Andrés me siguio dando
El vecino de 21 que rompió a los 12 me cogió de hembrita .
En el relato anterior narre como mi vecino de 21 años prácticamente me violo y humilló, lo cual hizo que me enfadara con el. Una semana después de haberme roto me lo encontre en la tienda de la esquina, me guiño el ojo y me invitó a montar en bicicleta, además me ofreció Una lechera, la cual me encantaba, pero no entendí el mensaje de la lechera. Yo estaba muy ofendido por las cosas que me decía cuando me tenía bien ajustado: que ya estaba roto, que a ver si no era mrk, que me había dado la verga que yo quería. El caso es que todo esto me excitaba. Así que le acepté la lechera y salir a montar en cicla en la noche . Yo sabía lo que iba a pasar… Si decir palabras fuimos al descampado donde prácticamente me había violado y de inmediato se puso detrás de mí y sentí su potente ereccion. Yo estaba igual de excitado. Se sacó la verga, se puso vaselina que llevaba y enseguida me la puso en el ano y empezó a empujar. Me dolía horrible y le decia que parara, pero me tenía asegurado con los brazos metidos por las axilas y luego me agarraba los hombros. Parecía poseído, me decía aguanta mrk. Esto te pasa por mrk, quien te manda a dar el culo y seguía empujando hasta tenerme bien ensartado. No se la aguantaba y lloraba del dolor. Obviamente perdí la ereccion. Comenzó a darme bien duro, sin importarle mi dolor al tiempo que me seguía diciendo cosas parecidas tales como ya te daré la lechera que quieres, a ver si estos 19 cm no te han roto? Te voy a dejar bien tanquiado. El caso es que el dolor se me pasó y Andrés seguía como loco hasta que aceleró el ritmo, me agarró fuerte, bufo como un animal y se quedó quieto. Estas montadas en bicicleta siguieron casi a diario, pero me seguía dando clases de matemáticas 3 veces por semana. En las lecciones también me clavaba así que me daba verga 8-10 veces por semana, pero Andrés era insaciable y me pidió que los sábados y domingos que los empleados no dormían en la casa (las habitaciónes quedaban fuera de la casa frente al kiosko del jardín) durmiera en una hamaca en el kiosko y el se pasaba la pared e iba a darme lecherita extra. Nadie sabía nuestro secreto, pero el Txiki, el otro muchacho que vivía ahí se dio cuenta y un sábado después de haber recibido la lecherita de Andrés, llegó el Txiki a visitarme a la hamaca y me dijo que silencio o decía todo. Me quedé helado, pero esta es otra historia…
gran realto como sigue
Continua la tercera parte del relato