Activo a los 11 años
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por diosazteca.
Hola a todos, me llamo Jorge, vivo en la ciudad de México y aunque no lo crean he salido como Stripper en un par de programas de televisión, así que igual y ya me conozcan. Desde muy chico me ha gustado hacer ejercicio, un poco de gimnasia y natación, así que imaginaran que desarrollé un cuerpo muy atractivo a temprana edad, lo cual hizo que llamara la atención de chicos y grandes.
Siempre he sabido mis gustos hacia los hombres, a los seis, siete años me gustaba usar trajes de baño pequeños, que se marcara mi verguita, aunque no sabía porque, eso me emocionaba, que el maestro de gimnasia o natación me rozaran las nalgas o el pene “accidentalmente” no me molestaba, me parecía emocionante. Siempre he sido muy alto y mi cuerpo ya a los once años comenzaba a marcarse, mis brazos, mis piernas y un poco mi abdomen, mi piel es clara y mis ojos verdes, mi cabello un tanto castaño claro y aunque tenía varias actividades me gustaba mucho estar solo, cosa que llevó a mis papás a meterme a los “boy scouts”.
Conforme pasó el tiempo me fui haciendo muy amigo del hijo del líder de la tropa, ya que teníamos intereses similares, nos gustaban los mismos programas de televisión, los mismos juegos, así que un día me invito a ir a su casa a quedarme y jugar juegos de video; mis papás sin dudar accedieron ya que lo que querían era que tuviera amigos, así que en cuanto supieron no tuvieron oposición en dejarme ir, además mi papá comenzaba a llevarse bien con el papá de Enrique, mi amigo.
Llegué a casa de Enrique como a eso de las cinco, tardaron en abrir la puerta así que pensé que lo mejor era regresar a mi casa, pero de repente ya abrió la puerta el líder scout, Mauricio. Salió vestido en un pequeño short negro, una playera negra con un logotipo de batman y descalzo, me sonrió y me saludó –hola muchachón, ¿cómo estás?, Quique estaba esperando que llegarás más temprano, así que salió con su mamá, pero pásate hijo, ya no han de tardar- pasé y me llamó la atención ver sus piernas velludas y me dio curiosidad saber si todo lo tendría velludo, la verdad es que a esa edad yo estaba acostumbrado a ver los cuerpos casi desnudos en natación, pero siempre me daba curiosidad querer ver más de eso.
Entré y me senté en su sillón, me hizo la plática referente a actividades que habría con los “scouts” y de ahí me comenzó a decir que si hacia ejercicio y le dije que gimnasia muy orgulloso de lo que hacía. Comencé a dar un par de piruetas y se quedó asombrado. –No pues muy bien Mi`jo, se nota que haces mucho ejercicio- me agarró de los brazos y la verdad no me sentí incomodo, al contrario, así que yo mismo pensé un poco más. Me levanté la playera y le dije –Mire mi abdomen- sonrió y lo acarició un poco, tal vez ya veía lo que quería así que lo acarició un buen ratito, lo cual provocó que me excitara y se marcara mi verguita a través de mi pants.
Mauricio me observó y siguió acariciándome –y eso que está ahí debajo, también ya hace ejercicio- la verdad fue muy atrevido de su parte, pero creo que también fui muy obvio de que era lo que yo buscaba. Fue muy tierno y me dio un beso en la mejilla –no haremos nada que no quieras, es en serio- aunque yo no sabía con precisión lo que era una relación sexual pues sabía un par de cosas que implicaba. Sólo me fui dejando llevar por el líder y su experiencia. El beso continuó y pasó su rostro y sus labios por el cuello y poco a poco se fue acercando a mis labios, lo cual me gusto y me provocó una sensación placentera en mi pija.
