Amistades duraderas
Sexo, soccer y amistad..
Todo esto inicio cuando yo tenía 22 años. En ese entonces lo que mas me preocupaba era entregar mi tesis universitaria.
Pertenecía a un equipo de soccer. Tres veces por semana jugábamos en las canchas del deportivo y fue ahí donde lo conocí.
Ramón es su nombre. Alto, de cabello chino (arisco) color castaño, sus ojos de color café profundo. Tenía una ligera barba que con el pasar de los años se fue haciendo oscura y tupida. De piel bronceada y ese par de piernas gruesas y velludas que a la menor provocación presumía levantándose la bermuda de su uniforme de soccer.
Yo tenía la posición del defensa en el equipos y él era delantero así que de alguna forma siempre había nuestros roces.
En un convivió del equipo él llegó y fue ahí cuando empezamos a intimar más. Me hacía halagos de la forma en que jugaba y también me dió algunos tips para mejorar.
Toda la tarde y noche estuvimos bebiendo y platicando. Poco a poco la gente se fue retirando. Así hasta quedar sólo tres personas. Él, yo y el anfitrión, mi amigo. Que ya para ese entonces estaba más para allá que para acá (borracho).
Arrastras metimos a mi amigo a su habitación y yo decidí que debía levantar el desorden que había en el lugar.
Ramón me ayudó y cuando medio habíamos levantado aquel desastre nos sentamos en unos camastros. Platicamos pero la plática tomo un rumbo muy favorable para mí.
Ramón me contó que hacía rato había cortado con su novia porque le halló mensajes explícitos de otra mujer.
-Ah, con que eres pito suelto?-
-wey no tengo la culpa, cuando algo me gusta… ¡Está madre no respeta!- agarrándose su entrepierna.
-Y ahorita traigo un deseo de que me la chupen, que hasta de hombre aceptaría la boca-
-Pues falta de confianza, nada más-
Mi mano se posó sobre su pantalón que aprisionaba una erección en crecimiento.
Mis manos se movieron ágiles, temiendo que él se arrepintiera. Desabroché su pantalón y abrí su zipper. Y con mis dedos baje poco a poco su boxer ajustado de color azul marino.
Ví como apareció su vello púbico recortado. Y dar paso al tronco flácido que de un momento a otro engrosaría. Lo miré, su boca abierta, su rostro entre sorprendido y encendido. Y no teniendo más obstáculo me lleve a la boca su miembro. Mis labios le propinaron un masaje para él muy anhelado y su miembro fue tomando dureza. Mi boca se fue llenando hasta que me retire y pude verlo en toda su magnitud. Grueso a la mitad con un glande rosado y circuncidado. El sabor de su precum salado mi lengua lo disfrutó y se adueñó de el. Jugué con su miembro lamiendo lo de arriba a abajo, me lo metía por completo a la boca hasta que su glande chocaba con mis amigdalas y él solo atinaba a soltar pegueños sonidos gluturales. También probé sus bolas con mi lengua y labios y eso a él lo volvió loco. Mi mano masajeaba su tronco.
-wey, ya me voy a venir… Ya me voy a venir we-
Y apenas poniendo mi boca en su uretra está vomito su leche. Leche caliente, espesa que trague sin reparó y con mucho deseo.
Sus manos se habían aferrado al camastro mientras sus piernas se tornaron más duras. Sus ojos por completo cerrados fueron la respuesta al orgasmo que lo invadió. Cuando todo hubo acabado me levanté y limpie los restos de semen con mi manga. Ramón se levantó y me sorprendió por completo. En sus labios había dibujado una sonrisa pícara, sus manos metieron su miembro al pantalón como si estuviese maniobrando con un enorme falo.
-nunca me habían hecho un sexo oral taaaaaán delicioso. ¿Podría repetir, sabes?-
-!cuando gustes y a la hora que gustes!- y así me tomó la palabra.
Han pasado más de 10 años y él me sigue frecuentando. Mujeres entraron y salieron de su vida pero yo soy constante en ella. Poco a poco se fue adentrando en el sexo homosexual y créanme lo hace muy bien.
Que afortunado eres, ya quisiera un amigo como el tuyo, enserio que rico y excitante tu relato, saludos…. 😁