AHORA SE QUE ES LO QUE QUIERE EL NEGRO
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por EROFANTASIES.
Bueno primero de todo debo decirles que me llamo Jaime y cuando paso este relato tenía aproximadamente 26 años. Desde temprana edad me dio curiosidad los chicos negros porque una vez vi una película porno heterosexual en la cual una chica latina lo hacía con un joven negro que estaba muy bien dotado y la latina gritaba de placer en la película, y eso me impactó. Posteriormente me fui enterando de que los hombres de raza negra tienen la fama de tener miembros de dimensiones impresionantes y eso me lleno más de curiosidad. Siempre sentí ganas de constatar si los negros en verdad tenían el pene tan desarrollado como se decía. Por eso, la noche que conocí a Santiago, en el hotel donde me hospedaba en mis viajes de trabajo por la costa de mi país, no pude dejar de ver el bulto excesivo que los ajustados shorts de color rojo modelaban en su entrepierna. Por un segundo, fantaseé imaginando como podría tocárselo, pero volví a la realidad cuando se me acercó y me ofreció una bebida de ron con limón y sonrió enseñando una blanquísima dentadura que de inmediato me atrajo. Él tenía como unos 22 años de edad era un muchacho negro, caribeño, alto, muy guapo con facciones toscas pero varoniles, con una espectacular sonrisa y vestía de colores llamativos que contrastaban con su color de piel. Trabajaba en el bar del hotel y al parecer su función era invitarnos a pasar al bar que tenía música en vivo y tenía una pista para bailar con un ambiente muy tropical. Ese día llevaba una camiseta color blanca sin mangas y un short rojo chiquito, ambos muy pegados al cuerpo que dejaban notar que tenía un cuerpo deslumbrante, sin una gota de grasa, pecho y abdomen bien marcados y un trasero grande y espectacular, muy buenas piernas pero sobre todo un bulto enorme… que yo no podía evitar mirar y la verdad poco lo podía disimular, entonces yo me puse muy caliente y me acorde de las películas porno de los negros con grandes penes. El con el mayor descaro del mundo debió notarlo porque me dijo “Si te gusta lo que ves, entra al bar y a lo mejor encuentras lo que quieres. “ Tal vez no fue nada pero para mí fue más que una invitación y sin pensarlo deje mis cosas en mi cuarto y baje al lugar para buscarlo. Cuando lo vi lo encontré atendiendo a otras personas pero cuando el noto mi presencia solo sonrió como alegrándose de haber logrado que bajara al bar. El me mantenía atendido y siempre con una bebida en mi mano, mientras yo no dejaba de ver todos sus movimientos. Cada vez que se acercaba a mí me tocaba la cintura o el hombro y como había mucha gente se pegaba a mí y no dejaba de rozarme y yo sentía su bulto muy prometedor; por lo que me empecé a obsesionar al grado de ponerme a propósito en su camino para ver que hacía. En una ocasión me di valor y baje mi brazo y como si fuera espontáneo, le froté su bulto con la palma de mi mano, el solo me miró fijamente y me sonrió. Me parecía que sabía lo mucho que lo deseaba pero solo me estaba manipulando para que consumiera más y tenerme entretenido. Como a las 2 de la madrugada, fue cuando él se ha cercó a mí, me tomo de la cintura, como quien toma un amigo para abrazarlo o saludarlo, y me empezó a sobar ligeramente mis nalgas y me dijo al oído : “Te gusta”, yo me quede congelado, de por sí ya estaba muy caliente , entonces actué rápidamente porque no me iba a quedar ahí toda la noche solo viéndolo y le seguí el juego y con mi mano le apreté suavemente su paquete cuidándome que nadie me viera y para sorpresa mía, cuando le voy tocando su pene la tenía enorme y algo gruesa por lo que pude sentir, y solo le dije: “ claro que me gusta y que rica la tienes “, él me contestó. “ ¿Si te gusta? Es toda tuya. “ . “¿A sí? y ¿cómo le hacemos para ir a mi cuarto?, le respondí sin dudarlo más y él me contestó: “Ve a tu cuarto y pide que te lleven una botella de vino espumoso y yo te la voy a llevar personalmente”. Sin