Abusados desde pequeños
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Todo comenzó cuando en nuestros juegos con los demás niños y niñas de la vecindad, para escondernos de quien tenía la misión de encontrarnos, Lucho y yo escogíamos un viejo deposito semioscuro, recuerdo nítidamente la primera vez porque mi amiguito aprovechando la penumbra me instaba a que le muestre mi pequeño pene para compararlo con el suyo
Yo me negaba mas que todo recordando las advertencias de mis padres que nos enseñaban que jugar con esa parte del cuerpo era un pecado suficiente para caer en las llamas del infierno; pero su pedido era tan insistente que en siguientes oportunidades logró primero agarrarlo, posteriormente sobarlo, acariciarlo y por último meterlo a su boca. Venciendo el pánico a ser descubiertos fui consintiendo en lo que Lucho me proponía, así logró unas dos veces que me encime sobre su espalda y ponga la punta de mi pequeño pene en la entrada de su trasero pero sin entrar a mayores, reitero que a esa edad sólo sentía miedo a ser sorprendidos.
Al parecer mi hermano mayor, que en aquel entonces contaba con 19 años, en alguna oportunidad se sintió intrigado por nuestro comportamiento y decidió espiarnos, fue así que nos sorprendió infraganti cuando practicábamos nuestro juego; aparentemente montó en cólera y para castigar a mi amiguito por enseñarme "juegos sucios" decidió sodomizarlo, para ello terminó de sacarle el pantalón corto que Lucho todo temeroso tenía a medio poner, lo alzó y acomodó sobre unas bolsas llenas de afrecho de tal modo que su pequeño trasero quedó expuesto hacia arriba, seguidamente se bajó los pantalones enseñándonos su pene que a nuestros ojos lucía enorme, lo agarró con una mano escupió sobre la otra y comenzó a ensalivar su arma, luego hizo lo mismo con el pequeño agujero de su víctima por último con las dos manos le abrió las nalgas, acercó y acomodó la cabeza de su pene en la entrada del angosto ano, lo sujetó por los hombros y comenzó a empujar.
Como hipnotizado observé primeramente como en el primer empujón fuerte logró penetrar la cabeza del pene, Lucho con los dientes apretados lanzó un fuerte quejido, mi hermano dejó de empujar al mismo tiempo que le ordenaba que se calle, después de un momento recomenzó su accionar empujando mas y poco a poco el pene fue perdiéndose hasta ingresar en su totalidad, para ese entonces Lucho pujaba y resoplaba con los labios apretados; luego siguió un movimiento en vaivén sacando y metiendo el grueso y duro falo, miré asombrado como salía el cuerpo del pene pero no así la cabeza y luego lo volvía a empujar hasta el fondo, las embestidas de mi hermano comenzaron a ser mas rápidas hasta que por último buscando mayor penetración empujó lo mas que pudo y quedó quieto con sus grandes testículos pegados a las nalgas del imberbe.
Después de un momento aflojó la presión y comenzó a sacar el pene que se mostraba flácido, del ano de Lucho brotaban pequeños hilos de semen mezclados con algo de excremento; poderosamente llamó mi atención lo abierto que quedo el hueco de mi amigo; mi hermano en un pequeño balde lavo su pene ya marchito y también el ano de Lucho, se puso los pantalones y al abandonar el lugar nos sentenció a callar o informaría a nuestros padres lo que hacíamos.
Los posteriores sucesos están confusos en mi memoria, mi hermano fue acusado de violación y encarcelado, no recuerdo quien lo denunció pero cuando a mí me preguntaron me limité a contar lo sucedido sin ocultar nada, a pesar del dolor de mis padres de tener un hijo encarcelado me felicitaron por decir la verdad.
A pasado el tiempo y mi hermano después de tres años salió en libertad, no supe más de Luchito hasta que en la ciudad donde estudié el ciclo universitario volví a encontrarlo, me alegró verlo y abrazarlo y modo de festejar el acontecimiento nos fuimos a un bar a libar algunas copas, ya casi embriagados le recordé el suceso narrado arriba preguntándole cómo era que a la edad que tenía en aquel entonces sabía tanto sobre sexo y mas que nada su capacidad de aguante al ser sodomizado, por un largo rato me miró pensativo después sonriente me contó lo que sigue:
"Mi infancia hasta los 5 años fue normal, a esa edad y por azares del destino comenzó mi aprendizaje que a la larga me convirtió en homosexual, quien se encargó de enseñarme fue Chacho, joven de 13 ó 14 años hijo de un primo lejano de mi madre; en ese entonces mi madre y yo, por nuestra situación humilde siempre vivíamos apegados a otra gente, el primo de mi madre trabajaba como conductor de una flota de transporte, debido a ello viajaba constantemente y al ser viudo Chacho quedaba a la deriva en este caso mi madre salvaba la situación, cuidaba de Chacho y tenía que atenderlo como una ama de llaves de confianza, para los gastos emergentes el papá de Chacho nos proporcionaba un dinero mensual.
