A mis 8 años mi amigo Marco me enseñó de sexo – parte 2
Marco y yo cada vez buscamos más formas de tener experiencias excitantes cuando estamos juntos.
Retomando por donde lo había dejado, Marco me había hecho salir desnudo a la calle para que luego me metiera su pene al regresar. Lo que no sabía es que me había generado un gusto por estar desnudo que realmente me generaba mucha excitación, eso provocaba que continuamente buscara estar solo en mi casa para poder desnudarme sin importarme que alguien me viera. Aunque lo mejor para mi seguía siendo en la escuela, porque cuando me encerraba en los baños con Marco nos quitábamos la mayor cantidad de ropa posible, algunas veces solo la playera, otras veces si nos quedábamos completamente desnudos para acariciarnos o chuparnos el pene entre nosotros. Los mejores días eran cuando íbamos para deportes porque el uniforme era un short corto que se podía bajar fácilmente porque no tenía un cinturón como el pantalón, aprovechando esa facilidad es que constantemente terminábamos desnudos en el baño.
Aunque yo también me atrevía a algunas cosas sin que Marco estuviera, porque durante la salida varias veces ocurría que me recogían tarde de la escuela cuando la mayoría de los alumnos ya se había ido, en esas ocasiones aprovechaba para ir al baño del segundo piso para desnudarme y acariciar mi pene, lo más excitante que hacía era abrir la puerta del cubículo al momento de tener mi pene en la mano, incluso aunque escuchaba de vez en cuando a alguien correr en la parte de afuera no la cerraba porque eso me acercaba más a tener un orgasmo, cosa que muchas veces lograba. El sentir mi cuerpo desnudo caminando por la escuela al mismo tiempo que podía sentir en mis pies descalzos el frio piso era una de las sensaciones más excitantes que había tenido, incluso me recordaba mucho a cuando salí a la calle. Debido a que todavía no teníamos la oportunidad de quedarnos solos en su casa, aparte de que sería sospechoso que solo fuera cuando su mamá no estaba entonces los mejores momentos que teníamos eran en el baño de la escuela, incluso le llegué a hablar de lo que hacía en la salida, a lo que Marco se interesó y me dijo que quería intentarlo. Un día que pudimos quedarnos un rato en la salida fuimos rápidamente al baño cuando quedaban pocos niños en la escuela. Al llegar yo me empecé a desnudar a lo que él me tocó el trasero lentamente, solo le respondí que si no se daba prisa no tendríamos tiempo, a lo que me dijo «entonces quítamelo rápido», como teníamos el uniforme de deporte me fue fácil bajar el short de un tirón junto a su bóxer, así pude ver que su pene ya estaba duro y señalándome, por lo que empecé a lamerlo suavemente mientras seguía quitándome mi ropa, cuando me levanté ambos ya estábamos desnudos, Marco ya estaba muy excitado por las lamidas que le había dado por lo que iba con su pene en su mano para poder moverlo a gusto. Abrimos la puerta para ver que no hubiera nadie, al confirmarlo nos paseamos por el baño, lo hacíamos libremente sin taparnos, a lo que Marco se excitó y comenzó a acariciarme y me dijo que se la lamiera de nuevo, a lo que accedí arrodillándome, esta vez se la chupe completamente, él me acariciaba la cabeza mientras lo hacía lo cual me gustaba. Me dijo que fuéramos a la puerta para hacerlo, a lo cual accedí solo si checaba que no hubiera nadie, dijo que no había nadie, cuando estaba a punto de volver a chuparsela me detuvo.
