Ahora te daré mi leche
a cintura del pataloncito, se me subió hasta metérseme en las nalgas más de lo que ya estaba, me hacia daño en los testículos..
Qué tal Pablito?.
Antes que nada tengo que darte las gracias por tus consejos, después de lo que me dices me he decido, voy a pedirle permiso a Eistein para ir a ver al abuelo Samuel. Seguro que si se muere sin haberlo visto voy a llorar mucho más, desde ahora ya me da una pena terrible.
Tu camiseta es bonita y juvenil, te sienta bien, has hecho una buena compra.
Lo de llevar a los chicos a cenar con Logan me parece bien aunque prefiero que sea una comida, pienso que Logan les cae bien, ya lo sabes, de cuando nos encontramos en la comida a la que Oliver nos llevó. También pienso que sería mejor algún día en que Miles no esté porque se haya ido a la granja, a Miles no le hace nada de gracia y hasta sería posible que se molestara.
Lo de ir yo a Madrid lo veo como un sueño, y más si no están mis padres en España, seguro que no me lo permitirían.
Me levanté y aún tenía sueño, me lavé la cara cuando me avisaron que entraban en la ciudad. Luis Enrique había preparado la cena pensando en que Oliver se quedaría para acompañarnos, pero no fue así, tenía prisa por llegar a su residencia ya que el lunes estaba citado a primera hora en sus oficinas, solo le dio tiempo para, en un aparte de los chicos, decirme que había hablado con su nieto Miles y que pensaba que a partir de ahora cambiaría su actitud.
Los chicos llegaron muy alegres, me traían unos dulces que habían preparado entre su abuela y su tía, el viernes no les había dado tiempo para terminar sus tarea y subieron para acabarlas. Lo demás como siempre, cenar y ver un poco de tv hasta irnos a la cama.
Miles emprendió el camino a la habitación y después de dar un beso a los chicos le seguí. Me sentía un poco, no asustado, pero si preocupado por la posible reacción de Miles cuando le dijera que no podía follarme esa noche. Y no porque me doliera tanto el culo, era por si se daba cuenta de como me lo habían usado, aunque cuando me lo limpié y se me cerró del todo me quedé bastante tranquilo, pero sabes como es él y me lo analizaría como si fuera mi médico.
Llegué y estaba tendido en la cama, desnudo, con ese enorme rabo tieso, llevaba dos días sin descargarse cuando para él lo normal es hacerlo un par de veces al día, además de su juventud ya sabes que es muy potente y siempre está caliente y con ganas.
Le dije que había tenido una pequeña colitis, mentira, pero coló… También sería porque, él mismo me dijo que su abuelo le había hablado sobre que tenía que dejar que yo tomara mis decisiones de cuando quería o no atenderle en sus necesidades sexuales, parecía que la charla había tenido efecto ya que daba la impresión de una persona madura y no la caprichosa que solía ser.
Pero bueno, me daba un poco de no se qué verle sujetándose la verga y mirársela apenado antes de buscar el slip que se había quitado para volvérselo a poner. Entonces se lo quité de la mano y le dije que aunque no me cogiera si que me apetecía chupársela.
Ante eso le cambió la cara y tiró de mi mano, caí sobre él y empezó a besarme, mientras me metía la lengua le agarré la polla para irle masturbando despacio, me derretía con sus besos y su polla se iba poniendo durísima. Y estuvimos un buen rato jugando con nuestras lenguas, besándonos y sus manos me acariciaba bajando hasta meterse por la cintura de mi pataloncito.
Entonces me puse tenso y le solté la verga.
No Miles, hoy no quiero que me folles. Seguro que él se pensaba lo peor, no se, que tenía el culo roto o algo así.
Te prometo que no te la meteré Lu, déjame que te vea el culo.
Pero Miles para que me lo quieres ver?
No se Lu, lo necesito de veras para saber que no te ha pasado nada, no es propio de ti que te niegues a follar. Me besaba tiernamente para convencerme y además sin forzarme cuando podía habérmelo mirado por la fuerza.
Esta bien MiIes, como quieras si eso te deja tranquilo. Me quité el pantaloncito y me colocó a gatas en la cama, con la cabeza escondida en la ropa, el culito en pompa con las piernas abiertas para que me viera bien el hoyito. Se colocó detrás de mi y puso las manos en mis nalgas, tiró para que se me abriera la raja.
Está un poco rojito Lu, brilla por la crema que te has puesto, déjame que te lo bese un poco. Ya en esa situación casi no me importaba que me metiera la verga y me follara, lo peor había pasado y no parecía molesto aunque él si notó que alguien lo había usado.
Vale Miles, pero con cuidado que lo tengo escocido.
Buff! no pude evitar la exclamación al sentir su lengua aplastada en todo mi ojete, soltó saliva para que el roce fuera muy suave, pasaba la lengua por toda la rajadura de mis nalgas y se detenía en mi ano para lamerlo con suavidad, con muchísima saliva.
Ummmmmm!!!! Miles, así me gusta amor, se suave mi amorcito.
