Algunas estrategias para dar el culo, sin complejo de culpa.
Después que dejó al conserje desarrolló algunas estrategias, para que le dieran por el culo.
Mientras estuve visitando al conserje del instituto, ya fuera en su casucha o en el mismo instituto, siempre me vestía de nena, y me dejaba hacer todo aquello que él me ordenaba hacer, incluso en más de una ocasión después de haberme dado sabrosamente por el culo, hizo que su perro me montara, tal como si yo fuera una perra.
Razón por la cual dejé de ir a verlo, ya que, aunque me gustaba mucho, digo la manera en que él me trataba, eso de estar frente a su casucha, en medio de la noche, completamente desnudo, y en cuatro patas esperando que su perro se desabotonara de mi culo, la verdad es que no me agradaba para nada.
Por lo que cuando era muchacho, para lograr que un primo mío me hiciera el amor, usé alguna estrategia que en el instituto me dieron resultados excelentes.
Aunque soy homosexual desde hace algún tiempo, aprendí que en ocasiones los chicos de mi edad si estaban en grupo, preferían golpearme a metérmelo. Pero estando a solas era otra cosa. La lucha sencillamente era una manera de calentarlos, al punto que, si estábamos a solas, de seguro terminaban por penetrarme, supuestamente en contra de mi voluntad.
Pero no puedo ir invitando a todo el que se me atraviese, a mantener un encuentro de lucha greco-romana, se vería algo sospechoso, no creen.
Por lo que con el pasar del tiempo fui desarrollado otras estrategias, para lograr el mismo fin. Una muy usada, por muchos otros hombres con los mismos gustos míos, es la de hacerse el borracho, tiene infinidad de variantes. Desde quedarse sin sentido, pasando por el cambio de personalidad, hasta ser un hombre de palabra, borracho, pero de palabra.
En una ocasión, ya más recientemente me encontraba evaluando una finca para ver si la llegaba a comprar. La verdad que era todo un negocio de ganadería, pero me tocó pasar la noche en la casa principal con el capataz, un hombre mucho mayor que yo.
Su manera de ser era bastante seca, pensando que remotamente tuviera la oportunidad de acostarme con él, se me ocurrió estando en el pueblo invitarlo a que nos tomásemos unos tragos, pensé que con eso se pondría más relajado, pero que va, aunque tomó hasta más que yo, seguía actuando de manera muy seria, es más ni tan siquiera se reía de los chistes o cuentos que le hacía.
Ya estaba por darme vencido, cuando en cierta manera cuando él fue a orinar, yo me quedé sentado a la mesa como si estuviera dormido, la verdad es que si sentí algo de sueño.
Pero cuando él regresó a la mesa, le comentó al dueño o encargado de la barra donde nos encontrábamos. “Mira este ya se durmió, ahora me toca llevarlo a la casa, y meterlo a la cama.” Fue cuando el de la barra le dijo. “Si, ahora lo llevas a la casa, le quitas toda la ropa, lo acuestas, y para que aprenda a no dormirse cuando está bebiendo se lo metes por el culo.”
Me pareció escuchar una ligera risa de parte del capataz y luego decirle al tipo ese. “No diga eso ni jugando, que usted sabe cómo son por aquí, después comienzan a vacilar a uno diciéndole, el come culo y eso no es nada gracioso, aunque sea verdad.”
En ese instante decidí seguir haciéndome el dormido o, mejor dicho, el bien borracho. Cuando entre él, y el del bar me llevaron hasta su camioneta, sentí su mano agarrándome las nalgas. Y mientras caminaban conmigo casi arrastrando mis piernas el capataz comentó. “Las tiene duritas y bien formadas.”
Cuando el del bar preguntó de qué hablaba, el capataz dijo. “Sus nalgas son bien duritas y formadas.” El del bar dijo riéndose. “El come culo ataca de nuevo.” Tras meterme en la camioneta el capataz dijo, lo más probables es que sí.
