ÁNGEL, EL JUGUETE SEXUAL DE MI CHICO Y YO
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por popito42.
Hola a todos, algunos ya habréis leído mi relato anterior (tú 19, yo 42). En esta ocasión os voy a contar una fantasía sexual que me ronda por la cabeza desde hace tiempo. Se trata del morbo que me produce pensar en tener una relación sexual entre mi chico y yo junto con un tercer chico.
Antes de nada, os voy a describir cómo soy yo y cómo es mi chico y el rol que ocupamos cada uno:
Yo soy Jorge, de 42 años, mido 1,70, peso 63 kg, de complexión atlética, muy definido y marcado por el entrenamiento que desarrollo diariamente durante 3 horas. Mis hombros están musculados, son prominentes. Tengo los bíceps bien definidos marcados por mis venas. Los brazos están depilados y suaves. En mi torso también deja huella el entrenamiento diario, los pectorales sobresalen sensiblemente de mi torax y mis pezones son ligeramente puntiagudos. El abdomen está duro como una piedra y el vientre en tabla, con una cicatriz en su lado derecho como recuerdo de una apendicitis aguda. Mis piernas son delgadas pero muy fibradas. Con cuádriceps perfectamente delimitados. Mis gemelos no son tan definidos como quisiera pero tienen su encanto. Voy totalmente depilado, no me gusta el vello.
De piel soy muy moreno, en verano alcanzo un color parecido al de un mulato debido a las horas de entrenamiento que realizo al aire libre. Además me gusta tomar el sol siempre que puedo. Me gusta cuidarme mucho, tanto física como alimenticiamente. Nadie podría decir que tengo 42 años, porque mi apariencia es de 30 años, cosa que me enorgullece muchísimo. Tengo el pelo negro, cortito por los lados y un poco más largo por el centro. Me engomino siempre y me revuelvo el pelo de forma que al final siempre me queda como con una ligera crestita central y que da un aire muy atractivo y juvenil a mi aspecto. Tengo ojos negros, pestañas larga, nariz prominente y labios encarnados perfectamente definidos. Mi voz es grave, varonil, sin dejes amanerados y a veces la confunden con la de locutor de radio. Suelen decir que soy bastante guapo.
Tengo una personalidad bastante fuerte, dominante y muy perseverante. Sexualmente, supongo que ya os imaginaréis (por lo que os he descrito de mí) el rol sexual que tengo. Exacto, soy activo 100 %. Mi pene, mide alrededor de 19 cm, de grosor normal, sin circuncidar, con lo cual, cuando está en reposo siempre tengo el glande cubierto por el prepucio y cuando la tengo erecta a mi chico le gusta jugar con el “pellejo”, me tira del pene hasta que cubre el glande con el prepucio y se lo lleva a la boca, introduciendo su lengua por dentro del pellejo y lamiendo mi glande enterrado totalmente. Luego estira fuertemente del pene para que el glande salga fuera del prepucio y se la vuelve a meter en la boca… Mis testículos son gordos, idénticos, sin nada de vello, ni en el escroto, ni en el pubis, ni en el periné (zona entre en ano y los testículos). La mayoría de los chicos que han tenido mi polla en su culo dicen que es del tamaño perfecto, ni excesivamente grande ni demasiado pequeña. Es larga pero no muy gruesa. El glande es de color rosita y el tronco del pene es más oscuro, casi como mi piel, bastante morena y mis testículos igualmente morenos.
Mis zonas erógenas son los labios, las axilas, los pezones, el pene, los testículos y el ano, pero solo externamente, no me excita que introduzcan ni dedos ni pene, sin embargo, me encanta sentir las cosquillas que me producen cuando me lamen el ano o me lo acarician externamente.
Mi chico, se llama Diego, tiene 26 años, mide 1,85, pesa 80 kg y es de complexión delgada de cintura para arriba, ya que tiene un torso delgadito pero definido. Sus pezones son pequeños, redonditos como si fueran botones de corchete. Su abdomen está liso y duro y el vientre firme pero no tan tableado como el mío. Sus brazos son delgados con las venas muy marcadas, la anchura de sus hombros deja patente una gran espalda. De cintura para abajo tiene un culo prominente y duro junto con unas piernas musculosas muy marcadas y unos gemelos bien desarrollados porque da clases de baile y spinning. Su pelo es negro, ligeramente ondulado, y su cara lisa, sin apenas crecimiento de barba. Ojos grandes, negros, con pestañas largas. Sus labios son carnosos y rosados como de maniquí de pintalabios. Los dientes perfectamente alineados y blancos. Su aspecto físico tampoco da la apariencia de la edad que tiene, parece más joven. Al igual que yo, va totalmente depilado. Su pene es grande, más aún que el mío. Mide aproximadamente 20 cm y de un grosor considerable. Está circuncidado. Sus testículos son simétricos, como pelotas de golf. Aunque su rol sexual es pasivo, no es afeminado, ni física ni verbalmente, pero sí bastante sumiso.
Nuestras relaciones sexuales son muy buenas. Yo me suelo excitar con mucha facilidad, podría estar follando todos los dias, pero mi chico no es tan demandante sexualmente, por tanto, algunas veces suelo masturbarme yo y otras me masturba él, pero siempre me tiene dispuesto cuando lo necesita.
En una ocasión, me dijo que a él también le gustaría saber lo que se siente al penetrar un culo. Nunca lo había hecho y sentía curiosidad. Por ese motivo, y aunque yo no obtengo placer anal, quise que un día me penetrara. Lamentablemente, debido al gran tamaño de su pene y al dolor que me produjo la líbido desapareció y dejé de disfrutar, con lo que tuvimos que interrumpir esa relación sexual. Desde ese momento, no dejo de pensar en ello y creo tener la solución a ese respecto…
– Diego, ¿Sabes quién me ha enviado un mensaje por whatsapp? – Pregunté a mi chico con cierta picardía –
– No, ¿De quién se trata? – Me interrogó él con interés –
– De Ángel. ¿Te acuerdas de él? El chico del que te he hablado alguna vez. ¡El que fue Mister Gay España! – Me apresuré a comunicarle –
– Ah…sí. ¿Y qué quería? – Me volvió a preguntar él haciendo un gesto de poco agrado –
– Nada…saludarme… – añadí yo fingiendo no querer darle importancia al asunto –
– ¿¡Y te escribe un mensaje solo para saludarte!?, ¡¡ja!!, ¡¡Seguro que quiere algo más!! – Dijo con tono alto y empezando a enfadarse Diego –
Todo estaba saliendo perfecto. En realidad, se trataba de una invención mía para ver cómo iba a reaccionar frente a la propuesta que yo quería hacerle.
