A los 9 años seduje al amigo de trabajo de mi papá mientras dormía
Me aproveché como todo un putito de un maduro..
Lo que les narraré ahora, me sucedió en mi casa después de haber regresado de la escuela y cuando llegó la hora de acostarse. Recuerdo que era viernes, y ya había sonado el timbre porque el reloj marcaba la 1:00 de la tarde para que concluyeran mis clases. Sin embargo, mi padre aún no se divisaba por ningún lado, tal vez por algún contratiempo que tuvo en su trabajo, el tráfico, o algún incidente que lo detuvo en el camino. No lo sé, lo importante era que llegara con bien por mí para que nos regresáramos juntos a casa.
Pasado unos diez minutos de haberlo esperado en la salida, mi padre llegó en un auto con otra persona que estaba conduciendo, supuse que era algún compañero o amigo del trabajo que se ofreció a llevarlo a la casa. En eso, se baja del coche y me abre la puerta de atrás para que me subiera, y me dice, ¡Hijo perdóname por haberme demorado, ya que estaba arreglando algunos asuntos pendientes en la oficina, y hasta no terminarlos no podía salir antes! ¡No te preocupes papá, eso mismo pensé cuando veía que no llegabas, pero lo importante es que ya estás aquí!, le respondí comprensivamente.
Durante el trayecto de la escuela hacia la casa, había momentos en que el auto caminaba lento debido a la concentración de tráfico en determinados puntos de las avenidas principales, por lo que aprovechaba ese lapso para detenerme a mirar al amigo de mi padre, que con el simple hecho de hacerlo, ya me generaba morbo y comenzaba a tocarme mi entrepierna como queriéndomele insinuar mientras lo miraba, a lo que él sólo me correspondía con una sonrisa desde el espejo retrovisor. Debo decir a su favor que era un hombre atractivo, a pesar de que ya se veía un tanto viejo y con la cabeza desprovista del cabello que alguna vez la cubría en sus años mozos. Debía estar cerca de los 50 años dado a las canas que presentaba en su barbilla, además de las arrugas que mostraba en su frente cuando fruncía su ceño.
Después de haber llegado a la casa, fui de inmediato a mi cuarto a dejar mi mochila y a cambiarme para luego bajar a comer. En eso, el señor también se sienta a la mesa con nosotros porque mi padre lo había invitado como gesto por habernos traído hasta acá, a pesar de estar tan lejos, o eso era lo que yo creía en ese momento. Pero después me di cuenta que no sólo lo había invitado a comer, sino también para convivir el resto de la tarde, ya que mi padre descansaría el día siguiente, por lo que aprovechó para comprar unas cervezas y otras bebidas etílicas y pasar una tarde relajada y amena. Yo por mi parte, me regresé a mi cuarto a realizar mi tarea para estar libre el fin de semana cuando me tocara irme con mi madre.
Transcurrido un tiempo y después de haber terminado mis deberes, me decidí a bajar para ver cómo estaba el ambiente. Al parecer todo corría sin novedad. Mi padre y su amigo platicaban cosas que tenían más que ver con su trabajo que de algo más. En eso, me acerco y me siento al lado del invitado y lo empiezo a interrogar sobre su vida personal. Una vez de ganarme su confianza, me le acerco más y comienzo a abrazarlo, lo cual, mi gesto inesperado dejó sorprendido a mi padre, por lo que me dijo, ¡Tranquilo campeón, no debes de ser encimoso con las demás personas y pide permiso antes para ver si quieren que las abraces! Yo me sentía tan apenado por el reprendimiento que mi hizo mi padre, y me quité inmediatamente, a lo que su amigo le responde, ¡Tranquilo no pasa nada, tú sabes cómo son a veces los niños a esa edad! ¡Tienden a demostrar su cariño a todos porque son inocentes, pero no me molesta en absoluto que me abrace! Luego el señor me dice, ¡Ven hijo, no te preocupes! ¡Si quieres puedes seguirme abrazando, a mí no me molesta!
Cuando me dijo eso, yo no dudé ni por un momento en abrazarlo de nuevo, a lo que él también me correspondió con un abrazo como si fuera su hijo. Era una sensación sin igual sentir su cálido brazo rodeando mi pequeño torso, y yo me le acurrucaba para compartir nuestro calor corporal. No dejaba de quitarle la vista todo el rato mientras platicaba con mi padre. Una vez que cayó la noche, mi padre me dijo que me preparara para irme a la cama porque al día siguiente me llevaría temprano con mi madre, a lo que yo acaté su orden, y me subí a mi cuarto no sin antes darle las buenas noches a ambos.
