Abusado desde la infancia 2
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Después del fallecimiento de Chacho nos mudamos a otra ciudad y hasta los nueve años quedé libre de posteriores abusos, vivía solamente con mi madre cuyos trabajos de modista nos proporcionaba lo suficiente para ir pasándola, pero al lado de nuestro pequeña vivienda vivía un matrimonio joven y sin hijos (Lorenzo y Cristina) que rápidamente congeniaron con nosotros, en algunas oportunidades salían con mi madre a algún cine o fiestas y yo quedaba al cuidado de una muchacha como de 13 años. En cierta oportunidad que se aprestaban para asistir a una asamblea de padres de familia, para mi desgracia la muchacha no pudo acompañarme y decidieron que Lorenzo el marido de Cristina quede a cuidarme, en realidad él lo propuso aduciendo que la reunión no le interesaba además terminaría tarde y él tenía que madrugar al trabajo.
Cuando quedamos solos aproveche para pedirle me enseñe a jugar el póker, juego este que constantemente ellos practicaban, el acepto pero con la condición de jugar la modalidad que practicaba a solas con su esposa, consistía en que el perdedor paga una prenda de vestir que llevara puesta, cuando se perdía la ultima prenda el perdedor tendría que someterse a algún castigo simbólico; lógicamente yo perdía e inocentemente perdía prendas hasta que quedé desnudo, luego misteriosamente comencé a ganar hasta que también Lorenzo quedó desnudo, quedé admirado por su pecho velludo pero lo que mas me llamo la atención fue su pene erguido donde sobresalía la cabeza brillante en medio de una mata de pelos que lo rodeaba; pregunte el porqué su pene se encontraba en ese estado me contestó que sucedía cuando se excitaba y ahora se encontraba así por mi desnudez.
Antes de continuar el juego me previno que el póker es juego de caballeros de honor y que la siguiente partida sería fundamental porque el ganador exigiría al perdedor un castigo que éste tendría que cumplir, aun mas, era obligatorio callar y no contar a nadie lo que suceda; luego me alabó diciendo que yo era todo un caballero de honor y que estaba seguro que aceptaría y cumpliría, como era lógico acepte y perdí.
Decidió darme el castigo que recibía su esposa cuando perdía, era el juego llamado culear que consistía en meter su pene en mi culo y no sacarlo hasta que se ablande, inmediatamente me acordé del finado Chacho y las veces que me penetró, le dije que conocía el juego solo que él no me podría penetrar porque su pene era muy grueso, me tranquilizó diciendo que no me preocupe que sabía hacerlo, siempre lo practicaba con Cristina e incluso con otras muchachas sin que nunca sucediera nada malo; con esa condición acepte y el procedió a acomodarme, primero me acostó de barriga colocando dos almohadones debajo de mi vientre de forma que mis nalgas quedaron suspendidas, luego consiguió el pote de crema que utilizaba su señora, se untó el dedo medio con el que comenzó a pringar mi culo y a metérmelo despacio hasta que mi hueco se acostumbró; lo que recuerdo después es que apuntó su pene, apoyó la cabeza en la entrada, con sus grandes manos me abrió las nalgas y comenzó a empujar, en un comienzo sentía mucha molestia por el peso de su cuerpo, pero cuando ingresó la cabeza sentí un fuerte dolor que me hizo corcovear y gritar; Lorenzo dejó de empujar tranquilizándome dijo que era normal que luego ya no me dolería, después de un momento volvió a empujar logrando meter otro tanto y me dolió menos, mas que dolor lo que yo sentía eran unos deseos terribles de defecar y pujaba tratando de expulsar de mi culo el grueso pene incrustado, pero Lorenzo empujaba y empujaba y yo pujaba hasta que en cierto momento sentí que sus testículos topaban mis nalgas lo que indicaba que había logrado penetrarme completamente, después acompasadamente y sin prisa me culeó, en esta etapa solo sentía un dolor tenue lo que me molestaba era el peso de su cuerpo y las ganas de defecar, cuando finalmente expulsó su semen en lo profundo de mi culo sentí que su pene cabeceaba y se engrosaba un poco mas. Pasado un momento le pedí que lo sacara porque no aguantaba las ganas de defecar, con su pene aun medio duro y todavía adentro me alzó y me llevó al retrete donde por fin lo sacó, inmediatamente me senté en la taza y pude defecar mierda y semen.
