Ambiguo: Tío Pablo – 1era PARTE
El acoso incesante de un hombre.
Una parte más de mi vida, como he mencionado en mis otros relatos, desde siempre supe de mi dualidad, aprendí a vivir con mi condición intersexual, intenté manejarme en todas las facetas de mi vida, propias de mi sexualidad ambigua, tratando que no fuera tan evidente, solo que desde que nací supuestamente desarrollaría predominantemente una corporalidad masculina, ya que todo apuntaba a ello de acuerdo a los estudios médicos del momento, por lo que ante el resto de la familia decidió presentarme como niño, salí de la clínica con un body, gorro, manoplas todo de color azul, lo que indicaba mi presentación ante el mundo como Bebé varón, lastimosamente el tiempo y mi desarrollo se encargaron de ser lo contrario, es decir, mi corporalidad se negó rotundamente a ser varón, mi cuerpo jugo en contra de los pronósticos, no me desarrollé como supuestamente lo haría, pensaron que tendería toda mi anatomía a ser masculina, mi micro pene sin canal uretral (hipospadias), tal vez llegó a medir un poco menos de dos centímetros y en la medida del tiempo se redujo a escaso un centímetro, se asemejaba a un clítoris, se ubica en la unión de los labios menores, ni se diga de los labios mayores, igual de mi pubis, además como dije antes, por efecto de la hipospadias la abertura de la uretra se encuentra por debajo del micro pene, lo que quiere decir a simple vista todo era aparentemente normal a la genitalidad de una chica, semejante e igual al de una mujer biológica, todo conjugaba con mi físico, ahora bien, dado a mi intersexualidad, muchas veces me debatía entre ser o sentirme chico y otras no, por ello me vestía muy sencillo o básico como un chico normal creo yo, mi corte de cabello era corto pero digamos también entre femenino y masculino, no me quedaba mal, lo que no coincidía para nada con un chico era las sinuosidades de mi cuerpo, mis senos eran medianos pero la verdad que muy lindos, los cuales en la mayoría de las veces los ocultaba con fajas, pensaba que llegaría el momento que se quedarían aplastados o se reducirían, cosa que nunca sucedió, pienso que cuando más deseamos algo es lo que menos sucede, ahora para contextualizar todo, quiero decir que de acuerdo a mi estado de ánimo, me vestía de casi chico o no.
En una oportunidad por cosas del destino me tocó vivir una experiencia muy especial, comienzo diciendo que mi tío Miguel (“M”), fue mi primera experiencia “gay” a muy corta edad, realmente fue una violación, lo comenté en otro relato, la relación duró años, su familia estaba compuesta por 4 hermanos, todos apuestos diría yo, con fama de mujeriegos, el segundo de ellos de nombre Pablo, era divorciado, no se parecía tanto al tío “M”, introvertido, huraño, de poco hablar, el tío Pablo era divertido, extrovertido, cantaba y declamaba música llanera, tocaba cuatro, físicamente es alto como mis hermanos pasa el metro noventa, de contextura fuerte y gran musculatura dado a las faenas en torno a las actividades de siembra y cría de ganado, piel tostada por el sol debido al trabajo del campo, contrario que mis otros tíos tenía una preparación académica básica, su hablar era rudimentario, tosco, yo desde pequeño o pequeña cuando iba de visita a la finca de ellos o él venía al pueblo o a la finca de nosotros, le observaba mucho porque me llamaba la atención su manera de ser, denotaba lo que yo admiraba, ese estereotipo de hombre que aparenta no tenerle miedo a nada, imponente, muy parecido a mis hermanos.
Años después supe que tanto algunos familiares como en mi entorno, por mi manera de ser y mi físico femenino, me calificaban de “niño gay amanerado”, eso me hacía muy vulnerable y pienso que por ello fui víctima de violaciones o sexo no consentido, además de agresiones de todo tipo, creo que al tachar a una persona como “gay”, los hombres y chicos creen tener el poder sobre ese ser, mirarlo con desprecio aparente, digo aparente, porque esos mismos hombres que ante el resto o en compañía, denigran de las personas «gay», a solas son tus acosadores, son quienes intentan tener intimidad con quien es catalogado de «gay», diría que se hacen depredadores sexuales, quienes somos tildados de amanerados como que se decreta la ley de la selva, el más fuerte somete al más débil, lo mira como una presa sexual fácil para satisfacerse, imponerle sus caprichos, se vive en un constante acecho, tienes que aprender de alguna forma a evitar que te maltraten, estos mismos maltratadores hacen ver que respetan a las chicas, tienen un poco más de tacto con ellas, saben que ellas pudieran contarle a cualquiera, sobre todo a sus padres cualquier agresión física o verbal, ellas no tienen que preocuparse desde el punto de vista social si denuncian un abuso, porque por el hecho de ser mujer no las descalifica tanto como a un chico que violan e humillan, la mujer tiene ese privilegio, puede hablar sin quedarse con nada que le hagan, igual en público si lo desea o tiene pánico, posee la libertad de decir abiertamente que tiene miedo de pelearse, puede acobardarse ante otra chica o chico, no pasa a más, es mujer y puede hacerlo, en cambio, es casi que obligatorio, normal que los hombres se enfrenten, es una regla pues, por ello muchos chicos con menos masculinidad se dejan hostigar y sucumben a los caprichos de la ley de la selva.