Te gusta Lu? Voy a cuidarte bien, no vas a querer estar con otro que no sea yo Lu, yo seré tu marido y nadie te hará daño.
Miles parecía cambiado, tentaba con la punta de la lengua en mi ojete y empujaba, yo lo cerraba con fuerza.
Abrete mi amor, no voy a hacerte daño, solo te meteré mi lengua. Dejé suelto mi esfínter, Miles se deba cuenta de que cedía y atacó con ganas, soltando más saliva que volvía a recoger y se la bebía.
Ohhh, Miles, que gusto me das… Ohhhhh, mi amor como te siento en mi culito. De pronto pensé que para que él gozara, podía meterme la verga entre las piernas y así aparentar una follada emulada.
Ya se Miles, ya se como lo vamos a hacer. Me levanté de la cama y fui hasta el baño, busqué una crema muy líquida y volví a la cama, Miles me miraba con una curiosidad que lo tenía con la boca abierta, me di cuenta de que tenía toda la cara llena de sus babas por haberme comido el culo, Me puse la crema entre las piernas sin importarme que luego se mancharan las sábanas, me tumbé boca abajo y crucé las piernas.
No necesité hablarle para que Miles comprendiera lo que quería, soltó una risa contenida y se lanzó a besarme la espalda y el cuello.
Gracias Lu, solo a ti se te ocurren estas cosas.
Ahora podrás follarme Miles, no será tan bueno como por el culo pero… Sin más mi macho me montó, apreté las piernas para que encontrara resistencia cuando metiera la verga, pero se metió con mucha facilidad por la crema que me había puesto.
Miles empezó a cabalgarme, lo mismo que si me diera por el culo, solo que era con la verga entre mis piernas, me gustaba, su verga frotaba la bolsa de mis testículos y algo de mi polla, me excité mucho sintiendo la dureza de su virilidad taladrándome, a veces pasaba acariciándome el ano.
Esto esta bueno Lu, aprieta más las piernas, sujétame bien la verga. Miles me cabalgaba muy rápido, yo me sentía a gusto, porque había encontrado un modo de satisfacer a mi macho y porque también me gustaba sentirle sobre mi.
Para estimularle más, metí la mano bajo mi tripa, en sus embestidas la cabecita de la verga asomaba entre mis piernas, se la cogí con la punta de los dedos, estaba lleno de humedad, más que por la crema, por el continuo flujo de presemen que tiraba de su polla.
Qué rico Lu, agárrame el capullo, ahhh mi mujercita linda, que rica estas mi vida, toma mi verga para ti, ahora te daré mi leche.
AOhhhhhhh, Dios que me corro ya. Luuuuuuu! que viene toda. Ahhhh!
Recibía los disparos de semen de mi hombre en la mano, uno tras otro inundaban de leche mi mano y el brazo, su leche caliente y ricamente olorosa que me gustaba beber, en ese momento el que me corrí fui yo, mi semen se mezclaba con el suyo, mi mano estaba envuelta en caliente esperma. Saqué la mano chorreando de leche, se distinguía la una de la otra, la suya más blanquecina y consistente, la mía mas líquida, me llevé la mano a la boca, el olor de la combinación me gustaba, su sabor era delicioso, después de lamerme la mano se la pasé a Miles que se agachó para meterse todos mis dedos en la boca y comerse el semen que tenía en ella.
Después de nuestros orgasmos Miles me cogió entre sus brazos, yo apoyé la cabeza en su pecho, jugaba pasando la mano por la bonitos pelitos que tenía en el pecho y el abdomen y que rodeando el ombligo bajaban hasta perderse en el tupido manto de pelos que eran la base de su verga. Pensaba que Miles era muy guapo, como todos los hombres de su familia, y muy joven también, termina de cumplir 19 añitos, todo un bombón para un madurito como yo de ya 30 años.
Lo pasaste bien Lu? Había detenido sus caricias y dejó la mano quieta en mi cadera. Sabía que se refería a la salida con Logan. Pensé que respuesta era la mejor pero prefería ser sincero.
Muy bien, la cena fue deliciosa, demasiado abundante creo, champagne francés, gente divina. Tenían hasta sala de fiestas particular, las mujeres lucían bellísimas, los hombres, bueno entre los hombres había de todo, me di cuenta de que también Bruce había estado en la cena aunque yo no me diera cuenta.
Entonces Logan fue divertido?
Sí, mucho.
Follaste con él?, te montó? Le miré un poco asustado.
No me preguntes eso Miles, no es de tu incumbencia si Logan me folló o no. Si vas a montar una escena de celos, no te contaré nada.
No te enfades Lu, no tiene nada que ver con los celos, solo tengo curiosidad.
Bueno, pues sí que me folló, bebí demasiado, no supe contenerme y se dio sin que lo buscara. Había reanudado sus caricias en mi cadera bajando hasta mi nalga, la apretó y los dedos se le metieron hasta rozarme el ano.
Alguno más estuvo contigo?
