Anecdota Muy Especial (VF)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Serffer.
Pues esto sucedió durante un par de años cuando yo tenía entre 14 y 15 (misma edad de él), tuve un amigo que sin duda era de los mejores que he tenido en toda mi vida. Teníamos una amistad bastante bonita ya que compartíamos muchos gustos, entre ellos los mismos videojuegos, casi la misma música, programas, series, aficiones, etc. Y por lo tanto casi todo lo hacia con él, lo cual nos mantenía en el rango de mejores amigos, ya que convivíamos todos los días y gran parte de estos, al punto de que muchas veces me quedaba hasta altas horas de la madrugada en su cuarto, haciendo cualquier cosa. Jamás me llegue a quedar a dormir con él en su casa o él en la mía, por “X” o “Y” motivo nunca se daba la oportunidad, así que nos conformamos con el tiempo que podíamos pasar juntos y eso era genial para ambos.
Muchas veces sentía la necesidad de tocarlo, abrazarlo, estar cerca de él (lo más posible) y generalmente se daba la oportunidad o surgían “momentos” a lo que él no le molestaba en lo absoluto, aunque algunas veces le tocaba el pene y no le gustaba, me decía que eso “era muy gay”, así que me detenía y le decía que era broma pero que a mi no me lo parecía. Algo que siempre me llamó la atención es que sí me permitía tocarle las nalgas, por ejemplo: Alguna vez jugamos que nos teníamos que meter el dedo en el culo (con ropa y todo) a forma de que quien lo hiciera más veces sería una especie de “ganador”, y para todo esto yo fui el que lo incité a eso ya que era muy frecuente en mi escuela tocarnos las nalgas y meternos el dedo en el culo a forma de broma entre todos los hombres (éste era un juego muy popular, entre otros aún más calientes en mi salón de clases y además uno muy extraño), pero en otra oportunidad les contaré más sobre eso. El punto es que lo hicimos y nos divertimos un montón aunque al parecer al final le volvió a afectar un poco eso y me dijo que ya hiciéramos otra cosa porque era algo raro y yo acepté.
En otra ocasión jugábamos "luchitas" a pesar de que nunca me han llamado la atención, pero lo pensaba y era una buena oportunidad para tener más contacto físico con él y poder tocarlo todo lo que quisiera y así sucedía, generalmente yo ganaba ya que me considero una persona físicamente fuerte ya que muchos me lo han dicho, a pesar de que e esos tiempos no hacía ningún tipo de ejercicio, pero bueno, al menos las “luchas” con él me divertían además de que me excitaba muchísimo en ellas, creo que alguna vez debió sentir fuertes erecciones de mi parte, porque no era fácil contenerme y tampoco me preocupaba mucho hacerlo, me dejaba llevar por el momento en el que podía tocar su culo a diestra y siniestra, o sus velludas y bien formadas piernas. Como el usaba muy seguido bermudas (Se sabía guapo y de buen cuerpo y no le molestaba presumirlo) así que siempre las portaba con mucho orgullo ya que sus piernas eran realmente bellas al igual que tenía muy buen culo, que era lo que más me prendía de él. Siempre soñaba con darle unas buenas lamidas, dedearlo y penetrarlo hasta hartarme, pero eso sí, con mucho amor ya que eso es lo que siempre sentí por él. Yo aprovechaba cada oportunidad en la que él tenía bermudas para meterle la mano hasta sentir sus boxers o truzas, lo que fuese. Nunca me hizo notar que le molestase en lo absoluto que yo lo tocara tan descaradamente y en tantas partes a la vez, pero al contrario de mí nunca me tocó como yo a él, lo cual me hacía sentir algo desanimado porque sentía que yo no le gustaba lo suficiente.
