Alejandro, mi vecino me desvirgó
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por marcelo98.
Hola, este es mi primer relato acerca del primer encuentro con mi vecino que sucedió hace un par de años; iniciaré presentándome, mi nombre es Marcelo, soy de una ciudad costera del Ecuador, tengo 19 años, mis ojos de color marrón, tengo un cuerpo marcado, mido aproximadamente 1.
68 m; actualmente curso el segundo año de la Carrera de Derecho, desde muy pequeño empecé a tener una atracción por los hombres.
En la ciudad donde vivo, se caracteriza por ser muy calurosa, por lo que siempre acostumbro a vestir shorts cortos y playeras; al lado de mi casa vive Alejandro, un joven de 21 años, 1.
75 m de estatura, muy apuesto, blanco, cabello oscuro y sobre todo con un cuerpo bien marcado, con una gran espalda y grandes nalgas, debido a que asiste al gym.
Alejandro vive con su madre, ellos llegaron a vivir al lado de mi casa cuando yo apenas tenía 12 años; desde ahí siempre me he llevado muy bien con él, siempre iba a ver películas o jugar videojuegos con él, e incluso cierta noche me quedé a dormir con él; cabe destacar que siempre me he sentido atraído por él, pero nunca lo di a notar ya que soy muy varonil y nadie sabe obre mis preferencias sexuales.
Mi primera vez, cuando Alejandro me desvirgó, yo apenas tenía 15 y él 17 años, ambos estábamos en plena etapa del desarrollo, donde la pornografía y masturbaciones son comunes, por lo general él siempre pasaba solo en casa por las tardes y las noches, debido a que la mamá trabajaba en horario nocturno; una de esas tardes estábamos viendo películas en la sala de su casa; estaba sentado en el sofá, con las piernas un poco abierta dejando notar su gran paquete, apenas andaba con unos shorts rojos y sin camisa, debido al calor de la tarde.
Todo estaba marchando normal, como siempre; sin embargo no podía de dejar de mirar su paquete cuando él se distraía o miraba su celular, sin embargo nunca me imaginaba que iba a suceder algo entre nosotros; la película estaba aburrida, pero no me importaba ya que no le prestaba atención por ver el paquete de Alejandro; hasta que él mencionó:
Alejandro: Está un poco aburrida la película ¿No?
Marcelo: Sí, no me gusta mucho.
Alejandro: Déjame poner otra.
Él tenía una gran colección de películas, hasta que encontró una que le pareció interesante llamada ¿Dónde está lunes?; y la puso, resulta que no era la película que pensaba que era, el disco estaba confundido, y se reprodujo una escena porno, donde se un hombre sumamente bueno se follaba a una rubia; Alejandro se enrojeció y la sacó rápidamente y yo comencé a reírme y él mencionó:
Alejandro: JAJA ¿Por qué te ríes?, esa película no es mía.
Marcelo: JAJAJA me causa risa tu cara.
Alejandro: JAJAJA, no es para tanto, igual ya estamos un poco grandes, ¿Y a poco no has visto porno?
Marcelo: Sí, si he visto y muchas JAJAJA, tímidamente le respondí.
Alejandro: Ya entonces no hay de que avergonzarnos, yo también he visto y siempre me masturbo cuando las veo, incluso ahora ya me dieron ganas de verla; ¿A poco a ti no te dieron ganas?
Pude notar, como se iba levantando un pequeño bulto debajo de esos shorts; me quedé paralizado ante tal pregunta, y pensé que no podía dejar pasar esta oportunidad, aunque sea de ver su pene erecto debajo de los shorts; inmediatamente respondí que sí y el procedió a reproducirla nuevamente, y se sentó junto a mí.
A medida que avanzaba la película me iba poniendo muy caliente y mi pene estaba por explotar, y podía notar que el de Alejandro también, incluso por varias ocasiones se frotaba su mano en el paquete; a lo que me mira y menciona:
Alejandro: ¿Está rica la porno? ¿No?
Marcelo: Sí, demasiada rica.
Alejandro: JAJAJA tengo la verga a punto de explotar.
Marcelo: Igual yo
Alejandro: ¿Qué tal si nos masturbamos?, igual somos hombres, y ganas son ganas.
Marcelo: Sí, me duele mucho el pene, está a punto de explotar.
(No podía dejar pasar esta oportunidad)
Procedió a bajarse los shorts y dejó salir esa gran verga, era.
Blanca, con un glande rosado, poco vello, medía aproximadamente unos 16 cm, me quedé mirándola fijamente y dije woww y enseguida saqué mi pene y lo empecé a jalar…
Alejandro: JAJAJA ¿Que nunca has visto una verga como esta?
