Algo repelente (y el pequeño Christian) PARTE 3
Continúan mis juegos y «tratamiento» con Christian, de 4 añitos..
Una disculpa, mis pervers seguidores, por tardar en esta entrega que espero disfruten tanto como yo al escribirla.
Después de desayunar él se puso a jugar con sus carritos y muñecos de acción mientras yo tomé una siesta. Al despertar, no lo encontré y creí se había ido con su mamá pero al entrar en mi casa y escuchar ruidos en el baño, me dí cuenta que se encontraba ahí, haciendo sus necesidades, lo limpié muy bien y nos fuimos a ver tv un rato.
Él se acerca de pronto a mí y me pregunta:
–Don Javi, ¿ya se murió lo que tenía adentro?
–A ver, abre muy bien tu boca y déjame ver… Hummmm…no se ve nada…¡Espera! ¿No quieres que te dé nuevamente mi líquido especial para asegurarnos?
–¡Siiii! ¡Yupi! Me encantó lo que salió de su pito, don Javi…
Y de nuevo lo puse a mamar, me lastimaban un poco sus dientecitos, pero el morbo y placer eran superiores…
Al cabo de varios minutos de intenso placer, descargué en su boquita el contenido de mis testículos, antes de que se los pasara le pedí abrir su boquita y mostrarme mi semen en ella.
Cerrando sus lindos ojitos se pasó mi lefa y orgulloso volvió a abrir su boca para mostrarme que se había tratado todo. Lamió mi glande y semen, lo cubrió de besos y nos vestimos.
Rato después llegó su mamá por el, nos despedimos y nuestra rutina siguió así por dos semanas más, hasta que un viernes por la mañana su mamá me dijo:
–Don Javi…¿Le puedo pedir un favorzote? Si puede y quiere, claro está…
–Dígame, Luisa, ¿En qué le puedo servir?
–Ay, es que me da pena, pero mi novio me invitó a conocer su pueblo, aprovechando que los niños están de vacaciones y a él y a mí también nos dejaron descansar una semana…
–¿Y?
–Puessss, como mi hija sigue con su papá y mi hijo lo quiere mucho a usted, había pensado en encargárselo a usted esos días… yo dejaría pagadas sus comidas durante ese tiempo…¿Me ayudaría?
–Por mí encantado, ¿pero ya le preguntó a Christian si está de acuerdo?
–Uyyy, don Javi, él fue quien me pidió quedarse con usted, ¡hasta hizo berrinche y rabieta para quedarse con usted!
–Ah, entonces está bien, déjemelo sin pendiente, yo se lo cuido.
Christian saltó y gritó al escuchar lo anterior.
–¡Gracias, don Javi! Ah, y otra cosa…le entrego a mi hijo con todo y nalgas, si se porta mal, ya sabe lo puede castigar…y tú Christian, quiero que obedezcas a don Javier y hagas todo lo que él te pida…¿Oíste?
–¡Siii, mami, siii! ¡Gracias, gracias!
–Te portas bien, no quiero quejas…bueno don Javier, al rato vengo a despedirme de mi hijo y a traerle ropita, sus juguetes y pijamas…
–Está bien, Luisa, aquí la esperamos…¿verdad,chaparrito?
–¡Sí, don Javi, ya gracias por aceptarme!
Se despidió la señora Luisa, cerramos el cancel y Christian saltó a mis brazos y me llenó de besos…
Ardiendo en deseo, lo llevé a la sala, lo desnudé por entero y lo coloqué boca abajo, le pedí parar sus nalguitas y le dije:
–Acuérdate que tu mami me dijo que te entregaba con todo y nalguitas, ¡así que estás nalguitas son mías y de mi pito!
Y comencé a golpear sus nalguitas con mi pito…él solamente se reía y disfrutaba.
–¡Ah, y también son de mi boca y lengua! Y comencé a dale besos, lamidas y a meter mi lengua en su virginal y cerradito hoyito.
