• Registrate
  • Entrar
ATENCION: Contenido para adultos (+18), si eres menor de edad abandona este sitio.
Sexo Sin Tabues 3.0
  • Inicio
  • Relatos Eróticos
    • Publicar un relato erótico
    • Últimos relatos
    • Categorías de relatos eróticos
    • Buscar relatos
    • Relatos mas leidos
    • Relatos mas votados
    • Relatos favoritos
    • Mis relatos
    • Cómo escribir un relato erótico
  • Publicar Relato
  • Menú Menú
1 estrella2 estrellas3 estrellas4 estrellas5 estrellas (22 votos)
Cargando...
Gays

A los trece fui desvirgado como monaguillo

Aun no se como pude involucrarme al tener sexo con el Párroco de la iglesia.
A los trece fui desvirgado como monaguillo

Me llamo Julián, actualmente tengo casi 50 años, y he decidido relatar algo que he mantenido casi en secreto, si bien estoy casado con hijos, mi primer conocimiento sobre el sexo, fue en mi adolescencia. Debo admitir, que lo podría haber evitado, pero algo me llevó a experimentarlo, o fue el dominio de la persona que lo hizo, o mi curiosidad, a pesar que se hablaba poco de la homosexualidad, que se practicaba en secreto. Si bien me marcó, esa experiencia, es hoy en día, que recordarla, no deja de excitarme.

En aquella época, era un chico delgado, de unos 60 kg., mediría 1,60 m. pelo castaño, ojos claros, bastante inquieto y curioso, a los trece ya me masturbaba, Estaba a unos meses de cumplir 14 años, cuando todo se inició, con la llegada del nuevo párroco para la iglesia de nuestro pueblo, el cura, es uno de los personajes más importantes en esos lugares, como lo es el intendente y el jefe de policía.

Mi madre, como gran devota a la iglesia, fue una de las primeras en invitarlo a cenar una noche, al padre Luis, de un aspecto no demasiado atractivo, de casi 1,80 m.  algo gordo pelado, con barba, pero con un carisma especial, algo que subyugaba, donde mi madre lo adoraba, era su luz, su palabra era santa, a lo que, para mi padre era todo lo contrario.

Si bien me era alguien indiferente, poco a poco, fue como seduciéndome, fundamentalmente por su conocimiento, y la manera de narrar las cosas, que atraía la atención general.

Era extraño que, profesando su religión, como párroco en una iglesia y ciudad muy importante, fuese trasladado a nuestro pequeño pueblo, pero puede ser, que, al terminar este relato, lleguen a comprenderlo.

Para mi madre se fue convirtiendo en algo sublime, hasta se arrodillaba y besaba su mano a pesar que Don Luis, intentaba disuadirla de que lo hiciese.

Ante la insistencia de mi madre, logró que fuese monaguillo, al igual que el hijo del intendente, un chico algo tímido, muy blanco, rubio, delgadito, y de una altura similar a la mía, de modales algo afeminados, muy blanco, pero a pesar de ese “defecto”, llegamos a compatibilizar, no diría que nos convirtiésemos en amigos, pero fuimos, encontrando ciertas afinidades.

A partir de mi nueva actividad, todos los domingos debía de levantarme algo temprano para ayudar en la celebración de la misa y prestar otros servicios en la iglesia, ayudando al sacerdote, a realzar ese culto.

Cuando a veces estábamos los dos o nos turnábamos con Felipe, donde progresivamente me fui incorporando a esa tarea, contribuyendo con algo de dinero en determinadas ocasiones., donde esa pequeña remuneración, nos iba incentivando, hasta concurrir 3 o 4 veces más a la semana.

No habría transcurrido más de dos meses, cuando una tarde estando en la sacristía, oigo que me llama, el padre, estaba duchándose, me acerco al baño, cuando me dice:

“Julián, me puedes alcanzar el toallon”

“Si padre, ya voy” Corrí hasta un armario, tomando la toalla, para llevársela, cuando al entrar lo veo totalmente desnudo, impactándome su pene, bastante opulento, cayendo sobre sus piernas como la trompa de un elefante, tratando de irme bastante impactado por el espectáculo. Diciéndome:

“Es así como venimos al mundo, Hijo, no debes avergonzarte, puedes quedarte” Como un autómata, permanecí quieto observándolo, mientras se secaba y me conversaba, donde no tuve aversión, y hasta vivirlo como algo natural, a raíz que eso se repitió en varias oportunidades, al punto de atraerme verlo desnudo, llegando hasta ayudarlo en secarlo.