– Bueno…también me ha preguntado que si aún seguía contigo como pareja… – continué mintiendo a Diego –
– ¿¡Lo ves!? ¡¡Eso es que quiere follar contigo!! – Dijo muy enfadado y celoso Diego – ¿¡Y tú qué le has dicho!? – Añadió –
– En realidad…aún no le he contestado… – le informé tímidamente – Antes de hacerlo…quería hablar contigo de ello… – Continué – ¿Por qué no nos sentamos en el sofá y lo hablamos tranquilamente cariño?
– Me estás asustando amor… – Contestó Diego muy nervioso poniendo cara de asombro –
Le tomé de la mano, y nos sentamos en el sofá
– Amor, quizás Ángel quiera echar un polvo conmigo, tienes razón, pero sabes que yo no lo haría con nadie salvo que seamos los dos, tú y yo los que quedemos con él. He pensado muchas veces en el deseo que tienes en experimentar la sensación que produce follar un culo y en el fracaso que obtuviste conmigo, con lo cual, te quería proponer que si te sigue picando la curiosidad podíamos decirle a Ángel que quedara con los dos y así podrías experimentar con él. Si me estoy preocupando tanto de este asunto…es…porque te quiero… – Concluí besándole –
Diego se quedó callado. Sin saber qué decir. Se notaba que lo estaba meditando. Poco a poco, el aspecto de su cara fue cambiando. En sus labios se fue dibujando una incipiente sonrisa que más tarde se haría evidente y sus ojos empezaron a transmitir una mirada con picardía y respondió:
– Vale, me parece bien amor…lo que tú digas… Yo también te quiero cariño.
Y, volvimos a besarnos.
Antes de continuar, me gustaría describir a Ángel también, para que os hagáis una idea de nosotros tres por separado y en conjunto cuando llegue el momento.
Ángel, tiene 23 años. Es modelo profesional. Le conocí hace unos años, a través de una página de contactos. Yo aún no estaba con Diego, y mantuvimos unas cuantas relaciones sexuales esporádicas sin ningún compromiso. Ambos teníamos nuestras vidas y solo quedábamos para follar. Los polvos con él eran geniales, creo que ha sido de los chicos con los que he estado que más aguante tenía follando. Podía estar más de una horas penetrándole sin parar, alternando las posturas que quisiera. No he visto chico más vicioso y pasivo que él, por eso, me parecía el candidato perfecto para quedar con nosotros dos. Necesitábamos un chico con esas características, que pudiera aguantar la follada de dos machos con buenos rabos y que a su vez fuera un bombon para nosotros, ya que Diego había visto una foto suya que en una ocasión le enseñé yo y dijo que era muy guapo.
Medirá alrededor de 1,80 cm y su peso rondará los 70 kg, es delgado pero muy definido. Dá culto a su cuerpo porque vive de él. Consiguió ser Mister Gay España, cosa que me enorgulleció muchísimo.
Su torso está muy bien definido, sus pectorales marcaditos y sus pezones ligeramente prominentes. El abdomen es envidiable, tiene todos los músculos abdominales perfectamente dibujados sobre un vientre plano. Se hizo la depilación láser y no tiene indicios de vello alguno por ninguna parte de su cuerpo, salvo en la cabeza. Sus brazos y hombros tienen los músculos marcados pero discretamente. Sus piernas son delgadas pero acorde con el resto de su cuerpo, bien perfiladas y con gemelos muy bien trabajados. Su culo está duro y respingón, con los glúteos prominentes que al andar se mueven acompasadamente y con estilo. El pene es de tamaño normal, pequeño en comparación con los nuestros, medirá unos 15 cm. y fino de grosor. Sus testículos igualmente son pequeños pero con mucho encanto. Pero, lo que sin duda alguna llama la atención de él, además de su espectacular culo, es su cara. Tiene aspecto aniñado, rubio, con el pelo cortito. Reluce unos magníficos ojos azules con pestañas muy largas. Su nariz es pequeña y sus labios son perfectos, sonrosados y finos que besan de forma cautivadora. En su oreja izquierda lleva insertado un piercing muy discreto en la parte de arriba que le da un aire muy sensual. Tiene las facciones muy marcadas en sus pómulos y barbilla. Además reluce un moreno en su piel muy bonito, aunque no llega ni mucho menos a ser tan moreno como yo.
Ahora que ya estamos los 3 descritos y podéis imaginarnos de forma aproximada puedo continuar con la historia.
Nada más terminar de besarnos, cogí mi teléfono móvil y escribí un mensaje a Ángel diciéndole:
“¡Hola Ángel! ¿Qué tal estás? Espero que muy bien. Yo genial, ¡con ganas de echar un buen polvo! Jajaja, ¿Te apetece quedar como en los viejos tiempos?”
No tardé en obtener respuesta por su parte:
“¡Jorge! ¡Cuánto tiempo! ¡Sabía que lo tuyo con ese chico estaba durando demasiado! Jajaja. ¡Claro que me apetece! ¿Cuándo te viene bien quedar?
Mi respuesta no se hizo esperar:
“ Bueno, aún sigo con Diego…jajaja…la cosa sería…quedar los 3. ¿Te atreverías a quedar con nosotros para ser follado por los 2?
Hacía mucho tiempo que no hacía proposiciones sexuales a ningún chico, desde que estoy con Diego no he quedado con ninguno y esta situación me recordaba a cuando hace años los mensajes o llamadas a los chicos con los que quedaban eran así, rotundas, retándoles, comprometiéndoles, haciendo que se rindan a mis pies… y pronto noté que Ángel había caído ante mí:
“¿Cómo? ¡Claro que puedo con vosotros 2! Jajaja, aunque recuerdo que contigo…ya tenía bastante ¿eh? ¿Cuándo quedamos entonces? – Contestó por whatsapp mi reencontrado amante.
Finalmente, le cité yo:
“Mañana a las 20:00 en mi casa. Allí te esperaremos”
Ángel llegó a nuestra casa a la hora que habíamos acordado. Nosotros ya estábamos esperándole desde hacía un rato. Nos encontrábamos recién duchados y afeitados. También nos habíamos echado un perfume que a los dos nos encanta y nos excita muchísimo, tanto es así, que desde que nos lo pusimos estábamos deseosos de empezar la acción. A Diego, se le notaba bastante nervioso. Yo también, aunque daba la sensación de no estarlo porque sé muy bien mantener la compostura.
