Al fin logré que el sacerdote me diera a probar de su carne.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por contadorxxx.
Después de haber perdido mi virginidad a los 13 con el vecino (historia que les conté hace unos días bajo anónimo)
http://www.sexosintabues.com/RelatosEroticos-28950.html
Ahora ya con mi cuenta en este sitio, les cuento la historia pendiente. La del sacerdote con quien descubrí el lado oscuro de la fe.
Después de haber sido estrenado por Arturo el carnicero. Y después de empezar vida sexual con mi padrastro. Empecé a querer más. No se sí todos los que leen comparten mi idea, pero a más verga en la boca y el culo, MÁS QUIERO!. Y esto se los digo por que aún que no me faltaba verga en casa. Empecé a ofrecer mis nalguitas a todo hombre que me parecía guapo o simplemente que tuviera verga. A esa edad no nos fijamos en la cara, espalda o brazos. Sólo queremos vergas nuevas, de sabores y grosores distintos. Seguir descubriendo y experimentado con varios cabrones. Aún que algunos sean MUY difíciles de conseguir. Y justo de esto se trata mi relato.
El padre Pancho como todos le decíamos de cariño al sacerdote. Tenía entre 33 o 35 años. Era corpulento y ancho, sin llegar a mi obeso, su piel morena, barba cerrada, aún que se afeitaba siempre, así que sólo se le veía azul la piel de su cara en lugar de la barba. Tenía labios gruesos, los ojos enmarcados con una gruesa ceja y pestañas grandes, dentadura muy blanca, sonrisa angelical pero sus piernas eran de pecado, gruesas y fuertes, parecía un toro. Le agradecía que sólo los domingos usara sotana. Y que todos los demás días usara jeans de mezclilla con camisas a cuadros, por que se veía como cualquier señor de mi vecindario. Así es como empecé a fantasear con él. No mentiré. No se le notaba mucho bulto entre sus piernas, ya que los pantalones no los usaba ajustados. Pero al caminar si podía verle aparecer de repente su pequeño bulto bajo la tela. Trataba de imaginar como lo tendría, que color, que grosor, circuncidada o no, larga o corta, con mucho pelo o afeitado. De cómo se vería erecta. A veces hasta imaginaba que nunca se le paraba. Llegue a pensar que no era igual que nosotros. Que él no conocía ni sabía nada de sexo. Pero eso lo iba a comprobar en poco tiempo.
Ya tenía yo 15 años, llevaba más de dos años disfrutando de la verga de mi papá y las que se me presentaban. Pero no tenía llenadera. Yo quería con el Padre Pancho. Ya era mi fijación y debía hacer todo por tener algo con él. Mi plan era provocarlo. Y si no daba señales de nada. Entonces le diría algo directamente. Si le decía a mi padrastro ya no me importaba, él hacia lo mismo conmigo y no pasaría de un regaño con tal de darle la razón al sacerdote. Así que aprovecharía que mi madre lleva buena relación con él para irme filtrando. Y así fue al poco tiempo.
Los sábados por la tarde mi madre llevaba flores a la casa del padre, (que está comunicada por atrás con la iglesia). Eran para adornar la iglesia los domingos. Así que uno de esos sábados le dije a mi mamá que yo me ofrecía a llevarlas. A lo que ella muy contenta accedió. Sólo tenía que recorrer unas cuantas cuadras. Cosa que hice casi en segundos.. Y ya estaba de pie temblando y nervioso tocado la puerta de la casa del Padre.
Al abrir se sorprendió al verme. Me llamó por mi nombre y me pidió que pasará y llevara las flores a la cocina. Me ofreció agua y asiento. Yo agradecí y me senté. Después de un rato y después de hacerme preguntas triviales. Me pidió que le ayudar a colocar las flores en floreros. Cosa a la que accedí de inmediato.
