Amor verdadero en la infancia (Parte 3?
La libertad de amar.
Llevaba toda la noche pensando en todo lo que me había pasado últimamente, el medallón, Mateo, ese loco que nos disparó… tenía la sensación de que todo estaba conectado, tenía demasiadas incógnitas revoloteando dentro de mi cabeza, por lo menos Luis estaba bien, o el tipo ese era muy mal tirador o habíamos tenido demasiada suerte, también había investigado más sobre él, y descubrí que el medallón protegía de las desgracias ¿Acaso había evitado que alguno de nosotros recibiéramos un disparo mortal?. Mi teléfono empezó a sonar y me sacó de mis pensamientos.
-Hola Mateo- ¿Cómo estás? ¿Ya has hablado con Javi?-
-Si, ya le he dejado-
-Que alegría, ¿Y como se lo ha tomado?-
-No muy bien, ¿Quieres que quedemos? Tengo ganas de verte-
-Claro, nos vemos en una hora en el Parque de las Rosas-
-Vale, adiós amor-
-adios-
Oír su dulce voz me había alegrado mucho, fui al baño a peinarme y a maquillarme un poco mientras llamaba a un taxi, tenía que darme prisa, no quería hacerle esperar, cuando llegó el taxi le di la dirección.
El Parque de las Rosas era un gran parque en el distrito norte, como su nombre indica está lleno de distintas especies de rosales, un lago con un palacio a su orilla y grandes miradores con preciosas vistas a la ciudad y al mar.
Llegamos a la entrada, le pagué al conductor y salí feliz, crucé la enorme puerta y empecé a caminar feliz por los senderos, me daban ganas de recorrer todo el parque pero Mateo me esperaba, llegué a uno de los miradores y allí estaba, contemplando las vistas, le miré con deseo, estaba vestido con una chaqueta blanca, pantalones cortos blancos, zapatillas blancas, camiseta blanca y un bolso de Prada también blanco, sabía que era mi color preferido, me acerqué a él.
-Hola-
-Hola Hugo- él se dió la vuelta y me dió un beso.
-Te veo muy bien-
-Si, me he quitado un peso muy grande de encima al confesarle todo a Javi-
-Ya, antes me dijiste que no se lo tomó bien-
-Si si, no veas la que me ha liado, creía que me iba a comer-
-Pe… pero…, bueno, da igual, lo importante es que ya somos libres; ah, por cierto, te he traído algo- saqué una cajita de mi bolso y se la di, dentro estaba el medallón, decidí que si efectivamente ese objeto protegía de algo, quería que lo tuviese él.
-¡Hala! ¡qué bonito!-
-Si, es un medallón muy antiguo, no hay otro igual- o por lo menos eso era lo que suponía.
-Gracias, es precioso ¿Como me queda?-
-Genial, a tí todo te queda bien. Oye, hace frío ¿Vamos a mi casa?-
-Claro, hoy tenemos mucho que celebrar- me dijo con un tono pícaro.
Llamamos a otro taxi, cuando llegamos y entramos en casa no perdimos el tiempo, Mateo me agarró por la cintura, acercó mi cuerpo al suyo y me empujó hacia atrás, me golpeé contra la mesa de la entrada haciéndome daño, él se disculpó y siguió a lo suyo, sin para de besarnos nos dirigimos al salón mientras nos íbamos quitando la ropa, nos tiramos encima del sofá, envolví con mis piernas su cuerpo, nos movíamos mucho mientras nos frotábamos lo que hizo que cayésemos al suelo, pero eso no nos detuvo, ahora yo estaba debajo y el encima, me dió la vuelta, bajó mi ropa interior y lentamente empezó a adentrarse dentro de mí, lo hacía con cuidado, yo le dije entre gemidos que fuese más rápido, Mateo me hizo caso y aceleró sus embestidas a un ritmo más fuerte, nuestros gemidos se intensificaban, él me agarraba del pelo para moverme, me daba fuerte y muy de prisa, me empezaba a doler pero me daba igual, cada vez sentía más placer y mi cuerpo empezaba a moverse por pequeños espasmos involuntarios, tuvimos un gran orgasmo al mismo tiempo que hizo que nuestros cuerpos se tensasen y relajasen a la vez, que él cayese sobre mí y acabásemos los dos tumbados sobre la alfombra uno encima de otro.
