Alejandro y dos hermanos.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por robertojrz.
Se escucharon unos golpes en la puerta.
«Muy puntual», pensó Alejandro que se dirigió a abrir la puerta.
Ahí estaban los dos, tal como el chico lo había prometido.
Los dos lucían desaliñados, sobre todo el más pequeño.
El mayor tenía 15 años y era la segunda vez que Alejandro lo veía, la primera vez lo encontró en la calle y no fue difícil llevarlo a casa a cambio de 500 pesos que el niño acepto encantado, a cambio de lo cual, fue propiedad de Alejandro por cerca de una hora.
Al final de su jornada laboral, se fue con el culo rebosarte de mecos, la cara aun con las costras del semen seco y 500 pesos bien ganados en su bolsa.
Y a cambio Alejandro se quedó satisfecho, en un muy buen recuerdo, pero sobre todo con la promesa de que el chico volvería la siguiente semana acompañado por su hermano pequeño.
Y ahí estaban, Arturo, el mayor de los dos fue el primero en hablar:
—Ya llegamos, ¿tienes el dinero?—el chico no se andaba con rodeos.
—Claro, pasen.
—Danos primero el dinero—le urgió el desconfiado Arturo.
Alejandro se apresuró a sacar de su cartera dos billetes de 500 pesos cada uno y se los dio al niño, que a su vez procedió a entregarle uno a su hermano pequeño y a guardar el segundo en el bolsillo de su raído pantalón.
Solo después de esto Arturo le dio un pequeño empujón a su hermano para hacerlo avanzar.
—Que bueno que vinieron— Dijo Alejandro con una enorme sonrisa y después agregó dirigiéndose a Arturo—: ¿Tu hermanito ya sabe a lo que viene?
—Claro—Contestó secamente Arturo.
—Perfecto, bueno vamos a comenzar por presentarnos, me llamo Alejandro, pero puedes decirme Alex.
El pequeño lo veía sin decir nada.
—¿Tu como te llamas?
El niño volteo a ver a su hermano buscando autorización para contestar, Arturo por su parte asintió con la cabeza, con lo que el niño procedió a responder:
—Carlos.
—Ah muy bonito nombre, Carlitos.
¿y cuantos años tienes?
—Trece.
—¿Y te gusta…?
—Bueno ya ¿no? —lo interrumpió Arturo—, se nos va a hacer tarde y tenemos q regresar antes de que mi tio vuelva.
Así que ya sácate la verga o lo q tengas que hacer.
La actitud altanera y agresiva de Arturo fue una de las cosas que mas gustaron a Alejandro.
—Esta bien, tienes razón, negocios son negocios—Alejandro rió con su comentario, aun que los niños parecieron no encontrar la gracia.
Sin decir mas Alejandro se desabrochó el pantalón, y se lo bajó hasta las pantorrillas, enseguida saco su verga ya muy dura.
—Mamenmela los dos.
El primero en acercarse fue Arturo que sin pensarlo se metió la verga en la boca.
A decir verdad no lo hacia muy bien, se notaba q solo lo hacia por ganarse el dinero, pero a Alejandro no le importaba mucho eso, para el lo mas excitante era tenerlos ahí para hacer lo que el quisiera.
Un instante después se acercó Carlitos, y sin decir nada se puso a mamar la verga de Alejandro junto con su hermano.
—Tu los huevos Carlitos—le indicó Alejandro.
A lo que el niño obedeció, comenzando a chuparlos lentamente.
De inmediato Alejandro se dio cuenta del potencial del pequeño, así que les indico q cambiaran de posición.
Fue una decisión muy acertada, Carlitos mamaba muy bien, era como si tuviera un chupón en la boca, solo introducía la cabeza de la verga, pero con eso era mas q suficiente, por q no solo se la metía en la boca, sino que la acariciaba con la lengua y chupaba con algo de fuerza que hacia q sonara muy fuerte cada chupada.
Mientras Arturo seguía chupándole los huevos, con algo de fastidio, ciertamente, pero conciente de que tenia q ganarse a pulso el dinero que le habían dado.
—Desnúdate y después desnuda a tu hermano— le indicó a Arturo.
