AMBIGUEDAD, ESTANDO EN EL LICEO
Las personas Intersexuales pasamos por situaciones complejas, solemos ser casi al mismo tiempo él y ella.
Aclaro, desde antes de nacer, cuento con una especial condición, no es una enfermedad, ni una patología, me refiero a que soy intersexual, esta condición no está en el marco del binarismo sexual (hombre-mujer), puesto que somos personas que por naturaleza tenemos órganos sexuales ambiguos, es decir, al mismo tiempo tenemos biológica y psicológicamente de ambos sexos, en mi caso, presento cromosomas XXY, micro pene (3 cm aproximado, delgado), testículos suspendidos y atrofiados, así como también Síndrome de Insensibilidad a los Andrógenos (SIA), el cuerpo es incapaz de producir las hormonas que nos dan un aspecto masculino, lo que va asociado al hipogonadismo, escasa o nula producción de testosterona por parte de los testículos, igualmente, Hipospadias, que es una malformación en la abertura de la uretral, donde la misma no está ubicada en el glande sino en la parte inferior o base del pene, confundiéndose el pene con un clítoris desarrollado, indudablemente no podía orinar de pie, un poco más abajo presenté una vagina rudimentaria o primitiva, con una abertura de dos centímetros aproximadamente, acompañada naturalmente por labios menores y mayores no tan destacados, al inicio de la pre adolescencia a los 8 o 9 años vino la aparición inesperada de mi primera y escasa menstruación y de los botones mamarios, sin embargo, los estudios clínicos al nacer mostraban unos testículos de apariencia normal, solo que estaban suspendidos y con intervenciones quirúrgicas para hacerlos descender todo se compensaría, y corregir otras situaciones, en fin, estas especiales y evidentes características me define como intersexual, con personalidad ambigua o dual, sin embargo, dado a la apariencia de mis órganos masculinos siendo mas prominentes que los femeninos, mis padres y no yo, decidieron que sería varón, no obstante, en mis primeros años apostaron en que con ayuda médica y terapias todo se corregiría.
Mi infancia transcurrió algo “normal”, me debatía en ser niño unas veces y otras no, toleraban mi comportamiento hasta cierto punto, sin embargo, me sentía muy a gusto ser niño, lo percibía como sinónimo de libertad, sin tantas restricciones como a mis hermanas, tías y hasta mi propia madre, por cierto eran muy bellas, coquetas y al extremo femeninas, todas con hermosos ojos azules, cabello muy largo, claro, no por casualidad a manera cariñosa las llamaban las “gatas”, en todo caso, mi familia la enmarco dentro de los lineamientos patriarcales, clásicamente es común y aceptada silenciosamente la discriminación machista, como el género que ostenta el poder, es decir, el hombre es quien manda y la mujer obedece, algo muy similar ocurre en la vida diaria, donde se acepta del hombre, la agresividad, la fuerza y poder para imponerse, vinculado a una actitud normal donde las relaciones asimétricas entre las parejas, mujer llámese niña o adulta está subordinada al hombre y sus caprichos, la mujer es quien atiende al hombre, le sirve, le plancha, cocina, limpia, hace los oficios del hogar, se encarga de los niños y su educación, se arregla para él, total una vida de esclavitud sigilosa, la mujer es preparada, educada y formada desde que nace, para disposición del hombre, tal como el dicho popular: “El hombre es de la calle y la mujer de la casa”, el solo hecho de ser mujer, ya es una desventaja, todavía hoy en día, a la mujer se le enseña y educa para ser servicial y reproductora desde que inicia su vida le regalan muñecas, bebes con sus ropitas, cocinas de juguete, en fin, un adoctrinamiento para su desempeño futuro, para nada me gustaba esa actitud sumisa, servicial para con el hombre, por ejemplo en casa estaba Papá, cuatro hermanos altos y corpulentos, dos tíos igual de altos y fuertes, todos pasando los 1,90 de estatura, me fijaba mucho en como las mujeres se esmeraban en atenderles, mi madre, las dos esposas de mis hermanos mayores y las de mis tíos, igual ayudaban en servir la mesa mis dos hermanas mayores, tipo que casi devoción, pero a la misma vez ellas lo hacían a mi manera de ver complacidas, alegres, jocosas, esa actitud no me agradaba para nada, inclusive me molestaba cuando por alguna eventualidad me obligaban ayudarlas en cualquier que hacer del hogar.