Cuando nos quedábamos solos en mi casa aprovechábamos para contarnos nuestras cosas, como nos estaba yendo en la escuela, con las chicas, etc. Y en una de esas veces él quiso contarme algo en especial, que parecía atormentarle, pero a la vez tenía muchas ganas de decírmelo, solo le daba vueltas a lo que quería decir y no me decía nada, pero lo noté algo mal por lo que me acerque y lo abracé muy fuerte sin decirle nada y él me abrazó también, cuando escuché que iba a decirme por fin lo que le pasaba y solo alcance a escuchar un: “Tú…” entrecortado, y como se imaginarán me dio mucha emoción, pensé que diría: “Tú me gustas” o algo por el estilo, pero no dijo más así que me puse triste y le dije que estaba bien, que no tenía que decir nada si no quería, después solo se despidió y se fue. Todo ese día me quedé pensando en que tal vez debería ser yo quien diera el primer paso y decirle mis sentimientos hacía él, pero al final me arrepentí y no le dije nada. Al día siguiente que lo vi en su casa, aunque ya todo estaba normal y lo notaba alegre de nuevo yo me sentía más enamorado, además siempre me trataba con un cariño especial, por ejemplo: Si un amigo estaba con nosotros y tenía tendencias a ser grosero y más si lo era conmigo me defendía y se enojaba, conmigo podía hablar de todo y con sus demás amigos no (eso me lo repitió muchas veces) y siempre noté que a mi me hablaba y me trataba diferente que a sus demás amigos, era más cariñoso y especial, cosa que me devolvía las esperanzas.
Nos habíamos conocido cuando yo me cambié de casa, él se convirtió en mi vecino y rápidamente hicimos gran amistad a eso de los 11, pero no fue hasta los 13 que empezamos a ser los mejores amigos e inseparables. Él siempre me iba a buscar a mi casa, todos los días, yo casi no lo hacía porque sabía que él vendría y así sucedía. A los 14 me di cuenta de que me gustaban los hombres y las mujeres (nunca tuve problema con aceptarme), por eso hasta esa edad fue cuando empecé a sentir que me gustaba y ya no solo lo sentía mi amigo sino como algo más, poco después me daría cuenta de que ya sentía amor por él y ahí empezaron los problemas porque no me sentía correspondido, pero me conformaba con que estuviéramos cerca, hiciéramos todo juntos y de vez en cuando tocarlo (de una manera más sexual, claro). Pasados los meses cumplí 15 y él poco después (soy mayor que él por unos meses), fue ahí cuando me sucedieron ciertas cosas en la escuela con un amigo/compañero al que también quise mucho, y por supuesto, empezó la confusión. Con éste compañero tuve mis primeras experiencias gay, las cuales pienso contarles si ustedes me lo piden, solo hago énfasis aquí ya que él me enseñó varias “mañas” que me llevaban al éxtasis total poco después con mi mejor amigo, y era que me encantaba oler su ropa interior usada, cuando el estuviera fuera del cuarto o no se encontrara en casa, eso me ponía a mil, y era fácil de hacer porque tenía un cesto de ropa sucia en su closet y rápido podía obtener la prenda que quisiera, me la llevaba a la nariz con el fin de sentir sus olores más íntimos, ese olor a hombre que sudó todo el día personalmente me mata y eso era lo que yo buscaba en sus prendas y mientras tanto él hacía lo suyo, ya que a ésta edad empecé a notar cambios en él.
Empezó a tomar otra actitud conmigo, antes era yo el que intentaba acercarse y provocar algún encuentro, pero nunca lo logre del todo, así que por un tiempo “me rendí”, tal vez esto debido a que empezaba a sentir cosas por mi otro amigo y eso me frenaba en parte a ya no intentar nada, porque igual, él tampoco me daba una señal o algo que se le pareciese de que yo le gustara. En ese tiempo él se volvió un poco más directo y me ponía en cada situación… Una de ellas fue que cuando salía de su casa y nos despedíamos después de un partido de basketball acalorado en el deportivo de nuestra colonia, pues veníamos muy sudados y cansados, y por un descuido yo me tropecé y lo tiré a él también, caímos de tal manera que su culo quedo contra mi cara y era tan exageradamente bien formado que no me pude resistir y al hacerme el que me levantaba metí mi cara en su culo “sin querer” fue de lo más rico que pudiera sentir, casi le mordía una nalga de lo excitado que estaba pero me contuve y solo traté de saber a que le olía y para mi sorpresa, tenía ese olor a sudor de macho que tanto me gustaba así que estaba excitadísimo y no me podía levantar porque se me notaría la erección descomunal que tenía y con esos shorts del basket se me vería todo y mejor me quede sentado en lo que se me pasaba, y con el pretexto de que me dolía el tobillo, espere hasta que me tranquilicé.