Yo llevaba puesto un short corto olgado, playera delgada y tenis deportivos. Lo más cómodo. Con habilidad me bajé el short en la parte de atrás. Para que cuando me inclinara, el padre pudiera ver mis nalgas casi a la mitad ya que no llevaba bóxer. Así que cuando me dijo que moviera unas floreros y los formara en el piso, hacia la pared, inmediatamente le di la espalda y lentamente me incliné para hacerlo, casi me siento en cuclillas y le dejo ver mis gordas, blancas y lampiñas nalgas, ya que mi short se bajó como lo planee. Sentía su mirada claramente. Con toda calma acomodaba los floreros en fila antes de ser llenados, me tomé mi tiempo para provocarlo. Él a mi espalda sólo hizo un par de suspiros y seguía separando las flores. Yo al acomodar el último, me incliné aún más y mi short le mostró que realmente tengo unas redondas nalgas apetecibles y totalmente a su disposición. Se las estaba ofreciendo claramente.
Me giré rápidamente y pude ver su cara hacia mi. Se puso nervioso y trató de disimular. Yo le dije: -Los acomodé mal padre?, quiere que los mueva?.. Él me dijo: -sí Lalo, los más grades ponlos en medio. Para equilibrar las alturas y repartir bien más flores. Así que regresé a los floreros y le volví a mostrar lo que le estaba ofreciendo. Claro yo lo hacia "inocentemente" tenía que mostrarle mi culo y provocarlo sin verme descasado u obvio. Quería saber si es verdad eso que dicen de los sacerdotes, que gustan de abusar de los niños. Yo ya no era niño, pero sí menor de edad.
Al estar llenando los floreros yo le seguía mostrando mis nalgas. Él empezó a hacerme preguntas distintas. Como: ¿Cuantos años tienes? Tienes novia en la escuela? Como te portas? Con quién te juntas a jugar? Que haces en tus ratos libres? Etc… Mis respuestas seguían siendo normales. Hasta qué me hizo una más directa. -Oye Lalo, a tu edad todos ya tienen experiencias de sexo, me lo han confesado a menudo, ¿tú has experimentado algo? Prometo no decirle nada a tus papás de lo que me contestes. Esto es entre nosotros, así en confianza. Su voz salió temblorosa y nerviosa. Y sus ojos tenían otra mirada.
Yo le contesté que sólo una vez cuando tenía 13 años. Pero que estaba dormido y no me di cuenta bien lo que pasó. Obviamente le alteré la historia. Le conté que mientras dormía, un amigo de la familia que se quedó a dormir ese día en mi cuarto. Y que aprovechándose que yo dormía, me bajó calzón, me acarició mis nalguitas, me puso su pene erecto y muy duro en medio de mís nalgas pero sin meterlo, lo pasaba de arriba hacia abajo rosando mi culito y mojandolo completamente con su babita que le salía. Y después de un rato, se vino sobre mis nalgas. Luego me limpió bien y se volvió a dormir.
Él se quedó mudo con los ojos bien abiertos. Creo que se sorprendió más por la naturalidad con la que hablé. Cuando por fin habló, su voz salió ronca tuvo que aclarársela un poco antes de emitir palabra. Me dijo: -¿como?, un hombre mayor abusó de ti?… Le dije -No, no abusó de mi por que no metió nada en mi ano. Sólo me acarició las nalgas y se masturbó sobre mi, ¿es malo padre?. Se quedó callado un momento y me dijo -No, no es malo si tu estabas de acuerdo, ¿pero has vuelto a hacer algo parecido? Has tenido fantasías de hacer algo más con él, sabes de que hablo? Yo mentí; -no lo he vuelto a hacer padre, pero he de confesar que desde ese día tengo curiosidad por ser tocado otra vez y yo tocar a un hombre y conocer y acariciar un pene de un adulto. Es pecado desear eso padre Pancho?. Él se me quedó viendo, dijo que no con la cabeza y siguió callado, se levantó y se fue a la cocina. Yo pensé que se había asustado. Me dije, creo que fui muy rápido 🙁
Mientras tanto yo seguí con mi labor en los floreros, me dije ya se me arruinó mi plan. Cuando de repente llega y se detiene a lado derecho de mi, queda su entrepierna a la altura de mi hombro. Mi corazón latió muy fuerte al ver que se le notaba levantado el bulto bajo su pantalón. Me dijo: -Dijiste que te gustaría conocer un pene de un adulto y tocarlo verdad? Y si soy yo quién se ofrece para que explores todo lo que quieras? Habría algún problema Lalito? Mi verga saltó de inmediato, no lo podía creer, lo había conseguido. Sólo me dijo, si aceptas júrame que no se lo contarás a nadie. Será nuestro secreto. Le dije que si con la cabeza. Y me dijo, -A ver, quédate así sentado como estas, acariciame por encima, toca lo es todo para ti.