Pues si, un oriental que me dijeron que era jugador de fútbol.
Un oriental?
Bueno, un chino o japonés, creo que era japonés, y ya vale Miles, basta ya, vas a conseguir que me avergüence.
Por dentro pensaba que si le dejaba continuar tendría que contarle lo de Bruce y eso ya era demasiado.
No te ofendas Lu, no tengo mala intención, ya te he dicho que solo es curiosidad, yo respeto tus decisiones y tus gustos.
No hablamos más, apagó la luz y nos quedamos dormidos. Me quedé más tranquilo, al parecer a Miles le había calmado la conversación que tuvo con su abuelo.
El lunes todo fue trabajar y no tuve tiempo para nada. Saqué unos minutos para llamar a Eis, llevábamos varios días sin hablarnos, y si lo hice fue para hablarle del estado de salud del abuelo, quieres creer que ya lo sabía y no me había dicho nada? Cuando le dije que deseaba viajar a Londres, para verle en vida, me dijo que no era necesario, ni prudente, que además mi padre y mi hermano le habían citado, y él si que iría esta semana ya que tenían que arreglar algunos asuntos estando en vida el abuelo. Me dio una rabia tremenda, y más que dispusieran ellos lo que debía hacer o no hacer, pero no iba montar una guerra y solo le pedí que me tuviera informado de como evolucionaba su estado. Sin más se despidió y añadió que intentaría que el regreso a Halifax fuera haciendo parada en Montreal para vernos. Ya ves como están las cosas con mi pareja.
A la tarde, cuando iba a salir para volver a casa, bueno a casa no, pasaría antes por el colegio para recoger a Liam y Ryan, debía llevarlos a la tienda y comprarles unas ropas, y conduciendo me llamó Logan. Se derretía en dulzura volviendo a preguntar si estaba arrepentido de la fiesta del sábado, después de reírme por el tono que empleaba me dijo que Bruce había estado con él. Fíjate que lo quería olvidar, y en plan de broma le pregunté que quién era esa persona.
Logan se partía de risa y me la contagió. Pero el caso era que el señor quería mi teléfono y menos mal que Logan le dijo que no lo tenía, no se si la mentira fue buena, pero así pasó. Siguió hablando de que le había entregado un obsequio para mi, un pequeño detalle para agradecerme lo bien que me había comportado con él y Logan le prometió que él mismo me lo haría llegar con un recadista. Hasta ahí y ya terminamos porque yo conducía y no me gusta hablar por el móvil mientras lo hago.
Ya no hubo nada importante hasta la tarde del martes que me llamó Oliver, se mostraba muy cauto para decirme que Eis se marchaba a Europa, cosa que ya conocía, y que este viernes él no iría a la granja, pero que deseaba que hiciera una visita a la depuradora que tienen en el lugar donde producen la leche, nunca me había hablado de que tuvieran una, aunque es verdad que aquello es tan grande que solo lo había visitado de pasada, y que bueno, que ya encargaría George de llevarme allí ya que él era quien manejaba aquel negocio.
El miércoles Logan había cumplido con lo prometido a Bruce y tenía el paquetito en casa, lo dejé en la habitación ya que tenía la comida preparada y no me gusta hacer esperar a Luis Enrique, se molesta si dejo que la comida se enfríe, a veces me trata como si fuera mi padrecito. El regalito de Bruce era una fina cadena de oro y tenia engarzados rubíes. La verdad si que era bonito, y fino el regalo, tenía que haberle costado bastante dinero, pero no pensé siquiera en darle las gracias, cuanto antes olvidara aquella noche sería mejor.
Sin más paso a viernes ya que no tengo nada importante que decirte. Eis esperó hasta este día para hacerme una llamada, era cierta la gravedad del abuelo y los médicos pensaban que no duraría mucho, reprimí las lágrimas y corté la llamada sin despedirme, echaba la culpa a Eis sin saber de qué, me hubiera gustado tanto verle en vida y no me quiso llevar, es más, indirectamente me presionó para que no hiciera el viaje.
Llegamos bastante pronto a la granja, pero no con el tiempo suficiente para que George me llevara donde tienen la depuradora, hablé con él sobre lo que me había encargado Oliver, me pareció como si hubiera cambiado, le notaba diferente a otras veces cuando Eistein estaba presente, más amable y hasta cariñoso y me sonreía.
No te preocupes, mañana tendrás tiempo suficiente, ahora los días son largos y tenemos luz natural hasta pasadas las nueve, o sea que ahora descansa, mañana será otro día.
Cenamos, yo bastante triste pensando en mi familia y en la situación que tendrían en Londres, comencé a darle vueltas y pensar que el motivo de que mi hermano fuera a España a recoger a mis padres no había sido por que me comentó, sino por el estado del abuelo y que en esos momentos tan tristes mi madre debía hacer compañía a la abuela Elisabet. Pero me dolía mucho que Gonzalo no me lo dijera con claridad.