La familia contaba con dos casas, una ubicada en el pueblo y la otra una granja, que era el negocio familiar, cría de cerdos en cantidad y gallinas artesanalmente pero un número considerable, habían pavos, gansos, una gran cantidad de matas de mandarinas con calidad de exportación, las cuales vendían a camiones que iban a comprar para llevar a los mercados, algunas matas de plátano, mango, mamón, había tres caballos, algunos peones porque la actividad era intensa, mamá era médico en el hospital y una clínica, mi hermana mayor la segunda después de mi hermano mayor, también era médico, en la semana nos quedábamos en la casa del pueblo mi madre, mis hermanas y dos hermanos, uno dos años mayor que yo y el otro unos tres años mayor, estudiábamos en el mismo liceo, y lógicamente no podíamos laborar en la granja durante la semana.
Al principio era muy rebelde, me oponía a las tareas que virtualmente eran propias de las mujeres, por ello, me interesaba en aprender lo opuesto que hacían la féminas, como cambiar un bombillo, pintar, arreglar algo, andar desaliñado(a), salir a jugar a cualquier hora sin mayor restricciones, jugar voleibol, ping pong, patinar, bañarme en el club o en la pequeña piscina de la granja, manejar bicicleta, no me importaba liarme a puño con cualquier chico, cuando lo hacía pienso que me daba cierto estatus en casa, a papá, mis tíos y hermanos como que se complacían con ello, sin embargo, poco a poco en le medida que iba creciendo, también fui conociendo mis limitaciones, a corta edad me di cuenta que cuando me liaba a puños con algún chico menor o mayor que yo, me sometían fácilmente, era objeto de burlas y bullying, comprendí muy temprano que por lo general me lastimaban, no solo física sino psicológicamente, por ello, decidí evitar pelearme, hasta muchas veces resignarme y hasta acobardarme ante muchos chicos, que me retaban y se burlaban de mí, por mi comportamiento, manera de vestir y actuar, yo era otro chico más, sin embargo mi cuerpo no se desarrollaba con la fortaleza igual que los otros chicos de mi edad, reconocía que era vulnerable y débil físicamente ante un chico, opté por dejar la agresividad, aceptar mi realidad en cuanto a la fuerza física, por ello, muchas veces prefería obedecer tímidamente a los guapetones y golpeadores de la escuela, de algún barrio o sector cercano a la casa, mi actitud causaba confusión, para unos era “marica”, para otros “Marimacha”, esto debido a que si proponérmelo unas veces me sentía y actuaba como niño y otras como niña, sin embargo, mi apariencia física lastimosamente, desarrollé una cintura extremadamente pequeña, grandes caderas, nalgas y piernas gruesas femeninas, bien delineadas, manos y pies muy pequeños, talla 34, hombros estrechos, en fin el esperado cuerpo de niño que mis padres y yo deseábamos se alejaba de mí, todo yo como que desafiaba la norma patriarcal y machista, es decir, mi cuerpo no era precisamente masculino, pero no usaba vestidos, faldas, sandalias, menos aún me maquillaba, mi corte de pelo, diría algo unisex, recuerdo que el corte era bajito y le llamaban “corte Johnny”, la verdad que si era mas femenino que masculino, y hacía lucir mi cuello largo, delgado, sin manzana de Adán, tenía otro complejo por mis manos y pies, eran muy finos y delgados, semejante a una chica, por ello no me gustaba dar la mano cuando me presentaban a alguien, sentía que me envolvían mi pequeña mano completamente, esta situación me acomplejaba al extremo, mas cuando algún que otro zagaletón se daba cuenta de este detalle y me sujetaba con fuerza hasta lastimarme, otra frustración, papa y mis hermanos eran altos y mi estatura era casi que la misma de mama y mis hermanas aproximadamente 1,60 mts, en casa para molestarme mis hermanos me decían “Enano o Enana”, cuando querían humillarme o hacerme rabiar, me decían “Ona”, solo ellos y yo sabíamos que significaba, nadie mas lo sabía y era el diminutivo de “Culona”, por lo anterior, trataba de no molestarlos para que no me dijeran así y no se enterara mas nadie de este sobrenombre.