Ding Dong – Suena el timbre de la puerta –
Apresurado voy a abrir.
– ¡Hola Ángel! ¡Cuánto tiempo sin verte! ¡Adelante, entra! – Le ofrecí yo con mucho deseo, dándole un beso en la mejilla –
– ¡Jorge! ¿Qué tal estás? – Entró diciendo Ángel –
– Mira, éste es Diego, mi chico, del que te he hablado alguna vez. – Comenté yo –
– ¡Encantado Diego! – Dijo Ángel besándole en la cara –
– ¡Lo mismo digo Ángel!- Añadió mi chico tímidamente.
Tengo que reconocer, que Ángel no había cambiado nada durante todo este tiempo. Hacía 2 años y pico que no le veía físicamente y se mantenía exactamente igual que antes o mejor , porque aunque seguía delgado estaba más musculado aún. Nada más verle, el corazón me empezó a latir con más fuerza y no pensaba en otra cosa nada más que en empezar cuanto antes.
Ángel vestía ropa cómoda. Como era aún finales del mes de Septiembre y hacía calor, se había puesto unas bermudas a cuadros con unos zapatos de cordones a juego, luciendo unas piernas recién depiladas, morenas y con unos gemelos marcaditos muy definidos como a mí me gustan. Por detrás, podía imaginarse un culo abultado y respingón que llenaba todo el pantalón, con una cinturita estrecha. En su parte de arriba, se había puesto una camiseta ajustada de color blanco que dejaba una silueta perfectamente dibujada, en la que se marcaban sus hombros prominentes, sus brazos musculados pero sin exagerar también depilados y su torso, con unos pezones que abultaban aún más la camiseta. Por su cara no habían pasado los años y seguía teniendo una imagen aniñada, con esos ojos azules que penetran tu mirada, con sus labios finos pero que besan apasionadamente y ese pelo rubio que contrasta con su piel morena hacían de él una mezcla muy apetecible sexualmente. También se había puesto perfume y se notaba que también acababa de ducharse porque aún su pelo estaba húmedo. Venía recién afeitado igualmente.
Diego y yo, como estábamos en nuestra casa nos habíamos puesto simplemente unos shorts cortos que marcaban exageradamente el culo y el pene de Diego y a mí un culo menos abultado pero un pene casi tan marcado como el de mi chico. En la parte de arriba, unas camisetas de tirantes que también dejaban evidencia de nuestros cuerpos, siendo más musculado en mi caso y más definido en el de Diego.
Pudimos notar que los ojos de Ángel fueron directamente a nuestros paquetes abultados, y los nuestros no dejaban de mirar ese culito tan apetecible.
Sin muchos más preámbulos, como todos sabíamos a lo que veníamos rompí yo el hielo:
– Bueno chicos, ¿tenéis ganas de acción? – Pude decir yo con tono insinuante e impaciente mientras abrazaba a los dos y los atraía hacia mí para empezar a besarlos –
Ninguno de los dos tuvo tiempo de contestar a la pregunta porque inmediatamente estábamos los 3 fundidos en un beso único. Nuestros labios y lenguas se entremezclaban entre sí y nuestras narices chocaban incesantemente. Era una sensación única para mí y para Diego. No dejábamos de mirarnos continuamente entregados al placer que nos estaba produciendo la presencia de Ángel. Mientras seguíamos morreándonos, yo empecé a tocar el culo de ambos, con una mano sobaba el culo de mi chico y con la otra el de Ángel. No me creía aún que pudiera tener 2 culazos preciosos en mi poder para hacer con ellos lo que quisiera. Inmediatamente, noté que la mano de Diego también empezaba a acariciar el otro glúteo de Ángel y nuestras manos de vez en cuando se encontraban. A su vez, las manos de Ángel, fueron lentamente buscando nuestros paquetes. Pude notar cuándo encontró el de Diego, porque no dejaba de mirarle y en ese momento observé cómo se le perdía la mirada y cerraba los ojos al notar una mano distinta de la mía magreando su pene por encima del short. Dejó escapar un ligero jadeo que apagué metiéndole la lengua en su boca.
Tras un largo rato de intercambio de sensaciones orales con nuestros labios y lenguas y manuales con nuestras caricias por sendos culos y penes ya totalmente erectos, estábamos listos para empezar a lucir nuestros cuerpos despojados de sus ropas. El calor se hacía patente por la descarga de adrenalina que estábamos teniendo y ya nos sobraba toda la ropa. Yo me separé un poco y me dirigí a mi chico en primer lugar, agarrando su camiseta y tirando de ella para arriba con lo que dejé al aire todo su torso. En ese instante, Ángel, sin dudarlo se abalanzó sobre el pezón izquierdo de Diego y empezó a lamerlo suavemente. Para mí quedaba el derecho y allá que fui a endurecer el pezón de mi chico a lengüetazos. Diego no dejaba de acariciar nuestras cabezas mientras mamábamos sus dos pezones al tiempo y jadeaba de placer.
De vez en cuando, yo separaba mis labios de su pezón y me dirigía a su axila, mientras le levantaba el brazo para oler y lamer todo su sobaco, cosa que le hacía poner la piel de gallina y jadear con más fuerza. Mientras yo hacía eso y buscaba con mis labios toda la parte derecha y hacia arriba de Diego hasta volver a alcanzar sus labios nuevamente, Ángel, bajaba con sus labios besando y lamiendo toda la parte izquierda de mi chico, en busca de su ansiado pene, pasando por su abdomen, ombligo, pubis y finalmente, ya en cunclillas, recorría con su boca abierta todo el recorrido de su pene erecto sobre su short. Los jadeos de Diego eran cada vez más evidentes. A mí me excitaba verlo así. De vez en cuando, paraba de besarle para mirar la escena que tenía ante mis ojos, a Ángel arrodillado frente a la polla de mi chico aún dentro del short, pero sin dejar de propinarle bocaditos y con su mano izquierda metida por la parte de abajo del short de Diego con la que acariciaba sus testículos directamente. Su polla se marcaba perfectamente erecta hacia arriba e izquierda de su pantaloncillo. Estaba a punto de salirse por la parte de arriba de éste. Con tanta excitación, había dejado una mancha de líquido preseminal en el short, justo donde tenía la punta de su polla. Ángel no dejaba de pasar su lengua por todo el recorrido de su polla y deleitarse de ese líquido que estaba soltando la polla de Diego. Por fín, la liberó de esa presión, agarrando con sus 2 manos el short de Diego y tirando de él hacia abajo. En ese instante, la polla de Diego saltó erecta hacia arriba chocando contra su propio vientre y cayendo al suelo un goterón de líquido preseminal que dejó un hilo transparente colgando desde su polla al suelo. La excitación de Diego era máxima y la cosa no acababa nada más que de empezar.
