Ángel mi bebe autista chupa dia y noche la verga de papi 11

En el taxi y en la fiesta infantil con mi bebe gloton.
Salimos de la bañera dispuestos a arreglarnos mi hijo y yo. Vestí a Angelito con un conjunto de playera verde claro con blanco con una imagen de una tortuga y un short que lo hacía ver muy bonito. Yo por mi parte me puse un pantalón de vestir color café con una playera tipo polo blanca, debía ir casual pero traté de ir presentable, un cinto y unos mocasines sin calcetines y nos dispusimos a irnos.

Salimos del departamento, tomé solo unos juguetes sensoriales de Angelito para entretenerlo. Al llegar a la entrada Anthony nos saludó con una gran sonrisa.

-Van de salida? qué guapos se ven los dos. -dijo guiñándonos el ojo y dándole un beso en angelito en la mejilla muy cerca de la boca.

-Sí, tenemos un compromiso con mi jefe y pues servirá de paseo.

-Que les vaya muy bien. Cuídelo mucho, no se lo vayan a robar, recuerde que es nuestro más grande tesoro. -guiñando un ojo.

Yo sonreí y caminé hacia la salida, donde nos esperaba un vehículo en color negro muy elegante, bajó el vidrio y vi Lucio el repartidor sonriendo. De un movimiento nos indicó que subiéramos. Ingresando de copiloto con Angelito en mis piernas.

-Qué tal, discúlpame la demora, nos estábamos arreglando.

-No hay problema yo espero con gusto. Por cierto, estaba charlando con Anthony, muy agradable sujeto, dice que trabaja para ustedes.

-Sí, nos ayuda con el departamento, la comida y cuidando a Angelito también.

-Qué bueno que cuidan mucho al bebé tan bonito y especial. -dijo acariciándole con su mano el cabello y pasándola por su cara hasta su barbilla. Angelito alcanzó su dedo gordo metiéndoselo a la boca succionándolo.

Yo me ruborice viendo como mi hijo succionaba muy intensamente el dedo de aquel muchacho robusto, grande con barba de candado y bastante atractivo que sería nuestro chofer. Él sonrió viendo con los ojos muy abiertos como Angelito devoraba esa falange con maestria.

Retiré a Angelito.

-Bebé ya está bien, bueno nos vamos?

-sí claro. –dijo con una voz profunda sin despegar la vista de mi hijo.

Le di la dirección y arrancó el vehículo. El trayecto fue muy agradable, el clima del carro ayudaba a mitigar el calor de esa tarde de verano. Angelito ahora jugaba con unas llaves ergonómicas de colores mientras yo platicaba un poco con Lucio.

Me conto que trabajaba de repartidor y taxista y de lo que saliera para salir adelante. Vivía en las afueras de la ciudad, soltero y que había terminado con su novia pues era bastante posesiva y muy poco apasionada.

Hablo a detalle de como rara vez cogían, mientras se acomodó el bulto. Usaba una playera negra con una banda de rock y unos shorts de tela deportivos que marcaron un gran paquete. Su verga parecía estar en reposo, se notaba que no llevaba ropa interior.

Angelito noto ese manoseo que se daba, poniéndose inquieto tratando de irse hacia esa verga nueva del chofer, yo trataba de calmarlo.

-Qué pasa bebé? quieres manejar? -extendió un brazo hacia él animándolo.

-No, cómo crees nos van a multar.

-No pasa nada, estamos en una zona tranquila, no hay por qué preocuparse.

Angelito se retorcía ya sin interés en los juguetes que le mostraba gruñendo y dándome manotazos.

De un movimiento Lucio puso el brazo derecho en la pancita y cintura del bebe cargándolo hacia su regazo sobre su pierna derecha. Angelito dándole la espalda analizaba y tocaba el volante calmándose, Continuando la conversación.

-Y qué tal les va a ustedes? se ve que son muy unidos.

-Sí, lo somos, mi hijo es un niño especial, pero pues ya tenemos nuestra rutina.

-Si, me imagino. -dijo acariciando con la mano la pancita de Angelito y abrazándolo lo movió hacia atrás pegándole un poco más a su cuerpo.

-Tienes novia o pareja?

-No, desde que se fue la mamá de Angelito no he intimado con nadie.

-Ya veo, entonces solo son ustedes dos? -dijo sonriendo -y Anthony que los ayuda claro.

Me sonrojé pues sentí que sus palabras tenían una connotación morbosa. Veía su cuerpo grande con mi bebé pequeño en su regazo.

Luego platicamos del deportes, y del tráfico de la ciudad mientras veía como poco a poco el cuerpo de Angelito iba hacia atrás en el regazo del chofer. Brincaba un poco en ese regazo tratando de mover el volante, haciendo que sus nalguitas chocaran en las piernas Lucio.

El viaje continuaba mientras la tensión de ese carro era palpable, Angelito brincaba hacia atrás hasta llegar al punto tus nalguitas se reposaron en la entrepierna de chofer.