Pasado un rato, me desperté porque escuché que ya estaban recogiendo todo para irse a dormir. Al principio pensé que mi padre había despedido a su amigo para que se retirara a su casa, pero luego me enteré de que lo había invitado a pasar la noche ofreciéndole la sala como espacio para dormir, y le dio una almohada y una cobija para que se cubriera. ¡Wow!, yo en ese momento comencé a pensar cosas morbosas, en consecuencia, mi corazón se aceleró sobremanera de la excitación, así como mi verga se puso erecta por la decisión de mi padre.
Una vez que todo se volvió silencioso pasado algún rato, me levanté y salí sigilosamente de mi cuarto para dirigirme hacia la sala, y noté que el amigo de mi papá ya estaba roncando. Debió estar ya ebrio porque despedía un olor a alcohol con su respiración. Entonces me le acerqué y me le quedé viendo por un momento mientras que en mi mente me decía a mí mismo, ¡Ay bombón, qué ganas tengo de comerte completito papasito! ¡Mmmmm! Acto seguido, le empecé a acariciar su calva tiernamente mientras me daba unos apretones en mi verga ya tiesa, mi respiración se tornó agitada que junté mi cara con la suya para sentir su cálida piel tan suave y madura, y de paso le planté un beso en la boca sin importar que tuviera sabor a alcohol combinado con acetona, al fin y al cabo, ya estaba excitado.
El amigo de mi padre no hizo más que mover su cabeza a un lado como respuesta al beso que le había dado, pero yo fui insistente y le volví a plantar otro beso sin importar de que se estuviera moviendo. Debió haberlo anestesiado el alcohol porque solamente respondía con movimientos sin que estos lo despertaran, por lo que aproveché esa situación para descobijarlo y desvestirlo lentamente, además de colocarme encima suyo, ¡Wow!, su cuerpo se sentía tan caliente por el calor que desprendía, entonces comencé a besarlo todo, empezando por su cara y después lo fui recorriendo hacia abajo hasta llegar a su entrepierna.
Primero tuve que estimular su verga mediante movimientos de arriba hacia abajo para que se pusiera dura. El señor lo empezaba a gozar al grado que respondía con movimientos de cadera lentos y gemidos que apenas se oían, su respiración se tornaba agitada pasado un rato que poco a poco se movía rápido como si tuviera espasmos. Una vez que su verga estaba tiesa, se la comencé a mamar, y él no hacía más que disfrutarlo mediante movimientos más rápidos y gemidos silenciosos. En una de esas, se escuchaba decir entre sueños, ¡¡Eso!!, ¡¡Aaaahhh!!, ¡¡Así!!, ¡¡Aaaahhh!!, ¡¡Sigue!!, ¡¡Aaaahhh!!, ¡¡Aaaahhh!! ¡¡Trágatela toda!!, ¡¡Aaaahhh!! Era más que evidente que lo disfrutaba.
Yo en ese momento pensé que se había despertado y me detuve por un momento, ya que temía que descubriera que el causante de tanto placer que lo ahogaba era un niño de 9 años. Al ver que sólo hablaba entre sueños, me decidí a seguirle mamando su verga frenéticamente como toda una putita para sacarle todo el semen que traía guardado y tragármelo. Él no hacía más que gemir y moverse como loco por un largo rato, hasta que en una de esas llegó al clímax y me arrojó toda su leche a mi boca como fuente que disparaba grandes chorros de agua, ¡Wow!, yo me sentía en la gloria por el manjar que me daba.
Cuando terminó de liberar su tensión, me le acerqué a su rostro y me saqué mi verga para jalármela y ahora yo aventarle mis chorritos de babita como pago por haberme dado a probar su néctar. Mis movimientos eran frenéticos que como consecuencia le arrojé tres pequeños chorritos de mi semen infantil acompañados de un pequeño gemido y estos cayeron en su nariz y boca.
Después de haberme desahogado con el amigo de mi padre, le volví a subir su pantalón que estaba abajo, y le abroché de nuevo su camisa, además lo volví a cobijar y me subí a mi cuarto a dormir, no sin antes despedirme de él con un beso tierno en la boca. Al día siguiente, me levanté temprano y me alisté para irme con mi madre. En eso, el amigo de mi padre también estaba por irse a su casa agradeciéndole a mi padre por haberlo hospedado en la casa y despidiéndose de nosotros.
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