Ángel, agarró con fuerza la polla de Diego y empezó a propinarle una magestuosa mamada. Incluso se agachó a lamer el goterón de líquido que había caído al suelo. Se estaba empezando a poner loco por el pollón que acababa de descubrir bajo el short de Diego. Su polla medía unos 20 cm, con un grosor considerable. Ángel tenía que abrir su boca completamente para poder engullir semejante rabo. A mí, siempre me cuesta mamar esa polla, por su gran tamaño y grosor. Incluso para masturbarle, a veces tengo que utilizar las dos manos. Afortunadamente para mí, el miembro activo de nuestra relación soy yo, aunque alguno de vosotros seguro que se lo rifaría, jeje.
Diego, mientras estaba siendo mamado por Ángel, empezó a tirar de mi camiseta hacia arriba para dejar mi torso también al descubierto, cosa que agradecí mucho porque ya estaba sintiendo un calor sexual insoportable. Directamente, Diego se lanzó a lamer mi pezón derecho. Le encanta deleitarse haciéndolo, debido a que tengo unos pectorales bastante prominentes y en el centro unos pezones bien abultados y eso le encanta. Mientras sentía el placer de la lengua, labios y mordiscos de Diego sobre mi pezón derecho empecé a notar al mismo tiempo que la mano derecha de Ángel volvía a buscar mi polla erecta bajo mi short. Notaba cómo la agarraba y la manoseaba desde los testículos hasta la punta, pasando por todo el tronco del pene. Yo también estaba excitadísimo. Sentía el placer que me estaban ofreciendo mis 2 amantes, por un lado tenía a Diego lamiendo mis pezones, porque iba de uno a otro incesantemente y enloquecido por la mamada que le estaba proporcionando Ángel y a su vez, notaba cómo poco a poco mis testículos estaban siendo acariciados por la mano derecha de Ángel que ya se había introducido completamente por la parte de debajo de mi pantaloncillo. El placer era total. Necesitaba que mi polla fuera liberada de ese encierro al que estaba siendo sometida urgentemente y que quitara mi short lo antes posible. Sin embargo, ese momento se hizo esperar, porque Ángel, al igual que hizo con la polla de Diego, lo estaba haciendo ahora con la mía, o sea, la estaba olisqueando y mordisqueando por encima del short, recorriendo toda su longitud.
Yo, acostumbro a producir mucho más líquido preseminal que Diego. Siempre tengo el pene babeando. Me excito con muchísima facilidad. Por eso, en este caso no iba a ser menos. Al revés, era tal el placer que estaba recibiendo que no solo había dejado manchado el short, sino que además, notaba cómo chorreaba por mi pierna hacia abajo un líquido que no era otra cosa sino eso, líquido preseminal. Cuando Ángel me quitó el pantaloncillo, estaba completamente manchado, casi como si me hubiera meado, era algo impresionante, y mi pierna derecha empapada igualmente. La boca de Ángel no daba abasto con tanta pringosidad que estaba paladeando. Apretaba fuertemente la base de mi polla y la estrujaba hasta la punta para ordeñar completamente todo el líquido que había en el trayecto de mi polla. Tenía la boca llena de líquido, como si me hubiera corrido dentro de ella, pero de líquido transparente e insípido. Yo no daba crédito de lo que me estaba pasando, aunque a Diego no le impresionó tanto porque ya estaba acostumbrado a mamarme la polla casi en idénticas condiciones, aunque tengo que reconocer que tanta lubricación jamás había tenido.
Ángel se encontraba arrodillado en el medio de nosotros 2, que aún seguíamos de pie. Con nuestras pollas agarradas con sendas manos y enloquecido frente a ellas. Primero engullía una durante unos segundos y luego la otra, y así iba alternando continuamente, mientras que masturbaba fuertemente la que no tenía en la boca.
Frente al escenario del salón de mi casa donde estábamos puestos, había un gran espejo, donde podíamos observarnos como si de una película porno gay se tratara. La diferencia es que podíamos sentir, saborear y oler los placeres que no dan una película.
Diego y yo, ya estábamos completamente desnudos, mientras que Ángel aún estaba vestido como había venido, hincado en el suelo sin dejar de saciarse con nuestras pollas en su boca. Nosotros, mientras tanto, no dejábamos de besarnos, de acariciarnos, de mirarnos y en un momento, Diego, pudo balbucearme:
– Ummmmm…cariiiiiiiño…lo estoy pasando de maravilla…Gracias…mi vida. – Dijo él con los ojos medio vueltos hacia atrás e inmerso en una nube de placeres –
A lo que yo contesté:
– Me alegro mucho tesoro, solo quiero que disfrutes tú también y notes placeres nuevos para ti, pero…aún te queda mucho por experimentar amor mío…¡ya verás cuando tengas la polla enterrada en el culo de Ángel lo que vas a gozar…! Ummmm…
Tras la majestuosa mamada que Ángel nos propinó a mi chico y a mí era el momento de empezar a devolverle los placeres que él nos había aportado durante todo ese rato.
Agarré por las axilas a Ángel y le levanté del suelo de un solo tirón. Me encontraba tan excitado que fue un peso pluma lo que noté al levantarlo. Le abracé fuertemente y le comí la boca con mi lengua. Sus labios y lengua aún estaban pringosos y lubricados por la cantidad de líquido preseminal que había paladeado. Noté en mi propia boca la viscosidad de su saliva junto con el presemen que había sacado de nuestras pollas. Mientras tanto, Diego, le empezó a abrazar por detrás e hicimos de Ángel un sándwich, yo frente a él y Diego a su espalda, arrimando la polla a su culo y besándole el cuello. Así estuvimos durante unos minutos. Ángel era único que aún estaba vestido y se le notaba claramente acalorado entre la excitación y la presión de nuestros cuerpos contra el suyo. Me separé de él y le quité rápidamente la camiseta ajustada que llevaba puesta, dejando al aire su precioso torso y abdomen. ¡Ciertamente estaba más musculado que hace unos años! Sus pectorales resaltaban prominentemente sobre su tórax y en su abdomen se dibujan perfectamente sus músculos abdominales. Nos situamos mi chico a su izquierda y yo a su derecha. Ambos empezamos a besarle la boca, cuello, y pezones. Yo le levanté un brazo y lamí su axila que ya estaba ligeramente sudada, sabía salada pero su olor no era malo, aún olía a desodorante.
