Al fin lo conocí
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por SeñorLinyera.
Era un sábado grisáceo, de esos días en los que llueve de manera discreta todo el tiempo. Miguel había organizado que nos encontráramos los tres en un café, y cuando iba de camino me llegó un mensaje de su parte que decía que no podría llegar, entonces procedí con un poco de miedo hasta llegar a mi destino. Busqué un poco con la mirada y encontré de inmediato a Alfredo reconociéndolo por las fotos suyas que había visto en Facebook, el alzó la mirada y desplegando una pequeña media sonrisa me invitó a sentarme.
Me senté en frente suyo y con un muy discreto tartamudeo lo saludé
-¡Hey¡
-Así que tú eres Ernesto
-Él mismo, ¿llevas mucho tiempo esperando?
-Sólo unos diez minutos, nada a lo que no esté acostumbrado con ese imbécil de Miguel.
Continuamos nuestra conversación amenamente y sin ninguna rareza hasta que después de unas 4 tazas de café con amaretto decidimos ir a su departamento en donde tomaríamos unas copas.
Llegamos a su departamento en el que vivía sólo debido a que su casa se encontraba muy alejada de su escuela y sirvió algo de vino en un par de copas que puso en el centro de mesa. Continuamos hablando sobre varias cosas acerca de los estudios (Ambos estudiábamos cosas referentes a la informática) y repentinamente dijo de una manera muy natural que una de las cosas que más le gustaba es que habían bastantes chicos guapos en su grupo, a lo que yo un poco sorprendido le pregunté qué clase de chicos le parecían guapos y el tras una sonrisa me contestó "pues así, como tú". Fue entonces cuando no pude contenerme más y me acerqué lentamente a su rostro para darle un gran beso del que pude saborear dulce vino y que duró un par de minutos.
Cuando nos detuvimos nos miramos a los ojos y él procedió a tomar mi mano y llevarme hasta su alcoba en la que me tomó por la cintura, acto que emulé, y continuó besándome con pasión. Nuestras lenguas jugueteaban con euforia cada una en la boca del otro cuando repentinamente siento que su mano derecha se ha escurrido hasta mi entrepierna sobando con delicadeza mis genitales. Yo como respuesta llevé mis manos a su trasero con el que jugué un buen rato hasta que él me separó bruscamente.
-¿Estás seguro de esto?- me dijo
-Nunca he estado tan seguro- le respondí
Entonces continuamos besándonos, lo tiré sobre su cama y comencé a recorrerlo con mis manos. Dibuje con lentitud su contorno para no perder de mi mente su figura, ese rostro suave y trigueño, sus brazos algo fuertes pero también algo delicados, su torso que no era demasiado delgado, su cintura que bailoteaba de placer. Entonces me aventuré a meter mis manos por debajo de su playera y sentir su piel tersa y hermosa, él hizo lo mismo y con lentitud fue acercando sus manos a la parte superior de mi torso hasta que terminó por quitarme la playera que aventó sin pensar en su destino. Yo lo seguí y cuando estábamos los dos semidesnudos el uno sobre el otro, repentinamente me tomó con fuerza y me dio la vuelta dejándome de espaldas contra la cama, entonces procedió a besar mi cuello y bajar poco a poco saboreando mi piel que estaba eriza de tanta excitación, llegó a mis pezones con los cuales jugueteó un momento para seguir bajando hasta mi ombligo, tomó entonces con su mano mi pantalón y lo deslizó por mis piernas hasta mis tobillos, continuó lamiendo mi ser y siguiendo la línea que va del bello púbico al ombligo comenzó a mordisquear con suavidad mi pene por sobre mi ropa interior, finalmente se detuvo para terminar de desnudarnos y procedió a lamer efusivamente mi pene que palpitaba como nunca lo había hecho, lo lamía como si de una paleta se tratara mientras con su mano que rodeaba mi miembro hacía movimientos iterativos. Después de unos minutos y sin poder contenerme salieron a la luz un par de chorros de semen que cayeron sobre mi abdomen y que el procedió a aspirar subiendo por mi cuerpo hasta llegar de nueva cuenta a mi boca. Me plantó un delicioso beso con sabor a semen y vino que duró un buen rato hasta que emulando lo que él había hecho, lo deje sobre la cama y recorrí su cuerpo con la lengua hasta el ombligo, entonces bajé mi velocidad y empecé a saborear esos pequeños vellos negruzcos que me guiaban hasta su espada de Jupiter que desprendía ese característico olor a hombre, la cual tomé entre mis manos para acomodarla de manera tal que entró perfectamente en mi boca con la que saboreé apasionadamente. Sentía sus palpitaciones con mi lengua que saboreaba todo aquel pedazo de carne y que se detenía ocasionalmente para juguetear con el meato que terminó por escupir un chorro de semen que capturé dentro de mi boca. Al igual que él procedí a besarlo uniendo el sabor de nuestro néctar se unió en nuestras bocas.
Sentía su cuerpo tibió mientras nos besábamos, mis manos seguían recorriéndolo de manera obsesiva para recordar siempre aquel cuerpo que no era de revista pero que era glorioso, nuestros penes perfectamente erectos chocaban durante nuestros movimientos y después de un hermoso beso que nos nos dio tiempo ni para respirar me pidió al oído y con una delicadeza que me enterneció que lo penetrara orden que me dispuse a seguir retrocediendo mi cadera sin despegarme de sus labios y ayudado por mi mano, acomodando mi pene entre sus nalgas, él abrió las piernas y finalmente mi glande se ubicó perfectamente en contacto con su ano. Fui metiéndolo poco a poco mientras el gemía de placer y mordía un poco mi labio inferior hasta que quedó totalmente dentro haciendo una presión que me volvía loco, entonces volví a meter mi lengua en su boca mientras utilizaba la fuerza de mi cadera para meter y sacar mi pene de su interior de manera constante, ambos estábamos locos de placer y gemíamos como nunca lo habíamos hecho, recorría su intestino grueso con mi glande cada vez más apurado hasta que en un movimiento brusco lo metí con fuerza y sintiendo el mayor placer que jamás había sentido, eyaculé en su interior liberando un pequeño grito de placer inmenso. Lo abracé todavía con mi pene dentro y en vista de que su miembro seguía erecto lo tomé con mi mano derecha y comencé a masturbarlo hasta que me entrego su ícor por segunda vez, mismo que tomé con mis manos y llevé a mi boca para besarlo nuevamente mientras mi pene seguía en su interior.
Espero que les haya gustado, éste es mi segundo relato oficial y espero sus sugerencia. Gracias
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