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Gays, Incestos en Familia, Voyeur / Exhibicionismo

Ángel mi bebe autista chupa día y noche la verga de papi 14

La despedida de Anthony.
Salimos del cine rumbo al estacionamiento, me olvidé completamente de las compras que iba a hacer, estaba cegado y a voluntad de Lucio el cual había tomado el control de la situación. Él tomó a mi hijo en brazos al salir, no había manera de escaparme de él, iba delante de mí y lo seguía obediente hasta el cajón del estacionamiento donde tenía el automóvil.

Me dio el ticket de estacionamiento, el cual pague y salimos del centro comercial. Estaba alerta por si alguien que conociera me veía subir a su carro. El carro olía muy bien, se veía que era de esos tipos que le gustaba cuidar su vehículo, arranco apenas me senté y rápidamente se dirigió a la salida.

Tenía Angelito sobre su entrepierna, el bebé tomó el volante, quizá recordando lo de la última vez.

-Y bien, a dónde quieren ir, qué les gustaría hacer? aún es temprano -yo solo levanté los hombros, estaba shock por lo que había pasado en esa sala de cine, donde mi propio bebé me había sacado la leche con personas alrededor viendo la película.

Me sentía que no estaba en control de la situación, el comportamiento de Lucio era errante y controlador.

-Te parece si vamos a tu casa? ahí podemos estar más tranquilos, verdad? creo que ya no te apetece hacer compras jaja. –dijo aquel hombre grande, de cuerpo peludo y robusto, su cabello corto casi militar y su barba recortada finamente daban un aspecto intimidante.

Puso su mano en la cintura de Angelito acercándole más a su entrepierna, la cual evidentemente le restregaba en las nalguitas. Mi bebe no se inmutaba, veía al frente y se maravillaba con la calle y con el movimiento del vehículo.

En un cambio a rojo de semáforo se quitó el shorts completamente, dejando a la vista una verga gorda pareja desde la cabeza hasta la base, morena con un prepucio que se peló dejando a la vista un glande brilloso, tenía unos huevos gordos y grandes.

Cargo a Angelito y lo colocó sobre su ingle con sus piernas alrededor de esa verga. Parecía como si aquel tolete saliera de la entrepierna del propio Angelito.

-Así que, hace cuánto le das de mamar a este bebé? -dijo agarrando los cachetes del nene y abriendo su boquita le metió la punta de la verga.

Mi hijo no necesitaba ninguna instrucción, empezó una succión en ese nuevo juguete que recibía.

-Qué boquita tiene el putito, lo tienes bien entrenado, desde hace cuánto te la chupa cabrón? -dijo palmeándome el hombro.

Yo estaba aturdido. El cabrón ya ni pedía permiso, el hacía conmigo y con mi bebe lo que quería. Era una tarde tranquila de domingo, con poco tráfico, pero sí nos encontrábamos otros vehículos y a Lucio no parecía importarle que viera a un bebé en su regazo mamándole la verga gorda, era un tipo tosco y arrogante.

Conducía con una mano mientras que con la otra la metió nuevamente bajo el shorcito de angelito acariciando desde el frente tanto su verguita como su culito. Angelito brinco al sentir esas caricias, pero nunca dejo de chupar. Veía todo perplejo desde el asiento de copiloto, así como  también observaba la calle esperando que no pasara una camioneta alta o algún camión que nos descubriera.

-Qué delicia de boquita tiene tu hijo, yo ni siquiera saldría de mi casa, lo tendría mandándome la verga todo el día, se ve que le gusta y que no se cansa. –dijo sonriendo luego de un pequeño gemido. –Mira como esta de prendido mamando con hambre el putito.

Alzo la cadera dejándome ver como entraba esa verga gorda en su boquita y como rebotaban sus testículos con el movimiento.

El carro el carro avanzaba por intercepciones, parando en semáforos, haciendo cambio de carriles, mientras que el bebe succionaba sin descanso aquel pitote cuya cabeza apenas sí le cabía su pequeña boquita.

-Así es bebé, chupa, qué delicia de boquita tienes, es toda para ti, tu papi quiere que mis mecos estén con los tuyos en tu pancita, verdad papi? -dijo Lucio sonriendo con una mirada lasciva. Supuse que lo que mas le excitaba era verme, el padre de aquel bebé cuya boca se cogía.