Cuando quise darme cuenta, mi chico ya estaba de rodillas con la cabeza a la altura de su polla que aún estaba cubierta por las bermudas y calzón. Dejé que Diego disfrutara descubriendo su polla. A mí, la verdad, mamar pollas no me gusta mucho, aunque a mi chico se la mamo, pero no es algo que me excite especialmente. Por eso, senté a Ángel en el sofá, frente a Diego y yo le metí la polla nuevamente en la boca y empecé a follársela fuertemente. Estaba empezando a emerger el animal que llevo dentro. Le agarré la cabeza con las dos manos y le propiné unas folladas en la boca que le produjeron arcadas de lo profunda que se la metía. Miré para abajo y ví que Diego ya le había quitado las bermudas y lucía unos slips preciosos de color rojo que dejaban marcada su polla erecta de apenas 15 cm. A diferencia nuestra, su slip no estaba manchado de líquido preseminal. Diego lamía y mordisqueaba todo el recorrido de su polla sobre el calzón y con una de sus manos se masturbaba a sí mismo. Yo seguía con el metisaca de mi polla en la boca de Ángel. De vez en cuando, le daba unos cuantos pollazos en la cara y le obligaba a que me mirara a la cara con esos ojos azules tan penetrantes y que ahora tenía una mirada viciosa y entregada a lo que yo quisiera. Diego ya le tenía totalmente desnudo.
Era de una belleza sobrenatural, parecía un adolescente con esa carita angelical. Pude notar cuándo mi chico le empezaba a comer la polla, porque noté que engullía con más ímpetu la mía y se retorcía de placer. Efectivamente, Diego le estaba mamando la polla con deleite y sé lo que se siente cuando él lo hace, porque creo que jamás he estado con nadie que mame la polla tan bien como mi chico. Es capaz de engullir mi polla de 19 cm al completo y cerrar bien fuerte los labios para ir poco a poco sacándosela y absorbiendo para finalmente sacársela de la boca y volverla a engullir de la misma forma, notando por mi parte una sensación como si de una follada profunda de culo se tratara. A veces, no aguanto y me corro en su boca mientras hace eso.
Pasados unos minutos, yo, que era el dirigente del bacanal sexual que teníamos montado, tumbé a lo largo del sofá a Ángel y le dije a Diego que se pusiera en posición 69 sobre Ángel, para que entre ellos siguieran deleitándose las pollas en sus bocas mutuamente y yo tuviera a mis anchas sendos culos. En primer lugar, me dirigí al culazo de Ángel, que es el que estaba deseando pillar por la añoranza que me producía y los magníficos recuerdos que me traía. Le levanté las piernas y le dije a Diego que se las agarrara por los muslos y que siguiera con la mamada que le estaba dando. De esta manera, quedó frente a mí el culo de Ángel con su ano bien visible, cerradito por el momento, sin un solo pelo y que de vez en cuando contraía y relajaba. En ese instante, hice un comentario:
– Mira cariño – dirigiéndome a Diego – ¡Éste es el culazo que nos vamos a follar, amor! ¡Tu primer culito tesoro! ¿Te gusta? – Pregunté a Diego ansiosamente –
– ¡Siiiii amor! ¡Me encanta! ¡Estoy deseando sentir lo que es follar un culo! Ummmmmm – Contestó Diego impaciente –
– Tranquilo mi niño, primero tengo que trabajármelo un poco para que puedas meter semejante pollón por ese agujerito – Inculqué a Diego –
Dicho y hecho. Allá que fui a lamer el ano que me estaba apuntando a la cara. Pero antes de nada, le propiné un par de cachetes Ummmm. Era un ano pequeñito, de color sonrosado, que se contraía al tocarlo suavemente y luego se relajaba. Pude oler su aroma, que aún era a limpio, pero que empezaba a emanar un ligero olor a sexo, a sudor anal y que tanto me excita. Arrimé mi lengua y empecé a describir circulitos sobro ese ano. Inmediatamente, se contrajo con fuerza y se escuchó un balbuceo salir de la boca de Ángel, que a su vez tenía la polla de Diego dentro y se retorció de placer. Al notar semejante respuesta, me lancé y lamí fuertemente el culo, todo el recorrido que hay desde los huevos y periné hasta el ano. Así varias veces. Incluso, cuando llegaba a sus huevos me encontraba con la boca de Diego en la polla de Ángel y nos besábamos para luego cada uno seguir con nuestro trabajo. Empecé a meter mi lengua con ímpetu por el ano de Ángel. Poco a poco, iba dilatándose hasta que ya podía meter mi lengua sin resistencia alguna. Tenía su ano completamente lubricado con mi saliva. A veces, escupía sobre él y seguía lamiendo. También le daba palmaditas frecuentes. Mi polla, mientras tanto, no dejaba de liberar líquido preseminal, tenía el sofá completamente manchado y decidí estrujármela sobre el ano de Ángel, en el que calló un goterón enorme que después lamí y esparcí por todo el ano, lubricándolo sensiblemente.
El culito de Ángel ya estaba preparado para ser follado, pero antes de hacerlo, quise dar unos lametazos al de mi chico. Así que, le bajé las piernas a Ángel y me dirigí al otro extremo, donde estaba el culo de mi chico sobre la cabeza de Ángel, quien le estaba mamando la polla y con sus manos al ver que yo estaba detrás le abrió el culo para que pudiera enterrar mi lengua en el ano de Diego. Éste ya está acostumbrado a mis mamadas de culo y a los cachetes juguetones. Le dí varias palmaditas antes de empezar a lamerle el culo y por fin, enterré mi lengua en ese ano que ya me conocía. Su olor era un poco más fuerte que el de Ángel, pero agradable, a sexo y sudor mezclados con jabón. Dio un respingo de placer al sentir una sensación nueva para Diego: que era notar cómo una boca te come la polla y otra boca distinta te come el culo.