Comencé a darme cuenta que de alguna manera me atraían los chicos y los hombres, hasta mi padre, hermanos y tíos, en la soledad de mi cuarto me cuestionaba esta situación, lloraba de la rabia, de no entender lo que pasaba conmigo, muchas veces de tanto llorar, llegaba a pensar que tal vez no es que me gustaban los chicos, sino que yo necesitaba y deseaba ser como ellos físicamente y no lo era, hasta mi voz no era de hombre, eso me traumaba, odiaba lo relativo a ser mujer y menos esclavizada a complacerlos, a servirles, eso no cabía en mi mente, aprendí a tocar guitarra y piano, me sabia de memoria infinidades de canciones, pero cantarlas como solista, no me atrevía por mi tono voz poco aguda, solo lo hacía en grupos donde todos tararearan, generalmente así ocurría.
Cuando me encontraba en “modo varón”, es decir, me sentía como tal, podía escoger a que jugar, que hacer, casi que con libertad, sin mayor restricciones, me dejaban y hasta me instaban hacer juegos y tareas rutinarias calificadas para chicos u hombres, esto se me permitía debido a que mis órganos sexuales masculinos, eran más predominantes, razón por la cual, decidieron que yo tenía que ser varón, ante toda las adversidades, sin embargo, todo cambio drásticamente, entre mis 8 a 10 años empecé a menstruar, mi cuerpo comenzó hacerse curvilíneo y aparecieron mis botones mamarios a una velocidad abismal, esto fue para mí un gran trauma lleno de complejos, lloraba por esta situación, de ser casi niño, mi cuerpo se resistía a serlo, me molestaron desde mis hermanos, compañeritos de clase, personas conocidas y desconocidas, había gran contrariedad en casa debido a que mis padres, años antes tomaron la decisión por mí en que yo sería hombre, ante mi frustración comencé a usar ropa holgada para esconder mi cintura, me colocaba una faja que era para la cintura de las mujeres en mis pezones para ocultar los mismos, además de top, mis prendas de vestir no eran coloridas, hasta mi traje de baño eran short o bermudas, debido a que mi pequeño micro pene delgado se ocultaba en los labios mayores de mi vagina primitiva y solo se veía un triangulo en mi zona intima, es decir, igual a una chica, por esta razón me confinaba a no usar trajes de baños, lo que si usaba eran prendas íntimas femeninas unicolor, sin adornos, bordes, dibujos ni nada de eso, porque los bóxer, interiores y prendas íntimas masculinas me laceraban y molestaban por alguna razón, era frecuente ver las prendas íntimas de mis hermanas, que por lo general eran conjuntos (sostén y pantaleta o bikini), rojos, blancos, con corazones, dibujos, etc., reconozco que eran muy lindas pero no me imaginaba usando nada de aquello.
