Algo más que amigos (Parte I)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Hola éste es mi primer relato, espero les guste y comenten al final del mismo, así como que me disculpen si lo hago muy aburrido. Me llamo Román, soy venezolano y vivía en Caracas hasta los 15 años cuando mis padres comenzaron un negocio en otra ciudad; nos mudamos y fui transferido a un nuevo liceo (secundaria) para cursar mi tercer año de bachillerato. Ese primer año paso sin mayores cosas que contar, hice un gran número de amigos y conocidos así como una que otra novia.
El cuarto año de preparatoria iba transcurriendo de igual manera; aprovecho para describirme: Ya había cumplido mis 16 años, tengo el cabello oscuro (para ese entonces rapado tipo militar) y ojos castaños, siempre practiqué natación por lo que tenía algo de musculatura a pesar de ser delgado; la verdad es que no soy excesivamente guapo, pero nunca me faltaron novias o ligues, digamos que soy un tipo regular. He tenido relaciones con chicos y chicas que he disfrutado mucho, en ésta oportunidad les contaré un poco como fueron mis primeras experiencias con hombres. Un día no muy especial ocurrió lo que no me esperaba:
Eduardo – Heey! Román, cómo estás?
Román – Epale chamo! Bien con ganas inmensas de terminar este lapso jaja.
Eduardo – Si, estos exámenes son un fastidio. Oye vas esta noche no?
Román – Claro! Esa fiesta no me la pierdo por nada.
Eduardo era uno de mis mejores amigos en el instituto, para tener 16 años tenía un buen cuerpo, producto del fútbol y ejercicio desde hacía par de años; como la mayoría de mi clase estábamos esa noche invitados a una fiesta para recaudar fondos por la graduación del 5to curso.
Román – Eduardo, tu mamá en serio no tiene rollos con que me quede esta noche en tu casa luego de la fiesta?
Eduardo – Sabes que no, mi mamá casi te construye un cuarto en la casa jajaja.
El negocio de mis padres había resultado bien, al cumplir 16 me regalaron un carro, por ser menor de edad tenía un permiso de conducir que me permitía manejar hasta ciertas horas de la noche exclusivamente; Por ello quedé con Eduardo en dejar esa noche el carro en su casa e irnos de allí en taxi para la fiesta, esto porque él vivía más cerca del local que yo.
Aproximadamente a las 8:00 pm estaba aparcando en casa de Eduardo.
Eduardo – Ya pensaba que no venías. -Sentado en el porche-
Román – Y estabas a punto de llorar? –Le dije sonriendo-
Eduardo – Ja Ja, entra de una vez
Mamá de Eduardo – Román! Cómo estás?
Román – Bien señora, corriendo para que el bebé no se moleste – Mirando a Eduardo –
Eduardo – Es que ya me quiero ir! Así que má nos vemos más tarde.
Mamá de Eduardo – Todavía no entiendo por qué la fiesta es un jueves y por qué los dejamos salir en noches entre semana – Refiriéndose a ella misma y a mi madre y mirándonos ya casi en la puerta –
Román – Porque… este… – Algo nervioso, pensando que se arrepentiría del permiso en último momento –
Eduardo – Porque el local sólo presta los jueves para este tipo de fiestas, en cuanto a lo otro má, porque tenemos buenas notas, ya casi terminamos el lapso y te dije antes que el examen de mañana es de educación física, por lo que no tenemos que estudiar – Dice seguro y sonriendo –
Mamá de Eduardo – Bueno, está bien! Cuídense entonces y no vuelvan muy tarde, a las 6:30 los despierto para el liceo.
En eso se escucha un carro afuera y una corneta.
Román – Es el taxi, nos vamos? – Mirando a Eduardo –
Eduardo – Claro! Bye má, bendición!
Mamá de Eduardo – Dios los bendiga, cuídense!
Román – Chau!
