A mis 8 años mi amigo Marco me enseñó de sexo – parte 1
Mis inicios a mi temprana edad de 8 años con mi amigo Marco .
Cuando iba en primaria recuerdo que siempre había una costumbre cuando entrabas a los baños de ver por debajo quien estaba en el excusado cagando. Era más por gracia o para ver a quien molestar, normalmente siempre veías el pantalón hasta abajo con los calzoncillos, sin embargo, en una ocasión fui durante el recreo al baño cuando entré como siempre me asomé y me extrañó ver unos pies que estaban desnudos y sin pantalón. Por curiosidad y un poco de morbo, me acerqué más para saber porque parecía que había una persona desnuda ahí o eso parecía. Al estar asomándome poco a poco pude ver que se trataba de Marcos un compañero de mi salón, aunque no estaba completamente desnudo todavía tenía un bóxer blanco pero nada en la parte de arriba, al verlo él se percató de mi. A pesar de la situación no se espantó ni se enojó, solo me saludó, a lo que yo le respondí preguntándole «qué estas haciendo?». Él sonrió y me dijo «pasa para que veas», yo algo dudoso me levanté pero él fue quien abrió la puerta del baño y me jaló adentro. Para describirlo, Marco era un poco más pequeño que yo en estatura, su cabello era negro y corto, de tez morena y delgado de cuerpo, mientras que yo soy igual de delgado, pequeño pero solo un poco más del promedio y piel blanca. Al entrar al cubículo cerró la puerta y se me acercó diciendo «te gusta?» mientras señalaba a su bóxer, yo no sabía que responder por lo que él se apresuró y se bajó el bóxer quedándose completamente desnudo, su pene era pequeño pero me quedé mucho tiempo mirándolo porque estaba sorprendido que de estuviera desnudo frente a mi, «te gusta?» me volvió a preguntar. Aparté la mirada sin responderle al mismo tiempo que me alejaba un poco, luego me dijo «ya te has tocado tu pene?», a eso solo respondí asintiendo con la cabeza, al responderle se emocionó, se acercó a mi y empezó a desabrocharme el pantalón, al quitarme el cinturón dio un tirón fuerte abajo para quitármelo, por la sorpresa apenas pude responder intentando que no me lo bajara. Me dijo «espera espera, ya verás que te gustará», al estar descubierta mi trusa de color azul cielo la agarró e igualmente la jaló fuerte al suelo. Ya desnudo de la cintura para abajo me tapé, él solo sonrió por verme así, se alejó un poco y empezó a acariciarse su pene lentamente, al ver como crecía recordé como me gustaba acariciar el mío hasta que se hiciera grande. De forma inconsciente lleve mi mano hasta mi pene para acariciarlo también, fue cuando me dijo «entonces si te gusta», por la pena quité mi mano pero él acercó la suya al mío para acariciarlo. Con su mano tallaba mi pene y la punta la apretaba ligeramente con sus dedos, todo mientras no dejaba de tocarse a si mismo, yo estaba excitándome tanto que dejé escapar unos ligeros gemidos por como me tocaba. Sin embargo, sin previo aviso paró de acariciarme, lo cual yo me quedé con una cara suplicante por más, él se dio cuenta y me dijo que todavía estábamos en el recreo y que debíamos salir para no levantar sospechas, al darme cuenta de eso me tape mi pene parado por pena e intenté subir mi pantalón rápidamente pero no me funcionó porque todavía tenía el botón abrochado, cuando logré vestirme bien Marco apenas se estaba poniendo el pantalón y me dijo que me acercara, al hacerlo me metió la mano en el calzoncillo y acomodó mi pene para que apuntara hacia arriba, me dijo «así ya no se nota, si quieres otro día seguimos», yo solo alcancé a decirle «ok» y salí del baño.