Chacho estudiaba en las mañanas de 7 a 13, tiempo en que mi madre cocinaba, limpiaba, lavaba ropa y por supuesto también me atendía, en las tardes de 14.30 a 21 mi madre ayudaba a una modista que aparte de enseñarle la profesión le pagaba un pequeño sueldo, así es que en las tardes quedaba Chacho para cuidarme, este era alegre, paciente y cariñoso, me trataba muy bien por eso yo confiaba plenamente en él ya que siempre estaba pendiente de mis necesidades; pero como todo tiene un pero, en este caso le llegó la pubertad con las consecuencias que este hecho acarrea: comenzó a salirle el vello púbico, el pene comenzó a aumentar de tamaño, sufría constantes erecciones que lo obligaban a masturbarse, a veces yo lo sorprendía y cosa lógica inocentemente le preguntaba qué estaba haciendo, me contestaba con evasivas pero pidiéndome encarecidamente no avisar a mi madre.
En cierta ocasión que se metió al baño lo sorprendí con el pene afuera masturbándose, se sobresaltó cuando me presenté, observé su pene que se encontraba colorado e hinchado, de improviso se lo agarré e inmediatamente sentí una cachetada que casi me tumba, lloriqueando lo amenacé con avisar a mi madre, me pidió angustiosamente que no lo haga y se disculpaba, extorsionándolo le impuse que me dejara tocar su pene, en un comienzo rehusó pero ante mi insistencia y llanto aceptó, así pude palpar lo duro que estaba, la cabeza colorada y las pequeñas venas que surcaban el tronco, el contacto de mi pequeña mano ocasionó que del orificio brotaran unas gotas de un líquido transparente, con curiosidad le pregunté si aquello era orín extremo que él negó explicándome que era el jugo de la vida y que yo debería probarlo que me agradaría, vuelvo a repetir que le tenía mucha confianza y eso motivó que acepte, por la estatura que entonces yo tenía parado mi boca quedaba exactamente a la altura de su pene, así que lo agarré con ambas manos y poco a poco traté de meterlo pero no entró mas que la cabeza, así me puse a chuparlo hasta que en cierto momento me apartó y quedé pasmado de ver como su pene escupía abundante y a bastante distancia el líquido blancuzco. No fue la primera vez que lo hicimos y se volvió una costumbre con la salvedad que en la mayoría de las veces me tragaba "el jugo de la vida".
Era inevitable que llegara el momento que me desvirgaría; previo al hecho le conté como entre sueños escuché a mi madre haciendo el amor posiblemente con el padre de Chacho, oía en forma clara como ellos disfrutaban, decían que era lindo y pedían mas, al preguntarle a Chacho si de verdad se sentía lindo porqué nosotros no lo hacíamos, se decidió a enseñarme pero me juramentó no contar a nadie lo que me enseñara.
A la siguiente tarde luego que mamá salió y al saber quedábamos solos hasta las 9 de la noche, dijo que teníamos tiempo suficiente para que me enseñe a "disfrutar" recuerdo que nos encerramos en su dormitorio, me acomodó en su cama, me quitó mis pantaloncitos cortos, él hizo otro tanto y arrodillado en medio de mis piernas untó mi traste y su pene con una pomada para seguidamente apoyar la cabeza de su mediano pene en mi ano luego delicadamente lo fue empujando logrando meter la cabeza, siguió empujando y fue entrando y entrando hasta que sentí que el tronco me apalancaba; no recuerdo algún dolor fuerte posiblemente porque el pene no era grueso, después suavemente se movía adelante y atrás hasta que yo sentía que su leche caliente me mojaba, ya blando lo sacaba luego limpiaba el resto de semen que chorreaba de su pene y de mi ano; esa tarde me cogió tres veces.
Este juego lo practicábamos todas las tardes y cuando pasaban uno o dos días sin hacerlo yo lo reclamaba, así seguimos por bastante tiempo hasta que Chacho en un viaje que realizó acompañando a su padre sufrió un accidente donde perdió la vida, este suceso terminó con la tranquilidad que gozábamos, tuvimos que viajar a tu ciudad donde mi madre consiguió empleo en el almacén del turco Jalil cercano a tu casa donde sobrevino lo de tu hermano"
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