Durante el trayecto el capataz trató de ver si yo estaba bien dormido tratando de buscarme conversación, pero yo actué lo mejor que pude, quedándome tal como estaba. Al llegar a la casa, como estábamos solos, me cargó como si yo fuera un fardo de arroz. Entró a la casa y se dirigió directamente al dormitorio que yo ocupaba, me colocó en la cama, y tras irse a cerrar la puerta, regresó. Yo permanecí tal y como me había dejado. De momento lo siento que comienza a soltar la correa de mi pantalón, me quitó los zapatos y poco a poco me fue desvistiendo, de cuando en cuando me sacudía para ver si yo despertaba, pero yo apenas respondía. Así siguió hasta dejarme completamente desnudo, me colocó boca abajo y me abrió las piernas.
Por un corto momento no lo sentía cerca de mí hasta que me dio la impresión de que también se estaba quitando toda su ropa, luego sentí como se fue montando poco a poco sobre la cama.
Lo siguiente que sentí sobre mis nalgas y mi esfínter, fueron sus dedos, al parecer embadurnados en aceite. Después de eso se debió colocar tras de mí, mientras de seguro con una mano guiaba su verga en dirección a mi culo, con la otra separaba mis nalgas y dejaba mi esfínter ante su vista. A los pocos segundos, sentí su caliente y dura verga como me penetraba por el culo, en esos instantes no pude seguir haciéndome el dormido, por el dolor tan intenso que sentí.
Su miembro debía ser una cosa descomunal, como para que me doliera tanto. Ya estando bien encajado por su verga, y con sus manos amarrándome por las caderas, cuando yo haciéndome el que me despertaba sin saber que sucedía, le preguntaba insistentemente entre dormido y despierto, como si estuviera de verdad borracho, qué pasaba.
El capataz, ya había comenzado a meter y sacar sabrosamente su verga de mi adolorido culo, me decía. “Nada no pasa nada, sigue durmiendo.” Yo por mi parte me movía como quien quiere zafarse, pero la verdad es que lo hacía para sentirlo mejor dentro de mí. Me quejaba, y nuevamente preguntaba que pasaba, y el muy hijo de la gran puta me decía. “Nada me pidió que le diera por el culo, y eso hago.” La verdad es que lo disfruté una enormidad, hasta el punto en que se vino, dejándome todo mi culo por dentro y por fuera lleno de su leche.
Después de eso dormí plácidamente, al día siguiente al levantarme me di un buen baño, me aseé, y tras secarme salí de la habitación, con una pequeña toalla colocada en mí cintura. Nuevamente el capataz actuaba mucho más serio, que, de costumbre, es más se veía que estaba molesto.
Después de darle los buenos días, le comenté que al parecer me habían pasado los tragos, pero al verlo tan serio y molesto, le pregunté, haciéndome el tonto ¿Que le sucedía? Comenzó por decirme, que después de salir del bar, yo me hice el dormido en la camioneta, pero que me desperté al llegar a la casa, que entré a mi habitación y tras quitarme toda la ropa. Me dirigí completamente desnudo, donde él se encontraba, y sin más ni más lo sorprendí, bajándole el pantalón y los interiores, para dedicarme a mamar su miembro.
En ese momento, le dije que él estaba mintiendo, ya que en ningún momento le mamé su verga. Entonces riéndose me dijo, o sea que si te acuerdas de que me dejaste que te comiera el culo, y yo que no capté que se burlaba de mí, le respondí algo molesto que sí.
Fue cuando me di cuenta de que me estaba vacilando. Se agarró su miembro por encima de la tela del pantalón, y me dijo. “Bueno anoche no me lo mamaste, pero que te parece si ahora lo haces, antes de que te vuelva a dar por el culo.”
Yo la verdad, pensé en engañarlo diciendo que él se había aprovechado de mi borrachera, y me había prácticamente violado, o mejor dicho sodomizado, en contra de mi voluntad. Por lo que sonriéndole y dejando caer la pequeña toalla, me le acerqué, bajé a cremallera de su pantalón, y extraje su grueso, y largo miembro, para metérmelo dentro de mi boca, por un buen rato, para después de manera gustosa dejar que me volviera a clavar su sabrosa verga. Después que dejé al conserje desarrollé algunas estrategias, para que me dieran por el culo.