Marcelo: No, nunca, está grande.
Alejandro: Gracias, es producto del buen ejercicio, y tú también no te quedas atrás, vas a ser “mandingo” (frase utilizada para hacer referencia que tiene un pene grande) ¿Quieres Tocar mi verga y masturbarla?
Tímidamente asenté mi cabeza, y tomó mi mano y la llevó a su verga, se sentía muy dura y caliente; empecé a masturbarla suavemente por un par de minutos, hasta que me dijo:
Alejandro: ¿Quieres chuparla?, nadie se enterará de esto, además es rapidito, estoy que exploto de ganas de que alguien me mame la verga.
No dude más y bajé rápidamente, al inicio con un poco de timidez, pero al olfatear y saborear esa rica verga, sentía que estaba en el cielo, chupaba tontamente al inicio, tratando de hacer lo mejor posible.
Alejandro: Aaahhh… que rico la chupas, eso así, cómetela toda, cuidado con los dientes.
Marcelo: ¿Te gusta?
Alejandro: Sí, sigue así chupándola, cómetela toda.
Procedió a sentarse en el sofá y seguía chupando esa rica verga, y luego sus testículos bien depilados, seguí masturbando con una mano su verga y con la otra tocaba su abdomen y brazos, mientras que él con sus dos manos agarraba mi cabeza para que la chupara toda.
Alejandro: Aahhh, detente, estoy por venirme y antes de eso quiero que me dejes culearte.
Era mi primera vez, y a pesar que de que moría de ganas de que este semental hombre me follara, tenía miedo a que me lastimara, e inseguramente dije que sí.
Marcelo: tengo miedo, ¿Me va a doler?
Alejandro: No, es solo la cabezita que te voy a meter.
Se escupió en su mano y se sobó el pene; procedí a ponerme en cuatro y el empezó a meterme el pene lentamente, sentía como iba abriéndose mi ano y de repente el empujó un gran pedazo de verga dentro de mí, y pegué un brinco y me aparté llorando:
Marcelo: Ahhhh… sácalo que me duele, sácalo.
Se apartó medio asustado, mencionado que no era su intención lastimarme, sentía arder mi ano y bajar un poco de sangre, Alejandro se me quedó mirando fijamente y sobándome la espalda:
Alejandro: Está bien, no te haré más daño, solo sigue mamando, porque estoy que exploto de leche.
Seguí mamando su verga por varios minutos hasta que empecé a sentir un líquido caliente en mi boca, era su semen, y él empezó a gemir muy fuerte como un toro furioso; me dijo que me tragara su semen y no dijera nada a nadie, se puso sus shorts y e dijo que me fuera; en ese momento pensé que no le había gustado o porque no me había dejado follar.
Se distanció de mí por varios días, Alejandro se caracterizaba por ser un hombre muy heterosexual y no compartía nada gay, sin embargo lo que sucedió entre los dos me demostró que muy dentro de él existe un gran hombre que se deja llevar por la pasión y la calentura.
Tiempo después, un día, estaba solo en mi casa, me disponía a hacer mis tareas del colegio cuando escuché la puerta sonar, era él, procedí a abrirle y me dijo:
Alejandro: ¿Y tu mamá?
Marcelo: No está, ¿Para qué?
Alejandro: Entonces ¿Con quién estás? Es que venía a preguntar si mi mamá me había dejado aquí las llaves para entrar a mi casa.
Marcelo: Estoy solo, sí aquí están las llaves.
Entonces procedió a entrar y cerrar la puerta, se sentó en el mueble, como él en ese entonces estaba aún en el colegio llevaba puesto su uniforme, un pantalón azul que le hacía notar un gran paquete y camisa blanca apretaba con una corbata, entonces se empezó a desabrochar el pantalón y se bajó el bóxer y empezó a sacudir su rica y admirable verga, haciéndome señas con sus ojos a que me acercara y se la chupara; me acerqué sin decir alguna palabra y se la empecé a chupar y sobar esos ricos huevos.
Alejando: Esta vez si déjatelo meter, quiero sentir ese culito calientito, la primera vez te duele pero después te gusta y me vas a pedir más.
Marcelo: Está bien, aguantaré el dolor de la primera vez.
Alejandro: ¡Genial!.
ve por un poco de aceite o algún lubricante, para metértelo suavecito y no te duela tanto y así disfrutes.