Durante los días siguientes seguíamos acariciándonos en el baño, ya sea durante el recreo o a veces entre clases, el problema es que como estábamos limitados de tiempo siempre nos quedábamos a medias, aunque puede ser que su plan siempre haya sido dejarme a medias para que yo le pidiera más. Un día que estábamos acariciándonos el uno al otro, él se detuvo y yo le dije directamente que quería más, el sonrió y me dijo «entonces vamos a mi casa» tan pronto escuché eso me emocionó la idea por lo que accedí de inmediato. Aunque esto solo iba a pasar en el fin de semana seguimos tocándonos en la escuela los días que faltaban para el viernes, hasta que el deseado día llegó, le dije a mi mamá si me podía llevar a lo cual accedió, al llegar vimos que era en una zona un poco alejada del pueblo principal había más monte de lo normal pero se podían ver varias casas seguidas, al verme llegar mi amigo saludo y me fue a recibir llevaba un short corto, una playera y sandalias, mi mamá al preguntar por sus papás le dijo que había salido a la tienda pero que no tardaban, por lo que ella accedió y se fue. Marcos me jaló directamente dentro de la casa, cerró la puerta y se bajó el short mostrando que no tenía nada debajo, luego se quitó la playera quedando completamente desnudo, yo me asusté y le dije «qué haces?, te va a ver tu mamá», me dijo que no me preocupara que iba a llegar tarde que tendríamos la casa para nosotros por unas horas. Me apresuró para desnudarme, pero le dije que no estaba cómodo, por las malas aceptó, agarró su ropa y me llevó a su cuarto. Estando ahí él siguió desnudo y me apresuró a desnudarme, a lo que lentamente accedí bajando mi pantalón y calzoncillo hasta los tobillos, me dijo «pero desnúdate bien que ya no estamos en la escuela», lentamente y con más dudas seguí desnudando quitándome la playera y sacándome los zapatos para quitarme el pantalón. Al terminar pude sentir como mi pene crecía un poco, «ves que se siente bien» me dijo Marcos y yo le respondí «si, se siente bien». Entonces se me acercó y empezó a acariciarme, lo que terminó de endurecer mi pene, hice lo mismo con él intentando repetir los movimientos que hacía para que igual se sintiera bien. Primero me acariciaba la espalda lentamente mientras pegaba su cuerpo con el mío, luego bajó a mi trasero para apretar lentamente mis pompas. Yo intentaba hacer lo mismo pero torpemente, hasta que él pasó sus manos al frente y comenzó a mover hacia adelante y atrás mi pene, a pesar de mi edad eso me gustaba mucho. Al apretarme con más fuerza pegó mi cuerpo al suyo y pude sentir como nuestros penes se encontraban, ambos agarramos nuestras pompas para apretarnos más fuerte y sentir más rico. Sentía el calor de su cuerpo junto al mío y la sensación estaba llegando al punto más alto, hasta que repentinamente me soltó.
Marco notó mi cara de querer más y me dijo que podíamos hacer algo mejor, a lo que dijo: «cierra los ojos», yo con algo de duda porque normalmente siempre es para hacer una broma obedecí. No pasó mucho para que empezara a sentir un cosquilleo en mi pene que si bien era raro me daba mucho placer al abrir los ojos pude ver a Marco con mi pene en su boca, me sorprendí y me alejé, «no te gustó?» me preguntó de forma burlona, dije no moviendo la cabeza, a lo que Marco arrodillado se volvió a acercar para seguir chupándomelo, solo podía gemir por lo rico que se sentía, siguió así un rato hasta que se detuvo, se puso de pie y me llevó a su cama, me acostó boca arriba y se puso encima de mi pero al revés, poniendo su cabeza sobre mi pene y poniéndome su pene en la cara, me dijo «ahora tú también hazlo». Al principio dudé pero quería devolverle el favor por lo rico que sentía, lentamente abrí mi boca para acercarla a su duro pene, primero lo probé con la lengua, pero tan pronto Marco sintió mi lengua hizo su cadera hacia abajo haciendo que probara la mitad de su pene en mi boca, yo le dije que eso no era justo, pero él solo se burló. Saboreé mi boca su sabor y no me desagradó, por lo que con más ganas volví a acercarme a su pene, esta vez lo lamí con más gusto y atrevimiento, «eso así, me gusta, ponlo en tu boca». Lo consideré un momento, pero rápidamente lo chupé completamente me gustaba como se sentía lo duro de su pene en mi boca, como lo