El chico lo hizo enseguida, dejando al descubierto su cuerpo delgaducho y atizado por el sol, tenia ya unos cuantos vellos brotando de su pubis, la verga ya comenzaba a adoptar la apariencia de la de un hombre y los huevos colgaban pesados, se notaba que el pequeño Arturo llegaría a tener una varga respetable y unos huevos de muy buen tamaño.
Enseguida Arturo se dirigió a donde Carlos, quien por su parte seguía mamando ávidamente la verga de Alejandro.
Lo primero q Arturo le quitó fue el pantalón, que bajo de un solo tirón con todo y ropa interior, pero su cuerpo fue cubierto nuevamente por la playera que llevaba encima y que le iba bastante grande.
Entonces Alejandro, presuroso, procedió a deshacerse de ese estrobo, levantó los brazos de Carlitos y haló la playera para quitársela.
Carlitos se veía muy bien, su cuerpo se notaba mas delicado, y con mas estilo que el de su hermano.
También el era moreno, aun que mas claro que su hermano, sin embargo igualmente afectado por el sol.
Su pecho plano, apenas marcado por unos músculos aun en formación, su verguita, muy pequeña sobresalía como si estuviese erecta, pero Alejandro comprobó que no era así, palpo su pequeño pene y después los huevitos muy arrugaditos.
—Vengan, vamos a mi recamara.
Los guió hasta la habitación, todo estaba listo.
—Pónganse cómodos—les dijo, indicándoles la cama en la que ellos enseguida se sentaron.
Mientras Alejandro se dirigió a un closet, y tratando de que el chicos no se dieran cuenta, pulso en botón REC de una cámara de video.
Ese momento quedaría grabado no solo en la mente de Alejandro.
Esperaba poder mostrarle el video a su amigo Andrés con el que había pasado un día increíble hacia menos de 2 meses.
Para disimular el movimiento Alejandro sacó de uno de los cajones una botella con lubricante.
—Bueno ya que tienen prisa—dijo con cierto sarcasmo—, comencemos cuanto antes.
Sígueme mamando Carlitos, y tu Arturo, quiero que le mames el culo a tu hermanito, déjaselo bien ensalivadito por que le voy a meter toda la verga.
—En eso no quedamos, lo vas a lastimar pendejo.
—¡Ni madres cabroncito, yo estoy pagando, así que hacen lo que yo diga! ¡¿entiendes?!
Asustado con la inesperada reacción de Alejandro, Arturo solo pudo asentir nervioso.
Alejandro suponía que algo así podía pasar, y mas aun sabiendo que Arturo es algo terco, así que lo mejor era mostrarse enérgico con el.
De Carlitos no se preocupaba, el hacia todo lo que su hermano mayor decía, y ahora que Arturo estaba bajo control de Alejando, por consecuencia Carlitos quedaba bajo su mando.
Carlitos estaba sobre la cama, en cuatro.
Alejandro de pie en el suelo para que la verga quedara justo a la altura de la boca de Carlitos y detrás de él Arturo comenzaba a lamer el culo de su hermanito.
Era un espectáculo maravilloso, de vez en cuando Alejandro volteaba hacia la cámara para cerciorarse de que la luz roja continuara encendida.
Carlitos había comenzado a gemir casi inmediatamente que su hermano le puso la lengua en el culo.
Comenzó a mover sus nalguitas restregando su culito en la cara de su hermano mayor.
Arturo por su parte había cambiado por completo de actitud, incluso había comenzado a disfrutarlo, Alejandro supuso que Arturo se sentía satisfecho por estarle dando placer a su hermanito.
Alejandro se apartó de Carlitos y fue a donde Arturo.
—Tu Carlitos, date la vuelta y acuéstate boca arriba y tu Arturo ponte frente a el, en cuatro y mamele el pito y el culo a tu hermanito.
Los pequeños se acomodaron tal como se los indicó.
Alejandro siempre cuidando que el ángulo fuese el mejor para la grabación.
Arturo comenzó a chupar el pene de su hermano, con tanto entusiasmo que Alejandro estuvo a punto de pedirle q mejor se lo hiciera a el, pero enseguida comprendió que si lo hacia así era por cuanto quería al pequeño Carlitos.