Me desprendí de su gran pene, y procedí a ir a la cocina por aceite vegetal; se la unté con las manos en su pene; luego me puso en cuatro y empezó a admirar mi ano, me escupió la entrada de mi ano y empezó a darle lengüetazos, sentí como mi ano iba dando paso a esa traviesa lengua que se moría por entrar, después sentí como iba introduciendo un dedo, solté un leve suspiro, de ahí empecé a sentir el segundo dedo, estaba gimiendo de placer y dolor a la vez; sentía como sus dedos intentaban expandir mi ano, haciendo movimientos en forma de tijeras.
Alejandro: Una vez dilatado tu ano, voy a meterte toda mi verga; ¡Aquí vamos!
Se puso de pie, untó más aceite en su erecto pene, y con su otra mano puso aceite en mi ano; introduciendo un dedo para untar aceite dentro de mí; para luego empezar a meter su pene, primero empezó a sobar la entrada de mi ano, con su glande, mientras decía:
Alejandro: Qué rico ano tiene Marcelo, sentirás lo que es un verdadero hombre.
Procedió a meter su glande poco a poco en mi región anal, ambos gemíamos él de placer y yo de dolor; sin embargo yo no decía ni una sola palabra, sólo gemía, quería sentir todo su pene dentro de mí.
De pronto sentí un gran dolor que invadió todo mi cuerpo, las piernas me empezaron a temblar, todo su pene estaba dentro de mí; sentí como su pelvis y sus testículos chocaron con mis nalgas y piernas; permaneció así por un rato, luego empezó con un mete y saca lento.
Alejandro: ¿Te duele?
Marcelo: Un poco, pero no mucho.
Alejandro: La primera vez siempre duele, pero después tu ano se acostumbra a mi verga y lo vas a disfrutar.
Luego comenzó acelerar el mete y saca, mientras que yo sentía que me partían en dos, hasta que después lo empecé a disfrutar; sacó de mi ano su verga y me dijo que vayamos a mi cama, estando en mi cama, él se tendió en ella agitando su verga y mirándome fijamente, mediante esa mirada caliente me decía que vaya a cabalgarlo; me subí encima de él y me introdujo su pene nuevamente, disfrutaba y me calentaba el hecho de sentir su verga dentro de mí y tener a mi vecino follándome en mi cama; con sus manos empezó a sobar mis nalgas y apretarlas, mientras que yo con las mías sobaba sus pectorales y su dulce cara, me jaló y me tendió un gran beso, lo cual produjo que me empezara a mover más y más, la sensación era sumamente increíble, besaba sus pezones y subía a su boca y barba, mordía mis labios e introducía su lengua en mi boca, sin duda alguna era una sensación inigualable y que disfrutaba al máximo.
Dentro del cuarto se podía sentir el calor y olor a sexo, estábamos completamente sudados y nuestro cuerpos pegados entre sí, también se podía escuchar el sonido al momento que Alejandro metía y sacaba su pene de mi ano; la cama se movía al compás de nosotros y chocaba y sonaba en la pared, lo que nos excitaba aún más, seguía masajeando mis nalgas y yo besándolo, cuando de pronto empezó a gemir como toro y sentí como su verga se anchaba dentro de mí, mientras que me apretaba con más fuerza, yo estaba un poco agotado pero lo disfrutaba, sentí también en el mismo momento un líquido caliente y espeso que entraba por todas mis entrañas en vario choros, era su semen, acababa de dejarme lleno de su leche mi ano.
Alejandro: Ha sido uno de mis mejores orgasmos, ¡me encanta tu culo apretadito!
Marcelo: A mí me encanta tu rico pene y tu deliciosa boca.
Nos quedamos acostados abrazados por un buen rato, mientras sentía como toda su leche salía de mi dilatado ano, mientras el con sus manos lo frotaba sobre mis nalgas, y yo podía ver como su verga se iba haciendo cada vez más pequeña, y sobaba a su alrededor hasta llegar a sus pezones.
Hasta que de pronto, le empieza a sonar su teléfono, era su mamá, contestó y me dijo que se tenía que ir, rápidamente se vistió y salió de mi cuarto, dándome una nalgada, mientras que yo me quedé tendido boca abajo recordando todo lo que pasó aquella tarde, cuando de pronto me levanté y vi esa gran mancha de sudor y fluidos en mis sábanas, sonreí y las procedí a cambiar para luego bañarme, me dirigí al baño y vi mi ano, como aún se encontraba dilatado y con un poco de semen y sangre, me senté y me empecé a masturbar oliendo las sábanas, solté varios choros de semen caliente y espeso.
Espero les haya gustado, dejen sus comentarios para seguir contándoles los demás encuentros con mi vecino y varias experiencias sexuales que he tenido…
Mi usuario es Marcelo98
gran relato sigue contando pro faovr