A mis 13
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por tonyhbg.
El Profe de educación física
A mis 13 años cursaba el segundo grado de secundaria en una escuela en el Estado de México, de acuerdo a mi edad de aquel entonces era un chico que apenas comenzaba a desarrollarme físicamente, no era gordo ni flaco, de mi clase era de los más bajitos de estatura pero bien proporcionado, de tez morena clara, no presumiré diciendo que era guapo, aunque si era carismático.
Es esa la época donde las hormonas están como locas y la curiosidad de saber más cosas de sexo está latente en cada instante.
En cada oportunidad que tenía aprovechaba para saciar mi hambre de placer masturbándome, no importaba la hora ni lugar.
Conforme comencé a tener acceso a la pornografia se fueron creando imágenes difusas en mi cabeza, es decir, lo que vemos en esas revistas pocas veces se asemeja al sexo real, nos creamos imágenes de mujer les rubias de exuberante trasero y senos, casi perfectas, y qué decir de los hombres con penes de más de 20 centímetros.
A partir de aquí en mi mente no dejaba de pensar en los penes que veía en las revistas, observaba el mío tan pequeño a comparación de aquellos enormes falos y sentí la necesidad de saber cómo era el pene de mis demás compañeros de escuela, sin embargo siempre hacíamos bromas al respecto pero ninguno se atrevía a mostrar su verga, esto a pesar de que muchos presumían tener penes enormes, evidentemente no era cierto.
Por otro lado, mi papá era muy cerrado en este aspecto y jamás tuve la oportunidad de verlo desnudo.
Mis esperanzas casi morían hasta que comencé a prestarle atención al Profe de educación física, era un hombre casado de entre 40 a 45 años, tampoco era alto, tal vez media 1.
60 mts.
a pesar de ser Profe de educación física era un poco gordito, aunque de buena pierna y nalga, tenía cierto carisma y era muy buena persona, su tono de piel es blanca aunque estaba un poco bronceado por las horas de exposición al sol.
Regularmente andaba en shorts o pants, y pidiendo atención tenía un buen paquete, en cada clase me acercaba más a la mesa donde el se sentaba, para apreciar mejor ese bulto, cuando corría o brincaba en clases también veía con detalle cómo se balanceaba su pene de un lado a otro, era muy excitante y el baño de la escuela fue testigo de todas las veces que terminado la clase corría a masturbarme.
Llego un punto donde el Profe se dio cuenta como lo observaba, y cada que veía su paquete el volteaba a verme disimuladamente, eso me puso muy nervioso pero también me excitaba.
Un buen día durante su clase pedí permiso para ir al baño, ya no aguantaba más y tenía que descargar ese instinto animal, sin embargo el Profe también salió supuestamente a llevar unos documentos a la dirección, terminando de hacer mis necesidades procedí a lavarme las manos, justo en ese momento el Profe entro al baño, pareciera que estaba esperando el momento exacto para entrar, los urinales estaban en la misma línea que los lavabos y afortunadamente son de esos corridos que no tienen división y casi nadie ocupa, pero el Profe si, por primera vez veía un pene de adulto, tenía mucho miedo de voltear a ver pero gano más mi exitación, no era un pene grande como aquellos que aparecer en las películas, además de que estaba dormido en ese momento, era ligeramente obscuro y toda la piel del prepucio cubría el glande, deje de verlo y cuando dejo de escucharse el último chorro de orina volteo de nuevo, lentamente recorrió todo su prepucio hasta tras y dejó salir su glande rojo para sacudir las últimas gotas de orina, termino y lo guardo, me quedé paralizado, el Profe rápidamente lavo sus manos y antes de salir me dijo que me esperaba en su salón al terminar las clases, que quería hablar conmigo.
Realmente había quedado en shock y muy impactado por lo que había visto, aún creció más mi curiosidad por verlo y creo que fue en ese momento donde mi inclinación sexual se dividió.
Me imaginé teniendo sexo con el profe, pero yo como la mujer, tocarlo y mamando su verga, era algo que nunca había hecho y no sabia si me gustaría pero me excitaba mucho.
Las clases parecían eternas, pero finalmente llego la hora, me dirigí a su salón, este estaba separado del resto por encontrarse junto a las canchas, la puerta estaba abierta, el Profe me miró y me invitó a pasar dando la indicación de cerrar la puerta.