Me cargó de frente a él y mi primera reacción fue enrollar mis piernas en su cuerpo y sentí un pene erecto, duro rozando mis piernas, estoy casi seguro que casi se le salía por ese pequeño short que llevaba. Camino un par de pasos y me llevó a una cama, era el cuarto de Enrique y ahí me recostó. -¿Deseas continuar?- no sabía cómo responder, sólo moví la cabeza y asentí con una respuesta positiva. Así que me quitó los tenis, me quitó el pants y los calzones. Se acercó observó mi verga erecta que mediría en ese entonces unos once o doce centímetros y se la metió de una sola bocanada, sentí algo tan delicioso, ver como el papá de mi amigo y mi líder scout como se comía mi verga.
Por instinto lo tomé de la cabeza y le dije así papá, así sigue, hacía que se metiera hasta mis huevitos, no sabía porque hacía eso, pero ambos estábamos disfrutando. Subía y bajaba de mi verga, y comenzó a besar mi abdomen –que rico estas chiquito, que rico estás Quiquito- eso me desconcertó mucho, pero no quise decir nada, ahora entiendo que ambos teníamos unas fantasías muy extravagantes, yo deseaba a mi papá y él a su hijo. Después de reaccionar se quedó acariciándome –perdón por lo que pasó, no debí de llamarte así- sólo lo vi y le dije -pues me esta gustando lo que estás haciendo, así que no importa- de verdad no me importaba.
Me quitó la playera y besaba todo mi cuerpo, mis piernas, mis huevos, mi verga, mi abdomen, chupo mis tetillas un buen rato, pasando de una a otra, era mi primer placer sexual y lo estaba disfrutando completamente. Se recostó junto a mí por inercia comencé a acariciarle su verga sobre su short y me dio demasiada curiosidad acariciar sus nalgas, las cuales se sentían muy redondas y grandecitas.
Se levantó y me dijo que quería hacer con él, la verdad no sabía que responder ante eso, sólo reí nerviosamente y dije -quiero ver tus nalgas-. Mauricio muy obediente se quitó la playera y se bajó el short, quedando en un slip de licra que me gustó mucho, se puso en cuatro en el piso –ve todo lo que quieras y acaricia lo que gustes- me levanté de la cama y de inmediato me agasaje con esas nalgotas. Levantaba mucho más las nalgas –Dame unas nalgaditas mijo- fui obediente y le di unas nalgadas y entre más le daba, más movía su culote. Así estuvimos un ratito, hasta que se puso de pie y de un cajón sacó una playerita de tirantes, una trusa, un short muy pequeño y un par de calcetines formales color azul –¿te puedo pedir un favor?, no sé cuándo podré tener esta oportunidad de nuevo, ¿te podrías poner esta ropa?-
Obedientemente me puse la ropa, la playera de licra y la trusa me ajustaban muy bien, el short apenas y me quedó y los calcetines eran largos pues me quedaron a la rodilla. Me senté a la orilla de la cama y Mauricio se hincó frente a mi, esto lo excito demasiado, pues me besaba el cuello y los labios con más fuerza pero sin lastimarme, besaba con más gusto mi entrepierna y me acariciaba mucho lo pies. Se puso de pie y acercó su verga en calzones a mi cara y me tomó de las manos para que le siguiera acariciando las nalgas –que rico estás hijo- se quitó los calzones y vi una verga erecta en vivo por primera vez, era grande, le mediría como dieciocho o diecinueve centímetros, gruesa e intente chuparla como él lo hizo conmigo, obviamente no podía pasar más allá de la cabeza de su verga, pero para nada me molestaba la experiencia de estar chupando su pija y acariciarle sus nalgas al mismo tiempo.
Estuvimo así un par de minutos hasta que nuevamente se hincó frente a mi me manoseaba y respiraba fuertemente, que rico estás mijo, me quitó una vez más la ropa poco a poco, hasta dejarme en calzones, pasaba su rostro sobre mi verga dura y la mordía suavemente sobre la tela. Me quitó los calzones, me acostó en la orilla de la cama y me abrió las piernas –esto quiero que me hagas hijo- comenzó a pasar su lengua por mi culito, era muy rico sentir esa lengua pasando por un lugar que no imaginé que causar placer, sentía unas cosquillas que hacían que mi verga brincara de emoción y se moviera más.
