Abuso de Poder – Capitúlo I Tanteando Terreno
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por SamK.
Se encontraba perdido en su habitación, Francisco era el típico joven caprichoso y abusivo, consentido por su padre y altanero, siempre consigue hacer lo que quiere, sin tener una carrera terminada, a sus veintidós años había conseguido recién terminar su enseñanza media e ingresar a dos carreras universitarias abortadas apenas terminado un semestre.
Francisco por otra parte también tenía un arrastre con las féminas durante toda su vida, pues era bastante agraciado, medía un metro setenta y cinco, era de contextura delgada pero muy fibrado gracias al gimnasio, bastante marcado, de piel blanca casi al estilo porcelana, sus ojos eran dos canicas de color celeste, pelo castaño claro un poco ondulado y con un corte que le hacía ver aún más atractivo, siempre vestía bien, un estilo muy europeo, labios bien definidos y si nos fijamos más íntimamente muy buena dotación alrededor de diez y nueve centímetros por seis de diámetro y un trasero bien prominente, redondo y en pompa.
Después del agotamiento de su padre, por no conseguir estabilizar la vida de su único hijo, decidió hacerlo trabajar con él en su empresa, para que de esta forma Francisco valorara el dinero y supiese lo que es ganarse la vida, fue entonces cuando decidió llevarlo un día lunes a su empresa, la cual se dedicaba al rubro de la construcción.
Su padre Rafael, era un hombre de negocios, arquitecto e ingeniero civil, dueño de una de las empresas constructoras más grandes e importantes del país, con sucursales inclusive en otros países del continente.
Si bien era considerado un hombre de carácter, siempre mostró su mayor amabilidad para con sus trabajadores, tanto en la oficina como en sus visitas a terreno, cuando le tocaba auto fiscalizar sus propias obras y ver el funcionamiento y el trabajo de los distintos obreros que estaban en estas.
La primera semana de trabajo, Francisco logró ponerse al corriente del funcionamiento de la empresa de su padre, ayudando en varias de las labores e inclusive participando de las reuniones del directorio, Rafael estaba asombrado por el desenvolvimiento de su hijo, y fijo en este las metas que quería, sabía sin lugar a dudas que podría seguir sus pasos y convertirse fielmente en el heredero que esperaba.
Si bien dentro de la empresa todo marchaba bien para Francisco, aún le faltaba el otro ámbito, la salida a terreno y el trato de este con los trabajadores.
Fue cuando Rafael consideró que ya era hora de visitar una de las obras más ambiciosas de la constructora.
Su hijo a regañadientes le acompañó, no le interesaba mucho ser partícipe de este tipo de visitas, sentía que no le aportarían nada y lo que realmente a él le interesaba era el trabajo de oficina y no juntarse con trabajadores y obreros de las respectivas construcciones de la empresa.
Cuando llegaron a la obra, las miradas curiosas de muchos trabajadores se insertó en el nuevo visitante a la construcción, sobretodo de los obreros quienes nunca habían visto dicho rostro en el lugar, pero asumieron que era un conocido del dueño o aún más un familiar.
Al ser presentado todos los obreros aclamaron respeto y fueron saludando uno a uno al nuevo jefe, quien además se quedaría un par de semanas en dicha construcción velando porque todo fuese a resultar bien.
De todas las personas que lo saludaron, uno en especial llamó realmente la atención de Francisco.
Un obrero cuarentón, bien fornido y varonil, muy al estilo oso, quien no le quitó la mirada de encima, llegado en algún momento a intimidar al joven.
Si bien Francisco era bastante varonil, este ocultaba un secreto a su familia, sobre todo a su padre, dicho secreto que guardaba Francisco con respecto a su vida, era su orientación sexual, pues era homosexual aunque no había tenido aún muchas experiencias, solo un par de veces que después de alguna noche de fiesta logró ligarse a algún tío, llegando en una ocasión a tener una relación sexual, siendo activo.
Jorge es el nombre del obrero, el cual logró intimidar al serio de Francisco, este era casado hace ya bastantes años, musculoso, peludo, moreno, de manos y brazos anchos y grandes, muy varonil e inclusive su voz enamoraba a cualquier fémina, en este caso a Francisco no le fue indiferente, más que fijarse en sus atributos varoniles, se fijó en su enorme trasero, y no descansaría en tenerlo consigo, inclusive estaba dispuesto a usar su poder para proporcionarse un buen polvo como lo estaba deseando, de hecho al terminar su presentación, se dirigió rápidamente al baño y se masturbó duramente hasta acabar chorros de semen.
Más tarde se encerró en la oficina luego de despedirse de su padre, y comenzó a idear su plan para lograr follarse el culo de Jorge.
A pesar del pajote que se había mandado seguía muy caliente y cachondo, se puso inclusive a mirar porno en el computador, estaba de lo mejor cuando tocan la puerta de la oficina.
No era nada más ni nada menos que Jorge, quien se presentaba ante el para solicitar permiso para retirarse antes aquel día, Francisco no podía creerlo, era su oportunidad para conseguir a aquel hombre, barajaba en su cabeza muchas opciones, la primera era darle el permiso a cambio de otros favores, o ganárselo por las buenas haciéndose amigo de él y de esa forma ganar su confianza.
Le dio el permiso, y le preguntó si todo estaba bien, entonces este le contestó que sí, que solo necesitaba acompañar a su mujer al ginecólogo, porque hoy tenían consulta por su futuro bebe, Francisco le preguntó cuántos meses tenía, y conversaron muchas cosas más, poco a poco la conversación se fue desinhibiendo llegando a tocar temas sexuales, muy superficialmente, hasta que José llegó a confesarle que llevaba mucho tiempo sin sexo a causa del embarazo de su esposa, cosa que contentó a su nuevo jefe, aunque también le hacía más difícil la tarea, puesto a que no sabía cómo conseguiría que su empleado le diera el culo para ser usado a su antojo.
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