Le pregunté si alguien venía a lo que respondió que no, pero me preguntó: «alguna vez has salido desnudo», le dije que no da lo que él inmediatamente me jaló hacia afuera, apenas pude ponerme de pie para no caerme, al salir me tapé mi pene con una mano y mis pompas con la otra, estaba nervioso pero sabía que esto era lo más excitante que había hecho. Por suerte estábamos en el segundo piso y había una barda un poco menos alta que nosotros que nos cubría bien. Marco iba caminando normalmente al pendiente que nadie nos viera al subir por las escaleras, esto me recordó a mi experiencia en el pasillo, por lo que me asusté y le dije que volvamos o nos ocultemos, a lo que él señaló un salón que estaba abierto, decidimos meternos ahí. De lado izquierdo estaba el escritorio del maestro y del derecho las bancas, así que fuimos al escritorio, ahí nos pusimos del lado contrario a las ventanas que daban al pasillo, el escritorio nos cubría y teníamos cerca unos armarios donde guardaban cosas los alumnos para escondernos si alguien venía. Inmediatamente se agachó y se puso a chuparme mi pene mientras yo me recargaba sobre el escritorio, en esa situación mi pene estaba más duro que nunca por lo que Marco chupaba con más intensidad, los dos estábamos tan metidos en lo nuestro que no escuchamos como alguien entraba. Cuando escuchamos como alguien nos hablaba nos paralizamos, él sacó mi pene de su boca y yo me tapé con mis manos, al voltearme vi que era un niño de 6 años que nos estaba viendo, como solo me veía a mi me preguntó «qué estas haciendo?», al verlo me asusté y le dije que se fuera, pero no lo hizo se seguía asomando hasta que alcanzó a ver a Marco también, él le dijo al niño que si quería saber que estábamos haciendo se acercara, lentamente lo hizo y al estar con nosotros Marco empezó a acariciarlo por todo el cuerpo mientras le desabrochaba el cinturón, vi como el niño no sabía que hacer pero que de alguna manera lo estaba disfrutando. Marco me invitó a unirme a lo que empecé a acariciarlo por su espalda levantando su playera mientras Marco terminaba de desabrocharle el pantalón. Tan pronto pudo se lo bajó junto a su trusa, dejando ver un pene pequeño que se estaba poniendo duro sin aumentar mucho su tamaño, me dijo que se la chupara y yo ya excitado por la situación comencé a hacerlo, sentía como su pequeño pene pasaba por mi lengua sin problemas, mientras lo hacía me apretaba mi pene y lo movía, cuando me fui a ver lo que hacía Marco pude ver que le estaba lamiendo el trasero al niño y que metía su lengua entre sus pompas, me extrañó la idea pero al parecer al niño no porque en su cara podía ver como le gustaba. Nos concentramos tanto que apenas escuchamos un grito a lo lejos: «Alfredo, dónde estas?» el niño se asustó, obviamente le estaban hablando a él, rápidamente Marco y yo corrimos al armario para ocultarnos. Abrimos la puerta corrediza y nos metimos, cerramos con cuidado para no hacer ruido, por fuera solo pudimos escuchar como una señora encontraba al niño y lo regañaba por estar desnudo, también oímos que le dio un par de nalgadas y el niño salió llorando.
Después de pasar por eso decidimos que era mejor vestirnos porque ya había pasado mucho tiempo, salimos lentamente, ahora hasta Marco se tapaba su pene para que no lo vieran porque tenía miedo que le sucediera lo mismo que al niño. Salimos al pasillo, el baño no estaba lejos pero al estar desnudos la distancia nos parecía enorme, fuimos corriendo todo lo que podíamos al estar en la entrada del baño escuchamos a alguien moviendo cosas dentro, pensamos que era el conserje limpiando por lo que decidimos no entrar por miedo a que nos vea, sin embargo iba saliendo así que tuvimos que alejarnos pero no podíamos volver al salón porque estaba lejos y nos podía ver, lo más cercano que teníamos era el baño de niñas que estaba al lado. Entramos asustados, primero queríamos ver que no hubiera nadie, vimos debajo del primer cubículo y pudimos ver una piernas con una calzón, esto nos interesó porque no habíamos visto algo así, después escuchamos una risita detrás nuestro y vimos a una niña de como 7 años riéndose de nosotros. Rápidamente nos tapamos nuestros penes con pena, ella solo se reía y nos señalaba, Marco se acercó a la entrada y dijo que todavía no nos podíamos ir porque el conserje estaba en el pasillo, la niña nos preguntó porque estábamos así a lo que respondimos que no hablara muy alto porque nos iban a encontrar, se siguió riendo hasta que dijo: «no digo nada si me enseñan lo que ocultan», Marco y yo nos miramos decidimos mostrarle ella al verlos se rió de nuevo. Al estar así pude ver como Marco estaba empezando a ponerse duro y yo sentía que igual lo estaba haciendo, la situación se interrumpió cuando vimos que la niña del cubículo que habíamos visto salió, ella dio un ligero grito al vernos y con eso Marco y yo salimos corriendo al baño de niños. Por suerte ya no había nadie fuera ni en el baño, nos fue fácil entrar para ponernos nuestra ropa, al salir vimos que la primera niña nos estaba esperando, al vernos solo nos sonrió pero nosotros nos fuimos. Al bajar vi a mi mamá y me preguntó sobre dónde había estado, a lo que dije que estaba jugando a las escondidas.