pasaba de un lugar a otro con la lengua y como se sentía la punta de su pene en la punta de mi lengua. Estuvimos en esa posición durante bastante tiempo hasta que sentí como Marco parecía tener un orgasmo porque me presionaba con su cadera y chupaba con más fuerza mi pene, hasta que se relajó, yo sabía lo que había pasado porque igual sentía eso cuando me tocaba pero no sabía como llamarlo, Marco solo se acomodó y siguió chupando mi pene lentamente. No tardé mucho en terminar como él lo había hecho, ambos ya cansados decidimos hacer otra cosa, como Marco tenía una consola decidimos jugar en ella pero lo hicimos completamente desnudos, ninguno se puso ropa hasta que llegó la mamá de Marcos unas dos horas después, durante ese tiempo jugamos desnudos y perdí el miedo de estar por la casa desnudo, durante un rato nos acariciábamos, pero no tan intenso como antes, al final todo terminó cuando llegaron por mi.
Después de esa visita empezamos a chuparnos el pene en los baños de la escuela aunque no podíamos acomodarnos nos turnábamos para hacerlo, realmente no acabábamos pero siempre era rico hacerlo, no podía volver a su casa porque su mamá iba a estar, por lo que tuvimos que esperar un mes para que su mamá se volviera a ocupar en un fin de semana. Al llegar a su casa lo primero que hice fue quitarme toda la ropa al igual que él, ya desnudos volvimos a empezar nuestras caricias, con el paso del tiempo yo había mejorado y ya le pasaba la mano de forma más suave lo que hacía que él se estremeciera, pero en lugar de seguir me detuvo y me dijo: «sabes que también se siente bien?», «qué?» le respondí. Se fue corriendo hacia la entrada y de improviso abrió la puerta que daba a la calle dejando ver claramente el exterior, rápidamente cubrí mi pene que por el susto se hizo pequeño y me escondí. Le dije «qué estas haciendo? nos van a ver», él solo me respondió que eso era la rico, yo no terminaba de captar a lo que se refería, cerró la puerta para acercarse. Me dijo «se siente rico salir a la calle desnudo, pruébalo», le dije que no, que él lo hiciera si tanto le gustaba, sin inmutarse volvió a abrir la puerta y salió a la calle desnudo, asomé solo mi cabeza y pude verlo caminar a mitad de la calle sin ropa y acariciándose su pene con energía. Regresó corriendo y diciendo «ya ves que no pasa nada, los vecinos no están ni miran afuera a esta hora, nadie pasa por aquí, pruébalo» dudé bastante si hacerlo o no, Marco esperó tanto mi respuesta que dijo «si quieres ve solo en trusa, para que veas, solo sal un momento y regresas». Esa idea me agradó más, porque incluso por donde vivía luego se veían niños menores paseándose en trusa o pañal, entonces no creí que hubiera tanto problema. Fui por mi trusa que era blanca con avioncitos, me la puse y me preparé para salir, Marco abrió la puerta y yo salí corriendo con todo el nerviosismo y excitación del momento. Al llegar a la mitad de la calle pude notar que ciertamente no parecía haber nadie, incluso había un viento que refrescaba mucho aún con el sol, me quedé un rato ahí, cuando voltee para regresar pude ver como Marco cerraba la puerta dejándome afuera, corriendo fui a tocarle para que me abriera, pero en tono burlón me dijo «no, tienes que ver lo rico que se siente», yo le seguí tocando la puerta con una mano mientras intentaba cubrir todo mi cuerpo con la otra, la vergüenza estaba creciendo y me estaba poniendo rojo, le pedí que me abriera a lo que solo respondió «puedes entrar por la puerta de atrás, ve a tu izquierda, entra al pasillo y saldrás donde hay varias casas, luego solo tienes que subir por la casa de más a la derecha y en el techo pasas al mío y te bajas». Apenas pude oírlo porque estaba más enfocado en que me dejara pasar, al final dijo «si sigues tocando así la gente te va a ver», ya con eso preferí mejor hacerle caso, me apresuré a ir por donde me dijo, primero por el pasillo que había dicho, era algo estrecho pero fácilmente podían pasar dos personas, algo oscuro porque las paredes impedían que pasara el sol, mientras iba caminando por ahí me cubría con mis manos por si alguien me veía todavía no podía creer que estaba en esa situación, casi instintivamente empecé a acariciarme mi pene encima de mi trusa, a lo que este comenzó a reaccionar poniéndose duro.