Al tío “Pablo”, desde que le conocí, escuchaba de sus andanzas como mujeriego, bebedor, parrandero, excelente coleador y con mal genio, acumulaba cientos de cuentos de sus hazañas peleándose sin temor en cualquier parte, todo aquello lo admiraba muchísimo, puesto que el tiempo y mis vivencias me habían hecho ser muy cobarde, me horrorizaba pelearme, ya que las escasas veces que lo hice me dominaron y humillaron fácilmente, cuando me veía en algún problema que los varones solucionan a puño limpio, temblaba de pánico, hasta una vez llegué a orinarme, no mucho, no lo notaron, pero si sucedió, era una masa inerte de nervios que no sabía cómo defenderme, sabiendo que mi fortaleza no me correspondería en liarme a los puños, por esa razón me deje someter cientos de veces hasta que llegaba el punto del “No más”, «no aguanto, no lo soporto, basta», era cuando perdía la cordura y mi control, entonces si brotaba un carácter muy duro y rebelde poco conocido, con mucha valentía y coraje sin pensar agredía a cualquiera, me favorecía un poco que era muy deportista, debido a que jugaba voleibol, básquet, natación crecí un poco más que mamá y mis dos hermanas, mamá 1,60; mi hermana mayor aproximadamente 1,63, la que le sigue un poco más de dos centímetros quizás 1.65 y yo de casi 1.70.
Retomando al contexto con mi tío Pablo, nunca me trato como chico, siempre a escondidas intentaba seducirme, tenía algún que otro detalle para conmigo, me piropeaba, me guiñaba un ojo, un beso fugaz, no perdía oportunidad para darme una nalgadita «especial», en fin, todo ha encubierto, cuando estaba cerca me decía que era bonita, que le gustaban mis ojos de gatita, me invitaba a que fuéramos novio, se tocaba su miembro preguntándome -¿Te gusta?-, yo le miraba el paquete y me iba corriendo sin comentar nada, a escondidas también me decía:
. – «Mocosa», estas grandecita, ya eres toda una mujer, te amo, quiero que seas mi novia. – esa actitud de él hacia mí me incomodaba y hasta me asustaba de alguna manera, muchas veces cuando calculaba que nadie estaba cerca, me sometía y abrazaba fuertemente hacía él, me tocaba desenfrenadamente, me parecía que se ponía erecto de la nada, o tal vez era mi impresión, si podía se colocaba detrás de mí, solo en una oportunidad que me pareció estaba bebido ya que olía a licor, me encontró en mi cuarto, se abalanzó encima de mi en la cama, intentó bajarme el short, me dio mucho miedo, se me salió un estruendoso grito, tal cual una chica, me puse a llorar, parece que por el grito y mi llanto reaccionó con ello, se levantó inmediatamente y se marchó, sentí una mezcla de amargura y miedo, sensación muy horrible, nunca paso a más, al otro día me buscó, me sorprendió nuevamente, estábamos solos, llevé ambas manos a mi boca por el horror que sentí, esperando lo peor y de inmediato mis lagrimas afloraron, me pidió perdón por lo sucedido, me dijo que me tranquilizara que no pasaría nada, que no me haría daño, yo tendría entre 16 a 17 años, como era enorme optó por sentarse frente a mí, me miraba fijamente, sin malicia ni insinuaciones, sentí cierta tranquilidad, no cesaba en disculparse, como yo no tenía opciones, ya que prácticamente podía hacer conmigo lo que le viniera en gana, asentí en que le disculpaba, no dejaba de temblar porque tenía la impresión que era muy volátil, no quería tampoco que se enojara, me pidió en señal de una nueva amistad en que le acompañara a comer helado, me negué al principio, pero noté que su rostro cambio, frunció el entrecejo, nuevamente pensé en que podía agredirme, entonces acepté, igual me llegó un pensamiento en que él estaba ideando la manera que yo fuera al cuarto, sin duda tenía que cambiarme de ropa, mi malicia natural me decía que buscaba que yo entrara al cuarto a cambiarme, tenía que arriesgarme, en la calle era menos vulnerable que allí, entre y me cambié lo más rápido que pude, al salir fuera de la casa, sentí un gran alivio, sin embargo me dijo estas muy bella, no le sostuve la mirada, al dirigirnos a su linda y flamante camioneta, me abrió la puerta para que me montara, cuando íbamos camino al pueblo, le suplique que no me tratara como chica, que no lo era, él me dijo para mí lo eres y eso me basta, le volví a insistir en que no lo hiciera, entonces me extendió su enorme mano para sellar el trato diciendo:
. – Esta bien, es un trato, venga esos cinco, pero recuerda que para mí eres una mujer, no puedo tratarte como si fueras un hombre, parece que no te has visto bien en un espejo, eres hermosa, por más que trates de ocultarlo eres una hembra y despiertas pasiones, debes entenderme. Le respondí:
. – Tío por favor suelta mi mano. – la llevó a su boca y me dio un cálido beso en el dorso, diciendo a la misma vez, esas manitas no son de hombre, eres una hembrita delicada y bella, estoy muy enamorado de ti, quiero que seas mía, de mi propiedad.
Nuevamente y con enojo le increpé:
. – Para esto me invitaste a comer helado, no cumples con tu palabra, hizo que recapacitó, me dio la razón, luego empezó a tararear improvisado y alocado, me hizo reír, trataba de remedarme exageradamente, movía la cintura y gesticulando imitaba a una chica diciendo a la vez:
.- Soy un chico muy malo, mira mi fuerza, el que me la hace me la paga, la verdad que esa masa de musculo moviéndose y hablando de esa manera era muy gracioso, nos volvimos a reír a carcajadas, llegando al pueblo al estacionarse se le acercó un hombre y le ofendió, solo le dijo que otro día arreglarían ese problema, que se quedara tranquilo, después alguien estacionándose rayo su camioneta y salimos a ver el daño, era un señor y una señora mayor, cuando nos acercamos, la señora muy nerviosa se disculpaba, tío le dijo no se preocupe, son cosas que pasan, el Señor igual le decía que pagaría el daño, sin embargo, tío mantuvo una calma sorprendente, yo no hubiese reaccionado de esa manera, recordé en una ocasión que me chocaron mi moto chopper, formé un escándalo de película, hice que me pagaran el daño, pero él ni siquiera se enojó, volvimos a nuestros helados, ni tocó el tema, pero volvía a disculparse nuevamente conmigo por lo ocurrido, le dije que olvidáramos eso, que confiaba en que jamás se repetiría, volvió a extender su mano en señal de trato, no le extendí la mía, rompió en risas, entonces alargo su dedo meñique para entrelazarlo con el mío, otra señal de cerrar algo convenido, su dedo me parecía del tamaño de mi mano, claro exagero jajajajaja, bueno seguimos hablando de muchas cosas, cambio mi punto de vista en contra de él, no era un ogro ni tenía el mal genio que decían, tampoco percibí lo mujeriego que supuestamente es, ya que entraron muchas mujeres de todas las edades, vestidas igualmente de muchas maneras, algunas muy bellas, con hermosos cuerpos y ropa ceñida, en fin un desfile de féminas, estuve muy pendiente y no miro a ninguna, a él le miraban y le saludaba mucha gente, no le vi ni siquiera esa mirada picara de algunos hombres, se acercó un amigo de él con una muchacha de mi edad, muy bella y con un hermoso cuerpo muy llamativo, tampoco la miró como pensaba lo haría, más bien en un acto cortés de galantería cuando se la presentaron, él se levantó de la silla y ella se llevó ambas manos a la cara sorprendida de su tamaño, todos sonreímos, me pareció muy bien, de pronto llegaron dos de mis hermanos con mi hermana mayor, venían de buscarla a ella que había estado de guardia, se sentaron con nosotros, ordenaron sus helados, paso una hora más, llegaron unos músicos y tocaron algo en nuestra mesa en busca de propinas, el tío le pido prestado el cuatro y canto e improviso mucho mejor que los músicos, mi hermano Miguel también lo hizo, me pidieron que tocara tonadas mexicanas en la guitarra, toque un par de canciones, tío canto rancheras y nos marchamos, fue divertido.