Recuerdo que en el colegio había un chico guapetón de barrio, de unos 14 años, fornido, moreno, picapleitos, alto, simpático pero muy odioso, se reñía con todos y pretendía someter a quien le diera la gana, yo le tenía pavor y siempre le esquivaba, me alejaba de él y su pandillita de seguidores, presencié en las salidas muchas peleas de él, no solo a puño limpio sino que un par de veces a cuchillo, una vez estando haciendo fila para entrar al gimnasio a ver un partido de voleibol, este sujeto se me acercó por detrás y me apretó dándome un beso en el cuello y en el lóbulo de la oreja, a la vez que me decía que estaba bella, me zafé como pude, primero me cercioré que nadie había visto su atrevimiento y me fui a la carrera, decidí no entrar al juego, al alejarme me dijo infinidades de estupideces, esa tarde y noche y toda lo que quedaba de semana escolar la pasé en estado de alerta y temor ante una nueva imprudencia por parte de él, sin embargo, comenzó a molestarme diariamente, me silbaba, piropeaba y donde me veía me llamaba por el sobrenombre de “gata, gatita”, esto me irritaba mucho, le odiaba, quería que me dejara en paz y se lo decía tajantemente, él solo sonreía lanzándome besos, en una de esas vengo con dos amigas saliendo de un examen y se interpuso en mi camino, arrodillándose ante todo el mundo y tratando de entregarme una rosa, para él y muchos fue gracioso, para las chicas fue romántico, para mi confuso, en parte me gusto pero también me enojé, para disimular mi pena e indignación, hice como que era un chiste y me sonreí apartándome para continuar mi camino, se levantó y me tomó por una mano con cierta fuerza, hasta tuve que decirle que me estaba lastimando, que me dejara en paz, parece que reaccionó y se quedó mirándome, me soltó y me fui, luego al otro día, supe que se peleo con otro muchacho que intentó molestarme días antes, me dijo una amiga que eso fue lo que originó la pelea y que él aseguraba que éramos novios y quien se metiera conmigo se las arreglaría con él, no le di mucha importancia, al mes mas o menos, me tomó por sorpresa y me beso a la fuerza, ya eso para mi fue el colmo, inicialmente salí huyendo, pero mi indignación era tal que no soporte más y me arme con un pedazo de madera buscándole, al verme se abrió paso y se reía, diciéndome que no me atrevería, no lo pensé dos veces y le di con todas mis fuerzas en la cabeza, de inmediato un hilillo de sangre le cubrió la frente y al darse cuenta que sangraba se transformó, parecía un energúmeno sin control, quiso agredirme pero por casualidad llegaron unos profesores y al preguntarle a él que había sucedido, simplemente dijo que se cayó porque venia corriendo distraído, fue llevado al servicio médico, no quiso culparme, nos mandaron a todos a clases, media hora después llegó uno de mis hermanos de 14 o 15 años, igual que el muchacho del problema, pidió al profesor hablar conmigo, me increpó por lo acontecido, le conté lo sucedido, me informó que el chico había dicho que me esperaría a la salida, creo que me oriné, empecé a temblar y mi hermano me dijo:
. – Voy a estar ahí, tranquilo, no te dejes joder, no importa que sea más grande que tú, cambia esa cara, no pasa nada, recuerda el que pega primero pega dos veces, te le vas adelante y de una vez le metes una mano.
Cuando me senté de nuevo en el pupitre, solo quería llorar, irme corriendo a mi casa, no encontraba solución, de tanto pensar, tuve que resignarme a pelear con él, mi hermano estaría allí y sabía que si papá se enteraba que me rehusé a pelearme me pegaría también y me llevaría donde vivía ese energúmeno para que peleara con él, no pude pensar en nada más, solo en esa pelea, al salir no recibí palabras de aliento, al contrario, chicos y chicas me decían que me iban a destrozar, iba temblando del miedo, una amiga, llamada Gloria me dijo;
. – No voy a dejar que te pelees con él, le diré que es un cobarde, que tú eres una chica, que busqué un hombre para pelear, llamaré a tu hermano, intenté detenerla, pero igual se fue.