La situación realmente me estaba excitando, antes de salir del pasillo que se me había hecho eterno bajé un poco mi trusa para saber si realmente se sentía tan bien como decía Marco, saqué mi pene y empecé a masturbarme ahí mismo, casi gemía por lo bien que se sentía pero no quería hacer ruido. En plena paja me asomé al final del pasillo para ver si había alguien, pude observar un pequeño patio donde se veían muchas casas pegadas unas con otras, había ropa colgada por todas partes pensé que así podría evitar que me vieran desde adentro, del lado izquierdo no había nadie, pero del derecho pude observar a dos niñas de unos 11 años jugando sentadas a la entrada de la casa por donde tenía que subir usando los barrotes que tenía. El verlas me asustó y del miedo quería volver a subir mi trusa, pero sentí como una mano me bajó completamente mi trusa de un jalón. Al voltear pude ver a una chica de unos 14 o 15 años mirándome con malicia, se empezó a reír al verme desnudo, al mismo tiempo quería huir pero me tenía sujetado del brazo, como mi trusa estaba a mi pies me era difícil moverme, ella se siguió riendo mientras decía «pero que niño más travieso, querías que vieran tu verguita?». Intenté zafarme pero me tenía bien sujeto, ella me puso de frente y vio directamente mi pene a lo que se rio con más fuerza «pero que pequeño está, al menos dame algo que ver», debido al escandalo que hacía las dos niñas que estaban jugando se acercaron para ver y se sorprendieron al verme. «Clau, Mari, vengan a ver a este pequeño pervertido» dijo la chica que me tenía sujetado, agarró mi otro brazo me dio la vuelta y los alzó para que las dos niñas vieran completamente desnudo con mi trusa en los pies y mi pene al aire, se empezaron a reír al igual que la chica más grande. La mayor me empezó a decir al oído «esto era lo que querías, no? que ellas vieran esa diminuta verguita que tienes, te excita que te vean?» yo pataleaba en el aire para que me soltara, pero en un movimiento siento como mi trusa sale volando, al verla caer una de las niñas va por ella y la recoge, yo solo alcanzo a decirle que me la de, pero ella se niega en tono burlón. «Chicas, este pequeño pervertido quiere sus calzones, mejor les damos unos, no creen?», dicho esto les dijo que me sujetaran cada una tomó uno de mis brazos, yo un niño de 8 ochos no podía resistirme debido a la diferencia de edad. Cuando la mayor volvió vi que traía calzones que había tomado de la ropa tendida, empezó a probármelos por encima para ver cual me quedaba mejor, al final el que escogió fue unos blancos con corazones azules, sin mucho esfuerzo me sujetó las piernas para ponérmelos, al alzarlos los levantó tanto que prácticamente me hizo un calzón chino que dejaba mis pompas al descubierto, las otras niñas empezaron a reírse todavía más, yo intentaba cubrirme inútilmente cruzando mis piernas pero luego me di cuenta que eso me daba una apariencia femenina, lo cual provocó más risas, pero eso hizo que las niñas aflojaran su agarre por lo que pude zafarme y huir hacia la casa por donde debía trepar para salir de ahí, la chica mayor estaba tan metida en su risa que no le importó que me escapara, solo escuché cuando me dijo «te quedan bien, putita», logré subirme al techo por los barrotes de la casa y me fui en dirección de la casa de Marco.