Yo más que gustoso me lancé sobre su bulto que ya era más grade y duro. Empecé a tocarlo de la base a la punta, apretándolo con cariño y tratando de imaginar como sería. Se sentía durísimo, grueso, largo. Veía su cara y él me veía a los ojos y sonreía. Que guapo que se veía, para ser sacerdote era demasiado hermoso. Sin dejar de acariciarlo con una mano, ocupé la otra en empezar a soltar el cinturón, le desabotoné con trabajo el pantalón y baje el cierre. Su pantalón cayó a la altura de sus rodillas, ya tenía las piernas abiertas.
Traía bóxer algo holgado de color blanco, su verga se notaba enorme, la tenía hacia el lado izquierdo, amenazante y durísima, se la seguía acariciando con una dedicación y deseo que no se pueden imaginar. Su bóxer deja a ver por su abertura sólo una parte de su pene, era más Moreno que su cuerpo y cara. Primer descubrimiento a esa edad. Sus piernas estaban hermosas, gruesas y velludas, se le veían maravillosas entre bóxer y la mezclilla a las rodillas, se las empecé a besar con una ternura y deseo a la vez, primero una y luego otra pero sin dejar de acariciar su verga.
Él empezó lentamente a desabotonar su camisa y se la sacó, dejando ver su pecho lleno de vello y sus brazos gruesos.. Ya era momento de conocer a mi víctima, así que empecé a bajar su bóxer, uno bajaba, se atoraba con su erección descomunal, imagino que el padre tendría mucho tiempo sin hacer algo ya por que a la altura de la punta de su pene, la tela del bóxer estaba demasiado mojada, estaba lubricando demasiado. Así que me apresuré a bajar rápido todo el bóxer y poder saborear ese líquido transparente que todos nosotros amamos. Su verga saltó como alambre apuntado hacia mi cara, se movió de arriba a abajo con ese movimiento que me vuelve loco. Sus huevos eran grandes, morenos y repletos de pelos, su verga escurría demasiado lubricante de la gran cabeza, tomé la verga con las dos manos, abrí mi boca y metí sólo la cabeza, deseaba con locura saborear primero ese líquido caliente y viscoso, wooooow su sabor era de lo mejor, no se sí por que realmente era delicioso o por que representaba una odisea el que se de un sacerdote.
Una vez que saboree ese manjar y lo chupé como la más cara paleta, dejé limpia su cabeza y creo que más erecta, se le veía enorme. Seguía saboreando su cabeza con ojos cerrados, de pronto escucho que el padre empezaba a gemir cada vez más fuerte y me suplicaba que "toda", abrí lo más que pude mi boca y metí todo su chile dentro hasta mi garganta, empecé a mamarlo como desesperado, el padre me sujetó de la cabeza y empezó a llevar su ritmo mientras empujaba su pelvis hacia mi cara. Olía delicioso, su cuerpo era y estaba hermoso, su loción nunca la olvidaré, hoy día la sigo comprando para recordarlo. Coloqué mis manos en sus duras nalgas y él lejos de ofenderse me pidió que las acariciara con gusto. Mientras él seguía su vaivén en mi boca y yo disfrutando de ese enorme manjar que ya todos conocemos. En momentos me cansaba. Y aprovechaba para bajarme a explorar sus bolas, olerlas con lujuria, lamerlas una a una, pasaba mi lengua entre sus ingles, sabía delicioso, volvía a sus huevos, con delicadeza los adoré con la lengua, recorrí cada centímetro de su escroto, no era posible tanta belleza bajo una sotana. Y lo mejor, que yo la estaba disfrutando.