Me pregunto si todo estaba bien, a lo que yo respondí que si, me dijo que se ha sentido observado por mi y no es algo que le molestaba pero tenía curiosidad de saber el porque, yo me quedé serio y me dio mucha vergüenza, no dije ninguna palabra y agache la mirada, el Profe se levantó del escritorio y se dirigió a mi, se puso en cunclillas intentando encontrar las miradas pero yo estaba muy avergonzado, me abrazo y me dijo que no debía tener pena y era algo normal por lo que todos pasamos, que la curiosidad no era mala y el estaba para apoyarme si yo así lo quería, eso me reconfortó mucho, acto seguido me dijo que si quería podíamos hablar en otro lugar pero al siguiente día por qué ya se tenía que retirar.
Al día siguiente en el receso el Profe me volvió a llamar a su salón, me dijo que si estaba dispuesto a hablar con el, a lo que yo accedí, entonces me dijo que esperaría en su coche a dos calles de la escuela por qué no le tenían permitido salir de la escuela con alumnos.
Pasaron rápido las horas y corrí para ser el primero en salir, llegue al punto de encuentro y ahí estaba el Profe, me abrió la puerta de su coche y entre, rápidamente nos fuimos del lugar.
Durante el camino hablamos poco y me pidió pasar a los asientos traseros y esconderme por qué entraríamos a un lugar donde se supone no dejan pasar niños, me dio miedo pero confíe en el Profe y me agaché, escuche que pago una habitación sencilla y segundos después estábamos dentro de un motel, nunca había entrado a uno, cerro la puerta del garaje y entonces pude salir, subimos las escaleras y cerro la ventana, había una cama grande y una mesa pequeña con dos sillas y un mueble llamado el potro, la verdad desconocía sus funciones en aquel entonces.
Me senté en una silla y el Profe se recostó en la cama, se quitó los zapatos y la camisa y me invitó a acercarme, estaba súper nervioso a comparación del Profe que se veía tan tranquilo.
Me dijo no tengas miedo no voy a abusar de ti, estamos aquí para hablar y lo podemos hacer libremente, así que llego la pregunta incómoda, me pregunto qué si me gustaban los hombres, le respondí que si, me pregunto qué si había estado con alguno a lo que respondí que no.
Entonces el momento llego, me dijo que si quería verlo sin ropa, era obvio que quería aunque no respondí nada mi silencio dio pauta a que el tomará la iniciativa y lo hiciera, se levantó de la cama y se paró frente a mí termino de quitarse la ropa completamente, yo tenía la cabeza agachada y solo veía sus hermosos pies blancos, me tomo con una mano de mi barbilla y levanto mi vista, mírame me dijo, no pasa nada algún día tú serás un adulto como yo, ahora puedes quitarte tu ropa si así quieres, yo estaba muy nervioso y me desnudé tímido pero me deje solo mi calzón.
Su pene estaba flácido aún, era de buen tamaño, y un poco gordo, apenas se lograba asomar la punta del glande del prepucio pero debajo de él se marcaba perfectamente el glande, sus testiculos si eran grandes sin exagerar, son de esos colgantes y tamaño casi igual, al parecer se recortaba el vello púbico por qué no era muy largo.
Lo vez, no pasa me dijo, anda quítate tu calzón, con mucha pena lo hice, mi pene estaba súper erecto y escurriendo, tal vez me media unos 10 centímetros, mis testiculos apenas empezaban a crecer al igual que el vello pubico que apenas cubría la base alrededor de mi pené.
El Profe me dio ánimo y me dijo que era muy bonito mi pene, entonces me dijo que podía observarlo todo lo que quisiera que el se cubriría los ojos con su camiseta para que me sintiera en confianza, asi lo hizo y entonces comencé a recorrer todo su cuerpo con mi vista, vi de cerca su pene aún sin ereccion, quería tocarlo con tanta intensidad que no pude más y lo empece a tocar muy tímido, el Profe me dio animo a tocarlo como a mí me gustara, eso hice y no tardó en ponerse duro como roca, erecto tal vez media 13 o 14 cm, pero de buen grosor, empecé a masturbarlo lentamente y salieron las primeras gotas de líquido transparente que se deslizaron por mis dedos, no note cuando el Profe se quitó la camiseta de los ojos y comenzó a observarme atento.