De regreso me preguntó cómo la había pasado, si ya no estaba “molesta” con él, le dije:
. – Tiooooo nooo ok, lo haces al propósito, se sonrío y me decía es jugándome contigo mocosa, detuvo la camioneta a un lado de la carretera de tierra que daba rumbo a la hacienda, giró su torso hacía mí, diciéndome:
. – Muchacha, te amo, ves que no eres hombre, no puedes entenderme, los hombres cuando nos enamoramos nos ponemos tontos, payasos cuando estamos con la mujer que amamos, dime que por lo menos me darás una oportunidad para conquistarte, para que seas mía, ves que no puedes entender, no eres hombre. – mientras yo le miraba escrutando su cara y pensando en esa insistencia tan incómoda. Le respondí pero instintivamente me salió un movimiento y gesticulación muy femenina, no muy cónsono con lo que salía de mis labios al replicarle, si te entiendo soy hombre al igual que tú, arrancó el vehículo riéndose e imitando mis gestos anteriores y repitiendo: “Soy hombre al igual que tú, muy hombre ok”, no me pareció gracioso y dejé de mirarle, casi, llegando me dijo, Mocosa puedo preguntarte algo, le respondí puedes hacerlo pero me quitas lo de mocosa ok, está bien, te pregunto: .- ¿Por qué eras tan bella y porque te amo tanto?, le dije: .- Ah pues tío, no cambias, no cumples con tus promesas.
Quedamos en silencio y llegando estaba mamá, mis hermanas y tías fuera tratando de cambiar un caucho espichado del carro de mamá, mientras nos bajábamos me dijo espera, ¿puedo preguntarte algo?, le dije que sí y de nuevo me dijo:
. – ¿Por qué eras tan bella y porque te amo tanto?, si no respondes te lo preguntaré delante de todas ellas, respóndeme – con nerviosismo pensando en que haría lo que me decía, le dije eso es idea tuya, no me preguntes más ok.
Nos acercamos a saludar, le dije a mamá que fuimos a comer helados y que nos encontramos con mis hermanos, mientras el tío cambió el neumático, quise ayudarle para aprender a cambiarlo, terminamos, mamá trajo jugo de naranja muy rico y el tío delante de mamá me dijo:
. – ¿Puedo preguntarte algo?, casi me ahogo con el jugo, se me desmayaron las piernas, sin opción le dije que sí, entonces dijo, ¿ya aprendiste a cambiar un caucho?, wuaooo que alivio sentí, tuve un ataque de risa, me fui a la casa, el tío se despidió y me quedé pensando en él, me parecía verlo de una manera más amigable, algo simpático con sus cosas, me recriminé por pensar eso.
En una época se presentó un paro universitario por diversos motivos, yo nunca me sumaba a nada que tuviera que ver con violencia, por ello decidí irme a mi pueblo, al llegar me enteré que mis padres y mis tíos con los cuales yo vivía en la ciudad, se iban de viaje al exterior a disfrutar unas merecidas vacaciones, costeadas en su totalidad por una hermana de mama, por casualidad estaba de visita en el pueblo el tío Pablo, hermano de mi tío Miguel, supe que estaba por allí comprando y vendiendo unos animales para la finca que tenía su familia en Calabozo, no nos veíamos desde hacía unos cuatro años, al verlo recordé nuestro encontronazo de la última vez, y la pases que hicimos, al mirarme se sorprendió y extendió su mano, se vinieron a mi memoria muchos recuerdos olvidados, los momentos que este señor de unos cuarenta y tantos años, me molestaba a solas, me decía mocosa, carajita, mami y otras tantas veces cualquier toqueteo de mis partes a escondidas, a mis 15 o más se lo comuniqué al tío Miguel, quien era mi amante, solo me manifestó que me alejara de él y que resolvería el asunto, sé que hablo con su hermano, sin embargo, nunca dejó de acosarme, mi roce con él se hizo muy de vez en cuando, debo confesar que le temía, por su corpulencia y acoso, muchas veces llegaba a rozar mi trasero, encubierto en la complicidad de la soledad de algunos momentos, yo me zafaba y a la carrera me alejaba, nadie se dio cuenta de nada, sentía que si decía algo no