Al salir fuera del liceo, sentí algo de alivio, no estaba allí, pero como a dos cuadras estaba tumulto de estudiantes esperando ver un espectáculo, al llegar, me di cuenta que era el sitio que él había escogido para la pelea, el muchacho envalentonado se quitó la camisa, tenía un cuerpo espectacular, músculos bien definidos y cara de pocos amigos, la verdad que no me ofendía como era costumbre en él antes de pelearse con otros, los otros me indicaban que me quitara la camisa para no romperla ni ensuciarla, yo no decía nada, esperaba una reacción piadosa por parte de él, igual no podía quitarme nada, debajo de la camisa, tenía una franela y debajo de esta un top blanco de algodón para ocultar mis botones mamarios, además que mi cintura y curvilíneas para nada varoniles delatarían lo que tanto ocultaba, entregué mi bolso de útiles, él me esperaba, sin tomar una posición defensiva, la verdad yo no sabía pelear, me acerqué con los dos puños apretados, todavía con la esperanza que no pasara nada, él me decía, pegame pues, yo no me atrevía, me empujo la frente con la punta del dedo, eso me enfureció y me le fui encima, le di con ambos puños a la misma vez en el pecho, parecía una roca, ni se inmutó, volví al ataque y repetí una seguidilla de puñetazos cortitos en su pecho, en una de esas me atrapó mis dos manos en su pecho de acero, no podía librarme, le di un punta pie, en eso me empujo y caí al asfalto caliente, se sentó encima de mí, metió mis manos entre sus piernas dejándome en estado de indefensión total, me daba suaves cachetadas, y agarraba mis mejillas diciéndome cosas, en eso lo levantaron con facilidad del suelo, mi hermano le empujo y ahí sí que se pelearon de verdad, eran de la misma estatura y cuerpos parecidos, ambos sin camisa, la pelea se hizo interminable, mi hermano le abrió la herida hecha por mí, imagino que la sangre no le permitía ver bien, cayó al piso y luego otro cómplice del guapetón golpeo a mi hermano, yo me metí y le brinqué encima, con facilidad me dio vuelta y mi hermano parecía un torbellino ciego de ira, lo cierto es que nunca había visto pelear a mi hermano, me di cuenta la inmensa fuerza que tenía y lo salvaje que se convertía al pelear, al otro lo destrozó fácilmente, le abrió la ceja de un puño, cayó al piso, en vista que nos reaccionaba, volvió nuevamente con el guapetón, hasta que los separamos, entre la novia de mi hermano y yo, lo calmamos, le atendimos y nos fuimos a casa, al llegar, mamá y mis hermanas alarmadas no paraban de gritar y preguntar todas aterradas, le contamos lo que pasó, luego llegó papá y habló a solas con mi hermano, al salir, me felicitó por haberme enfrentado a alguien mayor y más fuerte que yo y además defender a mi hermano, lo que no le conté es que si no hubiese sido por mi hermano, tal vez me hubiera ido muy mal, menos le conté que me oriné del susto cuando me enteré que “FS” me esperaría afuera para pelear, papá si me dijo es que me iba a poner en un gimnasio para que aprendiera a defenderme, seguro mi hermano le recomendó esto último.
Al otro día, estando en clase la novia de mi hermano, se asomó en mi aula de clases y desesperada me dijo que mi hermano y “FS” estaban fuera del liceo y se pelearían de nuevo, al acercarme corriendo me interpuse entre ellos, sin importarme mi tamaño, ya que ellos eran como 30 cm más altos que yo, mi hermano me dijo que no se pelearían, pero que a él su papá lo había corrido de la casa, no por la pelea, sino porque le comentaron a la familia que estaba enamorado de un chico, que era yo, quedé en shock, no sabía que decir, le pregunté a él que como es posible que no negó esa barbaridad, su silencio me indicaba que él no le negó eso a la familia, de pronto me dijo:
. – Gata, es verdad, tu me gustas, como hago entonces
Mi hermano se enfureció y le empujó para pelearse con él, me interpuse y su novia también, no encontraba como hacer ni que decir, la novia de mi hermano, calmadamente dijo:
. – Mira nada de pelea, es suficiente lo que ha pasado, imagina que ahora se enteren que ustedes dos se pelearon por esto, porque esta enamorado de él (hablaba de mi), hasta tu papá se pondrá furioso, vamos a ver que hacemos, esto se le pasara a tu familia, dile que todo es un mal entendido y listo.