Después de eso decidimos no seguir con lo nuestro durante un tiempo porque nos preocupaba que alguien nos haya visto sin darnos cuenta o que nos delataron porque nos vieron dos niñas y un niño. Sin embargo, nada malo pasó después de dos semanasf, así que volvimos a nuestras andadas. Seguimos acariciándonos y chupandonos nuestros penes en el baño cuando podíamos, pero un día vi que Marco llegó con más ganas de lo normal por lo que a la primera oportunidad fuimos al baño. Cuando se bajó su pantalón vi que traía puesta el calzón que me habían puesto cuando fui a su casa la última vez, al verla no sabía que pensar pero si sentía que eso de alguna forma me excitaba, así que volví a acariciarlo como siempre pero por alguna razón cuando agarré sus pompas sobre el calzón me emocionó demasiado que lo besé, a pesar de haber hecho tanto nunca nos habíamos besado. él me respondió y lo seguimos haciendo de forma torpe porque al parecer ninguno de los dos lo había hecho, se quitó la playera quedándose prácticamente solo con el calzón por lo que seguimos con nuestras caricias, él iba principalmente a mi pene que ya tenía al descubierto por bajarme los pantalones y la trusa, mientras que yo apretaba su trasero con mucha excitación. Torpemente seguimos con nuestros besos hasta que Marco se separó y se inclinó sobre el inodoro, se bajó ligeramente el calzón diciéndome «ahora métemela, como yo te lo hice», al ver mi pene observé qeu estaba más duro que de costumbre. Acerqué sus caderas y se lo acomodé en la entrada de su trasero, pero antes de que pudiera hacer algo escuchamos como abrían alguien entraba haciendo ruido, por lo que nos asustamos y decidimos dejarlo ahí. Con las ganas que nos quedaron decidimos que mejor este fin de semana iría a la casa de Marco para continuar si nos encerrábamos en su habitación quizá no habría problema.
Llegó de nuevo el fin de semana, esta vez al recibirme en la puerta estaba Marco con su mamá, al entrar prácticamente me empujó a su cuarto para no perder tiempo. Cuando llegamos cerró la puerta y prendió la consola para que hiciera ruido, acto seguido me mostró que tenía puesto el calzón de niña, eso hizo que me excitara por lo que comencé a besarlo al mismo tiempo que le apretaba sus pompas, rápidamente me desnudó y se quitó su ropa quedándose con el calzón, se lo bajó un poco y dijo «ahora si, métemela» pero a pesar de mi excitación yo necesitaba un poco más de tiempo para estar tan duro como había estado el otro día, al decirle eso se puso a pensar hasta que dijo «ya sé, date la vuelta» al hacerlo escuché como se arrodilló, agarró mi cadera y la acercó a su cara, pude sentir como su lengua se movía entre mis pompas llegando hasta mi ano, di un salto al sentirlo aunque en esta ocasión no me aparté porque ya lo había intuido al ser lo mismo que le hizo al niño en el salón. Pudo lograr su cometido porque mi pene estaba creciendo mucho, su lengua pasaba por todos los lugares que alcanzaba hasta podía sentir como la metía ligeramente, recordándome cuando me la metió mientras usaba el calzón. Marco luego llevó su mano a mi pene y al sentirlo duro comenzó a moverlo hacia adelante y atrás repetidamente, al separarse de mi trasero mencionó que ya me quería adentro suyo, por lo que se paró y se arrodilló al borde de su cama, sin esperar fui directo a su ano para meter mi pene. Pude sentir lo fácil que entraba, su interior se sentía caliente, se amoldaba fácilmente a mi pene hasta que llegó lo más profundo que podía, en ese momento vi como Marco ahogaba un gemido para que su mamá no nos escuchara, pero si logré escuchar cuando dijo «muévete» yo no entendí muy bien entonces recordé como él me lo había hecho a mi, así que intenté replicar sus movimientos, eso hizo que igual lo sintiera rico y Marco siguiera ahogando sus gemidos, estuvimos así un tiempo, yo moviéndome por todos lados dentro de Marco y el mordiendo la sábana para que no nos oigan. Hasta que lo escuché decir que ya había terminado, yo seguí moviéndome hasta tener mi propio orgasmo. Ambos acabamos acostados sobre la cama cansados y sudados, Marco se acomodó el calzón y dijo que nos vistiéramos para que no nos atrapen, así lo hicimos y pasamos el resto del día jugando con la consola, besándonos y acariciándonos.
Así fue como nos acercamos más en nuestras caricias, pero lo que no sabía era quien le había enseñado todo eso a Marco.
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como sigue