Yo seguía la conversación pero no podía evitar observar lo que pasaba frente a mis ojos, el chofer estaba restregando su bulto en mi propio hijo, el cual daba saltitos, por lo cual la mirada del chofer iba adquiriendo un brillo de gusto.

Angelito aparentemente sintió algo en sus nalguitas, pues giraba tratando de descubrir en donde se había sentado. Lucio le acaricio la cara metiéndole el dedo índice en la boca, lo cual calmó a mi hijo, el cual succiono con gusto.

Mi verga creció en mi pantalón, estaba excitado viendo como el chofer se agasajaba a mi propio hijo enfrente de mí. Lucio giró hacia mí observando mientras entrepierna y viendo mi notable erección me sonrio.

La escena era bastante morbosa pero estábamos próximos a llegar, estábamos en silencio solo con el sonido de succión de Angelito. Entonces Lucio tomó la cintura de mi bebe moviéndolo adelante y atrás como si se lo estuviera cogiendo.

El destino ya estaba frente a nosotros, mi jefe me esperaba en la entrada sacudiendo el brazo. Lucio observo que me alistaba para bajar. Él sonrió subiendo los hombros en señal de derrota.

Tomé Angelito de su regazo, observando una gran una gran carpa en sus shorts.

-Bueno aquí es nuestro destino.

-Quieres que venga por ustedes? -la mirada llena de deseos y ruego.

-Sí, claro, yo te mandaré un mensaje cuando estemos listos.

Entonces él mostró una gran sonrisa con sus dientes blancos iluminando su cara.

-Estaré pendiente. – y apretó su verga, yo también me acomode el bulto tratando también de disimular la erección a mi jefe que me esperaba afuera del vehículo.

-Andrés como estas? Que guapos se ven, pasen, que tal el viaje? – dijo mi jefe, el licenciado José.

-Muy bien. –dije sonriendo.

El Licenciado se veía muy guapo, usaba un short de vestir negro con una playera polo celeste, sus lentes dorados que enmarcaban sus ojos azules. Su cabellera peinada formal, la cual era totalmente blanca por herencia aun cuando rondaba los treinta y muchos.

-Mira nadamas este príncipe tan bonito, aquí te vas a divertir mucho –dijo cargando a Angelito. – Aquí tienen niñeros, lo cuidaran bien mientras me ayudas con el Ingeniero Ochoa y sus preguntas de números que solo tú sabes.

El lugar era grande, tenía la temática de dinosaurios y había muchos juegos, desde resbaladeros y juegos para escalar hasta videojuegos. En el centro estaban las mesas donde los adultos platicaban. Camine saludando y luego de estrechar algunas manos me senté en una banca donde el Ingeniero Ochoa me esperaba con una cerveza.

-Así que tú eres el contador, tú me podrás resolver por fin mis dudas. –el ingeniero hizo un ademan y un muchacho joven de cabello revuelto me arrebato a Angelito de las manos llevándoselo a una alberca de pelotas, yo me exaspere tratando de perseguirlo.

-Andrés, tranquilo, ya los puse al tanto de la condición de tu hijo, aquí son profesionales, ese muchacho cuidara personalmente de Angelito.

Y así era, desde mi lugar vi como mi hijo era atendido ayudándolo a integrarse mediante el tacto y los sentidos, se veía que sabía lo que hacia ese muchacho.

El ingeniero preguntaba cosas de números y yo trataba de concentrarme pero con la mirada buscaba a Angelito. El nene se veía feliz en la alberca de pelotas cuidado por ese muchacho blanco con cabello quebrado en color negro. Todos los empleados usaban un atuendo de explorador con un shorts, una camisa manga corta y un sombrero todo en color café. El muchacho que cuidaba a mi hijo tenía el shorts muy ceñido a su cuerpo mostrando unas nalgas redondas y firmes. Relacione que por su trabajo y por su aspecto que era gay.

Un par de cervezas después ya un poco más relajado y después de haber aclarado todo en cuanto al trabajo, nos encontramos los tres adultos en una plática de los deportes locales. El ingeniero era un hombre muy alto, calvo, con una barba grande y tupida, moreno claro, con una voz muy grave, robusto y de trato brusco; era imponente, parecida de esos guardaespaldas de los antros elegantes.

Su hijo, el cumpleañero fue llevado al centro del local por el personal, para el show donde él fue el centro de atención. Era un bebé muy bonito, cumplía 3 años, alto pero su edad, moreno con el cabello muy corto y rizado de ojos muy grandes y expresivos y sonrisa bonita con un hoyuelo en la mejilla. Vestía un short y una playera con un dinosaurio T-Rex.

Eran pocos los niños en la fiesta, había muchos adultos, todos bien vestidos. Después de soplar las velas la mayoría se retiró quedando familia cercana y el personal de local. Yo traté de retirarme pero el ingeniero negó con la cabeza.

-No te preocupes este lugar lo tengo rentado por el tiempo que quiera, vamos a continuar la reunión, a ver si me animo a asociarme con ustedes.