Marché muy pronto a mi habitación, no tenía ganas de hablar, en el salón de la planta baja se quedaron todos, total que subí para dar vueltas en la enorme cama sin poder conciliar el sueño. Buscaba entre las sábanas el cuerpo de Eistein, me daba cuenta de que nuestra relación estaba cambiando, se habría cansado de mi? No fui yo quien le dijo que me trajera a Canadá, escuché las escaleras crujir cuando subían, los pasos de los chicos que aún jugaban empujándose unos a otros por el pasillo, y así estuve mucho tiempo hasta que me dormí.
A la mañana, sin embargo, me desperté muy tarde, mi móvil me decía que eran las nueve de la mañana, salté apresurado de la cama, seguramente George me estaría esperando.
Tome una ducha rápida y bajé corriendo las escaleras, en el comedor cerca de las cocinas solo estaban Elena junto con Avery desayunando, la criada terminaba de poner sobre la mesa una bandeja de tostadas de pan. Les di los buenos días y pregunté por George, disculpándome por haberme dormido.
Al parecer estaban solas, los chicos habían bajado al pueblo a jugar un partido con sus amigos, ahora les era más fácil moverse ya que Miles podía conducir, y George les dejó el recado de que volvería a buscarme cuando terminara un trabajo.
No me quedaba de otra que esperar a que volviera, y no fue tan larga la espera. Hacía un hermoso día y hasta hacía calor, pensé que mejor me cambiaba de ropa y me ponía algo ligero, busqué entre la ropa que había dejado de otras veces en el armario, al fin encontré unos pantaloncitos viejos de tela vaquera, deshilachados de las piernas y que me gustaron, como me llegaban justo al principio de las nalgas, me coloqué un pequeño tanguita de hilo dental en el culito, para que no se me marcara nada. Me miré y estaba realmente hermoso luciendo mis largas y finas piernas, quizá algo exagerado con ese vestuario que no me pondría nunca en mi trabajo, pero se trataba de un asunto familiar y no me importó.
Las instalaciones a las que me llevaría estaban a apenas dos kilómetros y lo hicimos en unos minutos. El cuñado de Eis al verme se me quedó mirando, pasaba la vista por todo mi cuerpo, deteniéndose sobre todo en mi culito y las piernas, tanto que me puse rojo y entonces retiró la mirada.
Yo llevaba la cartera de mi ordenador portátil con algunos cuadernos para tomar apuntes, me resultaba difícil acceder a la cabina de la ranchera con las manos ocupadas y George me abrió la puerta sujetándome la bolsa, me sujetó del brazo para ayudarme a subir y se colocó detrás mío, seguramente sería una falsa percepción, pero me se apretó contra mi de una forma innecesaria, entonces sentí que quizá era yo el culpable por vestir tan provocativo. Luego dio la vuelta a la ranchera y se montó en el lugar del conductor.
En los treinta minutos que duro el viaje le miraba de soslayo, también sentía su mirada fija en mis piernas, él hablaba de que habían tenido algún problema con los servicios municipales ya que el agua que vertían en las redes daban malos resultados en los análisis que hacían. Como siempre le he visto George vestía como un puro granjero, pantalón vaquero ajustado al cuerpo, marcándole un duro culo y en la entrepierna un paquetón enorme, camiseta blanca con mucho escote, y encima la camisa de cuadros rojos y negros. Abundantes vellos negros le aparecían por el cuello de la camiseta.
Era un hombre muy viril, de contextura recia, más o menos de la misma altura de Eis pero más cuadrado, brazos musculosos que enseñaba por la camisa arremangada, cubiertos de oscuro y recio vello negro, hasta en las falanges de los dedos lo tenía, de rostro era muy parecido a Miles, el hombre se mostraba ágil aunque tenia algunos años más que Eistein, le calculé unos cincuenta pero estaba en plena forma, sin un gramo de grasa en todo el cuerpo, el rostro curtido por los vientos y la permanencia al sol y barba de varios días. Seguramente Avery se sentiría contenta y feliz con aquel macho que era su marido. Vamos que el hombre podía poner muy contenta a cualquier mujer, o a cualquier hombre, y en este instante me di cuenta de que a mi también me dejaría contento.
Aparte esos pensamientos de mi cabeza que no me llevaban por el buen camino y porque ya teníamos que bajar del vehículo. Habíamos llegado a las instalaciones, era un pabellón enorme construido en distintas fases, combinaba la construcción de hormigón y ladrillo con otras naves adyacentes y comunicadas por el interior, de acero y chapa prelacada. Me señaló a lo lejos lo que eran las instalaciones de depuración. Lo más abundante en el entorno que podía ver eran los enormes cercados donde pastaban las vacas que vivían libres, con zonas cubiertas para que se cobijaban cuando llovía o para hacer algunas comidas, el olor no era muy agradable a veces, según de donde soplara el viento, ya no me extrañaba que lo hubieran construido tan alejado de la casa principal.