perder más tiempo, cargue la cuenta del bar al cuarto y me dirigí a mi habitación y como me lo solicitó hice el pedido del vino espumoso por teléfono, me puse comodo, claro sin ropa interior en espera de que en verdad subiera pues me encontraba en verdad muy excitado. Como a los 20 minutos llegó y toco a mi puerta cuando le abrí me dijo muy serio y profesional: “Disculpe Señor solicito este servicio al cuarto “y le conteste que sí dejándolo pasar. Luego me explicó que había cámaras al inicio del pasillo que registraban todo y debía de parecer todo muy formal para que él no se viera afectado laboralmente. Sin que se lo indicará empezó a abrir el vino y a servirlo en dos copas una que me dio y otra que el tomo para luego hacer un brindis. Pero se detuvo porque sonrió al ver que yo no le quitaba ojo a su apretado y diminuto short. “¿En verdad Te gusta mi pinga, eh?”, me dijo abiertamente, “pues no tardes más tómala”. No pude contenerme más y me acerque por detrás de él. Comencé por besar su cuello y acariciar sus hombros y bíceps. Baje mis manos lentamente a su cintura, le levante su camiseta para mirar su marcado y hermoso abdomen con mi cabeza por encima de su hombro y la fui levantando cada vez más hasta admirar sus pechos que estaban como una roca de duros y por fin termine haciendo que se quitara la camiseta sin mangas que traía. Así pude palpar directamente su suave piel morena, lamerle sus tetillas y acariciar el enorme miembro que ya se le marcaba perfectamente por encima de su short. Se la sobé un rato sobre el short admirando como ese trozo de carne crecía ante mis ojos. Sin poderse aguantar más me dijo: “venga, güerito, bájame el short y el calzón y sácamela ya”. Obediente, desabroche el cordón de su short, agarre su resorte y se lo baje hasta los tobillos. Me hinque frente a él y entre mi cara y su verga solo mediaba la delgada tela de su trusa color azul rey marca calvin klein, comencé a lamérsela con todo y calzón y mi saliva empezó a mojar la tela y que esta se pegara más a su miembro y se hiciera más transparente dejando advertir todos sus bordes y venosidades. El tamaño era enorme y completamente suculenta pero para ese momento su calzón ya me estorbaba. Le pedí que se recostara en la cama, se tomó su vino y lo hizo de buena gana. Tan pronto lo tuve en la cama frente a mí. Me dispuse a tenerlo todo desnudo y lo primero que efectué fue quitarle su calzón. Debo reconocer que me costó trabajo liberar semejante equipo porque su miembro se atoraba con su resorte y por un momento, calculé que iba a necesitar las dos manos para masturbarle, y le moví la verga tímidamente cuando todavía no salía de mi asombro al verla en vivo y a todo color, pero él no tardó en apartarme de mi intento de masturbarlo y me dijo: “no me defraudes, güerito, la verdad se ve que te encanta y tienes unos labios que prometen”, “no me masturbes mejor mamela” y la verdad sí que se me hacía agua a la boca, su pito era grueso lleno de venosidades y mostraba como 7.5 pulgadas de largo estando casi completamente erecto. Me acerque abrí la boca todo lo que pude y me introduje aquella exagerada porción de carne hasta la garganta. Pero antes, me había recreado unos segundos observándola con gula y deseo, como quien le echa un vistazo a un gran chocolate antes de darse un atracón. Era un gran músculo vivo, semi erguido y fibroso, de una longitud y un grosor considerables. No podía creerme que pudiera existir una verga de ese tamaño o al menos no me había encontrado con una. Pero era real, la tenía ante mis ojos y si no quería pasar por bobo, debía reaccionar y disponerme a tragármela. La empuñé con las dos manos, cerré los ojos y agaché el cabeza, decidido a metérmela hasta la tráquea. La succioné ávidamente, todavía asombrado de sus insuperables dimensiones, y él se aprovechó de mi ansia mal disimulada para susurrarme: “¿te gusta, verdad, güerito?