A LOS 14 CON EL PAPA DE MI AMIGO DE COLEGIO
TODO EMPEZÓ CON UN JUEGO EN EL COLEGIO QUE NO PUDE CONTROLAR Y QUE TERMINÓ EN LA CASA DE UN AMIGO. EL PADRE DE CASUALIDAD TERMINA LO QUE EMPEZÓ EL HIJO DESVIRGANDOME DE MANERA MUY DOLOROSA.
Todo empezó con un juego acostumbrado entre mis compañeros de colegio, el juego agarrar desprevenido a alguien y meterle la mano al trasero, nadie podía estar desprevenido sino ya sabía.
No había ninguna intensión sexual de por medio, pero particularmente a mí me gustaba.
No sé si a los demás pero particularmente me dejaba una sensación electrizante, me hacía pensar demasiado en las manos que me tocaban y sobre todo la del gordito Juan que llenaba más mis nalgas con sus palmas y dedos gordos.
Despertaba pensando en el escozor que sentía atrás cada vez que juagábamos o en como propiciar ese día el juego para ser el más toqueteado.
Era tanto mis ganas que mis compañero ya se habían dado cuenta que me gustaba y degeneró en roces con intención sexual en una oportunidad sentí que me agarraron por mi cintura y presionaron por detrás, claro que me di cuenta que era el pene de Ricardo.
Con el tiempo en el baño no solo me manoseaban mis compañeros sino los de otros salones.
En un momento sentí que me faltaban el respeto, que me agredían pero no sabía que escoger: el respeto o el placer.
Me sentía confundido, pero no me sentía gay no me gustaban los hombres, no sentía la necesidad de besar o abrazar a un compañero, es más estaba enamorado de una vecina de la casa o almeno me gustaba.
Lo que sentía atrás era algo muy extraño y creo yo provocado por los juegos: había aprendido a sentir por atrás y eso me asustaba, porque yo era hombre y me gustaban las chicas.
Bueno, de esto se entera mi padre, le habían comentado que era víctima de tocamientos por parte de mis amigos de salón; así es que no tuvo mejor idea que contratar a un alumno de quinto año para que me defendiera, Carlos.
Así fue, gran parte de los recreos se tomaba en serio su trabajo, ponía en línea a todo aquel que se acercaba, pero no pasó mucho tiempo para que se enterara por parte de mis amigos que me gustaba que me manosearan.
En una oportunidad retornando a casa con Carlos de mi escolta, estábamos discutiendo nuestros equipos de futbol favoritos, en eso lo empujo porque ofendió al mío, se incorpora y envés de empujarme me da una lapo en una de mis nalgas y le respondo metiendo mi mano más al fondo como para enseñarle como es el juego, en todo el camino no me hizo nada pero constantemente me decía “espera noma que lleguemos a tu casa”.
En mi casa nunca había nadie hasta las 5 o 6 pm que llegaba mi papá y mi mamá trabajaban en el mismo lugar, en el banco de la ciudad.
Yo llegaba a las 2 o 3pm, Carlos estaba acostumbrado a entrar a mi casa tomar un poco de agua comerse una fruta e irse.
Subí primero al segundo piso, que es donde quedaba mi casa, como enseñándole el trasero para que me manoseara pero nada, parecía que tenía miedo.
Yo inicie el juego metiéndole la mano cuando se acercó a tomar una fruta, el volteó y me dijo que me iba a manosear pero con “esto” agarrándose el tremendo bulto que se le notaba en el pantalón.
Seguí con el juego hasta que me tomo por la cintura sin mucho esfuerzo y me apretó tan fuerte que podía sentir los latidos que daba su pene.
Ese día me senté en sus piernas, me puse en cuatro para sentirlo mejor, todo fue muy excitante, pero siempre jugábamos con ropa incluso los demás días que siguieron en mi casa como en la suya.
La única diferencia de jugar en su casa es siempre nos íbamos a su cuarto, porque estaba su papá.
Un día, en su casa, cambiaron las cosas, Carlos me pidió que bajara el pantalón para sentir mi piel, me prometió que no me iba a penetrar y que si no confiaba, que yo mismo me sentara para sentir su erección al crudo.