Al parecer el sintió mi obvia introducción en su culo y le dio risa, lo veía sonreír constantemente y de repente me preguntaba que como estuvo, a lo que yo le contestaba: Cómo estuvo qué? (me hacía el tonto, ya imaginaba a que se refería pero me moría de la vergüenza) y él decía que la caída y se reía, lo cual me daba risa, de los nervios tal vez. Después llegando a la puerta de su casa nos despedíamos, como había dicho, pero noté que estaba teniendo una erección (con esos shorts tan delgados y transparentosos, se podía notar todo) y él comenzaba a agarrarse el pene descaradamente frente a mi, retándome a que se lo agarrara o algo por el estilo. A mi me daba miedo en ese entonces que algo malo sucediera, así que no hice nada, pero cuando ya me iba se bajo el short y me dejo ver su truza blanca y la erección que tenía mientras se lo agarraba con más fuerza, y en un momento de distracción me tomó de la mano y la puso sobre su pene, era enorme y gordo (sobre todo gordo), no me resistí; se lo apreté y jalé, luego me reí y le dije que ya me tenía que ir, él solo asintió con la cabeza y me dejo ir, pero aún me arrepiento de no haber hecho más y tomar la oportunidad de oro.
Los siguientes días y semanas fueron iguales; llenas de insinuaciones, algunas más sutiles que otras. Muchas veces dejaba la puerta del baño abierta cuando iba a orinar para que yo lo viera pero no me mostraba del todo su pene, y solo lo veía sonreír, sabía lo que quería, pero nunca me arriesgué lo suficiente. Otras veces cuando yo llegaba a su casa y no había nadie más que él y yo se metía a bañar justo en ese momento y dejaba la puerta entre cerrada y generalmente me hablaba para platicarme algo y yo tenía que ir hasta la puerta, y de nuevo; sabía lo que quería pero no me atrevía. Otras veces llegaba y sentaba sobre mi pene y se bajaba parcialmente el pantalón diciendo que le molestaba y casi quedaba solo con el boxer y podía sentir sus nalgas suavecitas, eso me ponía muy caliente y por consiguiente tenía erecciones que el sentía.
Algunas veces le llegué a seguir el juego y empezaba a hacer como que lo penetraba, o sea; me movía como si él me cabalgara y por supuesto él cooperaba, y cuando terminábamos nuestro “juego” yo le decía que lo quería mucho y me respondía que también él a mi y nos quedábamos en esa posición hasta que alguno de los dos se cansara. Nos acariciábamos el rostro o jugábamos con nuestro pelo mientras estábamos acostados, acurrucados, y cada vez se hacía más evidente que quería algo, pero mientras más evidente era más miedo me daba intentar algo, porque por alguna tonta razón (tal vez la de forzar el acercamiento) yo sentía que si intentaba algo más directo o le decía lo que sentía por él, lo podría tomar a mal y contárselo a sus familiares y ellos le dirían a mis papás que siempre fueron cercanos, y eso, me daba pavor.
Para finales de 2009 me empezó a comentar que pronto se tendría que ir a vivir con su mama que vivía en otro estado, y al principio creí que era broma pero luego todo se fue confirmando y para Enero del 2010 ya tenía todo listo, y la cuenta regresiva comenzaba, faltaba una semana para que finalmente se fuera y ésta quizá fue la semana más llena de sentimientos encontrados de mi vida.