… pues atibórrate, no te quedes con ganas”. Lo empiezo a mamar y apenas cabía en mi boca, me dijo: “mama papito y sácame la leche y trágatelo todo.” Y así lo hice, se la mamé sin descanso hasta preguntarme qué iba a pasar cuando se corriera. El por su parte no dejaba de musitarme entre jadeos: “joder… la chupas de puta madre, güerito… vaya que eres vicioso…” A esas alturas, yo ya estaba muy pero muy excitado. Lamía su miembro sin parar, hambriento, como un degenerado, sin sacarlo nunca completamente de la boca, sin soltarlo ni un momento, moviendo la lengua afanosamente, estimulado por sus comentarios incesantes: “sigue a este ritmo, güerito… cómetela toda… no descanses que vas muy bien”. Me rozaba sin cesar con su enorme punta la campanilla, produciéndome una sensación asfixiante, pero me estaba esmerando para hacerle la mejor felación de su vida, y no iba a cesar hasta concluir mi labor a la perfección. Y al final lo logre, porque me sujetó la cabeza por el pelo y él súbitamente, la empujó hacia sí agitando ahora la pelvis, incrementando la penetración de mi boca gradualmente. Me asusté, pero me preparé para recibir el inevitable desbordamiento de aquel incontenible flujo de semen que tuve que tragarme en su mayoría. Sin darme tiempo para pensar en el siguiente paso, me levanto y me voltio recargándome sobre la mesa. Me bajo el pantalón de la pijama y me dijo: “ahora te toca gozar a ti “me empezó a meterme manó en el trasero y a jugar con sus enormes dedos y saliva. Abrió mis nalgas y me empezó a lamer el ano con su lengua y humectándolo con sus labios gruesos y me dijo lo que tanto temía: “Estas listo para que te comas todo este trozo de carne negra. La verdad él ya se había venido, pero yo seguía muy caliente y solo le pude responder:” Si papi cógeme hazme tuyo”. Grave error porque entonces me jalo del brazo y sin esperar más me puso en cuatro sobre la cama y me metió su verga poco a poco, le dije: “con cuidado que me duele” y el solo me respondió: “espérate que solo va la puntita”, no lo podía creer que era nada más la puntita. Entonces me la fue metiendo poco a poco más hasta que sentí como mi ano se iba estirando poco a poco y desgarrando por su vergota y por más que yo gritaba, me quejaba y gemía, el no paraba y solo me decía “ es lo que buscaste toda la noche ahora aguántate “ Mis lágrimas escurrían por mi rostro y trate de relajarme lo más posible pero el dolor no paraba hasta que sentí como llego al tope y me la metió toda, yo grite del dolor y no podía creer que tenía esa verga negra enorme dentro de mí. Se esperó un rato para que me acostumbrara y luego se empezó a mover duro y el dolor poco a poco se convirtió en placer, y al poco rato, me tenía gritando como loco, mis nalgas sonaban con cada embestida de su enorme pene negro y yo miraba de re ojo y con la cara toda sudada como me comía toda su verga negra. Con una de sus manos agarro mi verga y la empezó a masturbar. Al poco rato me dijo, me vengo por segunda vez, donde lo quieres y yo como buen puto caliente, le dije vente dentro de mí. El solo contestó “OK “y de solo pensar que todo su miembro estaba dentro de mí y se iba a venir, no me pude contener más y explote soltando todo mi semen retenido en varios chorros. El casi al mismo instante, gimió de placer y yo sentí dentro de mí como un chorro de leche caliente me inundo y por fin me sentí satisfecho. Con cuidado saco su verga y note que tenía algo de sangre, me preocupe y el me tranquilizo diciéndome es normal que cuando te comes este enorme trozo de carne algunas venitas se rompan pero no es nada de cuidado siempre y cuando te limpies perfectamente. ¿Pero lo disfrutaste no? y yo solo pude responder es la mejor culeada que me han dado y aunque me dolió por casi dos días, lo volvería a hacer porque solo de acordarme, me prendo y ahora sé que la fama que tienen se la han ganado a pulso y hasta se han quedado cortos al contar las virtudes de la raza negra, por lo que con orgullo puedo decir: “Ahora ya sé que es lo que quiere el negro…”
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