Luego tomó la cabeza de Angelito marcando el ritmo, obligándolo a mamar más rápido de arriba abajo. La cabeza del bebé se movía a una velocidad que me parecía violenta, Angelito lucia como un muñeco de trapo, o como uno de esos juguetes sexuales.

Estábamos próximos a llegar, había un parque cercano que reconocí, entonces le dije que llegáramos primero a mi departamento, pero él negó gimiendo. Le excitaba más lo que pasaba, ver mi cara de preocupación. Y entonces llegamos a una esquina cercana a mi casa, paro el carro y con su mano derecha tomó mi cuello acercándolo a él.

-Le voy a llenar las tripas a tu pequeño bebé con mis mecos. -Acto seguido me acerco más dándome un beso rudo, masculino, parecía que quería violarme la boca mientras sentí como todo su cuerpo se retorcía evidentemente eyaculando en la boquita de Angelito, el cuál empezó un ruido de tragar.

El cabrón me metía la lengua hasta el fondo, mientras su barba me raspaba, brincando en cada espasmo. Yo estaba muy caliente, sentí su orgasmo fluir de su boca a mi cuerpo. Mi bebe tragaba y tragaba hasta que con un gran gemido Lucio de alejo a mi lugar.

Se recobró del orgasmo, mientras yo veía asombrado lo que acaba de pasar, dejo que Angelito se levantara y arranco, aun si ropa bajo la cintura.

-Súbete la ropa por favor –lo cual hizo a regañadientes.

Llegamos al frente al edificio y al llegar al vestíbulo se acercó Anthony, el cual observo rápido la situación, pero luego sonrió al ver Angelito en el regazo de Lucio, despeinando su cabello.

-Señor Andrés, tiene una visita, al parecer es su padre.

Me sorprendí de lo que me decía, mi padre es un militar que siempre se estaba cambiando de residencia, hacia años no lo veía, incluso no conocía a Angelito.

Lucio me vio sorprendido.

-Creo que por ahora aquí la dejamos, por tu aspecto supongo que no esperabas esa visita verdad? -yo asentí, tomé a mi hijo de su regazo saliendo de aquel coche. Aún se notaba la verga semierecta en su short.

-Adiós bebe, cuídate y come bien. –dijo sonriendo, luego arranco rápido el coche alejándose.

Al caminar al apartamento me sentía nervioso, las cosas habían cambiado mucho desde la última vez que había visto a mi papá.

Cuando mi esposa se había ido, solo habíamos tenido una llamada telefónica en la que él la maldecía, diciendo que estaríamos mejor sin ella. Todo este tiempo no nos había visitado.

Recordé mi niñez, cambiándome de casa en casa, hasta que mi madre decidió establecerse en esta ciudad harta de los cambios. Mi padre siguió con esa rutina, llegando ciertas semanas a vivir con nosotros. Nuestra relación era mínima, lo recordaba como una persona estricta, pero cariñosa, era bastante directo, no tenía filtros, le gustaban las cosas a su manera.

Llegué a la puerta de mi apartamento, mi padre esperaba ahí parado. Era un hombre alto, de brazos fuertes, abdomen casi plano, con cara cuadrada, un bigote grande canoso, con la cabeza rasurada, tenía arrugas que aceptaban aún más su masculinidad, usaba el uniforme completo de militar con botas negras. Al verme abrió los brazos.

-Hijo, cómo estás? -acepté el abrazo, se sentía raro, no éramos cercanos, no estábamos acostumbrados a los abrazos, pero la ocasión y el tiempo que había transcurrido sin vernos, entendí y sentí correcto aquel abrazo fraternal.

-Quién es este nene tan bonito? -dijo tomando a Angelito de mis brazos y dándole un beso a la mejilla.

Yo me conflictue, hace apenas unos minutos había recibido la descarga de mecos de Lucio y hacia media hora la mía en la sala de cine.

Papá no mostró ningún atisbo de rareza o percibió el olor, solo sonrió y esperó dándome paso para que abriera la puerta. Ingresamos, le ofrecí un vaso de agua y me pidió una cerveza. Luego platicamos sentados en el sillón grande de la sala.

Me contó que estaría establecido en esta ciudad, no sabía por cuánto tiempo, pero esperaba que pudiéramos vernos seguido. Me platicó sus hazañas, de sus condecoraciones, de lo mucho que le gustaba su trabajo. Yo le daba por menores de cómo había sido mi vida solo con mi hijo, él maldijo nuevamente a mi mujer, escupiendo en el piso. Lo cual hizo que Angelito se moviera de su regazo, el nene estaba a punto de dormir, en sus brazos.