Por supuesto que esa “intimidad” se fue acrecentando, no inmediatamente, pero hasta que un día me pidió que le secase su verga, algo que no me agrado demasiado, lo hice con cierto recelo, hasta percibir que se le erguía.

Al regresar a mi casa, pensé en dejar de ser monaguillo, había algo que no me convencía, pero tampoco podía contar a mi madre, ese momento, que, por supuesto no había tenido ningún tipo de connotación importante, aunque sabía que se pondría mal, no sé realmente si esa fue una excusa, pero regrese a los dos días.

Comenzamos a vivir cosas extrañas, a pesar que no las comentábamos entre Felipe y yo, hasta que un día al ponernos el atuendo tradicional de monaguillo, esa sotana o túnica, generalmente de color rojo o negro y, sobre ella, un roquete o sobrepelliz, una prenda blanca de lino, que tenía encajes, nos obligaba a hacerlo sobre nuestro cuerpo desnudo, a la vez que nos observaba detenidamente.

Pero un día tuve un domingo, que fue trágico para mí, mientras oficiaba misa, se me cayó la bandeja con el vino, sumado a que con los nervios tropecé, cayéndose un candelabro, ante la mirada del padre Luis, que fue fulminante.

Nunca lo había visto tan furioso, apenas finalizo la misa, fuimos a la sacristía, haciéndome levantar la sotana, aplicándome una serie de chirlos, en mis desnudas nalgas, bajo la mirada atónita de Felipe. Donde ese castigo a pesar de dolerme me produzco una sensación de estimulación, se irguió mi verga, disfrutando un momento como de excitación involuntaria, con el tiempo, supuse que ese escarmiento tenia implícito una connotación sexual.

Pero me sucedió algo extraño, tuve un sueño, en el que el padre me castigaba, estaba desnudo, donde su verga refregaba mi cuerpo, cuando me desperté, estaba mojado, había eyaculado, mientras dormía.

No sé si eso o que, me cohibía bastante, que me viese desnudo, no tanto por la presencia de Felipe, al que parecía agradarle mostrar su desnudez ante el padre, alardeando en parte por su verga, que era bastante grande, en relación a su delgada contextura.

Un día después de dar la misa, fuimos a la sacristía, Felipe no había venido, pero el padre, me dice:

“No te vi si te quitaste tu ropa interior”

“Si, padre lo hice”

“A ver, ven acá” Camine hacia el que estaba sentado, mientras levanta mi sotana, acariciando mis piernas, hasta que lo hace con mi verga, quedándome sorprendido por esa acción, y hasta paralizado, permaneciendo estático ante ese imprevisto contacto.

Que no pude evitar de que se comenzara a rigidizar, sintiendo su cálida mano oprimirme, hasta que comenzó a agitarlo suavemente, mientras levantaba más mi vestimenta, besando mi tronco, lamiéndolo levemente, nunca había experimentado algo así, manteniendo mi prenda elevada, cuando comienza a chuparme, en el momento que alguien golpea la puerta. Nos miramos, mientras bajo mi sotana, y el padre va a atender,

Era la señora de la catequesis, no sé si me sentí aliviado o apenado por no haber continuado, solo que me vestí rápidamente, aprovechando la circunstancia, regresando a mi casa.

A esta altura, de los acontecimientos, no puedo negar, que comencé a sentir una atracción especial, porque me había tocado, por el sueño, si bien lo rechazaba en un principio, algo me fue conduciendo a disfrutar de esa excitación, creo que deseaba algo más, suponiendo en que podría terminar. Había algo que me cautivaba, a pesar que había momentos en no quería regresar, pero, esa sutileza, ese poder de convencimiento del cura, terminaba atrapándome, como cayendo en una tela de araña, que de una manera sofisticada me iba apresando. No sé qué me sucedía, pero comencé a tener una compulsión, una inclinación, una pasión vehemente y pertinaz, hacia el padre.

A veces me ayudaba a vestirme o desvestirme, tocando fugazmente mis partes íntimas, deseando que hiciese algo más, pero aparentemente se contenía de continuarlo, cuando Felipe no estaba, comencé a permanecer desnudo ante el padre, que me observaba, y hasta llegaba a tocarme, muy sutilmente. No comprendía demasiado que me estaba sucediendo, ¿tendría tendencia homosexual?

Hasta que un día, me pide, si podría estar esa tarde para la última misa, le digo que tenía previsto salir con unos amigos para ir al cine, contestándome:

“Está bien, no te preocupes le diré a Felipe”

“De acuerdo padre y disculpe”

“No te preocupes hijo, diviértete”

Me dio pena, haberme negado, trataría de complacerlo para otra vez, lo que no tardó demasiado cuando a la semana siguiente, volvió a pedírmelo, le dije que sí, y le comente a mi madre que haría ese domingo, que se puso más que contenta, al mencionárselo.