Me entregaron ropa esterilizada para visitar las instalaciones, una especie de buzo blanco, mascarilla y un gorro un tanto ridículo, tenía que colocármelo encima de la ropa que traía, lo mismo se colocó George. Me mostró las instalaciones y manifestaba la satisfacción y orgullo que sentía ya que, según él, todo había sido trabajo suyo y resultado de su esfuerzo. Casi todo estaba muy limpio, salvo las zonas por donde desfilaba el ganado, como la enorme sala de ordeño, el resto, como la zona de refrigeración en acero inoxidable, relucían de lo pulcros que los tenían.
Salimos y nos quitamos la ropa de protección para ir a la depuradora, motivo por lo que me había llevado, me presentó al encargado y después del primer vistazo dijo que él tenía cosas que hacer y me dejaba con el técnico marchado de vuelta a las instalaciones principales. Aunque antes había visto a bastantes trabajadores, en la depuradora solo estaba el encargado.
Trabajamos toda la mañana, apuntando las deficiencias que apreciaba, como la falta de un pequeño laboratorio para realizar simples análisis. Pienso que el pobre hombre terminó aburrido de mi por tantas preguntas como le hice.
Al mediodía me devolvió a las instalaciones principales donde encontré a George hablando con otras personas, me preguntó si había tenido tiempo para acabar mi inspección, le dije que si. Ya era la hora de comer y lo hicimos allí mismo, en el comedor del lugar, una comida casera y simple ya que él aún tenia cosas que hacer antes de volver a la granja.
Comimos en una mesa alargada con algunos trabajadores, la comida como había asegurado resultaba sabrosa y natural, cocinada en el mismo lugar por una señora que también atendía la mesa.
Luego me dejó en una especie de despacho para volver a sus obligaciones, allí me entretuve pasando a limpio los apuntes del cuaderno al ordenador, para poder empezar a estudiarlo cuanto antes, hasta que a media tarde George regresó para hacer el camino de vuelta.
Sentía la mirada del hombre caminando detrás de mi, fija en mis piernas y culo, casi podía sentir el calor de su mirada y eso me violentaba, cuando subimos a la ranchera volvió a pasar lo mismo que la primera vez, y ahora no podía ser un descuido, ya que al ayudarme a subir me sujetó la cintura y me apretó a su cuerpo, podía sentir perfectamente la dureza de su miembro posado sobre mis nalgas, no hice movimiento alguno hasta que él mismo me soltó dejándome arriba en el asiento.
Lo miraba de soslayo y se le notaba, y mucho, la hinchazón que tenía apretando sus pantalones vaqueros, me subieron los colores y hasta me emocionó pensar que era yo el motivo de su calentura.
George hablaba aunque se le notaba un ligero temblor en la voz de tono profundo y ronco que tenía, preguntaba sobre como había visto la instalación y yo le respondía pero sin poder pensar demasiado las respuestas, solo miraba su bulto que cada vez me parecía más gordo y abundante. Estaba muy interesado por lo que yo pudiera haber observado.
Al fin vimos las edificaciones de la granja, George condujo la ranchera hacia uno de los pabellones en lugar de al edificio principal, le miré extrañado, tenía el entrecejo fruncido como si pensara con intensidad y tamborileaba los peludos dedos en el volante, se le sentía nervioso, la puerta de la nave estaba abierta y la enfiló metiendo el vehículo, lo detuvo con un brusco frenazo y paró el motor.
La luz del día entraba por las zonas del tejado que tenía rectángulos translúcidos permitiendo entrar los rayos mortecinos a esa hora del sol, se giró hacía mi y me asustó la expresión de su cara.
“Mira James, quería hablar contigo de ciertas cosas y no se como empezar. La pasada semana hable con Miles (rápidamente se encendieron mis alarmas).
Está contento de vivir en vuestra casa, se encuentra mejor que en la residencia, se siente a gusto con sus primos y…, (se detuvo un instante), especialmente contigo, (casi se me para el corazón, pensaba en que podría haberle dicho Miles a su padre sobre nosotros y si éste ahora me lo reclamaría).
No quiero que le culpes a él, pero puedo ser intenso para averiguar lo que les pasa a mis hijos, tuve que acorralarle para que me dijera lo que sucede…, (su mirada daba miedo aunque se contradecía con la sonrisa que aparecía en sus labios), como se quedó callado pensé que debía decir algo en mi defensa.
“Verás George, no se lo que Miles pueda haberte contado pero…” Me interrumpió con un gesto de la mano.
“No te acuso de nada James, tu y Miles sois libres para hacer lo que os guste, solo te lo digo para entiendas lo que ahora te diré.
Me gustas James, me encapriché de ti cuando nos visitabas siendo un muchacho, entonces sabia lo que pasaba entre mi cuñado y tu, y al año siguiente como intimaste con Oliver, ahora también se que te has acostado con mis hijos, con los hijos de de Eistein, y que tienes una relación continua con Miles…, y yo quiero disfrutar de ese pastel que a otros regalas sin problemas.
Sin más George me sujetó de la mano tirando de mi y me estrechó entre sus brazos, sentía que me asfixiaba y me faltaba el aire, me apretaba de tal manera que llegue a pensar si no me rompería una costilla.