– ¡¡Oh dios mío ¡! ¡¡Qué placer por favor!! – Gritó Diego en un momento que liberó de su boca la polla de Ángel – ¡¡Seguíd!! ¡¡Seguid!! – Añadió –
Y, ambos emprendimos sendas mamadas con más fuerza, yo en su culo, que ya tenía indicios de dilatación y Ángel en su polla, que no dejaba de emanar líquido preseminal que éste engullía sin parar. La excitación de los 3 era máxima. Yo estaba gozando los 2 culitos que tenía ante mí y ellos estaban disfrutando la polla del contrario que a cualquier pasivo le encanta. Tras un rato en esa posición decidí que ya era hora de penetrar el culito de Ángel.
Antes de ponerme el condón, me dirigí a su culito y le restregué la polla, estrujándomela para que liberase todo el líquido preseminal que tenía y le lubricase bien el ano. En ese instante, coloqué a Ángel a 4 patas en el sofá y le dije a Diego que le metiera la polla en la boca. Yo me situé detrás de Ángel y tras escupirle saliva en el culo y lubricarme la polla, porque ya me había puesto el condón y no quería hacerle daño, coloqué mi polla en su ano y poco a poco pero con decisión la introduje entera y pude decir:
– ¡¡Dios Mio!! ¡¡Qué culito más rico tienes Ángel!! ¡¡Qué calor noto en mi polla!! ¡¡Estás al rojo vivo por dentro cabrón!! – Insulté a mi amante mientras empujé hasta el fondo y noté cómo le rozaba la próstata –
– ¡AAAAAAAAh! ¡Qué placer Jorge! ¡Cuánto tiempo llevo sin sentir una buena polla como la tuya en mi culo ¡! – Añadió Ángel – ¡Fóllame! ¡Dame caña como solo tú sabes! – Me ordenó mi entregado sumiso mientras sacaba la polla de Diego de su boca para decirlo –
En ese momento, empecé a darle una follada espectacular. Propinándole cachetes frecuentes en los glúteos duros que tiene. Su ano ya se había acostumbrado y dilatado para albergar mi buen rabo de 19 cm y entraba y salía de su culo con total facilidad. Me encanta sacar la polla del todo y volverla a meter de una sola embestida cuando el ano está lo suficientemente dilatado y lubricado y poder ver cómo el culo se traga la polla y escuchar ese sonido característico del chocar los huevos contra el culo. Ángel sudaba claramente, tenía las mejillas rojas, su pelo empezaba a empaparse y su frente formaba gotitas de sudor. Su cuerpo estaba ligeramente mojado. Yo le agarraba fuertemente de las caderas y seguía follándole como un animal. Sé que a Ángel, como buen pasivo, le encanta que le follen así y le den palmadas en el culo hasta enrojecerle los glúteos. Yo le veía mamar la polla de Diego al compás de mi follada.
En algún momento, pude apreciar en el rostro de mi chico que le incomodaba e incluso que sentía celos del placer que estaba recibiendo Ángel con la impresionante follada que le estaba dando, pero enseguida se olvidó de ello cuando le dije:
– Cariño, este culito ya está preparado para albergar tu rabazo. Ponte un condón para empezar a disfrutarlo mi vida.
Automáticamente, Diego, se colocó una goma. Yo saqué mi polla del culo Ángel y agarrando el bote de lubricante le unté un poco en la polla de mi chico y otro poco en el ano de Ángel.
Yo quería ser el que introdujera la polla de Diego en el culito de Ángel, asi que, cogí la polla fuertemente y la fui acercando al culito. Mi cara estaba tan cerca de él que pude apreciar el intenso olor a sexo que ya emanaba de él. Su ano, estaba dilatado, no llegaba a cerrarse por completo, así que, no iba a ser difícil que entrara la polla. En una contracción anal, salió un chorrito de líquido intestinal, con algo de mucosa. Aproveché a untar la polla con ello e introducirla poco a poco. Me encantaba ver en primer plano esa escena: la polla de mi chico follándose el culito de Ángel. Tras varios empujones suaves, la polla entró completamente. En ese momento, Diego proclamó:
– ¡Madre mía! ¡Qué placer! ¡Qué calorcito noto en toda mi polla! ¡Qué apretadita está…!
– ¿Lo ves amor? – Le dije yo mientras le agarraba de las caderas y empezaba a movérselas para que notara el roce de su polla contra las paredes del recto de Ángel mientras entraba y salía de él.
– ¡¡¡Ummmmm!!! – Exhaló Diego –
– ¡Oh qué polla tienes chaval! – Articuló Ángel con sus ojos vueltos del revés – ¡Dame caña tío! – Añadió –
Diego no se hizo de rogar, empezó a follarle con más fuerza y fue cogiendo el ritmo hasta propinarle unos pollazos descomunales.
El ano de Ángel ya se había acostumbrado a semejante rabo. Volví a acercarme. Agarré la polla de Diego. La saqué totalmente del culo. El ano tenía una abertura de casi una moneda de diámetro. Era increíble. Le dije a mi chico que se la volviera a meter de un solo empujón. La polla entró sin resistencia alguna. Le ordené que la sacara totalmente y que la volviera a meter varias veces seguidas. Por cada sacada de polla, yo escupía un salivajo que entraba dentro del culo con el siguiente pollazo y que al volverla a sacar chorreaba hacia afuera. Me estaba excitando tanto eso, que me dieron ganas de mear en su culo mientras Diego le seguía follando. Jamás he hecho eso con nadie, pero en ese momento necesitaba experimentar esa sensación. Estaba todo cerdo. Me producía una gran excitación el olor a sexo que había por todo el salón. Corrí a la cocina para coger el rollo de bolsas de basura y extenderlas por todo el suelo. Me quité el condón, que aún lo llevaba puesto, y sin pensármelo, empecé a mear directamente en el ano de Ángel. Diego, al principio, se quedó impresionado por lo que estaba haciendo, pero luego, también le excitó, por el placer que le producía el contacto más intenso contra en recto de Ángel.
A su vez, Ángel, empezó a gemir fuertemente, porque debió de sentir que su recto se llenaba de líquido, como si le estuvieran poniendo un enema. Cuando ya no pudo aguantar más, soltó todo mi pis hacia afuera, con un chorro potente, mientras Diego sacaba el rabo de su culo. La escena fue bestial.