En determinado momento, pensé que estaba cayendo en algo pernicioso, prohibido y deshonesto, mientras me dirigía a la iglesia a ayudar en esa misa vespertina, apenas llegué a la sacristía me desnudé, el padre me observo, pero nada más, en parte me sentí aliviado, pero a su vez decepcionado, era algo insólito, lo que me sucedía.

Después de dar la misa, en donde no fue demasiada concurrida, regresamos a la sacristía, realmente no sabía qué hacer o cómo actuar, cuando comencé a sacarme el hábito, y luego las sandalias, me dice que me acerque.

“Así padre?” Le respondo

“Si, ¿te molesta?”

“No, para nada” me aproximo, hasta que me invita a sentarme sobre sus rodillas.

Acariciando mi espalda, me dice:

“Eres un lindo chico, muy obediente, respetuoso y sensual”

“Gracias padre” Cuando toca mi entrepierna, acariciando mi pecho, que, a pesar de querer impedirlo, se comienza a erguir mi pene, algo avergonzado intento taparme, diciéndome:

” No te inhibes, es algo natural, y te agrada, ¿no es cierto?

“Sí, claro Padre” Continuando acariciando, hasta tocar mi miembro, agitándolo hasta ponerse duro, besándome en la boca, no lo rechace, mientras intensificaba sus caricias.

“Quieres que me ponga más cómodo”

“Como quiera padre” Mientras se quita su atuendo viendo su verga erecta, creo que eso me hizo reflexionar, al punto de disminuir mi erección, diciéndole tímidamente:

“Creo que no estoy preparado, padre,”

“¿Para qué, hijo?”

“Bueno, a lo que Ud., piensa”

“No estamos haciendo nada malo, solo te toco y tú me puedes tocar” Al estar sentado sobre sus piernas percibía perfectamente su verga, cuando su mano tomó la mía llevándola a su sexo.

Intensifico sus caricias, mientras palpaba su miembro, su boca succiona mi cuello, hasta que me coloca sobre sus rodillas, boca abajo, acariciando mis posaderas, separándolas metiendo su dedo entre la unión de ambas, rozando mi abertura, me relaje a la espera de cualquier cosa, hasta que oprimió mi esfínter con su dedo, cuando comenzó a desplazarlo en mi conducto, percibiendo una sensación placentera, aunque algo molesta.

“¿Te agrada, hijo?”

“No sé, nunca sentí algo así, padre” Respondí, bastante nervioso,

El toqueteo continuo, intensificándose, cuando me invita, a ir a su dormitorio, acostándome en su amplia cama, observando su opulenta verga, detectando parte de mi estado, diciéndome:

 

“Hijo no te preocupes, no te hare daño, solo relájate, te colocare algo que te producirá unas sensaciones placenteras, te estimulará y se expenderá físicamente”

No sabía bien, a que se refería, pero calmó mi temor, pero no mi ansiedad, hasta que saca una caja de madera de un mueble, abriéndola, observando una serie, como de tapones cónicos de metal, de varios tamaños, donde, ante mi mirada extrañada, me dice:

“Tranquilo hijo, son simples juguetes sexuales, te va a agradar, déjame probar y veras” Dejándome boca abajo, separando mis piernas, para luego abrir mis glúteos, dejando a la vista mi ano, que tocó suavemente, bordeando con su dedo el perímetro, hasta que oprimió la abertura.

Cuando besa mis posaderas, lamiendo la raya, llegando a mi abertura, para rosarla ávidamente con su lengua, sintiendo una sensación de indescriptible placer, notando como mi verga se rigidizaba más, cuando incrusta suavemente ese cono anal, sintiendo que se abre camino en mi recto, hasta quedar abrochado, ante mis exclamaciones de exaltación.

“¿Te agrada, hijo?”

“Creo que sí, padre” Dije, algo abrumado.

Permanecí bastante tiempo con ese adminiculo, mientras me hizo besar su verga, y testículos, hasta que después de un rato, me coloco sobre sus rodillas, para quitar el tapón anal, sintiendo en parte un cierto alivio, pensando que eso sería el final.

Intente levantarme para irme, pero me detuvo, diciéndole:

“Es que es tarde, padre”

“No te preocupes, yo te acompañare a tu casa, estamos en lo mejor”.

Inicio una serie de chirlos sobre mis glúteos, produciéndome una sensación, de placer, me relaje, donde sus golpes se fueron acrecentando, algo que me llevo a tener una nueva erección. Percibiendo el padre, mi reacción, incrementando sus golpes hasta que me introduce su dedo, que, si bien intente rechazarlo, acabe disfrutándolo.