Al fin habló de nuevo en lugar de seguir gimiendo, me pidió que me inclinara sobre la mesa, boca abajo. Así que deje de mamar esa cosa rica, me puse de pie y coloqué mi estómago en la mesa y mientras mis pies seguían tocando el piso. Él con habilidad me quitó el short y los tenis deportivos, dejándome desnudo totalmente de la cintura para abajo. Sentía sus grades y cálidas manos acariciando mis nalgas con ternura y deseo, las pasaba por mis piernas, en momentos besaba mis nalgas y bajaba a mis piernas sin dejar de besar, mientras seguía acariciando mis dos nalgas con sus dos manos. Una vez que repitió esto, de pronto sentí su lengua caliente y húmeda pasándola de abajo hacia arriba entre mis nalgas rozando mi culito provocándo una electricidad que se apoderaba de mi cuerpo, me sentía en la gloria, me abandoné por completo a él, a sus hábiles manos y lengua.
Poco a poco empezó a darle lujuria y velocidad a su movimiento con la lengua, de tal forma que la trataba de meter en mi culito, mientras seguía masajeando mis nalgas. Poco a poco empezó a meter un dedo hasta lograr meterlo por completo, yo sólo gemía de delicia y le pedía más y más, le decía que me metiera todo. Que era todo suyo. Que por favor metiera su verga.
Estas seguro que quieres que la meta Lalito?. No te dolerá? Me preguntó?.. Yo le dije que quizá si, pero que deseaba tenerla dentro. Él padre muy cariñoso empezó a besar mi espalda baja, fue subiendo a mi cuello sin dejar de besar mientras tanto yo sentía su gruesa verga entre mis piernas apuntando a mi culito. Con una mano la tomó y con otra le puso saliva luego de escupir sobre ella y la apuntó hacia mi culo caliente. Sentía claramente su cabeza haciendo presión en él para penetrarlo. Su respiración era fuerte y cerca de mi oído, mientras decía -Aguanta mi rey, aguanta, sólo te dolerá al principio. Trataba de empujar de poco a poco hasta que de pronto entró la cabeza, sentí claramente el dolor y el calorcito que ya conocemos.
El lanzó un gemido de placer y de victoria. -Eso es mi niño!, eso es.. Ahora déjame meterla hasta el fondo, relaja tu cuerpo mi amor, pasará rápido. Y diciendo esto empezó a empujar todo su pelvis contra mi, mientras yo sentía que me iba partiendo en dos, sentía con claridad su dureza invadir mi interior, me ardía y me dolía pero me fascinaba. Sus manos ya se había apoderado de mis caderas. Y más jalaba poco a poco hacia el haciendo diicil que me soltara (cosa que ni loco haría). De pronto sentí que su cabeza tocó algo dentro de mi que me hizo gemir como puta. Para ese momento su pelvis estaba pegada en mis nalgas. Su pene completo estaba dentro de mi, ya que
no había espacio entre su pelvis y mi culito.
Lo que vino después fue una embestida salvaje y veloz, empezó primero a sacarla y meterla lento, pero luego que sintió mi culito adaptado a su enorme tamaño, ya no tubo piedad y empezó a cogerme como todo un semental caliente y sin piedad. Me jalaba de mis caderas con fuerza y rapidez mientras su pelvis golpeaba contra mi de forma frenética metiéndome todo su pene hasta el fondo haciéndome gritar de placer, de gozo. Yo tenía los ojos cerrados, me abandoné por completo a él, a su fuerza, a sus embestidas, a su lujuria desenfrenada. Amaba su manera de coger. Yo pensando que él era tonto para esto y vaya sorpresa. Estaba siendo cogido de una forma magistral que nunca he de olvidar. Ya que su manera de coger era como si se fuera a morir al día siguiente, como si fuera la última.