Mientras estuve visitando al conserje del instituto, ya fuera en su casucha o en el mismo instituto, siempre me vestía de nena, y me dejaba hacer todo aquello que él me ordenaba hacer, incluso en más de una ocasión después de haberme dado sabrosamente por el culo, hizo que su perro me montara, tal como si yo fuera una perra.
Razón por la cual dejé de ir a verlo, ya que, aunque me gustaba mucho, digo la manera en que él me trataba, eso de estar frente a su casucha, en medio de la noche, completamente desnudo, y en cuatro patas esperando que su perro se desabotonara de mi culo, la verdad es que no me agradaba para nada.
Por lo que cuando era muchacho, para lograr que un primo mío me hiciera el amor, usé alguna estrategia que en el instituto me dieron resultados excelentes.
Aunque soy homosexual desde hace algún tiempo, aprendí que en ocasiones los chicos de mi edad si estaban en grupo, preferían golpearme a metérmelo. Pero estando a solas era otra cosa. La lucha sencillamente era una manera de calentarlos, al punto que, si estábamos a solas, de seguro terminaban por penetrarme, supuestamente en contra de mi voluntad.
Pero no puedo ir invitando a todo el que se me atraviese, a mantener un encuentro de lucha greco-romana, se vería algo sospechoso, no creen.
Por lo que con el pasar del tiempo fui desarrollado otras estrategias, para lograr el mismo fin. Una muy usada, por muchos otros hombres con los mismos gustos míos, es la de hacerse el borracho, tiene infinidad de variantes. Desde quedarse sin sentido, pasando por el cambio de personalidad, hasta ser un hombre de palabra, borracho, pero de palabra.
En una ocasión, ya más recientemente me encontraba evaluando una finca para ver si la llegaba a comprar. La verdad que era todo un negocio de ganadería, pero me tocó pasar la noche en la casa principal con el capataz, un hombre mucho mayor que yo.
Su manera de ser era bastante seca, pensando que remotamente tuviera la oportunidad de acostarme con él, se me ocurrió estando en el pueblo invitarlo a que nos tomásemos unos tragos, pensé que con eso se pondría más relajado, pero que va, aunque tomó hasta más que yo, seguía actuando de manera muy seria, es más ni tan siquiera se reía de los chistes o cuentos que le hacía.
Ya estaba por darme vencido, cuando en cierta manera cuando él fue a orinar, yo me quedé sentado a la mesa como si estuviera dormido, la verdad es que si sentí algo de sueño.
Pero cuando él regresó a la mesa, le comentó al dueño o encargado de la barra donde nos encontrábamos. “Mira este ya se durmió, ahora me toca llevarlo a la casa, y meterlo a la cama.” Fue cuando el de la barra le dijo. “Si, ahora lo llevas a la casa, le quitas toda la ropa, lo acuestas, y para que aprenda a no dormirse cuando está bebiendo se lo metes por el culo.”
Me pareció escuchar una ligera risa de parte del capataz y luego decirle al tipo ese. “No diga eso ni jugando, que usted sabe cómo son por aquí, después comienzan a vacilar a uno diciéndole, el come culo y eso no es nada gracioso, aunque sea verdad.”
En ese instante decidí seguir haciéndome el dormido o, mejor dicho, el bien borracho. Cuando entre él, y el del bar me llevaron hasta su camioneta, sentí su mano agarrándome las nalgas. Y mientras caminaban conmigo casi arrastrando mis piernas el capataz comentó. “Las tiene duritas y bien formadas.”
Cuando el del bar preguntó de qué hablaba, el capataz dijo. “Sus nalgas son bien duritas y formadas.” El del bar dijo riéndose. “El come culo ataca de nuevo.” Tras meterme en la camioneta el capataz dijo, lo más probables es que sí.