Hasta que intento poner su verga en mi abertura, grité, pero haciendo caso omiso, empujó, percibiendo una leve penetración, por el dolor, el miedo, comencé a transpirar, donde mis gemidos y gritos llegaron a hacerse evidentes, cuando unos golpes en la puerta lo detuvo, quitándola rápidamente, preguntando, :

“Quién es?”

“Soy el sereno Padre Luis, como oía unos gritos, supuse que podría pasar algo”

“Está todo bien, era la radio”

“Está bien padre, buenas noches, disculpe” Contesta.

“Buenas noches” saluda el padre,

Me quede algo asustado, más que nada, de ser descubiertos, con una expresión de miedo, le digo:

“Me voy padre” Que no hizo objeción de mi intención, solo comentó:

“Trata de que no te vean salir”

Una vez vestido, apenas lo saludé y me fui corriendo a mi casa, en parte confundido, sin tener claro si fue lo mejor a no. Al ver a mi madre preocupada, le conté que el Padre Luis quiso que me quedase, eso la alegro inmediatamente.

Por la mañana, al levantarme, no dude que había sido lo mejor, olvidando ese episodio, continúe con mi papel de monaguillo, intercambiando con Felipe.

Pero después de varios días, un domingo por la tarde, después de la ceremonia, me sentía extraño, en parte algo excitado, mientras me quitaba el atuendo y hasta las sandalias, me quedé estático, observando al padre, que al verme asi, se acercó para acariciar mi piel, sentí como un escalofrió, quedándome inmóvil, ante ese nuevo contacto.

Después de tocar mis tetillas, y glúteos, con cierta precaución, me besó en los labios, al ver que no me oponía, me hizo arrodillar, levantando su atuendo ceremonial, surgiendo su verga erecta, que de una manera descarada comencé a mamársela, llevándola a mi boca, donde sus exclamaciones de goce se hicieron más que evidentes, donde un sabor extraño pero seductor, hizo que me la llevase a la boca.

Donde sin llegar a eyacular, no tardó en alzarme, llevándome a su cama, volcándome sobre ella, colocándome boca abajo, que de una manera intuitiva me coloque en cuatro, en posición de perrito, entregándome en esa ofrenda carnal.

Me hizo bajar la espalda, separando más mis piernas, hasta que su mano acaricio mis glúteos, hasta introducir su dedo en mi esfínter, finalizada esa faena, vertió algo para lubricar ese sector, mi corazón latía apresuradamente, a la espera de ese nuevo contacto.

No tardé en apreciar el acercamiento de su falo, recorriendo mi raya, una y otra vez hasta que su glande apunto sobre mi abertura, oprimiéndose contra ella, hasta sentir que algo obstruía mi orificio. No demorando en avasallarlo, ante mi grito de molestia y nerviosismo, mientras sus manos se apoderaron de mi cintura, para impulsarme contra su cuerpo, gritando al sentir como su tronco, se incrustaba en mi interior, hasta apreciar su pelvis pegada a mis nalgas.

Mientras sentía como que me partía, empujando mis órganos, comenzando a llevar un ritmo dominante, teniendo el poder de penetración, amoldando su aparato a mi desvirgada intimidad, me dolía, pero intentaba soportarlo, iniciándose un lagrimeo ocular.

Sus manos libres, me acariciaban, oprimía mis tetillas, tiraba de mis cabellos, azotaba mis posaderas, que sumisamente aceptaba, acrecentando su dominación, desde ese su alocado bombeo, exponiendo su autoridad, su poder. Hasta que me giro quedando cara a cara, mientras nuevamente su falo, lo iba incrustando en mi culo, ante mis gemidos de dolencia y excitación, hasta que, al quedar sentado sobre él, depositando la totalidad de su tronco en mi conducto.

Gradualmente fue elevando mi calentura, dada nuestra posición, me beso en los labios, prendiéndome rápidamente a los suyos, mientras mantenía un lento ritmo de bombeo, mirándolo como que aceptaba ser follado por él. No llegaba a comprender como podía entregarme de esa manera, pero había algo que me incitaba a ser poseído Gritaba, pero dejaba que continuase el padre, me dolía, mis gemidos parecían incitarlo, hasta que volvió a penetrarme  totalmente, ante un nuevo gemido de dolencia

Durante varios minutos, fricciono mis entrañas, donde gemía y hasta vociferaba, pareciendo incentivarlo en ese loco y dominante accionar, sacándolo totalmente para ingresarlo rápidamente, donde ese ritmo posesivo lo llevó a eyacular en mi interior, abrazándome fuertemente, ante sus exclamaciones de pasión, cayendo sobre mi adolescente físico.

