Albañiles, tuve suerte. Segunda parte
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Definitivamente Rubén fue de lo mejor que me pasó en la vida, a mis 18 años estaba enamorado o como decimos en México, enculado con el.
Terminaron el trabajo que hacían en la casa de la esquina, de la que les hablé el relato pasado, y obviamente no lo veía constantemente. A veces nos encontrábamos en la zona deportiva, y hablábamos, pero en un lugar tan pequeño es muy difícil perderse y tener sexo sin que la gente hable. Un día de esos me llamó para decirme que tenía el carro de su jefe disponible para poder pasear, a lo que accedí por supuesto. Pasó por mi a las 8 de la noche y anduvimos paseando y tomando, como estaba bastante ebrio me dijo que iríamos a casa de su patrón. A Rubén lo habían dejado a cargo de la casa de su patrón, era una casa bien chula, no entramos a las habitaciones, pero la sala era padrísima, nosotros nos dirigimos al jardín, había algo así como un chapoteadero donde los nietos del patrón se divertían. No resistimos mas y nos besamos profundamente, nuestras lenguas chocaban y las mordíamos. El me abrazaba y tomaba mis nalgas como haciéndome saber que era de su posesión y yo me colgaba de su cuello, poco a poco empezamos a quitarnos la ropa, hasta quedar en pantalones y nos arrojamos al suelo, el sobre mi, como dominando.
Yo solo me dejaba ir. Y en eso mencionó las palabras que a cualquiera en mi situación derretirían, aunque son algo tontas por el momento. Al oído, abrazándome, después de un beso en la mejilla sensualmente me dijo: "Te deseo con locura". Yo solo lo abracé y besé con fuerza, dejé caer mis brazos y dejé que me besara y me usara como un objeto para satisfacer su necesidad de sexo. Me besó los pezones con demasiada intensidad hasta marcarlos, y sentía como su lengua ensalivaba todo mi cuello. Me quitó el pantalon quedando en boxer y besó mi abdomen, mi ingle, mis piernas, la parte de atrás de las rodillas (uff), hasta mis pies. Yo estaba vuelto loco y a él le encantaba mi disposición. Se levantó delante de mi y se quitó el pantalon mientras yo lo veía desde el suelo y sacó su verga y la sacudió como señalando que era de mi posesión, se acostó a lado mio y me besó intensamente, sus besos, eran como un lengüeteo intenso, abríamos la boca grande y nos comíamos la boca, cuando quise masturbarlo, me dijo: "no es tiempo amor". El siguió besándome y me puso boca abajo, quitó mi boxer subió encima de mi, amaba sentir su peso, como me aplastaba ese hombre, y empezó a besar mi espalda, mordía mis nalgas y las lamía deliciosamente, llegaba a mi ano y lo succionaba riquísimo, pero no le metía un solo dedo, yo paraba mis nalgas para que me la metiera pero el no lo hacía, siguió besando mi cuello, y yo olía su saliva. Me dio una mano y me levantó. "Te amo nalgoncito" me dijo, y apretó mis desnudas nalgas y me jaló hacia el. Mis piernas estaban débiles, quería ser suyo. Me dijo: "Vamos a lavarte." Y me metió en el chapoteadero, el fue por unos refrescos y los trajo, usamos el chapoteadero de Jacuzzi, debo decir que me sentí decepcionado y me sentía muy caliente ya que pensé que era todo. Subí sobre el y el me tomó por las nalgas y nos seguimos besando. Entonces sin condón, me la metió, no costó trabajo, de hecho fue delicioso, y solo cerré mis ojos, me miró a los ojos y me dijo:
-Quisiera estar así toda la noche-
-Si quieres, puedes hacerlo- respondí- pero no soportaré tanto placer de tenerte dentro mío.
El empezó a moverse y yo sentía su verga, y sus besos, eran besos tiernos, muy sensuales, tocaba mi rostro y chupaba sus dedos. Estuvimos así un momento hasta que se vino, y me besó la frente. Yo quise masturbarme para acabar, pero el no quería acabar con la magia, así que salimos del jacuzzi y nos secamos y nos fuimos al sofá cama de la sala de estar. Puso un endredón y nos recostamos, yo estaba muy caliente aún, no había terminado, pero el insistía en besarme.
-Quiero sentirte dentro- me dijo -quiero ser tuyo.
Un circuito se activó en mi, y me lancé a chupar su ano, el sólo arqueaba su cuerpo de hombre, y cerraba los ojos, apretaba con sus piernas mi cabeza mientras del ano me pasaba a su verga. Entonces cuando sentí que era suficiente, lo besé y puse mi verga en su ano. El me detuvo, quería hacerlo como la primera vez que lo hicimos, yo me recosté y el se sentó en mi, le dolió, era su primera vez y no le gustaba mucho el dolor, cuando se la metió toda, empezó a moverse y empecé a notar la erección en su pene. El se movía muy lento, pero tenerlo sobre mi, era suficiente para excitarme al tope, el macho me había dado su trasero como muestra de su amor. Eso provocó que me viniera y llenara su culo de semen, y que el aventará un chorro y me bañara la cara, aún así me besó. Salí de el y se durmió en mi pecho. Al otro día nos levantamos muy temprano y jugamos desnudos en el sillón hasta que acabamos teniendo sexo de nuevo, el de nuevo como pasivo. Fuimos amantes un mes, un mes hasta que su vida acabó en un accidente de carretera. Fue muy duro, pero siempre lo recordaré. No hay mejor forma de tener sexo que hacerlo con amor. Si alguna vez se han enamorado entenderán lo excitante que éste relato es. Y de seguro querrán que cuente mas locuras, de esas que solo los amantes pueden hacer.
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