Al principio no era ni travesti ni gay, lo hice solo por necesidad, y el dinero.
La novia de un chico le consigue empleo pero de mesera, por lo que se tiene que vestir y actuar como mujer, más que todo por las propinas, hasta que una noche tras ser descubierto por unos clientes estos le comen el culo y lo ponen a mamar, cosa que le gustó mucho a él..
Al principio no era ni travesti ni gay, lo hice solo por necesidad, y el dinero.
Después de haber terminado la secundaria, como no tenía para pagar mis estudios universitarios, me dediqué a buscar un trabajo.
Pero después de varios meses de una búsqueda infructuosa, cuando mi novia me dijo que había un negocio, que necesitaba empleados, no lo pensé dos veces, y le dije que estaba disponible.
Al principio, mi novia lo único que me dijo, que era en un bar, lo que a mí no me importó, ya que lo que necesitaba era trabajar.
Pero cuando regresó a la casa, y me dijo que yo no reunía los requisitos, me molesté con ella, hasta que me explicó que lo que buscaba el dueño del bar, eran unas meseras.
Yo me sentía frustrado, y compadeciéndome de mi mismo, cuando mi novia me preguntó, si realmente yo deseaba trabajar, de inmediato le dije que sí, y fue cuando la escuché proponerme que me vistiera de chica, y me presentase al bar, y si me contrataban que no dijera que nada.
Al realmente principio la idea no me gustó para nada, hasta que mi novia me comentó que, en ese bar, a las meseras por lo general, les dan muy buenas propinas, por atender las mesas, aunque en ocasiones, hay alguno que otro cliente que se propasa y les gusta agarrarle las nalgas a las meseras.
La verdad es que cuando la escuché decirme, que en ese bar los clientes daban muy buenas propinas, ni lo pensé siquiera.
En cuanto a lo que me dijo, de que algunos clientes les gustaba agarrarles las nalgas a las meseras, como que no le di la menor importancia.
En ese momento, mi novia me ofreció prestarme algo de ropa, peinarme, y hasta maquillarme, si yo realmente deseaba ir a la entrevista, en aquel bar.
Por lo que al decirle que sí, además de prestarme una corta mini, una blusa, y desde luego que unos pantis, un pequeño sostén, y el cazado adecuado, que por suerte me sirvió.
Mi novia me recomendó que antes de vestirme, me depilase todo mi cuerpo, para que diera la impresión de ser realmente una chica.
Yo seguí sus recomendaciones al pie de la letra, así que, tras bañarme, depilarme, perfumarme, y ella maquillarme, y peinar mi abundante y larga cabellera.
Comencé a vestirme, con la ropa que ella me prestó, cuando terminé de vestirme, y caminé frente a ella modelando, mi novia me dijo que, de seguro, iba a conseguir el trabajo
Aunque mi novia me advirtió que eso era algo peligroso, ya que, si algún cliente quería propasarse conmigo, agarrándome las nalgas, y se formara algún alboroto, lo más seguro era que yo tuviera que abandonar el empleo.
A lo que yo le dije que no se preocupase, que yo sabría cómo manejar la situación.
Apenas llegué al bar, el propietario me entrevistó, y le causé tan buena impresión, que comencé a trabajar esa misma noche.
Al poco rato de comenzar a trabajar, me di cuenta de que lo de las propinas, no era cuento, pero no por eso, he dejado de pasar uno que otro mal rato, cuando alguno de los clientes, de manera descarada, me agarraban las nalgas.
Pero como las propinas son bastante buenas, opté por quedarme callado, y sencillamente sonreír, cuando eso pasa.
Nada más de pensar que podía perder el empleo, y lo que dejaría de ganar, me digo a mí mismo. “No eres una chica, no eres gay, esto únicamente lo haces por necesidad, tan solo pro el dinero.”
Así que seguí trabajando en el bar, hasta que una noche, de momento llegaron un grupo de tipos, que por primera vez los veía por el negocio.
Todo iba como de costumbre, uno que otro agarrón de nalgas, hasta que uno de esos clientes, insistió en que me le sentase en la falda.
Como el uniforme de mesera, que el dueño del bar nos obliga a usar, me queda algo corto, sin yo querer, me la paso mostrando las nalgas. Y como aquel tipo insistió tanto, en que me sentara en su rodilla.
Me volví a decir, a mí mismo, mentalmente. “No eres gay, esto lo haces por necesidad” Así que apenas me senté en su rodilla, comencé a sentir una de sus manos, agarrándome los muslos, al tiempo que entre mis nalgas comencé a sentir, esa cosa dura y caliente.
Por suerte, mi jefe, me ordenó que atendiera a otros clientes, por lo que me tuve que levantar, no sin antes que aquel tipo me diera un gran agarrón de nalgas.
Por otro buen rato, estuve sirviendo las mesas, y casi una hora antes de cerrar, tan solo quedaban aquellos cinco o seis tipos, los que cada vez que yo me acercaba a su mesa, para servirles, ellos aparte de pagarme algún que otro trago, aprovechaban, y me agarraban las nalgas, o los muslos.
Mientras que yo les sonreía, pensando en la propina que me estaban dando.