Pasaron varias semanas, “FS” vivía en un taller mecánico en unas condiciones deplorables, ya todo el mundo sabía lo que había pasado, era cuestionado a mas no poder, recordemos que la homofobia es para algunos un pecado mortal, imperdonable, a los días y a escondidas comencé a llevarle comida, ayudarle con su ropa, me sentía culpable en parte, las idas frecuentes para visitarle crearon un nexo muy lindo para mí, incluso ya le miraba lo apuesto que era, su gentileza conmigo, me confeso que nunca quiso hacerme daño solo llamar mi atención porque yo le gustaba, con mi mesada escolar le compré útiles de aseo personal, le llevé una almohada, sabanas, traté de mejorarle su penosa estancia en ese lugar, sin embargo, en un momento que fui al taller, me enteré que el señor mecánico, le había corrido, no pasó desapercibido mis idas allí y le hablo muy mal de mí, por lo que “FS” le dio unos golpes y tuvo que irse para otro sitio, que no supe cual, con mis amigas dimos con él, se estaba quedando en una plaza revuelto con malvivientes, la verdad que no soporte eso, decidí hablar con mama, le dije lo que pensaba hacer y ellas estuvieron de acuerdo, así que no fui a clases y adopté mi modo femenino, me arregle, maquille, resalté especialmente mis ojos azules, pinté mis uñas de manos y pies, me puse zarcillos que por cierto los agujeros tuve que abrirlos, tomé un pantalón leggins blanco para que resaltara mi cuerpo, realmente en mi región íntima no había protuberancia alguna, solo muy marcado la “V” púbica, es decir, una mujer más, me pude también un top corto blanco, que permitía delinear mis senos a la vez dejando mi ombligo al aire libre, una pequeña cartera y unas sandalias, me vi en el espejo y no lo podía creer, estaba hermosa, no cabía la menor duda que se trata de una chica, mamá y mis hermanas me acompañaron para ir a la casa de “FS”, al llegar en el carro de mama, pedí hablar con su padres, hermanas y hermanos, cuando le explicamos quien era yo, la mama estalló en llanto, el papá no tenía palabras, le dije el trabajo que paso en el taller, me enteré que el dueño era su tío, les comuniqué que ahora estaba en una plaza, llena de peligro, drogas, licor, robo, los invité antes de buscarlo, ir para el taller, así lo hicimos, el tío y la esposa no dijeron nada, solo disculpas, igual se unieron para acompañarnos a buscarle, cuando llegamos no estaba, nos fuimos al liceo, donde le encontramos, ante tanta gente se hizo una revolución, en principio solo presencié el emotivo abrazo y disculpas hacia “FS”, él no me había visto, mis compañeros y profesores no se habían dado cuenta de mi presencia, sin duda, todo el liceo conocía la situación, al bajar la euforia inicial me le acerqué a “FS”, al verme, cayo de rodillas, se reía y lloraba a la misma vez, solo decía, lo sabía, lo sabía mi Dios, me abrazó, llegaron mis compañeras muy felices, me abrazaron y no hallaban que decir tampoco, “FS” sin temor alguno le pidió permiso a mama para visitarme, ella le dijo que eso era conmigo, entonces nuevamente de rodillas avergonzándome a mí, se me declaró, le dije muy decentemente que no, que estábamos muy jóvenes y primero eran nuestros estudios.
La familia de “FS”, nos invitó a su casa como gesto de solidaridad, mamá articuló que ella tenia que trabajar y por razón de tiempo otro día se reunirían, mi madre era muy cautelosa, la razón es que no conocíamos a esa familia y no quería ninguna relación con ellos, no por discriminación sino por prudencia.
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