Pasadas las 9:00 pm llegamos a la fiesta; nuestros amigos ya estaban allí y habían conseguido la manera de tener unos tragos en nuestra mesa, en donde por cierto Diego, uno de ellos, Alto (Casi 2 mts) y fornido, un año mayor que el resto de nosotros por estar repitiendo el curso, estaba arrasando con todo tipo de tragos y se veía ya algo mareado. Me reí al ver esto y le pregunte a una de mis amigas:
Román – Andrea, Cómo consiguieron todo esto? – Señalando la mesa donde había Ron, Coca-cola y vodka con jugo de naranja-
Andrea – Fue Diego, con ese tamaño y cuerpo aparenta los 20 y tantos jajaja.
Román – Claro! Y no quiso perder tiempo.
Nos toca acompañarlo entonces –Comentó Eduardo que escuchaba nuestra conversación- Ron o vodka muchachos?
Andrea – Vodka para mí.
Román – Ron.
Eduardo – Como ordenen jajaja – Haciendo como si fuera un mesonero-
Así fue pasando la noche y los tragos, como debíamos ir al liceo al día siguiente decidimos dormir un poco; en lo personal yo estaba bastante mareado por los tragos así que me acerque a Eduardo que estaba igual que yo por lo visto.
Román – Nos vamos? Son las 2 de la mañana.
Eduardo – Sip, te iba a decir lo mismo. Ya casi todos se están yendo.
Eduardo intentó levantarse y se tambaleó un poco.
Román – Aaaay vale, prendido ya? Jajaja
Eduardo – Algo – Parándose derecho y riendo – Bueno vamos a buscar un taxi.
Cuando nos despedimos de los que quedaban en el local y salimos a tomar un taxi, vimos a Diego sentado en la acera, se veía mucho más ebrios que nosotros así que nos acercamos.
Román – Diego, que haces allí? Estás bien?
Diego – Si, todo fino! Estoy pensando en donde esperar que amanezca.
Eduardo – Cómo así? No pretendes quedarte 5 horas en una acera o si?
Diego – No, por eso estoy pensando – Se ríe y se va un poco de lado –
Román – Por qué no te vas para tu casa?
Diego – No! Mi hermano me ladilla todo el tiempo con que no tome, que si soy un vago y tal. No quiero discutir hoy con él.
En eso miro a Eduardo.
Román – No podemos dejarlo aquí como esta.
Eduardo – Claro que no! Diego vamos a mi casa, en mi cuarto hay una litera, duermes en una cama y Román y yo en otra.
Diego – Tranquilos chamos, que pena con tu mamá además.
Eduardo – Que pana nada gafo, vámonos de una vez.
Lo levantamos como pudimos y lo montamos en el taxi. Diego era el equivalente a Eduardo y a mi juntos, como mencione casi dos metros además fornido por el gimnasio y trabajo por las tardes con su hermano. Aunque Eduardo y yo también íbamos al gimnasio y tampoco éramos pequeños (Aprox. 1,75 m ambos) nos costó bastante bajar a Diego del taxi cuando llegamos, entrar en la casa con el menor ruido posible y acomodarlo en la cama inferior de la litera en el cuarto de Eduardo, apenas tocó la cama comenzó a roncar.
Eduardo – Chamo! Como pesa el pana – Resoplando y secándose la frente –
Román – Si! Y él ni se entera todo lo que lo movimos. – Tratando de retomar el aire-
Eduardo – Bueno… Y qué quieres hacer ahora? – Mientras decía esto, se quitaba su camisa, quedando su torso desnudo.
Debo decir que no pude ver otra cosa por un momento: Tenía una espalda ancha, brazos bien formados y abdominales definidos, además, su color canela y el poco de sudor por el esfuerzo hacía parecer que brillaba con la luz de la noche que entraba por la ventana. En definitiva, Eduardo me atraía y mucho, desde que lo vi al llegar nuevo en el liceo y aunque trataba de no sentirme así por él, a veces me era imposible y más en circunstancias como éstas.
Román – Emm… este por qué lo dices? Dormir no?
Eduardo – Es un cuarto para las 3, estoy bastante prendido y si me duermo ahorita, no hay manera de que me despierte mañana antes de las 7 para ir a clases.