A pesar de me estaba bastante excitado, con deseos de masturbarme, quería irme, lo intenté, pero me detuvo, le dije que era tarde, pero me respondió:

“Quédate, después te acompaño”

Habrá transcurrido menos de media hora, obligándome a repetirlo, a pesar que intente evitarlo, tocó mi miembro hasta estimularme bastante, hasta que me puso boca arriba en la cama, llevando mis piernas bien arriba y hacia atrás, dejando mi abertura libre para ser penetrado.

 

Hasta que la introdujo, donde ese movimiento endemoniado, poco a poco me llevó a un estado de éxtasis, besándolo entrelazando nuestras lenguas, tornándose en algo frenético y delirante, masturbándome mientras me bombeaba agresivamente, hasta acabar de una forma indescriptible.

 

Llegamos a mi casa con el cura cerca de las 10 de la noche, mi madre estaba preocupada, pero al verlo al padre Luis, parecía que le volvía el alma al cuerpo, mi padre lo saludo y se fue a la cama.

Por supuesto que mi madre lo invito a cenar, agradecida por lo que el cura hacía por mí, creyendo que habíamos estado practicando. Además, le dijo:

 

“Me gustaría que pueda hacer un par de días, de retiro”

 

“Si padre Luis, cuando quiera que lo haga, me encantaría, que lo llevase Le contesta mi madre. Me sentí que me entregaba al diablo, pero no me desagradaba

Apenas se retiró, me fui a acostar, no podía dormirme, mi mente estaba enfrascada en lo sucedido, además me ardía mi ano.

Me dolió unos días, pero a pesar de eso, regresé para verlo, le comenté mi molestia, diciendo:

“Está bien hijo, no hay problema, pero igual desnúdate,” Lo hice, pero me hizo arrodillar, levanto su sotana, y mamé su verga, que, a pesar de esa maraña de vello, no dejaba de atraerme, la lamí, hasta que la llevé a mi boca, sintiendo nuevamente ese sabor raro pero seductor, no pude tragarla totalmente, pero comencé a masturbarme, mientras lo hacía, hasta que el padre termino eyaculando en mi boca, tragando una parte, sin dejar de lamer ese fluido tan especial, hasta que acabe, en el momento que me alza para besar mis labios

 

A partir de ese día, algo cambio en mí, no sé qué, pero el hecho de decirme “quítate la ropa», no era solo una orden, era una expresión que me hacía someterme voluntariamente a mi Macho Alfa. No puedo decir que estaba enamorado de él, creo que era esa dominación, sentirlo en mi interior, donde esa relación sexual, nos fue llevando a despreocuparnos de lo que podía suceder, hasta que una tarde mientras me estaba follando, apareció Felipe.

 

153 Lecturas/19 octubre, 2025/0 Comentarios/por Sofia50
Etiquetas: amigos, anal, baño, follando, hijo, madre, padre, sexo
Compartir esta entrada
  • Compartir en Facebook
  • Compartir en X
  • Share on X
  • Compartir en WhatsApp
  • Compartir por correo
Quizás te interese
Un dia especial
Chupando y Lamiendo en mi Infancia
Mi pequeña hijastra
Mi Vecino Urólogo 8
Mi profesor de guitarra
El comienzo de mí adicción al sexo 3
0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir!

Deja una respuesta Cancelar la respuesta

Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.

Buscar Relatos

Search Search

Categorías

  • Bisexual (1.266)
  • Dominación Hombres (3.788)
  • Dominación Mujeres (2.828)
  • Fantasías / Parodias (3.047)
  • Fetichismo (2.523)
  • Gays (21.513)
  • Heterosexual (7.788)
  • Incestos en Familia (17.491)
  • Infidelidad (4.321)
  • Intercambios / Trios (3.003)
  • Lesbiana (1.118)
  • Masturbacion Femenina (878)
  • Masturbacion Masculina (1.744)
  • Orgias (1.916)
  • Sado Bondage Hombre (429)
  • Sado Bondage Mujer (169)
  • Sexo con Madur@s (4.014)
  • Sexo Virtual (249)
  • Travestis / Transexuales (2.353)
  • Voyeur / Exhibicionismo (2.372)
  • Zoofilia Hombre (2.143)
  • Zoofilia Mujer (1.641)
© Copyright - Sexo Sin Tabues 3.0
  • Aviso Legal
  • Política de privacidad
  • Normas de la Comunidad
  • Contáctanos
Desplazarse hacia arriba Desplazarse hacia arriba Desplazarse hacia arriba