Así fue, fue la primera vez que sentí un trozo de carne caliente entre mis nalgas, a mis 14 eso fue fantástico.
Me frotaba de manera desesperada, empujaba y empujaba, entonces el me tumba a su cama y se sube encima tratando de penetrar pero no puede, eran ya como las 4pm y avían transcurrido desde que salimos del colegio 2 horas en ese juego.
Llaman a la puerta de su cuarto, era su Papá, le pide ayuda en su taller de carpintería, asustados porque de repente nos había visto aceptamos de inmediato, estuvimos ayudándolo algo de media hora cuando le pide a su hijo que vaya a pagar el servicio de luz y comprar unos materiales al centro, ni bien termina de decir eso me dice que mientras tanto lo ayude yo un rato más a lo que acepté.
Ni bien se fue Carlos me dijo que esperara que ya venía, efectivamente regresó pero esta vez con un short de futbol blanco muy ceñido, porque según él hacía calor y efectivamente lo hacía.
Obviamente no tenía calzoncillo ya que se le notaba la forma de su pene casi erecto y hasta su glande bien dibujado; era definitivamente un miembro más grande y maduro que el de su hijo.
Inmediatamente sentí ese escozor nuevamente y me carcomía el deseo de vérselo o tocarlo.
Me di cuenta que notó mis intenciones porque su respiración empezó a cambiar, cada vez se acercaba más a mí sin ningún sentido, me rozaba disimuladamente atrás con sus manos, me agarraba el brazo o el hombro o se tocaba el bulto constantemente.
Yo estaba muy inquieto, no me podía controlar y miraba constantemente su entrepierna.
Lo que había ahí era algo que humedecía las paredes de mis nalgas que estaban completamente lubricadas y que me excitaban al caminar.
Yo estaba ahogado en excitación, respiraba muy agitadamente y constantemente me agarraba el pene.
Hasta que el señor Luis me dijo que si quería ir al baño que lo haga normal en la ruma de aserrín que estaba al fondo porque el baño estaba malogrado.
Yo dije como si no hubiera entendido: “¿dónde, allá?” señalando la ruma, en eso él dice “si allá, mira ven” yo avanzaba mirando como un su entrepierna empezaba a tomar vida y como su pene crecía de manera desmesurada y su respiración me hacía suponer lo que me esperaba.
Estaba completamente excitado mi ano completamente lubricado, quería vérselo, tocárselo, mordérselo.
Llegamos al promontorio y me dijo “aquí” en eso se la saco para orinar forzadamente, lo que vi fue espectacular.
Era un GLANDE precioso, exageradamente gordo, como una campana y que podía engancharse fácilmente en mi boca o en el culo de cualquiera.
En general era un pene más grueso que grande, coronado con una cabeza desproporcionada.
Termino de orinar, lo sacudió y me dijo agarrándosela “a que no has jugado con una de estas, ven agárrala”.
Cuando la tuve en mis manos explote de excitación, una cosa era verla y otra atraparla en mis manos y en mi boca, cuando lo masturbé y me la trague sentía el deseo de jugar a lo que jugaba con su hijo, así que le di la espalda, inmediatamente se pegó a mí para abrazarme por la espalda, me desabotonó el pantalón y bajo mi calzoncillo, quería que me desgarre que me la meta con fuerza, quería sentir ese glande en mi ano como sea, nunca había sentido el deseo por el dolor de tal forma como el de ese día.
Él seguía jugando a rozar su pene contra mi ano y no se animaba a meterla; agarre su pene me incline y apoyado en una columna empuje el culo contra ese enorme glande, pero no entró por más que lo intentamos desesperadamente.
En eso me dijo “haz como si estuvieses cagando, puja”.
Efectivamente pujé y sentí como se me partía el culo, como esta gorda polla cabezona me reventaba las paredes del recto, sentí con mucho ardor como se hacía paso ese delicioso glande.
Pero una vez que estuvo adentro toda hasta sentir sus bellos depilados en mis nalgas, me arrepentí de desear que me la partiera porque el dolor era tan intenso que me hacía doblar mis piernas.