Cada día era algo diferente; Lunes: Me confesó que estaba muy feliz por poder ir a vivir con su mamá después de mucho tiempo, lo cual me hizo enojar un poco porque sentí que no le importaba dejarme, por lo tanto nada había valido la pena. Nos peleamos.
Martes: Llegó con un regalo para mi, me dio un peluche para que siempre lo recordara y me regaló una de sus cartas favoritas (y de las mías) de “YuGiOh” (nos gustaba mucho jugar a eso), y yo hice lo mismo; le di una de las mías, que nunca me había podido ganar y siempre quiso, cabe mencionar que él era algo malo para el juego. Nos dimos un gran abrazo y pasamos todo el día juntos.
Miércoles: Me dijo que siempre a querido decirme algo y que tal vez ahora que ya no nos veremos más o quien sabe, debería decírmelo, le dije que mejor no me lo dijera, que tal vez en un futuro si volvíamos a vernos ya veríamos, él respondió que estaba bien, dijo creer que yo ya lo sabía, a lo que yo le sonreí y le dije que no sabía de que hablaba.
Jueves: Tras sentir cada vez más cerca el día final estábamos muy tristes, por lo tanto hicimos nuestra última “luchita” y por primera vez sentí que además de mi él también me tocaba, y hacía sentir presente su deseo hacía a mí, así que me armé de valor e hice lo que nunca logré hacer, por miedos e inseguridades, me animé y le toqué el pene con toda confianza a lo que él respondió haciendo lo mismo y le dije: “La tienes durísima, siempre quise sentirla así”, a lo que él me respondió: “Pero si todo el tiempo me la agarrabas e intentabas violarme” – soltó una risa. “Ojalá me hubiera dejado, seguro me hubiera gustado”, yo estaba sorprendido por sus palabras, no sabía si tomarlo como broma o que de verdad me hacia una declaración formal como siempre espere, así que con tono de burla le dije: “Con ese culo que tienes tal vez te confundí con mi chava, no mames! Lo tienes enorme, te podría acusar por provocación, porque eso es lo que haz hecho todo este tiempo, sabías?” – se volvió a reír, con más fuerza.
Yo solo quería que el momento que se había creado no se acabara nunca o al menos durara lo suficiente, y para eso por primera vez tenía que atreverme a ir más allá. Para esto le dije que se volteara, que se pusiera bocabajo y el accedió así que le baje el pantalón y pude ver por primera vez sus hermosos glúteos que tanto anhelé por años. Me decidí a sacarme el pene y pasárselo por el culo cuanto como pudiera, y así lo hice, él solo decía que no sabía si estaba bien lo que hacíamos pero que se dejaría llevar, que ya no perdíamos nada, lo cual me puso muy triste y creo que a él también, se le notaba en la cara, sabíamos que habíamos perdido gran tiempo en nada y que pudimos disfrutarlo mucho antes, pero después dijo algo que me llenó de alegría al instante; no importaba si no nos volvíamos a ver mañana, pasado o nunca, que para él esto era especial, muy especial. Yo le contesté que para mí también y que lo disfrutáramos ahora que podíamos, así que no perdimos el tiempo y seguimos besándonos, aunque nunca en la boca solo en el cuello, la espalda y torso. Al final me dediqué a besarle el culo, a tocarlo y todo lo que se pudiera hacer, aunque nunca llegamos al rimming (y me arrepiento mucho de eso) porque en esos tiempos ni siquiera me pasaba por la mente tal cosa, solo quería penetrarlo y que él también lo hiciera conmigo, que nos uniéramos, que fuéramos uno mismo y obviamente hacerle sentir todo mi amor por él.