Al llegar a su techo pude ver que había un montículo de arena al que podía llegar desde el techo a su parte trasera, con cuidado me baje al llegar a la puerta trasera, mi corazón latía a mil, estaba sudando y algo alterado. Al llegar vi que Marco me estaba esperando al verme se sorprendió y me preguntó que había pasado, le conté lo que me sucedió. «Esa debió ser Sandra, es una perra o al menos eso dice mi primo», dijo «pero se ve que te gustó todo eso», yo no entendía porque lo decía y señaló mi pene que estaba completamente duro dentro de los calzones de niña, yo estaba anonadado, pensé que se me había bajado la excitación al correr o escaparme. Mi pene se mantenía muy duro por lo que Marco se acercó y me dijo «te gusta usar calzón de niña?» me empezó a acariciar sobre el calzón para luego meter su mano y jalarme el pene completamente, como estaba desnudo empecé a hacerle lo mismo, parecía que su pene estaba más duro que de costumbre e incluso estaba gimiendo con más fuerza. De manera imprevista me volteó para llevarme al sillón que había en la sala, me puso de rodillas sobre el respaldo, bajó el calzón hasta mis muslos, le pregunté sobre lo que hacía, pero solo me respondió que no me preocupara que me iba a gustar. Sentí como algo se acercaba a mi trasero para luego meterse entre mis pompas pregunté qué era, pero no me respondió, sentí como se acomodaba por donde iba al baño, entonces sentí una ligera sensación de que algo entraba. Debido a su edad no tenía un pene tan grande, pero por la excitación que al parecer le provocaba que estuviera con un calzón de niña su pene estaba lo suficientemente duro como para entrar y mantenerse dentro de mi. Él comenzó a gemir diciendo «si si si, que bien, que rico» yo no sentía mucho más que cierta incomodidad, pero aprovechando la situación y con los gemidos acaricié la punta de mi pene para seguir excitándome, a pesar de lo que había ocurrido me calentaba pensar en que había caminado prácticamente desnudo en la calle, incluso que me hayan visto me excitaba mucho. Marco siguió moviéndose, pero no hacía el mete y saca, sino que solo lo movía ahí mismo, lo que lo hacía gemir mucho de excitación, después de un tiempo pude sentir que mi trasero se empezaba a sentir bien, ya me estaba gustando por lo que apretaba mi pene con más fuerza y al parecer apretaba más mi trasero porque Marco gemía más fuerte. Todo desembocó en un orgasmo que tuve, pero apreté tanto mi trasero que el pene de Marco se salió, por lo que tuve que meterla de nuevo y tardó un poco más en venirse, para eso momento ya estaba cansado así que me medio sostenía solo para que él terminara.
Cuando terminó nos acostamos en el suelo ya cansados y sudados por todo el esfuerzo que hicimos. Yo tenía el calzón que me habían puesto en los pies, en ese momento me preocupe por haber perdido mi trusa, a lo que Marco me dijo que solo me fuera sin nada abajo, yo le dije que eso igual puede sentirse rico a lo que él me respondió asintiendo con la cabeza. Le pregunté sobre que haríamos con esos calzones, solo respondió que se los dejara que él sabría que hacer con ellos, yo le hice caso sin entender a que se refería pero no me interesaba, al menos no por ahora. Al final solo estuvimos desnudos un poco más de tiempo hasta que llegó su mamá y la mía me vino a recoger, durante el resto del fin de semana me empecé a desnudar un poco más estando en mi casa cuando podía, principalmente en cada ocasión que iba al baño o en la noche cuando los demás dormían. Después pasaron muchas cosas más.
Wow, esto es realmente interesante y fuera de lo común, felicitaciones.
Uff me encanta espero leer pronto la segunda parte
comos igue
Que relato más excitante, fue una de mis fantasías estar con amigos de esa edad, me hubiera gustado haberlo realizado con alguno pero no fue así.
Espero más relatos sobre tu y tu amigo
Saludos