Román – Ahh, eso… Tienes razón, yo estoy igual.
Eduardo – Bueno decidido! Vamos a esperar que amanezca, así que piensa que hacer para no dormirnos jeje.
Si Eduardo hubiera sabido todas las cosas que pensé en ese momento para “no dormirnos”, no hubiera comenzado a quitarse el pantalón, para quedarse en bóxers mientras buscaba entre su ropa un short. Me senté en la cama de arriba de la litera para disimular la erección que comenzaba a tener.
Eduardo – Qué haces allí arriba? Pensé que no íbamos a dormir?
Eduardo estaba aún en bóxers, ahora de frente esperando mi respuesta. Desde allí podía ver todo su cuerpo en primer plano, lo que más me atraían eran sus piernas fuertes, típico de futbolista, además tenía un paquete que no se veía nada mal en esos bóxers blancos. Mi erección era de campeonato.
Román – Esto.. Si, es que… que quería sentarme, sólo eso – Estaba tartamudeando frente a mi amigo –
Eduardo – Estás bien? Te ves rojo y cómo acelerado.
Antes de que pudiera contestar, se subió en la cama y se sentó a mi lado, mirándome a la cara. Yo nunca había estado tan nervioso.
Román – Estoy bien! – Dije con voz apenas audible – Sólo tengo calor.
Eduardo sonrió – Y por qué no te quitas esto? – dijo y desabrochó uno de los botones de mi camisa rozándome el cuello.
Me estremecí y me quede inmóvil; mi amigo continuó y bajo un poco la mano para desabrochar un segundo botón.
Román – No hagas eso… – dije no muy convencido y mirando el suelo –
Eduardo subió su mano de mi pecho hacia mi barbilla y me giró la cabeza para que lo viera – Por qué no?
El muy cabrón parecía que sabía que me excitaba y lo hacía adrede, parecía que disfrutaba el ponerme nervioso.
Román – Porque me pone nervioso, estás en bóxers.
Eduardo seguía sonriendo, sin soltar mi cara se acercó un poco más – Qué tienen de malo mis bóxers?
Cuando bajé la mirada, Eduardo la tenía parada y resaltaba con todo detalle en el par de bóxers. Era claro que el cabrón lo hacía a propósito, así que levante la mirada y lo besé. Por un momento pensé que mi amigo sólo jugaba conmigo y que me empujaría para detenerme. El empujón nunca llego, en cambio tomó mi cara entre sus manos y me besó con ganas, metía su lengua en mi boca, yo mordisqueaba un poco sus labios mientras paseaba mi mano de su pecho a su verga, pasando por sus abdominales.
Comencé a sobarle el paquete por encima de la tela, hasta que lo saqué y empecé a pajearlo despacio mientras le besaba. Su polla medía unos 19 cm, tenía un grueso considerable y un par de huevos grandes, estaba rasurado por todo el cuerpo, incluido el paquete.
Eduardo – En esto pensabas para no dormir? – Me dijo entre gemidos y besos –
Román – Pensaba en muchas cosas en verdad.
Eduardo – A sí? – Termino de sacarse los bóxers que cayeron al suelo, me empujó hacia atrás, tumbándome en la cama y se acostó encima de mí desnudo mientras me besaba de nuevo y terminaba de quitarme la camisa. Podía sentir todo el calor que desprendía su cuerpo sobre el mío.
Román – Espera… Eduardo, para! – le dije casi en susurros – Qué hay de Diego?
Eduardo – Diego está borracho, si la casa se cae el no se entera, quédate tranquilo.
Román – Está bien. – Le dije aún nervioso –
Eduardo – Y entre esas cosas que pensaste, estaba darme una mamada?
Román – Pues claro!
Eduardo sonrió y sin dejar que me levantara acercó su polla a mi cara, apoyando sus manos en el copete de la cama y poniendo sus piernas a ambos lados de mi cabeza, estaba sentado prácticamente en mi pecho.
