Al "auxilio" de Santiago
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por congruentiahominum.
Hola a todos, deseo les sea grata la lectura como lo fue para mí esta experiencia que recién me sucedió. Soy de Puebla, México., tengo 36 años, físicamente de complexión media a grande, mido 1.80mt, piel blanca, lampiño. Laboro en una prestigiada firma comercial. Aunque mi trato profesional mayormente es con mujeres, en diversas ocasiones son acompañadas por sus esposos. La semana laboralmente hablando amenazaba con ser particularmente pesada y máxime porque mi secretaria iniciaba su primer período de vacaciones y, pese a la insistencia del coordinador, decide arreglármelas sin ella. El día transcurría de lo más normal, verifique la agenda y sólo me restaba atender a un usuario más y terminaba.
Casi en punto de la hora agendada arribaron, y de las pocas veces que sucedía acudía el matrimonio con su pequeño hijo; les indique que pasaran y empecé con mi atención profesional con el pequeño, durante la misma me percaté de que el varón tocaba con suma frecuencia su zona genital de manera discreta pero insistente, trate de no darle importancia (ya que muchas de las veces son manías adquiridas por los hombres), estando comentando algunos detalles de mi atención, Santiago (nombre del susodicho) abruptamente irrumpió preguntándome que si contábamos con sanitarios, a lo que asentí afirmándole e indicándole como llegar a ellos, se levanto del sillón, pidió permiso y se retiro a los sanitarios. Pasados unos cuantos minutos recibe su esposa un mensaje de texto a su celular, que si le puedo auxiliar, ya que según él, se abría quedado encerrado en los sanitarios… su esposa hizo un gesto de gracia y me pidió que si podía ayudar a su esposo, busque las llaves en el cajón indicado, me levante de mi sillón, le presente mis disculpas, pero tenía que ir al “auxilio” de su esposo. Al llegar coloque la llave, giré la chapa y le exprese en tono alto, que ya estaba libre (cabe señalar que nunca sentí que la puerta estuviera trabada o cerrada). Sorpresivamente siento como me jala al interior del sanitario, me pide guardar silencio, yo extrañado, atónito y confundido me percato gratamente al verlo con los pantalones y ropa interior a los tobillos y su camisa descubierta, pudiendo admirar sin restricciones ese delicioso cuerpo que se ocultaba debajo de la ropa casual que llevaba puesta, un tórax amplio con poco vello, un abdomen, que si bien no era un Apolo, estaba por demás seductor, pude ver que su erección retraía por completo el prepucio y dejaba al descubierto ese glande rosado y cabezón; su pene de dimensiones mayores a las promedio (19cm largo, 13 cm circunferencia; medidas que obtuve después a este encuentro), y unos testículos que quizá por la emoción también me parecieron enormes, su zona genital con vello (claramente afeitado) lo que hacía que sus atributos relucieran de mayores proporciones; me dijo que se sentía atraído por mí y que no aguantaba más, sin más se abalanzo a darme un beso, yo tratando de poner cara de asombro, aunque por dentro me lo quería devorar, pasados unos segundos y ante su “insistencia” correspondí al beso;
Santiago hábilmente ocupaba sus manos para despojarme de mi pantalón y ropa interior, hasta que lo consiguió, para ese momento ya estaba más que excitado y mi erección era más que inevitable y el líquido pre seminal me delataban, empezó a masturbarme de una manera rápida pero muy rica, en segundos ya estaba a mil, yo trataba de hacerle lo mismo, mientras nos fundíamos en ese beso. Sentía que me venía ante tal excitación, se percato y en ese momento me pidió que aguantara y empezó a hacer sexo oral; no pude evitarlo y me vine en su boca, increíblemente, no paraba de salirme semen y ni dejaba de sentir esa sensación de vértigo que deja un buen orgasmo, su lengua hábilmente hizo lo suyo y dejo limpio y sin gota seminal mi pene, me sentí exhausto, se puso de pié y me dio un beso nuevamente, pude saborear el sabor de mi semen. Me dijo que si yo quería hacer lo mismo que él, ya que estaba también por venirse, lo mire y baje hacia su sagrada zona, como buen degustador me puse a darle una faena de sexo oral que no olvidaría, a los pocos segundos sentí como se hinchaba su pene en mi boca y empecé a sentir y saborear su semen en mi boca, ¡qué rico!, lo recuerdo y me vengo sólo de hacerlo…, un sabor embriagador, simplemente riquísimo… le saque hasta la última gota. Me dio las gracias y, me dijo que teníamos que regresar… Me enjuague lo más rápido que pude en el baño, me acomodé la ropa y le dije que se tomara su tiempo para regresar. A mi regreso, su esposa esperaba un cuanto tanto inquieta, a lo que me concrete a decirle que ya que su esposo se había quedado “encerrado” en el baño, y que había aprovechado la ida para mi persona, que su esposo, estaba por llegar; sentía pena, quizá culpa pero eso no era mayor al placer que su esposo recién me había hecho sentir.
Miré la computadora y pensé que había pasado mucho tiempo, porque hasta la noción del mismo perdí, sin embargo sólo habían pasado un par de minutos, los cuales a mi me parecieron eternos. En breve llego su esposo, me agradeció el “rescate”, concrete mi atención y entre miradas cruzadas Santiago y yo, ahora teníamos un secreto profesional. Al despedirme, me dio las gracias por todo, trate de ser discreto y guardando la cordura me despedí de igual forma. Cerca de la media noche recibí un mensaje de texto a mi teléfono celular, identificándose y preguntándome que si me podía llamar… Sólo respondí: Si… Inmediatamente me marco y, me dijo que deseaba que esto se repitiera, se sentía agradecido del como lo maneje, pero más aún satisfecho por lo que hicimos. Acordamos vernos al día siguiente, pero esa ya es otra historia. Y prometo en breve contarla…
Gracias por su atención, espero sus comentarios y quien desea hacerlo en mi email (congruentiahominum@hotmail.com), siéntase libre de hacerlo.
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