Le dije que ya no era necesario odiarla, que ya estábamos bien, que así era como que tenía que suceder. Él asintió, era un hombre que entendía razones, que aceptaba las decisiones que yo tomaba.

Me preguntó si tenía algún interés amoroso y le conté que no, que por lo pronto asi estaba bien. Luego le platiqué de lo bien que me estaba yendo en el trabajo y que era el principal contable de la empresa del licenciado José. Tres cuartos de hora después Angelito se quedó dormido.

-Venía cansado el nene? -le conté que veníamos del cine, que la noche anterior habíamos ido a una fiesta infantil y que incluso yo me había puesto borracho.

-Claro, es por eso ya está cansado mi pobre nietecito. –dijo dándole un beso en la frente.

-Papá y dónde te vas a quedar? -le pregunté.

-Aún no lo sé, todavía no me asignan los departamentos, no tenemos una base fija, así que nos suelen rentar departamentos, pero aún lo están acondicionando, por lo pronto tendría que quedarme en un hotel.

-No, cómo crees papa, quédate aquí con nosotros. –dije sin pensarlo, pero inmediatamente me arrepentí.

-Hijo de hecho eso es precisamente lo que pensaba pedirte. –dijo sonriendo, unas arrugas se marcaron en su frente y ojos.

Esperaba que él como hombre solitario e independiente me dijera que le gustaba estar en sus aires y que de ninguna manera compartiría la vida con un bebé, pero no fue asi y en los siguientes minutos habló del equipaje, de la transportación y de lo bien que se aclimataría aquí con nosotros, recordé que solo tenía una cama ese sería un problema.

Me dijo que no sabía por cuánto tiempo se quedaría, le expliqué a mi papá la rutina y los cuidados que tenía Angelito y él dijo que no habría problema.

Una hora después salió ya por la noche a buscar sus cosas. No sabía cómo tomaría Angelito el cambio. Mi papá dijo que no notaríamos su presencia, él trabajaría casi todo el día, por las mañanas le gustaba salir a correr y que por lo pronto dormiría en el sillón de la sala.

Angelito no despertó hasta la mañana siguiente, mi papá sólo trajo un par de maletas con ropa, principalmente militar y tomó una estantería como clóset personal, realmente no ocupaba espacio en mi departamento el cual era amplio.

Me agradaba la presencia de mi padre, pero ya no podría andar desnudo con la verga metida en la boquita de mi bebé, eso se había terminado y me parecía bien. Luego del cine y la fiesta infantil senti que ya había llegado demasiado lejos todo. Las situaciones fueron muy riesgosas y mi bebe merecia una buena infancia. Teniamos que volver a ser una familiar normal.

Esa noche dormí con ropa, solo me quité la playera, pasé almohadas a mi papá de las que solía usar para estar cómodo con Angelito y me recosté junto a mi bebe. Sentí raro dormir sin ser succionado por su boquita, pero así debía ser ahora, era lo mejor para mi hijo.

Desperté escuchando un ruido en la cocina, vi la hora, eran las 8 de la mañana. Al salir me encontré a Anthony, el cual limpiaba la cocina y preparaba el desayuno. Me había olvidado completamente de Anthony. Mi papá no se encontraba por ningún lado, quiza ya se había ido a trabajar.

Debía decirle a Anthony, que ahora con mi papa en casa, ya no necesitaba sus servicios. Ahora con mi papá en casa seria quizá más trabajo y además a él no le gustaba tener gente de servicio. Mi papá era recio, era de costumbres antiguas y el tener a otro hombre que no fuera de la familia no le parecería bien.

Anthony sonrió no usaba playera, teniendo su torso de ébano desnudo sudado, usaba un shorts diminuto bastante ajustado que le marcaba su bulto. Al verme sonrió pero luego frunció el ceño, se extrañaba verme con el short cuando normalmente salía ya en ropa interior, así era como entrenaba.

-Buenos días, aquí está el batido. – me dijo -de quién son esas maletas?

-Son de mi padre.

Anthony frunció nuevamente el ceño. Me senté en la barra y le expliqué lo que había pasado, que mi papá era militar y había venido por unos días. Le pregunté si estaba cómodo con ello y pensativo respondió que sí, pero no me convenció.