Me llevo a la cama con el y me dijo que solo haría lo que yo le permitiera, comenzó a besarme de forma tranquila y pasiva, poco a poco undio su lengua en mi boca, no sabia muy bien cómo reaccionar y el instinto es el que me fue llevando, así como su mano a mi pene, de igual manera me empezó a masturbar, fue bajando su cara y chupo mis pezones, llego a mis inglés que lamia y besaba provocando que toda la piel se me pusiera chinita, llego a mi pene y bajo mi prepucio con la boca dejando expuesto el glande, le dio varios lengüetazos para después chupar mis testiculos, regreso a chupar mi pene mientras uno de sus dedos me penetraba suavemente, fue tan excitante que en cuestión de un par de minutos me vine dentro de su boca.
Una vez que termine no sabía qué hacer, se fue por completo la exitación, el Profe se trago mi semen, que por cierto siento que fue mucho, y se acostó a mi lado, me pregunto si me había gustado y que descansaríamos un rato
Estábamos viendo una película en ese hotel, ahí, desnudos sobre la cama, el pudor se había desvanecido, me sentía seguro y entonces comenzó de nuevo una ereccion, fue señal inequívoca para el Profe de que estaba preparado, me dijo ahora te toca a ti, como pude intente hacer lo mismo llegue a su pene que erecto se veía hermoso, lo metí a mi boca, el sabor no era desagradable pero si algo raro, me costaba un poco de trabajo materlo más y con mi inexperiencia lo lastimaba un poco con mis dientes.
Entonces me volteo y me dijo que intentaría penetrarme, acercó su pene a mi ano y lo lleno de lubricante, empezó a meter un dedo y luego dos, sentí un poco de dolor pero aguante, el solo se fue desvaneciendo, entonces se recargó más en mi, sentí su panza fría en mi espalda, y me pidió que con mis manos abriera mis nalgas, acerco más su pene a mi ano, y empezó a empujar, fue entrando lentamente su glande, eso me dolió mucho pero seguí aguantando, así lo dejó por un rato, hacia pequeños movimientos sin meterlo más, el noto mi tensión y me besó el cuello y orejas, eso me éxito bastante y comenzó a empujar otro poco más, ya tenía por lo menos la mitad dentro, el dolor no desaparecía y me dijo que respirara hondo por qué lo terminaría de meter, respire hondo y entonces sentí un empujón en mis nalgas, ya estaba dentro todo, sentí sus piernas velludas en las mías y sus testiculos colgantes en mis nalgas, el dolor se hizo más fuerte, le pedí que lo sacara pero ya no hizo caso, me dijo que esperara un poco más y que pasar el dolor, sigue besando mi cuello lo cual amortiguaba un poco el dolor.
Así permaneció sin hacer movimientos un rato, acto seguido comenzó a meter y sacar poco a poco, el dolor no disminuyó mucho pero ya no era tan fuerte, los movimientos se hicieron más rápidos, las sensaciones eran raras, como estar defecando, yo contraía mi ano y al parecer eso lo excitaba más, termino rápido, tal vez unos 7 minutos, sentí su piel erizada junto a la mía y una descarga de semen caliente en mi ano, no sacó su pene, así lo dejo hasta que poco a poco iba volviendo a la normalidad, lo saco y junto con el un chorro de semen con sangre que llegaron hasta mis testiculos y pene aún erecto.
Al ver esto me espante pero el Profe me tranquilizo y me dijo que era normal, vio mi pene con esa tremenda ereccion, y se puso en posición de perrito, ensalivo su ano y me dijo ahora te toca a ti, quiero quitarte lo virgen.
Sin pensarlos dos veces me acomodé para meterle mi pene, el se agachó lo más que pudo para que yo lo alcanzará, no se necesita lubricación, yo tenía bastante en mi verga, entro fácilmente la experiencia visual ayudó mucho, no tarde mucho en terminar, la sensación fue perfecta, saque mi pene y tenía un poco de excremento.
De inmediato fui lavarme y el Profe atrás de mi me guío a la regadera donde nos bañamos.
Fue una experiencia que gustaría volver a vivir.
Relató real, no fui yo el protagonista aunque me hubiera gustado serlo, me lo contó un maduro caliente que me encontré en unos baños de vapor
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