Como aún tenía más pis en mi vejiga, y estaba cerdo total, me puse sobre la cara de Ángel y le empecé a mear por toda ella. Pude observar, que a éste, no solo no le importó que lo hiciera, sino que le encantaba. Incluso abrió la boca para que le meara dentro de ella y así hice.
Ángel estaba entregado a todo lo que quisiéramos hacerle, así que, mientras mi chico le follaba, a mí no dejaban de ocurrírseme cosas. Pero antes de volver a someter a Ángel a otra experiencia nueva, lo que más me apetecía era follarme a mi chico mientras éste seguía penetrando a Ángel.
Me puse tras él. Ésta vez, sin condón, ya que, con mi chico unas veces lo uso y otras no. Me lubriqué la polla y se la introduje lentamente para no dañarle. Éste dio un gemido de placer y balbuceó:
– ¡¡¡¡Ahhhhhhh!!!! ¡Tengo la polla y el culo a punto de reventar! ¡Qué placer tan grande es sentirme lleno de polla por el culo y al mismo tiempo notar mi polla aprisionada contra las paredes del recto de Ángel!
Yo, empecé a follarle duramente, como suelo hacerlo siempre con él. A cada instante, le daba palmaditas en los glúteos. A mi chico también le encanta que lo haga. Y él, a su vez, follaba a Ángel al mismo ritmo que yo le follaba a él. Estábamos los tres unidos y disfrutando locamente.
Durante esta experiencia, los tres sudamos muchísimo. El olor a sudor, a sexo, a pis y a culo estaban impregnados por todo el salón, pero viendo las caras y los cuerpos de los que provenía dicho olor a ninguno nos dio repugnancia, al revés, nos excitaba más aún.
Tengo que confesar, que hasta este momento, había notado las ganas de correrme en múltiples ocasiones, pero que tuve que contenerme para poder continuar con la misma pasión y entrega. Sé que a ellos dos, también les sucedió, en varias ocasiones, pero los tres quisimos aguantar hasta el final.
Llevábamos 2 horas follando y aún nos quedaba un rato para corrernos. Hacía tiempo que no tenía erecciones tan duraderas. Exceptuando una ocasión en la que estuve durante 5 horas follando a un chaval, jamás he vuelto a experimentar folladas tan largas. Quizás, en otra ocasión, os la relate.
Mientras hacíamos el “trenecito”, o sea, yo follando a mi chico mientras éste follaba a Ángel, no dejaba de pensar en la siguiente postura sexual que íbamos a realizar. Me daba un morbazo impresionante, jamás la había practicado aunque estaba harto de verla en vídeos porno gay, se trataba de propinarle una doble penetración a Ángel entre mi chico y yo.
Ellos no sabían aún mi deseo sexual, pero estaba seguro de que ninguno de los dos iba a tener objeción alguna: a Diego, seguro que le iba a encantar. Su experiencia estaba siendo satisfactoria, ya que estaba disfrutando mucho mientras penetraba a Ángel y sentir mi polla junto a la suya dentro del culo de éste iba a ser genial. Por su parte, Ángel, no sé si ya habría experimentado tener 2 rabos dentro de su culito, pero, después de llevar 2 horas siendo penetrado, la dilatación anal seguro que era suficiente como para poder con nuestras 2 pollas a la vez, aunque bien es cierto, que ambas son pollas de considerable tamaño.
– Amor, vamos a probar algo nuevo – le dije a mi chico al oído mientras ambos seguíamos follando sendos culitos –
– ¿El qué amor? – Contestó él girando la cabeza mientras seguía embistiendo a Ángel –
– …mmm…vamos a follarnos a la vez a Ángel…¿qué te parece? – le susurré al oído –
Diego no pudo contestar verbalmente, fue su expresión quien lo hizo. Sus cejas se elevaron, sus ojos se abrieron y dejó escapar una sonrisa mientras me miraba con complicidad con la boca abierta de par en par.
Ángel estaba gozando tanto con la polla de mi chico que ni se enteró de mis intenciones.
En ese instante, saqué la polla del culito de Diego, y me puse de rodillas tras mi chico. Tenía delante de mí su culazo, con las piernas ligeramente abiertas y su pollón bombeando dentro del culito de Ángel. Me metí por entre las piernas de Diego y con los dedos bien lubricados empecé a intentar meterlos por el ano de Ángel al mismo tiempo que Diego le follaba. Noté cómo Ángel dejó escapar un gemido de placer, lo cual me animó a seguir con la faena. Desde el lugar donde me encontraba, el olor que se respiraba era totalmente penetrante. Olía a sexo, a una mezcla de olor a polla, a culo, a huevos, a condón, pero que en ese estado de excitación me ponía aún más cachondo. Le introduje el dedo índice por completo y le movía al compás de la follada de Diego. Pronto noté que culeaba como pidiendo que metiera otro dedo más. Fui colocando mi dedo corazón en su orificio y poco a poco introduciendo igualmente.
Sus gemidos eran aún más intensos. Pude comprobar, que la polla de Ángel no dejaba de emanar líquido preseminal, tenía un hilo de presemen que llegaba al suelo y que por cada dedo que introducía en su culo caía un goterón enorme de líquido preseminal al suelo mientras su polla se movía contraída varias veces. Con la otra mano, no pude evitar agarrarle la polla y estrujársela para que saliera todo ese líquido que refluía. Aproveché para pajearle fuertemente e impreganarme bien los dedos índice y corazón de esa otra mano, porque iban a ser los siguientes en ser introducidos en su culo. Mientras tanto, Diego notaba cada vez más resistencia al penetrar a Ángel, y eso le producía mayor placer por el contacto más intenso con el ano y dedos míos. Cuando tuve los 4 dedos introducidos junto con la polla de Diego en el ano de Ángel supe que ya era el momento de que fuera doblemente penetrado y que quizás él ya suponía que sucedería eso.
Saqué mis dedos de su culo, me puse un condón bien lubricado y fui reptando por debajo del cuerpo de Ángel para sentarme en el sofá y dejar encima de mí a éste. Ahora tenía su preciosa carita frente a mí y no pude evitar agarrarle y besarle apasionadamente. Le metí la lengua hasta la garganta mientras con mis manos tanteaba su ano para colocarle en la entrada mi polla que poco a poco iba a ser introducida junto con la polla de Diego que no dejaba de darle caña.
Ángel, abrió sus ojazos azules de tal manera que casi se le salen de las órbitas cuando notó que mi polla estaba dentro suya también. En ese instante, yo noté que de su polla salía gran cantidad de líquido preseminal sobre mi abdomen y que su polla resbalaba con cada empujón.