Estábamos en el éxtasis total, sentía morir, y así estando ya en el clímax rápidamente se levantó y me la empezó a chupar con todas sus fuerzas, era algo brusco pero me gustaba la intensidad con la que lo hacía, tocaba todo mi glande con su lengua, tocaba mis huevos y se los metía en la boca, era una sensación indescriptible, nada se comparaba a eso y más siendo el primer blowjob que me hacían. Mientras él se masturbaba como loco, lo cual me encantaba, siendo que en esas épocas yo me sentía muy bajo de autoestima así que el saber que podía provocar tal lujuria y tales arranques a la persona que me gustaba tanto, me hacía sentir en el cielo, sin duda. Su pene era gordo y largo, no descomunal pero sí resaltaba lo grueso que estaba y lo velludo que era, eso me ponía aún más, yo solo podía pensar en que tenía que guardar todo lo que estaba sucediendo en lo más profundo de mi mente, que de alguna forma tenía que inmortalizar el momento, además de todo el tiempo hacerle sentir lo mucho que lo quería. Mientras tanto aprovechaba que estábamos al mismo nivel sobre la cama para tocarle el culo, tanto como podía, era suavecito y sin un vello, al menos no por fuera, intentaba meterle el dedo a toda costa pero estaba algo alejado y no podía, él se dio cuenta de eso y se acercó lo más posible a mi, estábamos tan cerca que podía recargar mi mentón sobre su cuello, mientras él agachado seguía con lo suyo y por fin pude meterle el dedo como quería, él se inquieto un poco, se sacó mi pene de su boca y me dijo que tuviera cuidado, nunca le habían hecho eso y que le daba algo de miedo, yo le contesté que lo tendría y que no se preocupara de nada, que lo quería mucho como para lastimarlo de alguna manera, él me respondió que también me quería mucho y que solo por eso permitía todo lo que estaba pasando, me sentí tan feliz por lo que decía y tan excitado por la situación que me acerque a darle un beso, pero en los labios esta vez, pero él no lo permitió, intente hacerlo de nuevo y puso su mano para que yo no me acercara, eso me sorprendió mucho y no sabía porque lo hacía y ya un poco molesto le intente decir que porque no, y me dijo que era mejor así, entonces continúo haciéndome ese blowjob.
Semidesnudos en la cama, solo con nuestras respectivas camisas y los pantalones a los tobillos, estaba apunto de comenzar a chupársela tan fervientemente como él lo hizo conmigo, cuando se escuchó la llave de la puerta de su casa abriéndola, nos vestimos rápidamente y nos sentamos a los extremos de la cama, lo más lejos posible el uno del otro y esperamos a que su tía llegara a saludarnos y así fue, ella entró enseguida al cuarto preguntando que como estábamos, le contestamos muy nerviosos; que estábamos bien, y ella hizo un comentario algo así como: “A qué huele? No huelen algo extraño?”, nosotros contestamos que no, no olíamos nada y extrañada salió del cuarto, tal vez ese olor que ella detectó era el olor a sexo en el cuarto. Cuando ella se fue nosotros teníamos pensado continuar, así que me acerque a él lentamente por la cama mientras me desabrochaba el pantalón de nuevo, él me sonreía algo apenado y a mi también me ganó la vergüenza así que me detuve y espere a que me dijera algo, pero no lo hizo, al ver que yo había parado ahora él quien venía a mi y cuando nos encontramos en el medio de la cama me empezó a besar el cuello, otra vez evitando besarme en los labios, pero esta vez no me molestó, solo quería que continuáramos, me saqué el pene y luego saqué el de él para empezar a chupárselo y masturbarme mientras lo hacía. Pude notar al acercarme a su pene que se había masturbado varias veces anteriormente o que tenía uno o dos días sin pisar un baño, porque conservaba ese olor a virilidad que tanto me gustaba, además de ese sabor fuerte y agridulce, a semen, era tal el placer que sentía en esos momentos que creí que me vendría en cualquier momento, pero no, tenía que contenerme lo más posible hasta que llegáramos al momento de la penetración, cuando se consumaría todo. Mientras tanto el me preguntaba repetidamente que si me gustaba, a lo que yo respondía “sí, mucho” con la voz entrecortada, solo podía imaginar como estaría su culo sino se había duchado; si olería a hombre; si estaría peludo, y lo más importante; si me dejaría penetrarlo. Justo en el momento en el que empezábamos a cambiar de posición volvimos a escuchar pasos afuera, así que decidimos no arriesgarnos mas y continuar el Vieres, este día terminaríamos lo empezado, me fui de ahí muy caliente solo pensaba en lo que pasaría mañana, llegué a mi casa directamente a hacerme una paja porque ya no aguantaba más.