Se detuvo –ahora me toca a mi hijito, por favor complace a tu papá- se acostó en la orilla de la cama y ágilmente separó sus piernas, dejando su culo a mi disposición, no me provocó asco ni incomodidad, así que intenté imitar lo que él hizo conmigo, comencé a pasar mi lengua alrededor de su ano velludo, mi lengua deseaba probar la textura de un culito de hombre, así que no lo pensé más y pasé mi lengua por su ano, sólo veía como se masturbaba y gemía de placer y eso me excitaba más. Ahora que lo pienso era una imagen muy excitante, un niño de once años chupándole el culo a un hombre de treinta y tantos años. Entre más jugaba el sólo con las manos se iba abriendo el ano para que mi lengua pasara más.
-Hijo, ¿quieres meterme tu pito? el culito de tu papi quiere sentir ese fierrito duro dentro- accedí y por primera vez disfruté el culo de un macho, esa sensación cálida que da el entrar en ese lugar con la verga erecta es indescriptible. Tal vez era muy torpe pero mi instinto me decía que como entrar y salir de su culo, gemía y yo intentaba copiar esos gemidos para demostrar que también me estaba causando mucho placer. Sentía cosquillitas en la verga y era muy rico como el apretaba y no me dejaba sacar tan fácil mi verga. Eso me gustaba, que apretara, sentía muy rico, sentía cosquillas en mis tetillas, en mis huevitos, sentía escalofríos en todo el cuerpo.
Estuve en esa posición hasta que me pidió cambiar, una vez más se puso en cuatro en el piso y dejó a mi disposición esas nalgas con tremendo culo, me acomodé y me fue muy sencillo montármelo como perro en celo. No sé como pero de mi boca broto –¿te gusta putito?, ¿te gusta que tu hijo te de pito verdad papi?, eres bien puto, a ver si no se enoja mi mami de que te estoy aca dando mi pito por tu colita- y frases así, tal vez las escuche de alguna película que llegué a ver o en la escuela era muy común decirnos putos o güey. Ese juego me empezaba a gustar, ser quien dominara y por lo que parecía a Mauricio no le molestaba, si le decía puto más se intentaba clavar en mi verga.
Estuve limando entre sus nalgas un buen rato cada vez me sentía más seguro con la situación, le daba nalgadas y me movía más rápido. Tal vez lo hacía muy brusco o torpe, pero yo me sentía realizado, todo un experto penetrando culos. Me movía hasta que sentí que apretó demasiado mi verga, eso me gustó pero me detuvo –hay hijo, que rico, que rico- y sacó leche de su verga, yo no me podía mover mucho ya que me apretaba demasiado.
Lo seguí montando hasta que sentí unas cosquillas demasiado fuertes en el área púbica, gemí bastante fuerte, se quitó y se acercó con su boca a mi verga… -dame tu lechita hijito, dámela- sentí un orgasmo delicioso, cuando jugaba con mi pitito no imaginaba que se podía sentir ese placer. Me salió bastante leche, muy delgada, pero mi papi se la comió toda y no se quitó hasta que se me bajó toda la erección y me dejo limpia la verga.
Me dio otro beso en la boca, en la mejilla, en la frente, me pidió que nos vistiéramos y saliéramos del cuarto. Estaba un tanto nervioso y angustiado –no le vayas a decir a nadie por favor- sonreí y le dije que no, que me gusto y que no le diría a nadie con la condición de que me siguiera enseñando cosas para aprender a “coger bien”. Mauricio se sorprendió de mi respuesta y aceptó el acuerdo pidiendo una vez más que no le fuera contar a nadie.
Me siguió abrazando y acariciando hasta que escuchamos que mi amigo había llegado.
Ahí fue el inicio de mi vida sexual y mi gusto por ser activo, posteriormente si les gustó mi relato les contaré más de mis experiencias con más hombres mayores.
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