– Ahhhhhhhh…. ¡no paréis por favor! – Pudo balbucear Ángel en un éxtasis
– ¿Quieres que te follemos con más fuerza? – Le dije yo mientras me acoplaba mejor para empujar más fuerte –
– Siiiiiiiii, despacito ir dando más caña cada vez, sementales… – añadió Ángel entregado a la lujuria –
Así hicimos. Poco a poco, su ano se había adaptado por completo para albergar las 2 pollas. Llegó un momento en el que tanto Diego como yo bombeábamos a toda ostia, yo desde abajo y Diego desde arriba. Yo podía ver los ojos vueltos de Ángel mientras le propinábamos tal follada. Al mismo tiempo, la sensación que notábamos nosotros era máxima, porque el contacto sobre la polla, por un lado con la pared del recto de Ángel y por otro con el cuerpo del pene de Diego hacía una mezcla explosiva que nos tenía a punto de corrernos a los 3, pero antes de eso, quise dar las últimas embestidas sobre ese culazo que compartíamos mi chico y yo.
Saqué la polla y la volví a meter varias veces sin ninguna dificultad en el culo de Ángel mientras seguía dentro la polla de Diego. Éste hizo lo mismo. Alternábamos uno y otro. El placer era máximo para los 3.
– ¡Estoy a punto de correrme! – Dijo Ángel entrecortadamente porque su respiración era agitada – Pero quiero que vosotros os corráis en mi boca antes – Añadió casi sin fuerzas –
– ¡Nosotros también estamos a punto de corrernos! – le contesté yo fogosamente –
– ¡Siiiiiiiiii! Cuando queráis… – concluyó Diego desde arriba –
Dicho eso, saqué mi polla de su culo y Diego hizo lo mismo. Quise ver el ano de Ángel cómo estaba de dilatado.
– Pffffff….¡Madre mía! – Exclamé yo ante tal escena –
Jamás había visto el ano de nadie así de dilatado. Se veía perfectamente todo su recto hasta por lo menos 10 cm de profundidad. De él rezumaba líquido intestinal con resto de heces y mucosa. Podría entrar perfectamente un puño cerrado por su culo sin resistencia alguna, pero no era momento de practicar más cosas hoy, porque estábamos a punto de reventar y lo único que deseábamos era eyacular.
Ángel se tumbó boca arriba en el sofá y Diego se situó a un lado de éste. Con la polla a la altura de su boca y empezó a pajearse fuertemente. Yo mientras tanto, le pellizcaba los pezones a Diego y le besaba con pasión. Cuando noté que mi chico iba a empezar a eyacular, me bajé a la altura de la boca de Ángel para paladear el semen de Diego también.
– ¡Me cooooorro! – Gritó Diego
Y un chorro de semen caliente fue a parar directamente a la boca de Ángel. El siguiente chorro fue a la mía. Parecía un volcán en erupción. No dejaba de soltar leche. Después de 3 horas de follada tenía los huevos llenitos de leche. Tuvo como 4-5 eyaculadas que nos dejó la boca, la cara y el pelo llenos de lefa. Cuando terminó de correrse, empezamos a guarrear Ángel y yo con la lefa que Diego. Yo escupía en su boca toda la leche que tenía en la mía y luego él hacía lo mismo. Nos limpiamos mutuamente con la boca los restos de lefa que teníamos en la cara y en el pelo para después escupirlo en la boca del otro. El sabor de la leche de mi chico ya me era familiar. La había paladeado muchas veces. Era de sabor intenso. Con tropezones de semen. El olor era como a lejía diluida y el sabor áspero pero dulce que al tragarlo deja la garganta toda áspera durante un largo tiempo. Tras intercambiar varias veces el semen con la boca de Ángel, chupamos los resto que aún quedaban en la polla de Diego. Luego, quise ser yo el siguiente en correrse.
– ¡Ahora me toca a mí! – Anuncié a mis amantes –
Me puse de pie, igualmente, a la altura de la cabeza de Ángel y empecé a masturbarme fuertemente hasta que…
– ¡Me cooooooorro! ¡Me cooooooorro! – Insistí sin parar –
Y, empecé a lanzar chorros de semen sobre las bocas, caras, cuerpos, pelos y sofá. Mis corridas suelen ser brutales. Siempre he tenido eyaculaciones de gran cantidad de semen y con una potencia descomunal. En esta ocasión, fue mayor aún si cabe. Mi primer chorro de lefa fue a parar a una distancia de casi 1 metro directamente al sofá. El siguiente fue sobre el cuerpo y pelo de Ángel, el tercero ya entró en su boca, el cuarto, lo deposité en la boca de Diego que también se había bajado para paladear mi semen, e igualmente, guarrearon un rato con mi lefa, intercambiándola de bocas y limpiando con ellas por donde había caído. Finalmente, ambos mamaron mi polla y estrujaron para sacarme hasta la última gota de leche.
Ya solo quedaba Ángel por correrse. Como buen pasivazo, le gusta ser el último en hacerlo para que no se le quite el deseo sexual y satisfacer a sus sementales hasta el final.
Yo me coloqué a un lado y le empecé a morder ligeramente y a mamar un pezón, mientras él se masturbaba alocadamente. Diego le besaba y seguían todavía con restos de mi lefa jugando.
– ¡Ahhhhhhhhhh! ¡Me coooooorro! – Gritó Ángel –
E, inmediatamente, empezó a lefar como una fuente. No tuvo tantas contracciones como yo, solo 3, pero con gran cantidad de semen espeso. La potencia tampoco fue llamativa. Todo su semen se acumuló en su abdomen. Era blanquecino. Espesísimo y con mucho olor. Lo recogí con mis dedos y se lo fui depositando en su propia boca. Lo paladeó y tragó hasta la última gota.
Finalmente, los 3 empezamos a reírnos como nota de clausura de un polvazo bestial que ninguno habíamos experimentado jamás. Nos quedamos un rato tirados en el sofá, agotados, pero maravillados por lo bien que lo habíamos pasado. Nos estuvimos acariciando todo ese rato y riendo por los detalles que recordábamos haber sentido gracia.
Fuimos duchándonos uno tras otro y vistiéndonos, para acompañar hasta la puerta a Ángel y acordar volver a repetir otra experiencia los 3 la siguiente semana.
FIN
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