba las piernas, que eran espectaculares, bien duras, gruesas, muy peludas, macizas, piernas de macho. Cada tanto la dejaba de chupar y le lamía las bolas, iba alternando entre la pija y los huevos, no sabía qué me gustaba más jeje. “Uuu ya va a salir la lechita, querés la lechita putito?” “Querés la leche de tu macho?” “Te voy a preñar la boquita sabés?” Me decía ese tipo de cosas a cada rato… Ese día me di cuenta que me encantaba que me hablaran sucio jeje. De repente la empezó a meter y sacar más fuerte mientras me sujetaba por la cabeza y yo de sus piernas, la metía muy adentro hasta la garganta, varias veces, llegó un momento que casi no podía respirar peror él no paraba, hasta que con un gemido muy fuerte soltó la leche en mi boca. Fueron varios disparos, que cantidad de leche! Gemía como una bestia… No había exagerado sobre que era muy lechero. En el momento en que eyaculó yo me acabé también, me llenó de leche la boca y por supuesto me la tragué toda, me costó porque era mucha. La sacó de mi boca y seguía con la respiración agitada.
Luego como pudo se subió el pantalón, la seguía teniendo muy dura. “Que lo parió, que descarga de leche!” Me dijo que nunca se la habían chupado tan bien, que le había encantado y que teníamos que repetirlo. Obvio que le dije que si, que cuando quisiera.
Luego de eso hablamos alguna pavada que otra más y yo me fui para mi casa.
La próxima vez que fui al taller de Juan, como a los 2 días, lo primero que hizo cuando me vio fue preguntarme por Heber, que si habíamos hecho algo. Le dije que si, y enseguida quería saber detalles, le conté pero no tan detallado como lo que describí más arriba. Ahí me di cuenta de que se calentó con la situación, y al rato me dijo de ir al cuartito que tenía al fondo e hicimos de todo jeje. No sé por qué se calentaba tanto cuando le contaba lo que había hecho con otro hombre, pero luego de eso me daba bien duro, mucho más que las otras veces.
Los encuentros con Heber se repitieron 2 o 3 veces más, (esas veces fue solamente oral) a él le encantaba que se la chupara y que yo me tomara la leche. Nos encontrábamos siempre en el taller de Juan y las siguientes veces que pasó fue ahí mismo, en el taller de Juan, pero no frente a él, me llevaba para el cuartito.
Hasta que como a la tercera o cuarta vez (no recuerdo bien) pasó algo más con Heber, que les contaré en otra parte. 😉
sigue contando mas amigo me gustan tus relatos… 🙂 😉 🙂 😉
¿Dónde está la 5 parte???