La noche llego quedando solo nosotros tres. El ingeniero despidió a su esposa y a sus familiares, diciendo que dejaran al niño festejado para que siguiera en los juegos, que él se encargaría de él. El nene corría feliz aun con mucha energía, había también una chica detrás de él ayudándolo a subir a los juegos.

El Ingeniero abrió una botella de whiskey y cambio la música del lugar, y luego de hablar con el personal, los dejo ir quedando solo el niñero que cuidaba a Angelito. El muchacho aparte de cuidar ambos niños seria nuestro mesero, atendiéndonos en las cervezas y los licores.

El ingeniero era una persona muy importante, siempre lograba lo que quería, si en ese momento había decidido adueñarse del local y del personal debió haber desembolsado una buena cantidad de dinero. El local tenía la cortina metálica cerrada, las luces fueron solo las necesarias, ahora era una pequeña reunión.

Angelito corría feliz junto con el Lalito, el cumpleañero, me sorprendía que habían logrado cercanía y jugaban alrededor de nosotros persiguiéndose, el niñero los vigilaba al tiempo que se acercaba a nosotros a rellenarnos vasos y limpiar la mesa.

-Y dime Andrés cómo te va con tu niño, es tan inquieto como el mío? –dijo ya con una notoria ebriedad reclinado en su silla con las piernas abiertas y un vaso con whiskey en las rocas en la mano.

-Sí, mucho, es autista, no es muy sociable y es bastante berrinchudo –dije atento del juego de los niños, que en este momento se encontraba uno sobre el otro en el suelo abrazados.

-Todos los niños son especiales –dijo el ingeniero alargando las palabras, usaba un short café holgado, la camisa abierta hasta la mitad del pecho mostrando su pecho peludo y sus grandes pectorales.

Vio como los nenes ahora peleaban y dando un trago a su bebida soltó un gran eructo que retumbo haciendo que los nenes se separan. Todos reímos. El Licenciado José brindaba alentándome a seguir bebiendo.

La plática siguió, sentía que mi cabeza daba vueltas, no solía tomar Whisky. Luego escuché a Angelito rezongar y gruñir, y al muchacho tratando de calmarlo.

Fui tras mi hijo, llegando a un rincón donde el niñero se encontraba en una esquina empujando con la mano la cabeza del bebé, alejándolo de él, de su entrepierna. Angelito claramente quería sacarle la verga para mamarla, ya hacía varias horas que no había recibido su ración de leche.

El muchacho asombrado me miro y yo cargue a Angelito caminando hacia el baño. En el había dos cubículos y dos inodoros chicos, entre a un cubículo alarmado mientras mi hijo pataleaba en un berrinche, lo senté en el inodoro, bajé mi zipper y saqué mi verga metiéndola en su boca. Mi hijo la recibió entre sollozos como el dulce más delicioso engulléndola, saboreándola, chupado rápido desesperado.

-Aquí está la verga de papi bebe, ya calmate – dije sintiendo como buscaba exprimirme el pito.

Las chupadas de Angelito retumbaban haciendo eco en ese cuarto de baño.

Estaba nervioso, la situación era peligrosa, afuera estaba mi jefe, el ingeniero y el muchacho que Angelito quiso sacarle el pene. Las chupadas rápidas de mi bebe buscaban mi leche, pero sentía que no eyacularía tan rápido, estaba nervioso, muy borracho y aparte tenía muchas ganas de orinar.

Luego de unos minutos sentia que bajaban el volumen de la música, el muchacho les diría lo que paso? Estaría en problemas? Sea lo que sea tenía que salir de ese baño rápido y tratar de explicarles algo convincente. Pero cómo?

Entonces lo decidí, tenía que cumplir dos urgencias con un solo movimiento, las ganas de orinar y la sed de Angelito, voltee a verlo y sonreí, su carita hermosa de bebe concentrado en succionar la verga de papi, esperando a recibir su premio. Apretaba sus ojos mientras su boca se atragantaba con mi glande succionando.

-Abre bien la boquita bebe, te voy a dar la pipi de papi- dije sujetando con mis manos su cabecita.

De mi uretra salió un chorro potente que fue a dar a la boquita de Angelito, el cual trago gustoso. Mis piernas temblaban sintiendo como mi orina iba hasta su garganta.

Entonces escuché que abrían la puerta del baño.

-Andrés estás bien? –era el licenciado José, mi jefe.

-Sí, no te preocupes, es solo que era Angelito tenía que venir al baño.

El chorro de mi orina no paraba, tenía mucho tiempo bebiendo, Angelito tomaba mis miados sin descanso, el sonido de su garganta tragando retumbaba haciendo eco.

-Y bien? –dijo mi jefe, haciéndose un silencio por un minuto. – Yo me alarme, tratando de terminar pero Angelito no lo permitía, apretaba sus labios en mi verga exigiendo el resto.

Al fondo la música paro…

Continuara.

 

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