Durante el trayecto el capataz trató de ver si yo estaba bien dormido tratando de buscarme conversación, pero yo actué lo mejor que pude, quedándome tal como estaba. Al llegar a la casa, como estábamos solos, me cargó como si yo fuera un fardo de arroz. Entró a la casa y se dirigió directamente al dormitorio que yo ocupaba, me colocó en la cama, y tras irse a cerrar la puerta, regresó. Yo permanecí tal y como me había dejado. De momento lo siento que comienza a soltar la correa de mi pantalón, me quitó los zapatos y poco a poco me fue desvistiendo, de cuando en cuando me sacudía para ver si yo despertaba, pero yo apenas respondía. Así siguió hasta dejarme completamente desnudo, me colocó boca abajo y me abrió las piernas.
Por un corto momento no lo sentía cerca de mí hasta que me dio la impresión de que también se estaba quitando toda su ropa, luego sentí como se fue montando poco a poco sobre la cama.
Lo siguiente que sentí sobre mis nalgas y mi esfínter, fueron sus dedos, al parecer embadurnados en aceite. Después de eso se debió colocar tras de mí, mientras de seguro con una mano guiaba su verga en dirección a mi culo, con la otra separaba mis nalgas y dejaba mi esfínter ante su vista. A los pocos segundos, sentí su caliente y dura verga como me penetraba por el culo, en esos instantes no pude seguir haciéndome el dormido, por el dolor tan intenso que sentí.
Su miembro debía ser una cosa descomunal, como para que me doliera tanto. Ya estando bien encajado por su verga, y con sus manos amarrándome por las caderas, cuando yo haciéndome el que me despertaba sin saber que sucedía, le preguntaba insistentemente entre dormido y despierto, como si estuviera de verdad borracho, qué pasaba.
El capataz, ya había comenzado a meter y sacar sabrosamente su verga de mi adolorido culo, me decía. “Nada no pasa nada, sigue durmiendo.” Yo por mi parte me movía como quien quiere zafarse, pero la verdad es que lo hacía para sentirlo mejor dentro de mí. Me quejaba, y nuevamente preguntaba que pasaba, y el muy hijo de la gran puta me decía. “Nada me pidió que le diera por el culo, y eso hago.” La verdad es que lo disfruté una enormidad, hasta el punto en que se vino, dejándome todo mi culo por dentro y por fuera lleno de su leche.
Después de eso dormí plácidamente, al día siguiente al levantarme me di un buen baño, me aseé, y tras secarme salí de la habitación, con una pequeña toalla colocada en mí cintura. Nuevamente el capataz actuaba mucho más serio, que, de costumbre, es más se veía que estaba molesto.
Después de darle los buenos días, le comenté que al parecer me habían pasado los tragos, pero al verlo tan serio y molesto, le pregunté, haciéndome el tonto ¿Que le sucedía? Comenzó por decirme, que después de salir del bar, yo me hice el dormido en la camioneta, pero que me desperté al llegar a la casa, que entré a mi habitación y tras quitarme toda la ropa. Me dirigí completamente desnudo, donde él se encontraba, y sin más ni más lo sorprendí, bajándole el pantalón y los interiores, para dedicarme a mamar su miembro.
En ese momento, le dije que él estaba mintiendo, ya que en ningún momento le mamé su verga. Entonces riéndose me dijo, o sea que si te acuerdas de que me dejaste que te comiera el culo, y yo que no capté que se burlaba de mí, le respondí algo molesto que sí.
Fue cuando me di cuenta de que me estaba vacilando. Se agarró su miembro por encima de la tela del pantalón, y me dijo. “Bueno anoche no me lo mamaste, pero que te parece si ahora lo haces, antes de que te vuelva a dar por el culo.”
Yo la verdad, pensé en engañarlo diciendo que él se había aprovechado de mi borrachera, y me había prácticamente violado, o mejor dicho sodomizado, en contra de mi voluntad. Por lo que sonriéndole y dejando caer la pequeña toalla, me le acerqué, bajé a cremallera de su pantalón, y extraje su grueso, y largo miembro, para metérmelo dentro de mi boca, por un buen rato, para después de manera gustosa dejar que me volviera a clavar su sabrosa verga.
Una buena estrategia hacerse el dormido y borracho para recibir verga y abrir la compuerta del sexo entre varones. Ser marica requiere permanente verga atravesando tu culo.