Él gemía y se dejaba hacer. Le dí vuelta y me abalancé sobre su boquita, tetitas, pancita y genitales, besándole, mordisqueando y chupando sus tetillas y deslizando mi lengua hasta sus genitales. Su penecito había reaccionado, lo acaricié y masturbé un poco para después besarlos, lamentos y meterlos en mi boca para chuparlos con placer. Él reía y asqueada su cuerpecito de placer, hasta que me pidió parar.
–¿No te gusta lo que hago, amorcito mío?
–Sí, don Javi, pero es que ya me duele mi pito…
Paré y efectivamente, su pene estaba algo irritado por tanto que lo había frotado y chupado.
–Don Javi, ¿Hoy no me va a dar su agüita especial? Me dijo, a la vez que ponía su manita sobre mi bulto.
–¡Claro, Christian! Mira lo feliz que se puso mi pene al escucharte—le dije, mientras movía mi pene dentro de mi pants—pregúntale si quiere jugar contigo, anda..
–Mmmmh…pitote ¿Quieres que juegue contigo?
Hice saltar mi pito y él preguntó de nuevo:
–¿Y me vas a dar tu agüita especial?
Moví varia veces mi pito de nuevo.
–Mira, ¡dice que sí! Pero primero te debe liberar, ¿verdad pitote?
Y como viera Christian que mi pene saltaba de nuevo, bajó mi pants hasta las rodillas y después mis bóxers.
Hice saltar muchas veces más mi pene y Christian, emocionado, dirigió sus manitas hacia mi mástil para acariciarlo y luego descubrir mi glande para lamer mi presumen. Chupó, por indicaciones mías mis testículos e incluso se los metió a su boquita uno a la vez.
Yo estaba sorprendido de lo rico que lo hacía pues luego lamió todo mi pene, desde su base hasta la punta y de regreso varias veces, lo besó y finalmente, abrió su boquita para engullirlo, aunque solamente le cabía, con mucho esfuerzo, la mitad del mismo.
Ya era todo un experto pues con sus labios cubría sus dientecitos para no lastimarme y jugaba con su lengüita alrededor de mi glande.
A una señal mía, se subió sobre mí para seguirme chupando mientras al alcance de mis labios y lengua dejaba su hoyito y genitales hacia los cuales dirigí mis labios y lengua, especialmente a su rico botoncito rosa que se abría y cerraba un poco como invitándome a meter en él mi lengua y algo más…
Después de varios minutos mis testículos se contrataron y por mi uretra salieron disparados varios chorros de semen que golpearon en su garganta y que él comió no sin antes mostrarme su boquita pletórica de mis jugos y vacía después de deslizarlos por su garganta.
Lamió muy bien mi glande y pene, los cubrió de besos, subió mis bóxers y luego mi pants y yo igual lo vestí a él.
Desayunamos, jugamos un rato y dormimos en las hamacas, cansados y sonrientes. A la hora acordada, su mamá pasó a despedirse de él, intercambiamos números de celular por lo que pudiera ofrecerle y sin más, se alejó de nosotros.
Mi niño se quedó un poco triste, lo abracé y cargué para llevarlo al sofá donde lo recosté con mucho cariño, lo dejé llorar un poco mientras lo acariciaba y consolaba…
–Ya, mi amorcito, ya no llores…si quieres, puedo llamar a tu mamá y decirle que siempre no te quieres quedar conmigo…
–No, don Javi, estoy triste porque siento que mi mami no me quiere…
–No digas eso, tontito, claro que te quiere, por eso te dejó conmigo. Con ellos sólo te hubieras aburrido, en cambio conmigo te aseguro que nos vamos a divertir como nunca en estos días.
–¿Deveras, don Javi? –dijo, enjugando sus lágrimas y sonriendo con esa sonrisa que me derrite y enamora cada vez más.
–Claro que sí, chaparrito…ya lo verás—le dije, mientras imaginaba toda la felicidad que me daría tenerlo tantos días a mi lado…
C O N T I N U A R Á…
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!