me creerían, por eso callé ese rico secreto y porque la verdad me encanta el acoso de un hombre, me sentía deseada o algo así, esa noticia del viaje fue inesperada, tanto para mí como para la familia, puesto que constantemente era una invitación que no se materializaba, pero llegó casi sin previo aviso, con pasajes listos, pensé de inmediato que estaría solo por mes y medio, ya me imaginaba muchas cosas que iba a ser, sin embargo, me dijeron que no podía quedarme en casa ya que fumigarían y no habría nadie allí, decidieron que yo me iría con el tío Pablo para Calabozo ayudarle, a mis casi 21 años me molestaba que decidieran por mí, pero nunca tuve un carácter rebelde y lo acepte a regañadientes, el tío Miguel me habló y me tranquilizó diciéndome que no pasaría nada, todo está hablado, se refería por supuesto a la actitud de su hermano para conmigo, esa noche hubo una especie de festejo, y me acosté como a las 10 pm, a eso de las cuatro mi tío Miguel me visito y estuvo haciéndome el amor unas dos horas, a las 6 me dejo, me dormí nuevamente hasta las 12 del mediodía, al levantarme me di cuenta que se preparaban para salir de madrugada al aeropuerto, debían estar unas cuantas horas antes, Pablo les llevaría, me indicó que no podía acompañarlos porque no había espacio para mí, que a la 1 de la tarde lo esperara para irnos a Calabozo, se despidió con una inesperada y sonora nalgada sin darme tiempo a rechistar, se dio la vuelta y se marchó, el resto de la tarde y noche estuvo sin contratiempos, a las dos de la mañana se fueron, me quedé ordenando y limpiando el desorden de la partida, luego me dormí nuevamente, Tío Pablo llegó casi que a las tres de la tarde, de inmediato me dijo:
. – Mocosa vamos saliendo, busco el camión y nos vamos,
Le dije que no me tratara así, soltó una carcajada y se fue, no pasaron 10 minutos cuando oí el pitido estruendoso del camión cargado de ganado, olía apestoso, llevaba un sombrero que le quedaba muy bien, en el camino mientras él conducía le observaba sin que se diera cuenta o eso pensaba yo, de vez en cuando desentonaba una canción llanera y se reía, me decía que nos íbamos a llevar bien, por más de dos horas no cesó de preguntarme, si yo tenía novio, si su hermano era algo mío, si llevaba pantaletas y de qué color eran, si él me gustaba, al mismo tiempo se tocaba el pene, en un momento dado le dije con ira:
. – Mira Tío Pablo, no me interesa lo que pienses y creas de mí, es tu problema, todo lo que dices es pura imaginación y mentira tuya, mi vida no es tú problema, si vas a seguir con tus idioteces me bajo y me devuelvo, de pronto paró el camión y me gritó:
. – Bájate pues, no van a pasar 10 minutos sin que te agarren esa pepa y te den una redoblona estos campesinos – estábamos en medio de la nada y ya oscurecía, no dije nada, me impresionó su violenta reacción, luego me dijo tajantemente:
.- Yo no pienso ni me imagino nada, yo sé todo desde hace tiempo, y se algo más, secretos muy sabrosos de ti, así como también me cojo a tu tía y le reviento esa pepa e culo y la hago llorar en cada cogida que le doy, tú vas a ser mi mujer quieras o no, hace mucho tiempo que te traigo ganas, ya se me olvidó cuando me cogí un culo, tú vas a ser mi mujer, y punto, eres el culo que me quiero coger desde hace años, ya sabes que no tengo mujer, mira como tengo el guevo, me le quedé mirando, sin pensar nada, me preguntó ¿te gusta?, al darme cuenta que le miraba, tuve que voltear por vergüenza a otro lado, pero quedó grabado en mi mente lo que acababa de ver, presentí que estaba tomado, él continuaba molesto y gritándome decía: .- Agarrame el guevo, tocalo, a la vez me preguntaba:
. – ¿tú no sabes lo que es tener cojonera, no sabes verdad?, no me veas así, puedo ser muy bueno, pero también muy malo, no me gusta que una mocosa me lleve la contraria, prepara esa pepa, porque desde ya tienes marido.