Fui a entrenar y prendí la cámara de mi celular, Angelito aun dormía plácidamente, no había señales de Anthony, se escuchaba ajetreo en la cocina.

Cuando salí a la sala Anthony se encontraba con una playera, él entendía que las cosas habían cambiado, que mi papá podía llegar en cualquier momento y que ya no podríamos tener esa vida con Angelito como le habíamos tenido hasta ahora.

-Estaba pensando señor Andrés, que ahora que su padre ha llegado quizá quieran estar cómodos ustedes tres solos, no quisiera incomodar. –yo asentí, sabía que tomaría esa decisión- además tenía planeado desde hace tiempo tomar unas vacaciones de la portería y pues de aquí también y visitar mi país.

Asentí. Había terminado una época maravillosa juntos, luego sonó ruido de proveniente del cuarto.

-Vea por la cámara de su celular señor Andrés, quizá ya despertó Angelito. -dijo sonriendo.

Yo me quedé mudo, Anthony sabía que había una cámara en el cuarto todo este tiempo y que yo tenía acceso a ella desde mi celular, él sabía que lo espiaba cuando ponía a mamar su verga negra a mi hijo. Sonreí.

En ese momento recibí una llamada, Anthony ordeno el resto de la cocina quedando completamente intacta, se veía que esto era su despedida, la cocina relucía.

Era mi padre quien llamaba.

-Hola hijo, cómo estás? mira olvidé unas cosas en la ciudad donde me encontraba, así que salí por ellas temprano. no quise despertarte a ti y a mi nieto. regresaré en la noche cuídense.

Anthony se alistaba con su uniforme, quitándose la playera deportiva que usaba.

-Ya te vas a trabajar?

-Sí señor Andrés, creo que por ahora ya terminé.

-Pero es muy temprano –vi cómo se calzaba los zapatos negros, fajándose luego la camisa – bueno supongo que esto es un adiós por ahora, verdad?

Mi tono era triste.

– Cuando mi padre se vaya te avisare.

-Sería un gusto regresar a ayudarlos -me dio la mano, caminando a la puerta.

-Anthony espera, te pagaré la semana completa.

-No es necesario señor.

-Claro que sí, has hecho mucho por nosotros. –dije dándole unos billetes.

Un llanto salió de la habitación. Angelito había despertado, el esperaba la verga negra como cada mañana para recibir su desayuno. Yo también lo extrañaría, no volvería a ver su cuerpo y su presencia, nos atendía bastante bien y se había convertido en mi amigo y compañero.

-No te vas a despedir de Angelito? –dije sonriendo con malicia y señalándole con la cabeza el rumbo del cuarto.

El sonrió de regreso.

-Es verdad, me despediré de mi bebe hermoso.

-Ve con el, les daré privacidad. -dije guiñándole el ojo a Anthony, el cual me vio mudo y luego sonrió. -yo estaré aquí con mi celular.- dije sonriendo.

Anthony entró al cuarto desabrochándose el pantalón, ya no era un secreto que mi hijo era un degustador de vergas adultas, había decidido que todo terminaría, pero por qué no darle un cierre a Anthony, que tan bien nos había tratado todo este tiempo. Lo extrañaría mucho, se había convertido en un gran amigo, lo sentía muy cercano, me gustaba su presencia.

Abrí la aplicación de la cámara en mi celular y vi angelito sentado en la cama con su boca frotándose los ojos mientras Anthony se acercaba a él ya con la verga erecta negra, era bastante peluda con la cabeza morada y prepucio. Angelito solo abrió la boca, él sabía lo que venía, casi cada mañana su boquita recibía gustosa el tolete que le ofrecían su niñero.

-Ay angelito, me vas a hacer mucha falta, tenía grandes planes para ti, pero veré cómo los cumplo, por lo pronto mi verga te va a extrañar todas las mañanas. Tú vas a extrañar mi lechita de macho negro bebe?

Angelito succionó un poco más rápido como respuesta, su boquita tenía una gran maestría para este punto, esa boquita nos tenía como locos a cuatro adultos hombres. Pero sentía que con Anthony tenía una conexión, era su niñero, su protector, el que cuidaba su hogar, su alimentación, la limpieza del hogar, era una figura protectora que lo amaba de eso estaba seguro.

