Adolescente vergón me coge como nadie.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por efeyitan.
Era el hemano de la mujer de un primo que vivía en la misma casa que yo.
Yo en ese momento tenía 28 años.
Una tarde llega Manuel a pedirme que lo ayudara con una tarea para el colegio.
Tenía que investigar unas cosas por Internet y me pidió usar mi laptop para hacerla.
Le dije que no había ningún problema y estuve con él haciendo las investigaciones.
Como es un chico de muy buen porte y simpático de cara y actitud, no dejaba de fijarme en él.
Ya lo había hecho antes, pero hasta ahora nunca habíamos estado justos conversado sobre algo.
La investigación se hizo rápidamente y luego tendría que montar el trabajo, redactar y eso, para lo cual también me pidió ayuda.
La tarde fue cayendo y ya eran casi las seis de la tarde.
Le pregunté cómo haría para irse a su casa y me dijo que había pedido persmiso para quedarse si era necesario, que solo tendría que llamar.
Y así lo hizo.
En ese momento en la casa solo estaba una tía, quien casi no salía de su cuarto y nadie más.
Del resto, estábamos solo él y yo.
Mi primo y su mujer estaban para ese momento viviendo en otro lugar.
Ya un poco más tarde, Manuel empieza a revisar sus redes sociales y le pregunté por sus novias.
-Tengo una carajita por ahí que me gusta, pero no he logrado hablarle, me dijo.
-Debes tener muchas novias en el colegio.
Con ese porte que tienes.
-Sí, claro.
Tengo unas cuantas, ¿y tú?
-Yo estoy solo.
-¿Y eso, no te gustan las mujeres?
-¿Cómo así? ¿por qué lo dices?
-Porque no te he visto con ninguna desde que te conozco.
-Eso es lo que tú no sabes.
-Jajajajaja bueno.
Yo tengo ahorita unas ganas de meterlo.
-¿Ah, sí?
-Sí, esa carajita que te digo, me tiene mal.
-Bueno, pero ¿por qué no le hablas?
-Es que lo trato pero ella no me para.
-No creo.
-Sí, de pana.
Y tengo el guevo a mil.
mira.
(se lo toca y noto una erección que sobre el pantalón se ve enorme).
-¿Lo tienes erecto?
-Sí, cuando hablo de ella se me para.
Y ahora no sé cómo bajármelo.
-Bueno, irás a ver una porno.
-¿Puedo verla aquí?
-Claro, pero tienes que liberar el pene.
Se va a ahogar ahí.
-Sí, ve cómo lo tengo.
No pude creer aquello que me mostró.
Yo pensaba encontrarme con un pene normal para su edad, pero aquel miembro media más de 18 centímetros, estoy seguro.
Era además grueso y estaba tienso.
Me sorprendió tanto que no dudé en agarrárselo y hacerle una paja rápida.
-Chamo, tienes ese guevo enorme.
-¿Tú crees?
-Claro, vale.
Es grandísimo.
Cuando le dije eso se lo pelé completamente, dejando su cabeza afuera y pude ver a toda plenitud aquel tremendo miembro como pocos había visto.
En ese momento recordé que mi tia andaba en la casa igual y le dije que se lo guardara, por si acaso.
-Bueno, creo que es de familia.
Me dijo, en relación al tamaño.
-Mi hermano tiene un guevo grande también.
-¿Cómo tú sabes?
-Pues, porque se lo he visto, pues.
Somos hermanos.
-Mh, está bien.
De verdad que lo estuve halagando un buen rato e indagando sobre si había tenido sexo ya.
Me contó que había estado con "varias chicas" y una vez una tía de él lo había visto desnudo y se había asombrado también del tamaño de su pene.
Ya de noche, una vez que mi tía se había ido a dormir, ya habíamos comido y todo, volvimos al cuarto a retomar el tema.
Puse una película porno en la computadora y él se acostó en mi cama con el pene afuera, masturbándoselo.
Yo me lo comí como nunca lo había hecho.
Intentaba tragármelo todo pero no me cabía en la boca.
Lo desnudé por completo y le di una buena mamaba de guevo.
Él gemía de placer y movía su pelvis, introduciendo su miembro en mi boca de una manera genial.
Me tomaba de la cabeza y empujaba su miembro.
Yo lo tomaba y me daba golpes con él en la cara y seguía alagando ese tamaño.
"Es demasiado grande para tu edad", le insistía.
"Nunca había mamado un guevo tan grande como el tuyo".
Eso lo excitaba aún más.
"Gózalo" me decia.
Luego de esa mamada que le di, quedó con más ganas y me pidió penetrarme.
Le dije que ese guevo suyo era muy grande para mí.
Pero no podía resistir la morbosidad que me generaba que ese chico tan joven me pudiera dar un guevo de esas dimensiones.
Me desvestí y me acosté en la cama, boca abajo y con mi ano en posición.
Él me empezó a toquetear el ano y a ensalibarlo.
Parece que no era la primera vez que cogia a un hombre.
Empezó a introducir ese trozo en mi ano, que empezó a dolerme y molestarle un tanto.
Pero resistí esa embestida vigorosa y emepezó el mete-saca característico.
Yo tenía mi ano inclinado y él sbre mí, desnudo, recostado su pecho sobre mi espalda, metiendo y sacando su gran miembro de mi ano.
Logró cogerme en diferentes posiciones.
Casi que él era el experto en todo esto.
Llegó dentro de mí con unos movimientos rápidos y aprentado mi cuerpo contra el suyo, sus gemidos cerca de mi oido, hicieron que me viniera sintiendo esos pálpitos dentro de mi culo y esa leche caliente dentro de mí.
Fue una sensación demasiado buena y morbosa.
Después, nos limpiamos y él se fue al otro cuarto donde se supone iba a dormir.
Al día siguiente no lo vi cuando me desperté.
A los pocos días estuvo de nuevo por la casa, con la hermana y mi primo.
Conversamos y me dijo que quería repetir aquella experiencia.
Pero yo por miedo a que nos llegaran a descubrir, le pedi que no intentara más venir solo ni nada por el estilo, que no podía hacerlo más.
Y así, pasó el tiempo y no lo he visto más en persona; por su perfil de facebook he notado cómo ha crecido físicamente y hoy en un chico muchísimo más curpulento, aunque igual delgado, con buenos brazos, pecho y un paquete que se le muestra sobre el pantalón.
Lástima que no pude aprovecharlo más.
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