A los 15 con los policías
Recien empezaba a salir en las madrugadas a buscar sexo con machos adultos a las cantinas del pueblo.
Tenía en aquellos tiempos 15 años y había adquirido la costumbre de salir todos los fines de semana con mi mejor amigo a las cantinas del pueblo a beber y a tener sexo con hombres, esa noche regresaba a casa, tras no encontrar a un hombre de mi agrado, venía trastabillando borracho en medio de las calles oscuras y solas, cuando a lo lejos vislumbré que se acercaba una patrulla del pueblo, serían quizás las 4 am, de pronto se detuvo el vehículo y me saludaron los oficiales, eran 4, el que manejaba me preguntó que qué hacía solo a esas horas y en esas calle, les dije que venía de una fiesta, inmediatamente me invitaron a subir, me dijeron a iban a dar un rondín por las afueras de la ciudad y que les gustaría que los acompañara, la idea me pareció genial porque sabía lo que eso conllevaba, además, nada más excitante que ir con 4 machos adultos uniformados, sin pensarlo me subí a la patrulla pero como era un coche pequeño, tocó irme adelante en las piernas del copiloto,
Durante el trayecto íbamos bromeando con chistes sexuales que involucraban confesiones acerca de mis gusto por mamar penes, tomar semen y por supuesto en varias ocasiones los policías de adelante aprovechaban para tocarme los pezones, las nalgas o hacer cualquier improperio que yo con mucho gusto permitía, noté que el macho que me cargaba llevaba tremenda erección que yo amablemente estimulaba apretando las nalgas y sobando con mis manos “accidentalmente”, durante esta exploración noté que ese policía tenía una verga bastante apetecible, si bien no era un monstruo sí estaba considerablemente gruesa y se sentía muy dura.
Nos detuvimos en las afueras de la ciudad efectivamente, por ahí sólo habían sembradíos de cultivo, el que manejaba comentó que ahí iban a descansar un momento, nos bajamos de la patrulla y todos estaban cerca de mí, fue entonces que el oficial me dijo que si quería mamar, inmediatamente me arrodillé y saqué aquella verga que pedía a gritos ser devorada, comencé a mamarla, era de buen tamaño, medía aproximadamente 18 cm y estaba gruesa, mientras mamaba gustoso y mi macho policía gemía de placer, los otros policías disfrutaban del espectáculo mientras se sacaban sus vergas y otros se limitaban a masturbarse por encima de los pantalones mientras animaban a mi macho y le daban instrucciones de lo que querían ver: -métesela toda toda, hasta el fondo-, -Qué rico te la chupa, es una putita-,etc etc.
Después de unos minutos el macho me ordenó bajarme los pantalones mientras los demás se acercaban para contemplar lo que venía a continuación, el hombre en su papel de macho dominante les dijo a los otros: -como yo soy en comandante aquí, primero me la cojo yo y después ustedes, nada de hablar de esto después ni andar contándolo porque ya saben cómo les va a ir.
Tras ponerme en cuatro tal y como me lo ordenaron, comencé a sentir unos dedos entrando en mi culo, eran unos dedos gordos y largos, empecé a gemir como toda una perra y eso excitó más a los otros, uno a uno me fueron acercando sus vergas para que se las mamara, de pronto sentí aquella verga que había mamado, intentaba entrar en mi ano, pero su grosor dificultaba eso, y al forzar sentí un dolor muy fuerte que me hizo grita, fue entonces que el comandante ordenó a los demás policías .-hagan lo que ya saben-, esta frase me llenó de miedo porque no sabía qué era lo que pasaría, dos de ellos me sujetaron de los brazos mientras otro me inmovilizó para que no pudiera moverme, una vez estaba sometido, el comandante empezó a introducir su verga en mi culo, el dolor inmediatamente se hizo presente y comencé a gritar, esto lejos de aminorar las cosas excitó al comandante quien me decía:- Grita mamita, que me encanta escuchar como lloras con mi verga, aquí nadie te va a escuchar,¿ querías comer verga no? Pues esta noche vas a tener de sobra y te vamos a romper ese culo goloso que tienes-.
Sin tener piedad fue metiendo su verga hasta adentro, hasta que sus huevos pegaban a mis nalgas, los demás policías reían y se burlaban de cómo lloraba, entonces vino lo bueno, el comandante empezó a bombearme como un toro, me daba unas embestidas brutales, mientras los demás no me soltaban, yo no dejaba de gritar por que el dolor aumentaba más y más, después de tenerme así por 20 minutos eternos, sentía mi ano entumido de tantas metidas violentas, de pronto mi macho empezó a bufar mientras me propinaba unas nalgadas muy dolorosas, fue entonces cuando sentí que su leche inundaba mis entrañas, la sacó de un golpe y le dijo a otro policía, vas tú cabrón, así se fueron turnando uno a uno, ninguno de ellos me lastimaron tanto como el primero, peo todos me llenaron el culo de su rica leche, cuando terminaron todos, me ordenaron acostarme boca arriba y subir las piernas, uno de ellos dijo burlonamente: – ahora sí vamos a reventar este culo-, me vendaron los ojos y me dijeron que más me valía dejarme o ahí mismo me iban a dar una buena golpiza por no ser una buena puta, empecé a sentir algo frío en la entrada de mi culo, era duro y parecido a una verga pero esto era demasiado duro, después empezaron a introducirlo mientras se reían, fue entonces que comprendí que lo que me estaban metiendo era una macana de esas que utilizan, todos se reían y gritaban : – yo quiero hacérselo, ya me toca-.
Empezaron a meter más y más adentro la macana, yo les decía que ya me dolía mucho que me dejaran pero ellos parecían no escuchar mis súplicas, en lugar de eso reían a carcajadas cuando sacaban la macana casi en su totalidad y celebraban que el palo salía embarrado del semen de ellos :- mira como le sacamos la leche de su culito jajaja, vamos a metérsela hasta adentro, a ver qué tanto le cabe- en una de tantas metidas, me la dejaron ir hasta adentro y grité muy fuerte, sentí que me dolían los intestinos con tremendas ensartadas tan duras.
Cuando ya no podía más, decidieron que ya habían tenido suficiente, me ordenaron vestirme y me dejaron ir, regresé caminando a casa, pero me dolía tanto el ano y el estómago que cada paso que daba era un martirio, al llegar a casa fui al baño y me impresionó ver la cantidad de semen y sangre que salía de mí.
Más delante les contaré más experiencias verídicas que me ocurrieron en mis noches de puta.
Nalgoncito buen relato amigo
En serio eres así de puta.
Bueno mi primo es asi también jejejeje
Putísima jajaja
Uff que brutal, que bueno