“No puedo respirar George” Me quejé.
Entonces aflojó el abrazo, pasó a tenerme sujeto con un brazo, con la otra mano me cogió de la mandíbula y bajó la cabeza para unir nuestras bocas. Sus labios estaban muy calientes, me raspaba la barbilla con su barba al besarme, con la lengua empujaba haciendo que abriera mi boca, metió la lengua y barría mi boca con ella, intenté resistirme y separarme pero su brazo era una tenaza de acero que sujetaba mi espalda pegándome a su pecho.
Pero sabía que no tenía nada que hacer, aquel montón de músculos no me dejaría mover hasta conseguir lo que quisiera, ademas su beso empezó a gustarme y con timidez al principio respondí a las caricias bucales de su lengua, entonces aflojó aún más el abrazo aunque no terminaba de soltarme, ya no hacía falta que me mantuviera preso, se dio cuenta de mi aceptación y más cuando pasé mis brazos por su cuello, mientras él me besaba desesperado el cuello y las orejas y yo le cubría de besos su cara.
Aquello parecía un remolino de brazos, no era fácil moverse en el reducido espacio aunque el asiento fuera corrido, George me acariciaba la cintura intentando introducir una de sus enormes manos por la cintura del pantaloncito, yo a mi vez le desabroché la camisa, bajo la camiseta de algodón blanca se le marcaban los duros pectorales con unos gruesos pezones, la tela permitía sentir los duros pelos de su pecho. De pronto me sujetó la mano y me la puso en su paquete.
Oh, oh, oh!!!!!!, exclamé al sentir la dureza de aquel enorme pene que semejaba ser un palo de lo duro que estaba. Intentaba quitarse los vaqueros pero en aquel cubículo era imposible, George había empezad a sudar y alguna gota se le marcaba en la frente. Me soltó de pronto abriendo la puerta de su lado.
“Espera ya se lo que vamos a hacer” Dio la vuelta a la ranchera y me abrió la puerta, me cogió en sus brazos y avanzó a grandes zancadas hasta el fondo de la nave, me dejó en el suelo, abrió un armario metálico, de allí sacó unas mantas y las dispuso sobre un montón de cartones de cajas vacías, adiviné que aquello iba a ser el tálamo donde yacería para que George me hiciera el amor y me rompiera el culo.
Enseguida volvió a abrazarme, no era muy cómodo para mi por la diferencia de alturas, tenía que mantenerme de puntillas para llegar a su boca, más besos fogosos se depositaban en mi cara, en mi cuello y en la boca donde nos fundíamos en feroces besos, ávido de robarme la saliva para pasarla a su boca.
Poco después, y sin separar nuestros labios, sentía las manos de Georges presionándome los hombros, terminé de quitarle la camisa y él mismo deslizó la camiseta sacándosela por la cabeza, quedó delante de mi un cuerpo rudo, viril y sin un gramo de grasa, cubierto el pecho y abdomen de una alfombra de vello negro y duro donde aparecía algún pelo blanco. Prendí mis labios en uno de su duros y gordos pezones para mamarlo, del otro se ocupaba mi mano para acariciarlo.
“Oh!, qué brujo eres” George me dejaba hacer aunque su urgencia pedía más acción y se aflojó el vaquero bajando la cremallera y cayendo hasta las rodillas, luego me arrebató la camisa y me frotó el pecho sobre el suyo, debía gustarle el contraste, tan diferentes éramos los dos, me apartaba y me miraba asombrado para volver a juntarse a mi a restregarse el pecho por mi cara.
“Pareces una nena, tienes la piel igual que ellas” Para alzarme hasta unir nuestros labios me sujetó de la cintura del pataloncito, se me subió hasta metérseme en las nalgas más de lo que ya estaba, me hacia daño en los testículos.
“Me haces daño, déjame en el suelo” Se dio cuenta de lo que hacía y entonces me empujó sin mucha fuerza de la nuca, pensé que era mejor quitarme los pantalocitos y en un segundo los tenía a mis pies quedando solamente con mi tanguita de hilo dental, o sea, prácticamente desnudo, se quedó un instante observándome hasta volver a juntarme a él y mientras inclinado me besaba la boca me sujetaba las nalgas apretándolas, buscaba el calor de mi hoyito con los dedos, me forzó a arrodillarme ante él, mi cara quedó a la altura de su masculinidad, llevaba un calzoncillo tipo slip de algodón blanco, por la cinturilla se le salía la cabecita de la polla, bueno aquello no era una cabecita, mejor parecía una ciruela grande, de color granate, congestionada entre la cinta de goma y su ingle.
Sujeté el calzoncillo con las dos manos y lo fui deslizando por sus piernas, aproveché para acariciar aquellas columnas de músculos, duras y peludas, el pene cayó cuando la cinturilla dejó de sujetarlo, la esponjosa ciruela brillaba sabrosa por el abundante preseminal que brotaba de la boquita que se abría deliciosa, dejaba salir los jugos que goteaban en un hilo interminable, no lo pude evitar y saqué la lengua para recoger lo que goteaba de la verga.