Posteriormente lavó mi culo, lo revisó y me dijo que todo estaba bien, un poco abierto pero que en una hora se volvería a cerrar. Insistió que yo era todo un caballero y que con gusto volvería a jugar conmigo cuando se lo propusiera. Acostado y esperando a mi madre sentía que la entrada de mi culo parecía un portón, pero agostado por las emociones me dormí. Al día siguiente mi agujero se encontraba cerrado aunque sentía un poco de ardor.
El siguiente sábado Lorenzo debía llevar una carga a un pueblo cercano y volver el domingo, convenció a mi madre de llevarme como forma de dar un paseo y como ella aceptó partimos. En el trayecto y mientras guiaba el camión me interrogaba si mantuve silencio sobre lo de la otra noche, si nadie me preguntó, si lo conté a mis compañeros, etc. como a todo contesté que no se sintió tranquilo, cuando llegamos al pueblo nos hospedamos en el hotel que frecuentaba, luego de asearnos fuimos al lugar donde procedieron a carga la mercadería a transportar, mientras lo hacían me llevó a una heladería cercana donde me invitó con una generosa porción de helado, algo que a mi me encanta; cuando retornamos terminaban de acomodar la carga y procedían a poner carpa a la carrocería, luego nos dirigimos al hotel donde Lorenzo durmió hasta que lo desperté para cenar.
Cuando volvimos de cenar y luego de ducharnos individualmente nos acostamos en camas separadas, nada mas apagó la luz me pidió que me fuera a su cama, al negarme me amenazo con contarle a mi madre y a su esposa lo sucedido después de la partida de póker, asustado accedí, él procedió a desvestirme y desvestirse, así nuevamente observe su pene completamente duro, me ordenó que lo agarrara y mi pequeña mano no abarcaba su grosor, aparte de duro sentí que estaba caliente y de la punta salía una gota de un líquido que según me explicó servía para fabricar niños cuando se culeaba con mujeres, de un bolsillo de su pantalón sacó un pomo de vaselina y sin mas preámbulos me colocó de espaldas al filo del catre, mis piernas que en un comienzo pendían las sostuvo en lo alto con mis talones en sus hombros, se colocó vaselina en la cabeza y lomo de su erecto pene con un dedo unto y perforó mi pequeño culo, cuando éste entraba y salía sin mayores problemas colocó la punta de su miembro en la entrada y comenzó a empujar, le pedí que lo hiciera con cuidado y así procedió, cuando ingresó la cabeza el dolor no fue tanto como la primera vez, esta vez también dejó de empujar hasta que mi culo se acostumbró a su grosor, luego siguió empujando hasta que logró meterlo todo, siguió bombeando y esta vez sentí gratamente como sus testículos chocaban con mis nalgas señal que me encontraba totalmente penetrado, me acomodé mejor y fui sintiendo gusto cuando me culeaba aunque seguía sintiendo ganas de defecar, después de aproximadamente 15 minutos sentí algo caliente en mi intestino y paulatinamente su pene perdía grosor, para sacarlo me pidió que apretara el esfínter y así tratara de ordeñarle el pene, lo intenté y cuando le exprimí la última gota lo sacó y también terminaron mis deseos de defecar.
Aquella noche Lorenzo me penetró cuatro veces mas y en distintas posiciones, para poner duro su pene solo bastaba con chupárselo, la última vez tardó cerca de una hora en terminar y lo peor es que me sentía feliz, recuerdo que mi culo con tanto semen y vaselina sonaba cuando me culeaba. De mañana cuando me duchaba palpé con los dedos mi culo sentía que estaba bastante abierto y me ardía, Lorenzo me explicó que hasta mediodía ya estaría cerrado nuevamente.
Mi relación con Lorenzo duro hasta que cumplí los 14 años, luego ellos se cambiaron a otra ciudad y esporádicamente lo veía pero ya no me fornicaba.
Presi.
Fin segunda parte
Tercera parte