La verga negra se veía imponente con la punta entrando en la boquita de ese bebé pequeño. Anthony bajó sus pantalones hasta los muslos enseñando unas nalgas gordas, sus caderas grandes con los rasgos de las personas con su raza. Era todo un Dios de ébano.

-Así bebé está verga es tuya, ya lo sabes y quiero que no lo olvides, quiero que lo sabores y te quedes con mi sabor.

Angelito volteó hacia él, sus ojos se posaron en los de Anthony, lo cual hizo que Anthony sonriera, era algo que los autistas no solían hacer, pero mi hijo decidió otorgarle su mirada.

-Sí bebé, me haces muy feliz, tu boquita jugando con mi verga es mi parte favorita del día.

Anthony tomó la mano de mi bebé poniéndola en sus testículos.

-Mira bebé, ya sabes que de aquí viene la lechita, verdad? tu papá te ha enseñado bien aquí es donde se produce tu alimento favorito, porque eres un bebé muy especial que no puede vivir sin la lechita de macho y te la voy a dar quizá por última vez pero será bastante y quiero que la disfrutes mucho.

Anthony metió nuevamente su pito en la boquita del bebe y movía sus caderas de adelante hacia atrás haciendo que sus nalgas rebotaran, yo estaba en éxtasis, era increíble la imagen que se presentaba ante mí, ver cómo ese hombre que tanto amaba mi bebé estaba a punto de eyacularle de la boca.

Se veían muy unidos. Tenía una erección apretando mi shorts, Anthony se retorció anunciando su orgasmo, tomó la cabecita de mi bebé ingresando un poco más de su verga en su garganta y con un sonoro gemido vacío sus huevos en la boca de mi bebe.

-Angelito, qué delicia, trágatelos.

Se mantuvo así un momento descargando todo en la garganta de Angelito y después solo sacó su verga babeando. Angelito se adelantó tragándola y succionando suavemente los restos de esa leche. La imagen era pervertida y deliciosa la verga de su niñero negro un poco ya cabizbaja era limpiada totalmente.

Por su parte, Anthony acariciaba la cabeza del nene, después acarició su cuello y espalda suavemente. Mi hijo disfrutaba esas caricias, siguió recorriendo su mano hasta llegar a sus nalguitas dónde su mano se movió en círculos tomándolas y apretándolas.

-Estas nalguitas bebé tienen que ser mías, tu papi me las va a compartir de eso estoy seguro. -su dedo índice fue hacia la rajita moviendo el dedo de arriba abajo.

-Se siente muy delicioso, tan cerradito, tan nuevo, no sé si tu papito quiere usar este culito pero debería de hacerlo, eres un niño muy bonito.

Cargo a Angelito, dándole vuelta, el cual refunfuñó al sentir como su juguete era desprendido de su boquita. Anthony le chupó las nalguitas rápidamente y con la lengua grande y ancha fue recorriéndolas de un lado a otro. Yo me encontraba muy excitado la imagen me descolocó, que le iba a hacer a mi bebé?

Entonces su lengua llego a su anito lamiéndolo y punteándolo. Angelito gruñó.

-Así es bebé, quédate quieto, te sabe muy delicioso este culito, quisiese tragarlo por completo.

Yo me masturbaba con aquella imagen, era increíble como aquel negro violaba con la lengua el culito de mi bebé, Angelito gruñía un poco supongo de dolor, pero parecía que le gustaba.

Anthony sintió los espasmos del bebe como algo positivo y empezó a chuparlo desesperadamente hundiendo su boca totalmente en esas nalguitas de bebé.

-Qué delicia y si tu papi viniera aquí conmigo podríamos llenarlo de rica lechita, ya me tienes muy erecto nuevamente -escuché esas palabras que me hicieron delirar de placer.

Sentía la verga pulsando, mi bebé gruñía despacio con cada punteada que le daba Anthony, me tenía al punto del orgasmo, era una locura. Lo mío con Anthony era una complicidad que habíamos creado, ambos sabíamos lo que había lo que pasaba con el bebé, pero no habíamos ido más allá.

Caminé casi sonámbulo, una fuerza me guiaba al frente, abri la puerta descubriendo a mi bebé boca abajo, el cual se retorcía de gusto. Anthony con su mano me indicó que siguiera, llegué hasta él hincándome, el tomo mi cara y la guió hacia las nalguitas de mi hijo. Obedecí sacando la lengua y acercándome a esas pequeñas montañitas tersas y suaves, disfrute el olor delicioso de su culito apretado, ese culito lleno de saliva que punzaba, esperando recibir más. Saque la lengua entrando con ella en sus entrañas, las cuales sentí el calor de su interior.