Viernes: Nos quedamos de ver temprano en mi casa cuando no hubiera nadie, él llego con la misma ropa y todo, siempre tuve la impresión de que no le gustaba mucho bañarse. Aún olía a “macho” y a sudor, eso me prendía más de lo que podría describir, continuamos hacía mi cuarto mientras hablábamos de lo sucedido ayer. Él me contaba que le había encantado pero que no era gay seguido de la pregunta: “Tú eres gay?”, a lo que respondí con cierto miedo de su reacción aunque yo ya tenía claro mis preferencias pero no me sentía seguro de contárselo, así que lo negué, él sonrió y me abrazó muy fuerte tanto que sentí que se despedía y de hecho se lo pregunté, y me respondió que nada que ver, solo le nació hacerlo y nos reímos.
Ya en el cuarto nos quitamos la ropa, el me tiró a la cama bocabajo y continuamos donde nos quedamos, empezó a pasar su pene como en una especie de último “jugueteo” por mi ano, sin meterlo, ni siquiera lo intentó, solo hizo como si tuviéramos sexo pero no del todo. Hizo esto hasta que se vino sobre mi espalda, y después de besarla se recostó sobre mí y así estuvimos hasta que se le bajo la erección (aún podía sentir su pene en medio de mi culo). Me decía que me quería mucho y que no se arrepentía de nada, le contesté que yo tampoco sentía remordimiento alguno, que al contrario, me llenaba de felicidad que hubiera sucedido, nos abrazamos y nos volvimos a repetir que nos queríamos, eso me hizo ansiar más besarlo pero como era de esperarse no me lo permitió, así que proseguí a hacer lo que él me hizo y un poco más, abrí sus nalgas y vi su hermosa flor, que era rosada y se veía apretada, lo cual era obvio, nunca o habían penetrado, ni siquiera un dedo, nada.
Sentía que lo deseaba tanto como yo, así que le metí un dedo y se quejó un poco pero no dijo nada, luego con esfuerzo y mucha saliva, porque no ponía de su parte ya que se puso algo incomodo, pero le metí otro dedo, gimió un poco más, y cuando me disponía a meterle el pene como siempre quise, me dijo que por favor no, que no se sentía preparado, que solo hiciera lo que él hizo conmigo, esa especie de “jugueteo”, me sentí un poco decepcionado, pero lo entendía, yo también estaba nervioso aunque por él me hubiera dejado penetrar y todo lo que quisiera hacer conmigo, pero si él no quería no lo iba a obligar a nada, quería cuidarlo y hacerle sentir mi amor, así que hice exactamente lo que me pidió y le pase el pene por encima del ano sin llegar a penetrarlo, y lo hice cuanto pude hasta venirme en su espalda. Luego de una hora de silencio total y solo dándonos caricias y mirándonos a los ojos sorprendidos de lo que había pasado, aún desnudos y abrazados se decidió a decirle la verdad, me contó que se había adelantado todo y que se tenía que ir ese mismo día más tarde, casi lloré al escuchar eso, no podía hacer ya mas nada, solo decirle que entendía y para no hacerlo más doloroso nos despedimos ahí mismo, quedamos en no vernos más, que él se iría más tarde y que nos quedáramos con el bonito recuerdo de lo pasado, lo bueno y lo malo, sin remordimientos de nada. Le dije por última vez que lo quería, lo abracé y él hizo lo mismo.