Agggrrrr!!!
Al tocarla mi lengua aquello se hinchó más y George gruño de gusto. Su verga no era una enormidad, si que era muy larga, de grosor normal, y la cabecita sobresalía al ser más gorda, parecía un sombrero hongo pinchado en la puna del palo, pero si que eran enormes sus huevas, ese era el motivo principal de que se le viera su enorme bulto bajo los vaqueros, parecía tener un solo testículo, los contenía en una redonda bolsa rugosa y cubierta de sus típicos pelos, estaba pegada a la base de la verga y al tocarla se le notaba muy dura, la apreté ligeramente y pude sentir que contenía sus dos huevos.
George lucía como todo un semental, aunque mi visión había sido de segundos, la impaciencia le podía y cogiéndome de la nuca me aplastó la cara en sus partes.
Ohhhhh!!! Chúpala James chúpala. Era lo que estaba deseando y le di unos lametones a la ciruela para volver a comerme el precun que a borbotones le brotaba, Su enorme champiñón ocupaba casi toda mi boca, era difícil darle la vuelta con mi lengua y decidí que lo mejor era chuparla absorbiendo y dejarla que rozara en mi lengua y paladar.
Sentía muy estraño como aquella bola, deliciosa por cierto, me acariciaba la lengua y el paladar al rozar por ellos, George gruñía y empujaba la cadera para que tragara más, yo quería ir despacio y degustar el manjar que George me terminaba de descubrir, él tenía prisa por acabar, o al menos avanzar en el proceso, le empujé para que abriera las piernas y poder acceder con la lengua a la bolsa que contenía sus cojones, intentaba tragarme la enorme bolsa pero ni en broma podría meter aquello en mi boca, y continuaba muy rugosa sin distendirse y dejar las bolas sueltas y separadas, pero bueno se la lamía como buenamente podía, los pelos ensortijados me raspaban la lengua, volví a prenderme de su polla que seguía expulsado jugos.
Ya estaba comenzando a sentir mis rodillas cansadas y a mi verga aprisionada en la bolsa de la tanguita, me la saqué por un costado de la tela, la tenía toda húmeda, latiendo y queriendo que le hiciera caso. También sentía mi ano ansioso de verga, deseoso de que el nabo de George le visitara.
Parecía que pensábamos y sentíamos al unísono porque George me levantó tirando de mis brazos para besarme, y alargando la mano tocar y acariciarme el ano, aquello era delicioso, su lengua llegándome hasta la campanilla y sus dedos pretendiendo enterrarse en mi culo.
“No aguanto más James, tengo que follarte tu precioso culito. Me soltó para terminar de desvestirse, y yo me quité los centímetros de tela que me quedaban, los dos teníamos las pollas a tope y deseosas de marcha, George así desnudo, mostrando toda su naturaleza, resultaba un tipo impresionante, soberbio en su viril y dura naturaleza de macho semental, no desmerecía para nada del resto de los hombres de la familia, me sentí estremecer al pensar que ahora iba a pertenecer al único hombre del clan al que no me había entregado.
Me colocó a gatas sobre las mantas que había dispuesto y él se colocó tras de mi, pensé que ya me penetraría, pero no, antes me mordisqueó las nalgas jugando con ellas a amasarlas, me las abrió y sentí su aliento muy cerca de mi ojete, luego su lengua pasando por el valle de la raja, dejé escapar un hondo suspiro. me sentía un poco apurado, no me había preparado para lo que venía y esperaba estar aun limpio, la polla de George seguro que me iba a llegar a lo más profundo de mi ser y temía que se manchara.
George dio por finalizada mi preparación, parecía saber bien como preparar un culo, seguramente ya se la había metido a Avery, o vete tu a saber.
“Te la voy a meter ya James, dime si te hago daño”
“Un condón Georges, ponte un condón”
“Oh! no seas tonto, yo solo me cojo a mi mujer y los dos estamos bien, no corres peligro”. No se lo decía…, que también, por que tuviera alguna enfermedad, sino para preveer que al follarme como pensaba, saliera sucia su verga.
No pude elegir y al momento sentí la punta roma de su verga presionando la entrada de mi ano, me relajé para que entrara la cabeza que sería lo peor, de lo demás no tenía miedo, George apretaba pero su gorda polla no terminaba de entrar, se echó saliva en su verga y en mi culo para lubricar y volvió a intentarlo, procuré relajarme lo máximo posible e hice presión como si fuera a defecar para favorecer la metida, entonces si, aquella hermosa ciruela venció la entrada y gemí de dolor cuando ya la tenía dentro, luego fue todo coser y cantar, el resto de la polla fue invadiendo mi intimidad, sentía muy bien como la bola avanzaba por mi recto, como lo iba ensanchando y luego se ajustaba alrededor del tronco del pene, sentí un estremecimiento de placer.
“Te gusta? Me preguntó George.