Alejandro se colocó detrás de Arturo, levantó mas sus nalgas dejándolo con la cabeza hacia abajo entre las piernas de su hermano y el culo muy arriba.
Inmediatamente inició con la mamada de culo, me lamió primero desde los huevos colgantes y subió por su culo, pasaba su mano por delante para sentir la verga del niño, y se dio cuenta de que ya la tenia muy dura.
Mientras Arturo seguía mamándole la veguita a Carlitos, que ya la tenia bien parada, el pequeño se retorcía de placer y colocaba sus manos sobre la cabeza de su hermano mayor para incitarlo a continuar.
—Muy bien putitos, que ricos se ven.
Carlitos, dile a tu hermano que es un puto mama-vergas—Ordenó Alejandro.
Carlitos dudó un poco, no concebía la idea de faltarle al respeto de esa manera a su hermano.
—Díselo Carlitos.
Tartamudeando un poco soltó finalmente con su lánguida voz:
—Eres un puto mama-vergas, hermano.
—Tu contesta puto, dile q te gusta la verega—le pidió a Arturo, que rápido contestó.
—Si, me gusta la verga, me gusta tu verguita hermanito, la tienes bien rica.
Y continuó mamando y lamiendo toda la entrepierna del pequeñin.
Alejandro estaba sumamente satisfecho, esos dos cabroncitos estaban dispuestos a hacer lo que el quisiera.
Siguió mamando el culo de Arturo y comenzó a meterle un dedo, luego otro, hasta que ese culito estuvo lo suficientemente dilatado.
Sin aviso alguno se levantó y se colocó arrodillado detrás de Arturo, apuntó su verga en el culo abierto del chico y de un solo golpe se la metió toda.
Arturo lanzó un agudo grito arqueando la espalda, pero Alejandro se apresuró a cubrirle la boca para ahogar su alarido.
—Ja, ja, ja…—rió sinceramente Alejandro—No te la esperabas puto.
Y siguió riendo mientras comenzaba a bombear en el culo de Arturo.
Alejandro sintió como la mano que estaba en la boca del chico se sentía húmeda y se éxito mucho mas al darse cuenta que Arturo estaba llorando.
Por su parte, Carlitos, al darse cuenta de eso, salió a la defensa de su hermano.
—¡Dejalo!—le ordenó el pequeño—le duele.
—Tu cállate putito, si tanto te puede tu hermano entonces ayúdalo, mamale la verga mientras me lo cojo, así se le pasará mas pronto el dolor.
Carlitos obedeció enseguida, no quería ver a su hermano sufrir mas.
Se pasó por debajo de Arturo, que seguía en cuatro, e inmediatamente se metió la verga flácida de su hermano mayor.
Con semejante enculada, la verga de Arturo había perdido toda la rigidez, pero minutos después, cuando el dolor comenzó a pasar y Carlitos se afanó en la mamada, Arturo comenzó a gemir.
—Ahora ven Carlitos.
El niño salió de debajo de su hermano y se acercó a Alejandro.
—Siéntate arriba de tu hermano, así con las piernas abiertas, como en caballito.
Carlitos se monto ahorcajadas sobre su hermano mayor, quedando con su verguita frente a Alejandro.
Alejandro bajó y comenzó a mamar la verguita del pequeño mientras seguía envistiendo con mayor fuerza a Arturo.
Así estuvieron un buen rato.
Alejandro estaba fascinado, esa era una de sus mayores fantasías, tener a dos hermanos haciendo lo que el quisiera y otra cosa que lo entusiasmaba era el saber q todo estaba siendo filmado, que cuando lo deseara podría revivir el momento.
Alejandro estaba a punto, ya no aguantaba mas, toda esa excitación estaba por desbordarse.
Inmediatamente sacó la verga del culo de Arturo, acostó a Carlitos en la cama y le levantó las piernas dejando su pequeño culito expuesto y apenas rozando la cabeza de su verga Alejando estalló en un orgasmo monumental, llenado todo el culito del pequeño de abundantes chorros de leche.
Después de reposar unos segundos el orgasmo, procedió a untarle bien los mecos y a meterle poco a poco un dedo, utilizando como lubricante su propia leche.