Después de año y medio sin saber nada él y un montón de cosas que pasaron en el transcurso, un mes antes de enterarme que regresaba conseguí novia a la cual quería mucho (sí, tuve mi etapa heterosexual) pero ya creía superado todo lo pasado con él y que el enamoramiento se me había pasado como era de esperarse, así que no le tome mucha importancia a la noticia y me alegré por él. Cuando finalmente lo vi llegar ya éramos un año mayores y en ese tiempo me desarrollé bastante y él se veía igual lo cual me hizo recordar todo lo que vivimos en el pasado, aunque ya solo sentía un cariño de amigos y me sentí muy feliz por verlo de vuelta, pero al parecer él se sorprendió por cuanto había crecido, lo diferente que estaba mi voz y demás cambios físicos que había tenido y algo me mencionó al respecto; me dijo que me veía muy bien y muy diferente, que le gustaba el cambio, yo le dije lo mismo, pero como llevaba prisa le dije que después hablaríamos y me fui. Lo noté muy ilusionado pero no hice mucho caso, creí que ya lo había olvidado, pero al parecer no. Ese mismo día me invito a salir a algún lado a celebrar que se quedaba de nuevo donde vivía y todo sería igual, yo acepte y le dije que aprovecharía para presentarle a mi novia, jamás hubiera imaginado lo mal que se puso cuando escuchó eso, cambió totalmente su semblante, y se puso frío como nunca, solo acertó a decirme que estaba bien muy secamente y que entonces luego me vería, terminó por irse y yo me sentí mal por eso, más tarde lo fui a buscar a su casa para cancelarle, que siempre no podría, y me dijo que estaba bien que ya sería otro día, pasaron semanas para que yo terminara con mi novia y él y yo habíamos vuelto a ser los mismos de antes, pero con una pequeña diferencia; se acabaron los “juegos” y los cariños.
Estábamos más distantes a lo que contacto físico se refería, pero seguíamos siendo buenos amigos, y como era de esperarse; con el trato diario nuevamente comencé a sentirme como antes, ese amor que no había muerto, pero él ya no se portaba “tan como antes”, por decirlo así, puso una barrera que jamás logré cruzar, y cuando me decidí a decirle que lo amaba y que estaba dispuesto a hacer lo que sea para que me perdonara y volviéramos a ser los de antes, él me contó que la noche anterior se había ido de fiesta y que había estado con dos chicas, que la había pasado bomba y que era una experiencia de otro nivel, lo cual me abrumó y más que eso me entristeció muchísimo tanto así que no supe que contestarle, solo un inexpresivo: “ah, que bien” y luego decidí irme a mi casa porque no me sentía nada bien después e eso, desde ese día el me buscó mucho y nunca mas me volvió a encontrar en casa, siempre le decía a mis papás que le dijeran que no me encontraba o que había salido, yo no volví a ir a su casa y jamás nos volvimos a cruzar. Eventualmente el dejó de buscarme al darse cuenta de que lo evitaba y hasta ahora ya no hablamos ni hacemos nada juntos, y de mas o menos un mes para acá que nos venimos encontramos siempre por un mismo lugar, donde parece que él trabaja, y para colmo yo paso diario ahí, solo nos saludamos de lejos y no hablamos más y tampoco nos acercamos en lo absoluto.
Hoy en día los dos seguimos viviendo donde mismo, no hablamos más, a veces nos cruzamos en la calle y nos saludamos de lejos, los dos tenemos 18 y en verdad lo extraño, me gustaría volver a recuperar su amistad, pero sobre todo esos sentimientos que nos teníamos el uno al otro, ya que después de todo lo que pasamos hasta ahora tengo la seguridad de que lo que siento por él es amor, no hay duda.
PD: Si llegaran a ver este y otro relato parecido, es porque el primero que publiqué era el borrador, no me di cuenta de que había mandado ese hasta hoy. Este es el real, muchas gracias por su tiempo, saludos!
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