Abrí la boca y dejé que por primera vez una verga me la follara. Mi amigo gemía lo más silencioso que podía mientras marcaba un mete y saca lento y delicioso en mi boca; por otra parte yo sobaba con una de mis manos sus nalgas grandes y con la otra agarraba su verga para chupar un poco la cabeza de la misma. El sabor del líquido pre seminal y polla me volvía loco, luego me metí sus guevos en la boca, mientras Eduardo gemía como loco. En eso me la sacó de la boca.
Eduardo – Todavía no quiero venirme, me la mamas muy rico.
Volvió a acostarse sobre mí y comenzó a besarme de nuevo, mientras bajaba el cierre de mi pantalón.
Eduardo – Quiero mamártelo también.
Román – Por mí no te pares – le dije sonriendo –
Mi amigo bajó por mi cuerpo lamiendo mi cuello, mis tetillas y mi estomago. Me quitó el pantalón y los bóxers y se metió mis 19 cm en la boca de una vez. No podía creer que allí estuviera mi mejor amigo con mi polla en su boca, haciéndome gemir como nunca antes. Eduardo estuvo por un rato paseando su lengua desde mis huevos hasta la cabeza de mi verga, la cual chupaba un poco antes de metérsela entera en la boca, luego subió de nuevo para besarme el cuello, en eso aproveche y metí un dedo en mi boca, lo llené de saliva y lo lleve entre sus nalgas para jugar con la puerta de su culo. De inmediato Eduardo se retorció y resoplo.
Eduardo- Ahhhh.. Sigue por favor.
Román- Te gusta? – Mientras metía y sacaba el dedo de su ano.
Eduardo- me dolió un poquito al principio, pero me encanta.. Ahhhhh
Me llevé de nuevo la mano a la boca y esta vez mojé un segundo dedo con mi saliva, cuando se los metí por el culo, Eduardo gemía sin parar y yo lo besaba para que no hiciera tanto ruido. En eso, mi amigo se separó de mi beso y me miró a los ojos de una manera morbosa.
Eduardo- Cógeme Román
Román- Estás seguro? – Sin dejar de jugar con mis dedos en su culo-
Eduardo- Que si coño! Quiero que me lo metas.
Román- Es que nunca lo he hecho con otro chamo – Le dije algo nervioso-
Eduardo- Yo tampoco, pero estoy muy excitado y quiero hacerlo contigo.
Román- Bueno, ponte boca abajo, ven!
Eduardo se tumbo boca abajo y levanto el culo poniéndose en cuatro para mi, primero me acerque y lamí entre ese par de nalgas grandes que se me antojaban tanto. Eduardo bufó muy fuerte y se estremeció.
Eduardo- Métemelo coño! – Me dijo resoplando-
Saque de mi pantalón mi billetera y de ella un condón, me lo puse y apunte mi polla en la puerta del culo de Eduardo, presioné un poco y comenzó a entrar despacio.
Eduardo- Agghh.. Despacio… Me duele.
Román- Quieres que pare?
Eduardo- No! Solo dámelo despacio.
Así lo hice hasta que estuve adentro de mi amigo. Apretaba increíble, deje que se acostumbrara un poco y comencé un mete y saca lento. La mueca de Eduardo paso de dolor a placer, hasta que él mismo se movía de manera circular en mi polla.
Eduardo- Ahh… Ahhhhh. No me lo saques! Ahhhahh!
Román- Shhh! Eduardo nos van a escuchar – Le dije entre gemidos y bese su espalda-
Eduardo- Sorry! Jaja aaahh…
Eduardo mordía la almohada, mientras yo hacía el menor ruido posible y trataba de escuchar si diego dejaba de roncar. Bombeé su culo por un rato hasta que sentí que me venía, así que aceleré mis embestidas y descargue toda mi leche en el preservativo.
Román- Uffff- Que rico aprietas.. Ahhhh
Me recosté en su espalda sin sacarle mi verga, tratando de recuperar la respiración. Mi amigo se dejó caer en la cama conmigo sobre él, luego giro un poco la cabeza y sonrió.