—Arturo quiero q te cojas a tu hermano.
Arturo no supo que contestar, temía lastimar a su hermanito.
—No te preocupes, te lo voy a dejar listo, tu tienes la vega mas delgada que yo, asi q no creo que le vaya a doler.
Ademas, estoy seguro que a tu hermanito le encantaría ¿Verdad Carlitos?, ¿verdad que quieres que tu hermano te meta su verga?
Carlitos contestó deprisa:
—Si, si quiero.
Métemela hermanito.
Alejandro pudo notar como Arturo se estremecía y como su verga que comenzaba a perder firmeza se recuperaba enseguida.
Siguió dilatando el culito del pequeño hasta q lo considero apto para su trabajo.
—Listo, métesela—Le indicó, colocando a Carlitos en el borde de la cama, boca arriba, con las piernas abiertas.
Arturo se colocó entre las piernas del pequeño y apunto con su juvenil verga al culito de su hermano, apoyo la cabeza y poco a poco comenzó a ejercer presión.
No tardo en ceder, de un solo resbalón entro toda la cabeza y Carlitos se estremeció de dolor, pero aguantó.
—¿Estas bien? —Preguntó preocupado Arturo.
—Si—¬respondió el pequeño—, métemela mas.
Arturo así lo hizo.
En cuestión de minutos ya tenía toda la verga adentro de s hermanito y comenzó a moverse con lo que ambos comenzaron a gemir.
Alejando observaba todo muy de cerca, su verga ya estaba dura otra vez, pero prefirió déjalos solos un momento mas, mientras el se masturbaba observando el espectáculo.
Pasado un rato, Alejandro se acercó a Arturo, colocando su verga en la cara del chico, que inmediatamente comprendió la indicación y se zampó la verga de Alejandro.
La situación había cambiado pro completo, Arturo había dejado su hostilidad, estaba gozando de todo, incluso el mamar la verga de Alejando.
En pocos minutos Alejando estaba derramando nuevamente su leche, ahora en la boca de Arturo, quien recibió todos los chorros con gusto, al tiempo que él se venia dentro del culito de su pequeño hermano.
Alejandro lo apartó y vio como del culito enrojecido de Calitos escurrían unas gotas de semen de Arturo revuelto con el suyo, inmediatamente comenzó a lamer ese fluido, lamiendo hasta dejar completamente limpio el culito del Carlitos, luego siguió mamando la verguita del pequeño, hasta que en pocos minutos el niño comenzó a gemir con fuerza y a estremecerse.
El chichito se estaba viniendo.
Alejandro se desplomó en la cama en medio de los dos niños que, también exhaustos, parecían a punto de quedarse dormidos.
Alejandro los abrazó contra su pecho y los arrulló un momento.
Minutos después Arturo se despertó.
—¡Ya es muy tarde!, tenemos que irnos.
—¿A dónde van?—preguntó Alejandro.
—Tengo que llevar a Carlitos a casa de unos tios.
—¿y tu?
—Yo no me quedo con ellos, mi tío no me quiere, dice q ya estoy grande y tengo q mantenerme solo, que ellos no tienen por que cargar con la responsabilidad de los dos.
—¿Y entonces en donde duermes?
—En la calle.
Alejandro se sintió apesadumbrado.
—Si quieres puedes quedarte unos días aquí, o todo el tiempo que quieras.
A Arturo se le iluminó la cara.
—Pero primero tengo que llevar a mi hermano con mis tios, si no se van a molestar mucho.
—Esta bien.
No olvides hablar con el, decirle que no debe decirle a nadie lo que pasó hoy, yo puedo ayudarlos a los dos, pero no le pueden decir a nadie, ¿esta bien?
—Si— contestó con una sonrisa.
Despertaron a Carlitos, y después de limpiarlo con una toalla (prefirieron no bañarlo para no levantar sospechas), se retiraron.
Arturo volvería, pasaría la noche en casa de Alejandro, y tal vez muchas noches mas, además Carlitos los visitaría muy seguido.
Seguramente pasarían, muchos mas momentos tan maravillosos como el que acababa de pasar.
Pensado esto Alejandro presionó el botón de la cámara de video poniendo fin a la grabación.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!