Le dije que me devolvería a casa, que no toleraría más sus faltas de respeto, que era un cobarde al tratarme de esa manera, paró nuevamente el camión, ya era de noche y todo estaba oscuro, sin luz, decidí con mucho miedo bajarme, no me importo pero no soportaba su trato, cuando me bajé arrancó el camión a toda velocidad, me dispuse a caminar en dirección contraria, a lo lejos distinguí unas siluetas y me escondí, dejé pasar, era una familia que venía de algún lado e iban hablando y riendo, un rato después, a lo lejos distinguí unos faros de luces, de nuevo me escondí, pasaron muy poco a poco tres motos con unos hombres bien tomados, la verdad que caminaba con mucho miedo, se oyen todo tipo de ruidos entremezclados, ladridos de perros, ganado, insectos, de vez en cuando mis lágrimas brotaban del miedo e impotencia al pensar podía pasarme algo grave, casi una hora después me percaté a lo lejos que venía un vehículo en sentido contrario, me escondí nuevamente, venía muy despacio, notaba unas lucecitas azules en el techo, el corazón me saltaba, era Pablo, el tío Pablo estaba de regreso, venía por mí, gritaba muy fuerte llamándome, decidí salir de mi escondite, al verme se paró y se abalanzó a mi encuentro, me abrazó y me decía .- ¿Estas loca, muy loca?, ven vámonos, cómo se te ocurrió venirte sola – tomó mi bolso y nos montamos, como pudo dio la vuelta para seguir nuevamente a la finca, me decía que debíamos ir un poco más rápido, los animales estaban estresados, que se perdió casi dos horas.
Opté por no decir más nada, acepté montarme de nuevo en el camión, casi que rompo en llanto de la alegría de sentirme a salvo, al cabo de un tiempo tal vez algo más de una hora, al darse cuenta de mi silencio y su anterior reacción tan violenta hacia mí, me dijo:
.- Mocosa, disculpa, no pienso hacerte daño, perdona lo que dije, si te hubiera pasado algo no me lo perdonaría nunca, me siento muy mal conmigo mismo, te subestime, nunca pensé que una chica como tú, tan bonita y frágil haría tal cosa, quedarse sola en esta oscurana, tienes mucha decisión y valentía, eres muy decidida, me gusta una mujer así, me hiciste molestar innecesariamente, vamos hacer las paces princesa, extendió su mano en señal de un pacto de paz, no le respondí ni le di la mano, entonces añadió:
.- Está bien, estás brava, disculpa nuevamente por decir que quiero tantas locuras, estaba muy asustado cuando te bajaste, me volvía loco al no encontrarte, sentí mucha alegría cuando te vi, seamos amigos pues, por favor mocosa dame la manita, no quiero molestarme mi amor, yo entretanto no sabía que contestarle, la verdad en el fondo me gustó saber que le importaba, que se devolvió a buscarme arrepentido, como que no era tan ogro, me asustaba mucho su denotada violencia, su forma imponente de ser, su machismo a flor de piel, el trato tan posesivo, pero sin duda no se lo iba a decir, ante su insistencia en hacer las paces, atine a decirle:
. – Está bien, haremos las paces, pero con una condición, no me trates más como mujer, me desagrada cuando lo haces, no lo soporto.
Le correspondí el saludo de su mano, al momento de tocar su mano me di cuenta de lo grande y rugosa de su extremidad, me la sostuvo unos instantes más de lo normal, mantuvo mi mano y me regalo un beso en el dorso, como si yo fuera una dama, tuve que retirar la mano muy despacio, no lo fuera a interpretar como algo malo, seguí con mi actitud sin decir nada, pensaba también que momentos antes, había reaccionado muy violentamente, en vista de mi total silencio agregó:
. – Perdona el mal rato, te prometo que todo estará bien, vamos a estar solos tú y yo por casi dos meses o más, no podemos estar como perros y gatos, al no responderle, me dijo autoritario.
