Acompañando en el dolor
Mi compañero de curso terminó su relación .
Hola a todos, les quiero contar una historia de cuando era adolescente. Mi nombre es Felipe de 45 años, Chileno, Puerto Montt.
Cuando tenía alrededor de 19 años, luego de una terrible clase de álgebra, nos mencionaron que teníamos una prueba al otro día sobre Geometría. Siendo honesto, odiaba ese contenido y terminé muy enojado. Al final de la clase, nos pusimos a conversar con mis compañeros para coordinar el estudio y a cual casa nos iríamos después de la universidad para estudiar. Mientras estábamos conversando, se escucha al fondo de la sala como una pareja de compañeros (Mariela y Daniel) tenían una discusión en la cual Daniel sale muy afligido de la sala. Ellos llevaban un tiempo en esa dinámica y como curso siempre los apoyamos porque entendíamos que era un proceso que tenían que vivir.
Luego de acabado el recreo, nos tocó Contabilidad, por lo que se dio la instancia de terminar de coordinar el estudio y divertirnos. En medio de la clase, me dieron ganas de ir al baño, por lo que fui al baño. Al llegar, me di cuenta que estaba muy lleno y yo, al ser un poco afeminado, no me gustaba encontrarme con gente de otros cursos porque me molestaban. Así que decidí ir al baño del segundo piso (estábamos en el cuarto piso). Al entrar, me dispongo a hacer mis necesidades, mientras escucho un llanto y unas palmadas. Me sorprendí un poco porque era el baño de hombres por lo que no era común escuchar a hombres llorar (en mi opinión, que bien les haría llorar de vez en cuando). Me acerqué un poco y me di cuenta que en el cubículo de al frente, para mi sorpresa, estaban Daniel y Sebastián (Uno de mis compañeros más guapos). Les toque y logré entrar en el cubículo (cabíamos los tres pero un poco apretados) disponiéndome a abrazar a Daniel, después de todo, era mi compañero de curso desde que entramos a la universidad, lo quería bastante. Mientras lo abrazaba y le daba palabras de aliento el no paraba de llorar. Con Sebastián nos mirábamos de reojo sin saber mucho que hacer. Pasó el tiempo y se acabó la clase, terminó el recreo y empezó la siguiente clase. Nosotros seguiamos apoyando a Daniel que lloraba y lloraba. Con Sebastián no sabíamos qué hacer hasta que de repente le digo a Daniel.
Felipe: Daniel, necesitas detener el llanto, te hará mal. Quieres hacer algo, lo que sea, te podemos ayudar.
Sebastian: Si, no te preocupes, haremos lo que sea por ayudarte.
Daniel: Es que yo la amooooooo ( sin dejar de llorar)
Felipe: Creo que tenemos que tomar medidas extremas.
Sebastian (al oído): A qué te refieres?
Felipe (al oído susurrando): Me tendré que sacrificar.
Sebastian me miró confundido pero con voluntad de ayudar a Daniel. No paraba de sufrir así que se me ocurrió que podría ofrecerle algo que le gustara de Mariela.
Felipe: Dani, qué cosas te gustan de Mariela que vas a extrañar?
Daniel: Ella era muy cariñosa conmigo, me traía siempre un dulcesito, un detalle.
Sebastian: Nosotros podemos traerte algo del negocio y abrazarte todo lo que quieras.
Daniel: Gracias pero ustedes no pueden hacer lo que ella hacía.
Sebastián y Felipe: Que cosa?
Daniel: Me da un poco de vergüenza pero la chupaba como los dioses.
Sebastian quedó un poco sorprendido ya que recientemente habíamos dicho que haríamos lo que fuera. Por mi parte, tenía un poco de experiencia pero me podría sacrificar, ya lo había ofrecido.
Felipe: Alguna vez un hombre te la ha chupado?
Daniel: No
Felipe: Me dejarías intentar??
Daniel guardo silencio mirándome directamente a los ojos. Por primera vez, en todo este rato, había dejado de llorar. Por lo que me empecé a relajar.
Daniel no me decía nada, era un silencio acompañado de una mirada intensa a los ojos. Me acerqué un poco y sin sacar la mirada comencé a desabrocharle el pantalón. Le bajé los pantalones y boxer a las rodillas para estar más cómodos. Sebastián me miraba con cara de mínimo común múltiplo y de verbo to be. Con un poco de temor, calentura y ganas de querer ayudar a mi compañero le comienzo a tocar su pene de unos 14 cm. En un principio no había reacción, comencé a simular una masturbación pero no funcionaba. Hasta que, en un impulso que no entiendo, le di un beso bien intenso y empezó a crecer y crecer el pene de Daniel. Sebastián seguía en estado de shock, sin saber qué hacer.