Hasta que uno de ellos se propasó, sujetándome por las caderas, y pegando su cuerpo a mis nalgas, en ese instante, el dueño del bar se encontraba fuera, por lo que yo protesté, y aunque por lo general procuro hablar con voz femenina, en ese momento, me molesté tanto que hable con mi propia voz.
De inmediato todos ellos se me quedaron viendo, algo asombrados, al tiempo que sin yo poder evitarlo me han rodeado.
Al darme cuenta de eso, lo primero que les dije fue. “Ya se dieron cuenta de que soy un chico, pero por lo que más quieran no se lo digan al dueño del bar, que yo me marchó.”
Pensando que, si el dueño del bar se daba cuenta, de que yo no era realmente una chica, en menos de lo que canta un gallo, me despediría.
Pero no fue así, ya que los tipos me rodearon, y casi de inmediato comenzaron agarrar mis nalgas, diciéndome que las tenía duritas, y que ellos no dirían nada, y me darían una buena propina si los complacía.
En ese momento, en lugar de salir corriendo del bar, la verdad es que me quedé pensando en la propina que me podía ganar, por lo que me callé la boca, y casi de inmediato, varios de ellos sacaron sus vergas del pantalón, diciéndome uno de ellos. “Por ahora solo queremos que nos las agarres.”
al tiempo que vi varios billetes entre sus dedos, por lo que sin mucho esfuerzo comencé a masturbar a dos de ellos, hasta que un tercero sacando otros billetes, me dijo. “Yo prefiero que me lo mames.”
Como ya les he dicho, no soy gay, ni maricón, pero algo que siempre me hace falta es dinero, y me volví a decir mentalmente. “Yo no soy gay, pero la verdad es que aquí nadie me conoce, y haga lo que haga, yo no se lo voy a contar a nadie.”
Por lo que tímidamente, fui observando como aquella cosa, larga, gruesa, y con un fuerte aroma, se fue acercando a mi rostro.
Hasta esos momentos, nunca antes había tenido algo semejante frente a mi cara, su aroma casi de inmediato me embriagó, y mi reacción inmediata fue la de darme un trago, para posteriormente, abrir por completo mi boca, y dedicarme a pasar toda mi lengua a lo largo de aquella venosa verga.
De lamer, pasé a ir chupando y mamando aquella enorme verga, algo dentro de mí, me impedía detenerme, por lo que seguí mama, que mama.
Aquella enorme cosa, yo sentía como me atravesaba la garganta con facilidad, una, y otra vez.
Aunque procuré en todo momento, aguantar las ganas de vomitar, al tiempo que yo seguía masturbando, a los otros dos tipos.
De momento, al que yo le mamaba su verga, acabó dentro de mi garganta y boca, por lo que, tragándome gran parte de su leche, pensé que todo se había terminado, pero no fue así.
Un cuarto tipo, que se encontraba tras de mí, me estaba agarrando las nalgas, y en un abrir y cerrar de ojos, me bajó los pantis, y atravesó mi culo con su parada verga.
Yo me quedé paralizado, no tanto por el dolor, sino más bien por la sorpresa, de sentir lo rápido que me había penetrado.
Algo que yo jamás pensé que me fuera a suceder, pasó, casi de inmediato, comencé a mover mis caderas, a gritar, chillar, y gemir como una puta, pero de placer.
Instintivamente movía mis caderas, restregándolas contra su cuerpo, a medida que él continuaba metiendo, y sacando toda su gruesa verga de mi culo.
En esos momentos, me acuerdo de que antes de ser penetrado, mentalmente me estaba diciendo a mí mismo, que yo no era gay, ni maricón.
Pero al sentir aquella cosa, larga y gruesa que me atravesó el culo, y como de inmediato comencé a mover mi culo, a medida que ese tipo me lo seguía penetrando comencé a decirle, con voz afeminada. “Dame más duro, papito, rómpeme el culo.”
En ese momento nada más, bastó que otro de los tipos, sacase su verga, y la colocara frente a mi boca, para que yo gustosamente me dedicase a mamársela.
El resto de la noche, y gran parte de la madrugada, me han estado dado por el culo como unas seis veces, y quien sabe otras cuantas más estuve mamando sus vergas.
Yo salía medio desnudo del baño después de expulsar lo que me habían dejado dentro, cuando vi al dueño del bar.
Casi de inmediato me puse a llorar, diciéndole que no sabía lo que me había pasado, en ese instante pensé que estaba despedido, pero no fue así.
Ya que cuando me detuve frente a él, él sacó su verga del pantalón, y sin necesidad de que me dijera nada, casi de inmediato me dediqué a mamársela.
Para luego permitirle que me diera salvajemente por el culo, como le dio gusto y gana.
Después de esa noche, y por recomendación del dueño del bar, comencé a tomar pastillas anticonceptivas.
Mis pequeños y planos pechos han comenzado a crecer, mi cabello se ha vuelto más sedoso, y pienso que hasta el tono de mi voz ha cambiado.
Por otra parte, tuve que terminar con mi novia, y hoy en día trabajo a tiempo completo dentro del bar.
Buen relato me gustó mucho
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