– Bueno mocosa, di algo pues, no te quedes callada o te voy a besar aquí mismo, no deseo molestarte otra vez, ¿hacemos las paces o qué?, le dije en tono suave y pausado, sin deseos de alterarlo:
. – Está bien, hagamos las paces, no quiero molestarte Tío, pero con una condición, por favor, no quiero que me trates como mujer, no me digas más «mocosa, ni mamita, nada de eso», Odio lo que piensas de mí, todo es mentira, no tienes derecho a humillarme, jamás te he faltado el respeto, no te he dicho ni hecho nada malo en contra de ti, más bien te admiro, no me humilles más por favor… se quedó un rato pensativo hasta que rompió el silencio y dijo:
. – Está bien, olvida el mal momento, no me gusta ver llorar a una mujer, no soy así, perdóname, creo que me tratas de decir que lo que yo sé de ti es mentira, que eres un hombrecito o algo parecido a un hombre, ¿quiere decir entonces que estamos entre hombres, ¿no? me quedé en silencio dándole a entender que estaba confundido conmigo, levantó la voz preguntándome:
– ¿Estamos entre hombres sí o no?, le contesté, me asustó su actitud y de inmediato dije «sí», él prosiguió diciendo:
. – Bueno, está bien, ya veremos, tengo mucho tiempo sin mujer, supongo que tú sabes como hombre que eres, que es estar sin mujer, ¿Verdad?, también sabes que necesitamos una ¿verdad?, (por supuesto, eran otras palabras más coloquiales), me preguntó: ¿desde cuándo no te acuestas con una mujer?, ante mi silencio me dijo: contéstame pues, ¿sabes o no sabes de lo que te hablo?, le dije titubeando:
. – Si tío, lo sé… entonces replicó:
. – Ves, no sabes, mira no quiero ofenderte, pero los hombres no hablamos ni pensamos como tú lo haces, como tú te mueves pues, no sé cómo decírtelo pá qué no chilles, lo miré sin mediar palabra alguna, intentó tomar mi mano en un rápido movimiento, fácilmente me zafé no porque era más fuerte sino porque supongo él lo quiso así, atiné a decirle que estaba loco, que me dejara en paz, su cara transformada me decía:
– Te amo, ningún hombre le dice a otro hombre, déjame en paz, te pones repulsivo, estás loco, esas no son palabras de hombre, no te das cuenta de eso, y menos un hombre se deja decir te amo por otro, por eso es que digo que te haré mi mujer, quiero que tengas un hijo mío, ¿sabes que es el amor, lo entiendes?, si eres hombres también sabes que es estar sin mujer o no lo entiendes, contestame ya, no sabía qué responder, nerviosamente le dije:
. – Tío, no me gusta cómo me hablas, tampoco quiero hablar de ese asunto, te comprendo, pienso que eso es algo muy privado de cada quien, ¿No le parece?, además no tienes por qué decirme tantas cosas en ese sentido, que pretendes con eso, no te entiendo.
Me interrumpió y dijo:
. – Esto que ves aquí es un hombre enamorado de ti, que te habla con la sinceridad, que es muy claro contigo en sus sentimientos que no son de ahora, lo sabes muy bien, lo que pretendo es hacerte mía, ¿no he sido bien claro?, que es lo que no entiendes entonces, quiero que seas mi mujer, quiero que seas feliz a mi lado, los hermanos no tenemos secretos, nos contamos todo, ¿Quieres saber los ricos secreticos que sé de ti? – Le respondí de nuevo, pero ahora con mucha rabia y molestia, con la seguridad que sabía lo de tío Miguel y yo, sus palabras eran tan obscenas y humillantes que trillaban en lo vulgar y chabacano hacia mí, le dije:
. – No quiero saber más nada de ti ni de ninguno de ustedes, menos mentiras sobre mí, te agradezco por favor respeto, me pediste un pacto de paz y lo hemos hecho, confío en lo que dices en ese pacto de paz, añadió:
.- Mami, conozco tus asuntos, desde que naciste, eres hembrita, vives con mi hermano y tu tía para que puedas tener un espacio y ser mujer también, no es un secreto para mí, tu tío es mi hermano, no tenemos secretos, sé eso y más, no tienes la culpa de nada de eso, naciste hembra, lo eres, es así y listo, acepta que te amo, lo sabes, no me engañas, desde que supe todo esto, vivo pensando en hacerte mi mujer, quiero que entiendas que te deseo desde que eras una niña, ahora más que has crecido y estás bella, no tengo a nadie con quien estar, desahogarme, compartir, por más que lo intentes nunca serás un hombre porque simplemente eres mujer…
Nuevamente lo interrumpí:
.- Por favor Tío Pablo, no deseo que sigas con tus idioteces, buscas intimidarme, molestarme, me humillas y lo haces a propósito, con intención, además, lo que te dijo tío es parte del pasado, no quiero hablar de ese tema, ¿no lo entiendes?, todo eso pasó y ya, ok, todo ha sido superado, pero veo, que no lo sabes todo como tú dices, pues también debes saber que no soy lo que tu piensas que soy, soy normal, el pasado quedó atrás, no me humilles más, no pude contener las lágrimas, – seguía diciéndole, en un estallido de valentía: .- Quisiera que olvides lo que me has dicho, soy una persona normal, todo quedó en silencio y después de meditar su respuesta, me dijo:
. – Listo pues, no llores, volvamos al tema del que no quieres hablar tampoco, me tratas de decir que todo pasó y se acabó, que eres hombre, entonces hablemos de mujeres, de eso hablamos los hombres, no debe darte pena, yo hablo claro, como hombre, y como estamos entre hombres, no hay problema, mañana vamos a un sitio donde conozco unas mujeres y te busco una para que te diviertas, me pareció grotesco, me aterrorizo esa idea, ¿cómo decirle que no me llevara a ver a ninguna mujer? Le dije con espanto:
. – Para que le quede claro, no voy a ir a ningún antro de mujeres con usted ni con nadie, no tengo que probar nada y basta, piensa que eso es ser hombre. – reía maliciosamente a la vez que me decía:
– Estás nerviosa, no es para que te asustes, buscamos un par de niñas y listo, tampoco es para que te cases, dime desde cuando no lo haces, – obviamente no podía decirle que nunca lo había hecho, que no deseaba hacerlo tampoco, que peor aún no me gustan las mujeres, como pude, cambié el tema, puse la radio, de vez en cuando me miraba fijamente, tenía que decirle que no se distrajera, que chocaría, igual no me prestaba atención, al cabo de un rato tomó mi mano con fuerza, no pude soltarme, me decía al propio tiempo, quiero que seas mía por favor, me solté, le dije que era un impertinente, que ya no lo soportaba, que me dejara en paz, que si seguía con su fastidio al llegar me devolvería, se dio cuenta que era capaz de hacerlo, se calmó, y agregó, está bien te trataré como un hombre, vamos a ver si aguantas la pela, pudimos continuar sin más acecho, se puso más áspero en su trato, no me importo, me dijo:
. – Vamos a tomarnos un trago, hace falta, pásame de la guantera una botella que tengo allí. Le dije que estaba conduciendo y no iba a beber más, paro el camión para tomar la botella, la saque y la arrojé fuera, partiéndose en pedazos, cerró los puños fuertemente alrededor del volante, me miraba muy molesto, quería insultarme tal vez. Al cabo de un rato, supongo que al no encontrar algo que decirme, pronunció:
. – ¿Vistes lo que acabas de hacer?, eso no lo hace ningún hombre, si lo fueras ya estuvieras recibiendo una paliza, menos después de tanto trajín que lo mejor es un buen trago. – pícaramente añadió:
. – En lo que lleguemos llamo a dos amigas para dormir acompañados y relajarnos, tomamos algo y nos vamos a dormir, prefiero estar bien acompañados que comer, ¿te parece mi niña?
.- Mira tío, de nuevo te recuerdo que ya basta de tu trato de ese modo, no vuelvo a repetírtelo, mañana a primera hora me voy, tampoco me gusta que quieras convencerme que debo comportarme como a ti te guste más, cada persona es diferente y eso no tiene nada que ver en si es hombre o no lo es, el hecho que para usted esté bien tomar licor cuando maneja no quiere decir que para todo el mundo es igual, igual ocurre con esa manía de buscar mujeres a como dé lugar, yo solo tengo hambre, cansancio, ganas de bañarme y dormir, mañana me voy apenas me levante, el viaje no ha sido bueno, los pies me duelen de tanto caminar, no voy a estar con nadie que me impongan, le repito no tengo que demostrar nada, no se le ocurra invitar a ninguna mujer porque no sabe de lo soy capaz, se me revuelve el indio y no respondo, se va arrepentir más de lo que usted cree. Antes de continuar dando supuestamente muestras de confusión comentó:
. – No quiero que te vayas, me gustaría mucho que te quedes, si lo decides te llevaré después que arregle todo aquí, te comportas muy raro, como puedo tratarte como hombre, no te entiendo. – no quise responderle porque estaba claro lo que me insinuaba, pero no me importaba, sabía que había entendido mi mensaje muy bien.
Arrancamos nuevamente en silencio, sin más contratiempos, serían como las 11 o 12 de la noche cuando llegamos a la finca, fuimos directo a la casa principal, ya de entrada todo era horrible, bajé mis cosas y él llamó por radio a alguien quien llegó a la media hora, le oí decir que llevara los animales a un corral, no recuerdo el nombre del corral, que los bajaran de la jaula del camión para que reposaran, comieran y tomaran agua, que al otro día iría el veterinario, para vacunarlos y los marcarían.
Mi primera impresión fue lo peor, todo un desastre, desde mal olor hasta un desorden total.
He estado leyendo tus relatos y me ha gustado mucho tu manera de escribir, es muy agradable la forma como narras todas tus vivencias, tienes mucho talento, quizás podrías dedicarte a la literatura erótica o de ficción. Sigue escribiendo espero con ansia como sigue tu historia.