Y se lo agradecía por que su verga y sus movimientos me estaban haciendo gozar, lo sentia duro y veloz dentro de mi, sentía su grosor entra y salir, lo sentía tocar mi esfínter y hacerme temblar de placer, me hacia gemir, gritar, pedir más y más. Sentía sus huevos golpear con fuerza los míos, sentirme lleno por ese chile enorme me hacia feliz. Lo gozaba. Lo estaba disfrutando al máximo, sería un calor interno indescriptible, su fuerza aplicada hacia mi me tenía como loco, como perra en celo. Su enorme verga y dura no se cansaba, seguía entrando y saliendo velozmente tocando cada vez mi esfínter haciendo que mi cuerpo se soltará por completo hasta el punto hacerme venir sin tocarme.
Empecé a temblar, mis piernas me traicionaban, no quería hacerlo pero mi cuerpo cedió ante tal macho provocándome ese placer que mi eyaculación fue imposible de detener aún que no me estaba tocando. Fue la primer vez que me vine sin tocar mi pene ni ser tocado. Yo empecé a gemir como loco y a temblar de placer mientras eyaculaba y seguía siendo penetrado con fuerza mientras el padre seguía dándole placer a mi esfínter insaciable. Al estar eyaculado yo, fue imposible no contraer mi culito, el padre en ese momento sintió que lo apretaba aún más y se volvió loco.. me dijo: wow mi amor que rico aprietas, siiiiiii aaaaaaaaah, ya no aguanto más… Aaaaaaaaaah! te voy a dar toda la leche bebe, siiiiiiii aaaaaaah siente como va a inundar tu culito mi cielo aaaaaaaaaah, estas delicioso mi amor aaaaaaaaaaaaaaaagh!! Ahí te va mi leche bebé aaaaaaah aaaaah!…. empezó a eyacular como un semental.
Golpeaba su pelvis fuertemente sobre mis nalgas cada vez que lanzaba un chorro de leche espesa dentro de mi. Sentía claramente como se se orinara en mi culito, se venía más y más, gemía y gritaba sin dejar de convulsionarse contra mi cada vez que era lanzado otro chorro espeso en mi interior. Para ese momento yo ya tenía mis manos atrás, jalándolo hacia mi para que no se saliera, para tenerlo dentro mío más tiempo. Para no dejara ni un centímetro afuera su pene ni un mililitro de leche fuera de mi culo. Era un momento único que no quería que acabara.
Poco a poco el padre fue recuperando su respiración. Sin sacar su pene se recostó cansado sobre mi espalda, lo sentía grade y pesado, 34 contra 15 pues sí es algo de diferencia. Su pene poco a poco fue perdiendo la dureza hasta salir sólo de mi cabidad, mi culito dilatado empezó a dejar salir restos de leche y estos escurrían entre mis piernas, el tomó su camisa y me limpio delicadamente, me dio un beso en mis nalguitas, me dijo gracias bebé y empezó a vestirse y me pidió que también me vistiera.
Una vez vestidos me agradeció con un beso tierno (sin lengua) en la boca, me pidió que guardara el secreto, me suplicó que regresara el próximo sábado a ayudarle con los foreros. Cosa que hice con todo gusto. Ya en las siguientes ocasiones descubrí que había más que aprender en el arte amatoria, ya que él fue el primer hombre que me cogí. Nunca había imaginado lo rico que era eso de ser activo y sobretodo penetrar a un sacerdote!.. Fue lo
Mejor que me ha pasado, obvio por el hecho de ser sacerdote.,
Pero esa historia de como fue que me dejó penetrarlo y otras más con el policía vecino, con un primo, con un vendedor de pizza y con mi medio hermano entrarán en otros relatos. _!_
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