“Ohhh! Sí, lo siento muy bien como avanza” Era muy rico sentir como me iba llenando, como seguía corriendo con las pequeñas estocadas que mi macho me iba dando. Terminó de introducirla cuando sentí los pelos de la duro bolsa de sus cojones como se aplastaba en mis nalgas.
George se quedó así clavado y me rodeo el pecho con sus brazos, sentía como me cubría con su peludo cuerpo, las caricias de sus pelos al moverse y rozarme, mi ojete se contraía adaptándose al garrote que me me taladraba, y gemía levemente cada vez que me besaba la nuca y me mordía las orejas.
Oh, oh, oh! George, cógeme por favor, muévete ya. Volvió a dejarme que apoyara las manos en la manta y sacó la verga de un tirón, todo menos la bola del glande.
Oh, por favor me matas! Gemí dejando que un hilo de baba se me escapara entre los labios.
“Te gusta así, quieres que la vuela a meter?”
Oh! Sí, sí, dame verga, fóllame fuerte, dame duro. George puso un pie en el suelo con el otro arrodillado, me sujetó con las dos manos por la cintura y comenzó a follarme de verdad, primero lento y fue cogiendo velocidad mientras sin poderlo evitar yo gritaba.
Sí, Gorge, así me gusta, dame más, rómpeme el culo. Ah!!!!! Sí.
Caí con la cabeza en el suelo, los embates que me daba arrastraban mi cuerpo de atrás para adelante, como me había temblar, y que bien me cogía el culo este macho.
Fueron varios minutos, al menos quince, en que no paraba de gritar y pedirle más a mi macho, era todo placer y necesitaba dolor.
“Me voy a correr James, donde quieres mi leche?”
“En mi culo, en mi culo, lléname George, dame tu semen”
Ummmmm!!! Ummm!! no dejaba de ronronear y de pronto una estocada más fuerte hizo que me derrumbara, George se vino detrás de mi sin sacarla, y así me continuo dando verga hasta que se me clavó en el ano y un segundo se quedó quiero, para sentir seguido los disparos de semen que le salían y me dejaba en mi cuerpo.
Aggggghhhh! Toma James, toma mi semen caliente…., agggghhhgggg!!!!!.
Justo en ese momento mi pene que rozaba en la manta empezó a disparar chorros de leche, mis contracciones cerraron mi culito estimulando a George para que derramara todo lo que le quedaba en los huevos…
George me ayudó a levantarme, habíamos permanecido varios minutos tumbados, mi macho bien pegado a mi reponiéndose, al quedar arrodillado, miré su polla que aún seguía empinada, suspiré aliviado al verla limpia.
“James, de esto ni una palabra a nadie” Gracias!.
Con un apasionado beso que siguió se terminó todo.
“No te preocupes, tampoco yo quiero que esto que ha pasado se sepa”
Nos arreglamos la ropa como pudimos, a George le costaba devolver su polla a la prisión de la ropa, sentía que él se había quedado con ganas de más y también yo las sentía, pero teníamos que llegar hasta la granja, los muchachos ya habrían vuelto.
Subí rápidamente a mi habitación, evité encontrarme con cualquiera, al pasar escuché voces que llegaban del salón, la voz de Miles llamándome mientras subía con rapidez la escalera.
Entré a la habitación y cerré la puerta echando el seguro.
Dios mío! Qué había hecho? Nunca pude sospechar que esto sucedería, me sentía muy aturdido, pero como siempre, feliz por darle mi cuerpo al que lo necesita. Y también feliz porque me había gustado la forma de follarme del granjero hombretón.
Ya me detengo, no sin antes acabar contándote como esa noche Miles se deslizó dentro de mi habitación cuando todos dormían, también yo estaba dormido y me despertó.
No hubo muchas palabras, ambos estábamos desnudos, se me subió encima me abrió la boca apretando con su mano y me metió la lengua, una vez que la tuve dentro me abrió con una rodilla las piernas, las recogí abrazando su cintura con ellas, buscó con la verga mi agujero y sin más se abrió camino penetrándome de una vez. Entonces dijo algo que me dejó atónito.
“Aún estas lleno de la leche de mi viejo” Y luego me folló delicioso.
Bueno cariño, ya me despido.
No se como andaré la semana que viene, Eistein llegará de su viaje de Londres y piensa detenerse en Montreal antes de seguir su viaje a Halifax. Ya te contaré.
Mi correo:
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Por si alguno de ustedes quiere hablarme
Un beso para todos
Ufff. Que relato. Por favor. Como no mojarse. Besitos.
Gracias amigo, un placer leerte, tus relataos ambién me encantan.
Que malos son los relatos de ahora comparados con los de hace 10 años atrás o mas. Tan tonta se ha vuelto la sociedad de ahora?. Nada de pasión..todos escriben lo mismo…historias tontas ..nada visceral.
Soy torpe, no entiendo lo que me quierfes decir.
Si no te molesta, te pedería que te explicaras.
me gustó sobre todo la parte de George !
quisiera un macho así para que me dé lechita