Me agacho con un poco de dificultad y comienzo a chupar el pene de Daniel hasta que descubrí los 20 cm en erección que tenía. Quede gratamente sorprendido y en recompensa ocupe lo que en mi país se llama la técnica milenaria de “El Quico” que consiste en hacer un garganta profunda incluyendo los testículos. Me esforcé lo suficiente para que mi mamada fuera mucho mejor que las de Mariela. Siendo honesto, ese pene me estaba volviendo loco con su olor, el sabor del preseminal, todo todo. Daniel comenzó a quejarse pero esta vez era de placer y no de pena por lo que nuestro objetivo con Sebastián se estaba cumpliendo. Derrepente, comencé a sentir que el abdomen de Daniel se movía mucho y él pene se agrandaba un poco dentro de mi boca y en ese momento veo a Sebastián con una erección descomunal. Me atrevería a decir, más grande que la de Daniel. Quede tan sorprendido con la erección de Sebastián que me distraje un poco de Daniel que me presionó la cabeza follandome la boca lanzándome 4 chorros de una leche deliciosa quejándose como todo un toro. Una quejido ronco que, sin exagerar, sentí que hasta me dilato.
Daniel: Dios Felipe, Mariela es una bebe de pecho al lado tuyo. Eres un maestro.
Felipe: jejej gracias ! Cuando quieras repetimos
Daniel: Te parece mañana en la hora de almuerzo? Ahora quiero ir a clases. Gracias chiquillos.
Sebastián: Que bueno que te relajaste y pudiste salir, estábamos preocupados.
Felipe: Me alegro que ahora estés más tranquilo.
Daniel: Mañana estaré triste para que me ayudes (me miró coquetamente saliendo del cubículo del baño)
Sebastian: Lo lograste, yo ya no sabía qué hacer. No me imaginé que fueras a hacer eso pero funcionó súper bien.
Felipe: Funcionó tan bien que te ayudó a ti
Sebastian: que dices??
Felipe: Hablo de esto!
…y aprieto un poco su erección masajeándola de un lado a otro.
Sebastián: Felipe qué haces? Esto no está bien
Felipe: Esto te gustó y yo quiero más
Sebastian: A qué te refieres?
Felipe: Follame!!
Sebastián: Pero como? Yo nunca..
Felipe: Eres virgen?
Sebastian: Yo nunca he tenido sexo anal..
Felipe: Si quieres aprender, aquí estoy
Mientras le tomaba la mano ( que a todo esto era enorme si era deportista)
Me empezó a bajar los pantalones y comenzó a mamarme el culo de una forma que me hizo irme sin siquiera tocarme pero no era suficiente. Comenzó a introducir un dedo y luego otro sin dejar de mamar (tan inexperto no era). Estaba en tal nivel de calentura que no me di cuenta cuando comenzó a introducir la punta de su pene. El era un poco suave pero muy erótico a la vez y fuerte por lo que iba poco a poco intruduciendo sus 22cm en mi interior. Al ser futbolista tenías unas piernas y abdomen tallado por los mismos dioses, para que hablar de su trasero. Vine a reaccionar cuando ya sus testículos chocaron con mi trasero. Empezó un mete y saca suave pero que luego se transformó en algo muy salvaje, me apretaba los pezones, besos detrás de la oreja, me masturbaba. Me ahorco con su brazo todo fibroso, me tiro el pelo, me golpeaba las nalgas. Estaba en un extasis total que volví a eyacular. En ese momento, me cambió de posición para mirarme a los ojos mientras me follaba delicioso, besándome y taladrándome salvajemente. Hasta que sentí como su respiración se agitó y comenzó a gemir acabando dentro mío. Mientras eyaculaba gemía muy suavemente pero muy ronco en mi oído lo que me hizo volver a eyacular. Me besó por mucho rato más hasta que decidimos salir y volver a clases ya era casi el horario de salida.
Sebastián: De haber sabido que te movías así y se sentía así de rico, te follaba desde el primer día de clases.
Felipe: Pero ahora puedes hacerlo cada vez que quieras
Sebastian: y si te follamos juntos con Daniel mañana al almuerzo?
Continuará …
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