Eduardo- Fue buenísimo! Quieres probar tu también?
Aunque acababa de descargar mi leche, estar así con mi mejor amigo me excitaba muchísimo y quería mas de Eduardo, quería alargar ese momento todo lo que fuera posible.
Román- Si, pero despacio, me asusta un poco.
Eduardo- Tranquilo, ven! –Me beso antes de intercambiar lugares-
Eduardo se tumbó sobre mí, mientras paseaba sus dedos llenos de saliva entre mis nalgas, podía sentir su verga dura y caliento pegada a mi culo, así como también cuando comenzó a meterme un dedo; no sé si por el alcohol o lo excitado que estaba, no me dolió nada cuando Eduardo hizo esto, incluso cuando metió un segundo dedo, sólo me daba placer y yo gemía mordiendo las sábanas.
Eduardo- Creo que ya estás listo.
Román- Yo también. Métemelo ya.
En lugar de colocarme en cuatro, se tumbó de lado y levantó una de mis piernas sosteniéndola en el aire para hacerle espacio a su verga, la cual apuntó en la entrada de mi culo y presionó un poco. Esta vez si me dolió.
Román- Aaaay.. Me duele!
Eduardo- A ver intenta relajarte un poco, voy a ponerme un condón también a ver si ayuda un poco.
Luego de colocarse el preservativo, se lanzó a su segundo intento. Aunque me dolió un poco al principio, comenzó a entrar y sentí como me inundaba toda la carne caliente de mi amigo poco a poco, hasta que la tuve toda dentro de mí.
Eduardo- Ahhh ya está. Estás bien?
Román- Ahhh, Si.. ahh – Le dije entre gemidos-
Eduardo se quedó un rato sin moverse para que me acostumbrara a su verga y luego comenzó a bombear despacio. Yo sentía placer como nunca antes, por fin tenía a mi amigo cogiéndome como había soñado varias veces antes y desde esa posición, ambos de costado y él sosteniendo una de mis piernas, podía ver su cara de placer, perlada de sudor mientras me penetraba, lo cual me volvía loco. Eduardo me besaba mientras se entrecortaba su respiración y me miraba con esa cara de lujuria que nunca había visto en él y que por mucho se convirtió en mi favorita de las que había apreciado en dos años de amistad.
Por un momento no se escuchó nada salvo nuestras respiraciones y gemidos por lo bajo, atenuados con los ronquidos de Diego de fondo. Eduardo me metía la verga entera, hasta que sentía sus huevos rebotar en mis nalgas, luego se movía un poco en círculos, la sacaba y repetía la operación.
Eduardo- Ahhh.. Me encanta ver tu cara mientras te cojo. Ya casi me vengo.- Me dijo resoplando-
Román- Acaba, quiero verte hacerlo.
En eso, mi amigo aceleró las embestidas, hasta que se estremeció completamente y comenzó a venirse.
Eduardo- Uff.. Ahhhhh. Que rico!
Su cara fue de total placer. Yo aproveché para besarlo mientras descargaba el resto de su leche. Eduardo me la sacó y se dejó caer boca arriba a mi lado. Ambos estábamos exhaustos y empapados en sudor, nos miramos y reímos juntos, como si acabáramos de terminar un partido de futbolito o algo así, Fue raro y tierno a la vez. Levanté su brazo izquierdo y me acomode a su lado abrazándolo por la cintura y apoyando mi cabeza en su pectoral, donde podía escuchar el corazón de mi amigo acelerado, mientras poco a poco recuperaba su repiqueteo normal luego de la faena; bajó su brazo, rodeando mi cuerpo y comenzó a acariciar mi mejilla, en esa posición y con la serena melodía de sus latidos caí rendido por el cansancio.
——————————————- CONTINUARA ——————————————————-
Mil gracias a todos los que se tomaron el tiempo para leer este relato, espero que no se hayan quedado dormidos a la mitad jejeje y que les haya gustado, así como que dejen sus comentarios y sugerencias!
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