Alos 10 con Manuel
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Hola amigos:
Después de haber leído varias historias en esta pagina, me atrevo a contarles lo que me sucedió hace varios años cuando tenía 10 años.
En esa época estudiaba yo en un internado mixto (hombres/mujeres) en la localidad en donde vivía.
Era un colegio de Gobierno a donde estudiaban niños, niñas y jóvenes y jovencitas desde los 8 a los 17 años más o menos.
Como era de esperarse, habiendo adolescentes tenia que aflorar la sexualidad y nosotros los pequeños no estábamos ajenos
de ver lo que ahí sucedía con los mayores. Resulta que un sábado que no teníamos clases, mi mejor amigo, al cual llamaremos Edmundo,
y yo, estábamos matando el tiempo en el área de talleres, que en esos momentos creíamos que estaba vació,
cuando escuchamos unos ruidos extraños en el taller de costura. Nos llamó la atención, porque se suponía
que no debería haber nadie a esas horas y menos en sábado. Nos acercamos sigilosamente a investigar que sucedía y cual fue nuestra sorpresa,
al encontrarnos con un espectáculo inimaginable para nosotros: Un joven (Manuel), se estaba cogiendo a una jovencita.
Para nosotros fue nuestra primera vez que veíamos como la penetraba y como ella disfrutaba de la penetración.
Mi amigo y yo nos alejamos de ahí temiendo que nos vieran y pudieran decirnos algo. Sin embargo, el haber sido testigos de esto,
despertó en nosotros una nueva sensación. Nos fuimos a otro lugar y empezamos a comentar lo que habíamos visto y los dos
coincidimos que lo que más nos había llamado la atención era el tamaño de la reata del muchacho, ya que nuestros respectivos
miembros eran apenas un pequeño apéndice.
Seguimos platicando de esto. De repente Edmundo me dijo –oye, porque no intentamos hacer lo mismo- yo le contesté que el único
agujero que nosotros teníamos era el posterior. El me dijo –que te parece si me metes tu pito en mi culito y después yo hago lo
mismo-Yo le contesté- sale, pero no te vayas a rajar después. Nos fuimos a los sanitarios y nos metimos en un retrete,
nos bajamos los pantalones, él se acomodó a mis espaldas y así como estábamos parados me metió su pequeño pené en mi apretadito
hoyo posterior. Estuvo metiendo y sacando su pito por un buen rato, pero yo no sentía nada. Le pedí que me dejara hacer
lo mismo y él aceptó. Le metí mi pajarito y después de varias metidas y sacadas, sentí que las piernas se me doblaban y algo
liquido corría por mi pené.
Esa fue mi primera venida de mi vida. Salimos de ahí como si nada hubiera pasado. No obstante, se me había quedado grabado
en la mente aquella enorme tranca que había observado y me entró la obsesión de tenerla en mis entrañas. Pasó el tiempo y yo busca
cualquier pretexto para estar cerca de Manuel para lograr que fuera mi amigo y después de varios días conseguí que él se fijara en mi.
En una ocasión en que estábamos solos, le dije que yo lo había visto como se cogía a la jovencita aquella y que me había llamado la
atención que los dos tuvieran muchos pelos y que la verga de él fuera mucho más grande que la mía. El al principio se preocupó porque pensó
que yo iría con el chisme a algún maestro y yo le aseguré que ese secreto no saldría de mi boca.
El se tranquilizó y me empezó a preguntar detalles de lo que yo había visto y le conté todo con lujo de detalles. Como yo estaba
realmente muy caliente le dije que me gustaría que él me cogiera y me contestó que estaba yo loco, que no sabia lo que estaba diciendo,
ya que no tenía idea de lo que me podría pasar si él me metiera su enorme verga en mi culito, que lo más probable es que me lastimara.
Yo le contesté que no importaba que me lastimara que me aguantaría si él se atrevía a metermela. –Déjame pensarlo- me dijo- después te digo.
Pasaron varios días hasta que un domingo me habló y me dijo que intentaríamos hacerlo,
pero que si no resultaba que lo íbamos a olvidar. Nos fuimos a uno de los salones vacíos y ambos nos desnudamos.
El ya estaba bastante excitado tomando en cuenta la magnitud de su erección.
Ahí me pude dar cuenta de que era más grande de lo que había pensado. Se echó mucha saliva en la verga para lubricarla
y me pidió que me agachara, yo le obedecí y me puso la cabeza de esa enorme verga en la entrada de mi culo y trató de
meterla pero por nada del mundo cabía esa cabezota. Entonces el me metió primero un dedo que por cierto me dolió pero no le dije nada,
después dos y por ultimo tres hasta que mi esfínter se empezó a dilatar. Cuando el consideró que ya estaba suficientemente dilatado,
me volvió a poner la verga otra vez y poco a poco fue empezando a entrar la cabeza, no sin antes sentir un dolor que sentía que me partía
en dos, pero seguía sin quejarme , además aunque quisiera safarme no podía debido a que él me sujetaba fuertemente por las caderas.
A él ya no le importaba mi dolor lo único que quería era terminar de metermela, hasta que al fin lo logró. Yo empecé a sentir que
el dolor se comenzaba a transformar en una sensación rica de placer y más aun cuando él empezó a bombearme con mayor rapidez y oía
como sus huevos chocaban con mis nalgas.
De repente el emitió un sonido gutural y sentí algo calientito e mi interior, se había venido. Me sacó su instrumento de mi hoyito,
se subió los pantalones y me dejó ahí con las nalgas al aire. Esa fue mi primera vez con un hombre. Después de ese encuentro,
tuvimos otros ya bastantes placenteros para ambos…pero esa es otra historia que posteriormente les contaré.
Actualmente tengo 46 años y me considero bisexual. Me gustaría saber sus comentarios. Por favor escríbanme.
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