Nos incorporamos y empezamos a vestirnos, después de ponerme la camiseta me fijé en el medallón que Mateo había dejado encima de la mesa de café, en la parte trasera había más letras que la última vez que lo vi, ponía «ate & Hu», me llamó la atención, quería verlo con detalle pero en ese momento bajó Laura por las escaleras con una de sus batas de estilo japonés, se la veía un poco agobiada.
-Hugo, necesito que… Huy, hola Mateo-
-Hola Laura, ¿Qué pasa?
-Pues… que arriba hay un chico que conocí anoche y…-
-¿Qué significa exactamente eso de que lo conociste?- preguntaba yo sabiendo la respuesta.
-Significa que hemos follado tres veces y que ahora tiene que irse-
-¿Tienes a Luis en el hospital y te has tirado a otro?- Mateo estaba sorprendido.
-Luis sabe que no tenemos nada exclusivo y este chico es guapísimo, ganó el premio nacional de belleza, pero ahora me siento fatal-
-Pues sube y dile que se valla-
-No no no, yo no puedo decirle eso, no tengo ni valor ni energía, hazlo tu, que tienes mucho tacto para estas cosas-
-¿Yo? ¿Estás borracha?-
-Venga, porfa, soy tu amiga- Ella imploraba.
-Valeeee, pero me debes una-
Subí las escaleras y me dirigí a su dormitorio, cuándo entré vi a un niño que debía tener 12 años, durmiendo tranquilamente en la cama, toqué su hombro para despertarle, él abrió los ojos y sonrió.
-Hola ¿Eres amigo de Laura? ¿Dónde está?-
-Emm… aquí no, es qué…-
-¿Pasa algo?-
-Si, es que Laura ahora mismo está con otra persona y tu…-
-Que no quiere nada más conmigo vamos-
-Eso-
-Pues que cobarde, me ha utilizado estando con otro y ahora pasa de mí- Se lo veía bastante fastidiado, y con razón, me daba pena, cogí 50€ del monedero de Laura y se los dí-
-Hola, para que vuelvas a tu casa-
-Gracias- Se levantó, cogió sus cosas y se fue rápidamente, se había enfadado, bajó las escaleras y salió de la casa dando un portazo.
-Laura, ya puedes salir, se ha ido-
-¿Como le ha sentado?-
-Mal, le has usado para el sexo-
-Ya… pero bueno, como no le voy a volver a ver-
En ese momento sonó el telefonillo, pensamos que sería él buscando una revancha pero al descontarlo para responder sonó una voz infantil, decía ser el hermano de Mateo, miré por la cámara y efectivamente era él, le abrí la puerta.
-Mateo, es Rubén-
-¿Mi hermano? ¿Qué hace aquí?-
-No sé, ahora le preguntas-
Abrí la puerta y Rubén pasó dentro, tenía 10 años el pelo castaño oscuro y la piel blanca, llevaba un abrigo de piel de zorro auténtico.
-Hola Mateo-
-¿Qué tal bonito? ¿Quieres algo?-
-Solo venía a darte un sobre que ha llegado, es del concejal ese de Marbella-
-Hay gracias, lo esperaba desde hace días-
-Toma… ¿Y ese medallón?-
-Me lo ha regalado Hugo- Me señaló.
-¿Éste es el chico ese con el que tu…?- Rubén sonreía.
– Si, es él-
-Oye, pues encantado he-
-Gracias, me caes bien-
-Muy majo tu novio, me gusta-
-No me lo vallas a quitar-
Los cuatro reímos. Mi móvil empezó a sonar otra vez, era Luis, le respondí.
-Hola Luis ¿Qué tal el brazo?-
-El brazo bien, pero tenemos problemas-
-¿Qué problemas?-
-Voy a tu casa y hablamos-
Colgó el teléfono. Dios ¿Qué pasaría?
Perdón por la errata del título 😓
Lindo relato. Besos.
Gracias por tu dulzura 🥰, pero la historia va a ponerse triste