Él solo me la metió no me la movió, porque sabía que me dolía, eso no impidió que deseara que me la sacara ya que era insoportable mi padecimiento.
Le rogué por favor que me la sacara, pero él no quería, ni se movía, me decía que ya me va pasar.
Estaba tan apretada que sentía los latidos de su polla en el ano y hasta eso me dolía.
En un descuido de él logré desengancharme, y es el recuerdo más excitante que conservo de ese doloroso y excitante día.
Antes de eso estaba aprisionado entre la columna y su cuerpo, deslicé mi cabeza por debajo de sus brazo derecho y él en el intento de evitar que me escape empuja más fuerte, yo quiebro mi espalda para poder escabullirme por su derecha y en eso siento como su pene se tuercen en la misma dirección saliendo -ploc- bruscamente del anillo que tenía enganchado a ese súper glande.
Hasta ahora recuerdo ese ploc y la sensación que me dejó ese ardiente dolor, como si me hubiesen cortado las paredes de mi cavidad anal con mil navajas, pero extrañamente también lo recuerdo con mucho placer y una rara sensación de orgullo por esta placentera experiencia que hasta ahora me excita cada vez que la recuerdo.
Una vez desanudado me senté en la banca que estaba a unos pasos, sentía como mi ano estaba completamente abierto y lo apoyaba fuertemente en el asiento intentando de serrarlo y calmar mi dolor.
En ese proceso pensaba y repensaba tratando de recrear en mi mente como fue la penetración y como fui roto por ese monstruoso aparato.
Él se acercó con su pene manchado en mi sangre, se sentó a mi costado y me consoló con su miembro aun erecto, dándome besos en la espalda, al rato se fue a lavar, regresó y empezó a masturbarse tocándome hasta que pude ver tremendo chorro de semen desperdiciarse en el suelo arenoso.
Esa noche no pude dormir por la excitación, me masturbe varias veces, solo pensaba en el pene del Sr.
Victor no pude defecar sin sentir dolor por dos semanas, hasta que sentí que defecaba grueso y sin problemas.
A las tres semanas me anime a visitar a Carlos con la clara intensión de ver a su Papá, solo el echo de estar en su casa me escocía ricamente el ano para mi mala suerte no lo encontré.
ese día me deje penetrar por Carlos, aunque fue tierno, no me generó lo mismo que con su padre.
luego de linpiarnos le pregunté donde estaba su padre y me dijo que estaba colocando una puerta club de leones a una cuadras de ahí.
Tome marcha apresurada hacia el club y lo encontré, le pregunté si lo podía ayudar y luego de un rato le pregunto por el baño, era ya una clave.
Nos encerramos, me beso las nalgas y el ano y se dio cuenta de que alguien más ese día me había penetrado, le dige que era su hijo y al parecer lo excito más.
Yo estaba también erecto, estaba a punto de explotar cuando siento que envuelve mi cintura con su brazo izquierdo haciendo fuerza para no escaparme y con la derecha apunta su polla en dirección y me susurra al oído “no te muevas no te va a doler tranquilo”.
Me para y me apoyo en la pared, abro mis piernas y arqueo mi espalada, mi ANO estaba como una rosa, esperando con un escozor delicioso y desesperante, hasta que lo sentí, empuje hacia atrás y con cinco movimientos de él eyaculé tan lejos como nunca jamás.
Él seguía penetrándome pero yo ya no quería, me salí y tuvo que masturbarse al ver que yo había terminado.
Me dijo: esta me la debes y se la pague muchas veces, en el cuarto de su hijo en su cuarto, en mi casa, en el parque de noche, hasta en el baño del colegio, también se la chupaba cuando él quería o cuando yo quería en el bus o en parque o en cualquier sitio era muy excitante, nos vieron varias veces en lugares públicos, me excitaba que me vieran metiéndome a la boca tremendo pene.
Hicimos varias locuras, entre ellas, le lleve a mi vecino de 11 para que se la viera a don Víctor más tarde fue también su perra, le reclute así varios chicos para su causa.
Delicioso relato