Senti cómo mi bebe brincaba con cada toque que recibía de su papá.

-Así es señor Andrés, él lo quiere, usted es su papá, no hay nadie mejor para hacer esto, muéstrale cuánto lo quiere.

Yo sentí que el mundo me daba vueltas, que solo existía mi lengua y su anito, su sabor me embriagaba, mi pequeño se quejaba, pero no me importaba, era más el placer que percibía de su piel, lo que me indicaba que debía seguir, debía comerle ese culito que yo había traído al mundo.

Anthony acarició mi espalda tratando de animarme, pero luego hizo algo que me asustó, me bajó el shorts dejándome desnudo de la cintura para abajo, luego me arqueo poniendo su brazo en mi abdomen y se inclinó tras de mi.

-Relájese señor Andrés, le voy a enseñar cómo debe de darle amor a su bebé, haga lo mismo que yo lo hago a usted.

Y antes de que pudiera reaccionar nuevamente tomó mis nalgas separándolas y hundiendo su cabeza en mis trasero empezó a lamerme el culo. Yo me retorcí de placer, nunca había recibido sexo oral anal y se sintió delicioso, su lengua con una maestría lamía primero suave y luego rápido mi ojete, haciéndome brincar de gusto. No podía creer el placer tan grande que recorría mi cuerpo.

-Así señor, hágaselo usted a su bebé, exactamente como se lo estoy enseñando. -el cabrón hizo que mi cuerpo se retorciera, sentía mi piel ardiendo con aquel beso negro que me daba.

Tome el control y proseguí a lamer el anito de Angelito nuevamente, me sentía lleno recibiendo una chupada a mi culo, mientras yo se lo practicaba a mi propio bebé.

La lengua de Antonhy se movía con maestría, sentía los pliegues de mi ano abrirse invadidas por aquella lengua grande y gorda, yo hacía lo mismo con mi bebé con su culito pequeño y virginal, acariciaba su espalda y sus nalguitas tratando de imitar lo que Anthony hacía con las mías, estaba en un placer absoluto.

Lamia aquel virginal añito que apretaba mi lengua, mientras me daban punteaban con aquella lengua experta arrancándome gemidos de placer.

Me tenía al borde de la locura, sentí la mano de Anthony acariciar mis testículos, los cuales se encontraban llenos, a punto de vaciarse, gemí anunciando mi orgasmo, pero luego Anthony me enderezo quedando mi verga a la altura del culito de mi bebe.

-Aquí es donde debe depositar su semilla señor Andrés, en este culito, dele el amor que su hijo le está pidiendo.

Yo gemí mientras veía ese culito lleno de saliva de mi hijo, mientras tanto sentí como la lengua de Anthony volvía a puntearme fuerte y constante como si me estuviera cogiendo. Y estalle, saliendo un gran disparo tras otro en ese culito tierno llenándolo todo de mis mecos, sus nalguitas se llenaban junto con su espaldita. Yo gemía retorciéndome de placer mientras la lengua de Anthony penetraba mis entrañas.

Grite expulsando todo mi esperma caliente, Angelito sentía el calor de mi leche y se quedaba quieto mientras sentía como su papa por fin dejaba de bañarlo con esa lluvia blanca. Caí sobre la cama derrotado, fatigado y recobrando el aliento junto a mi hijo boca arriba.

Anthony se levantó y su verga gorda y negra se veía enorme, brillante, con venas en todo el tronco, su glande húmedo y tenso anunciaba una descarga y así fue. Apunto al culito de Angelito y pegándolo a el lanzo un trallazo de leche tras otro, la cual se mezclaba con la mía en ese culito tan pequeño, nuestro hijo, Angelito.

El saco gemidos de placer, al tiempo que se erguía en un orgasmo completo, imponente, sus músculos se tensaron dando una imagen de ser aún más grande. Su mirada me encontró y con unos ojos en llamas y una gran sonrisa arrojo lo último de su simiente, cayendo junto a mí.

Nos quedamos ahí en silencio, disfrutando nuestra compañía por un rato, el cuarto olía a semen, a macho y a bebe, el ambiente era cálido, agradable.

Luego de un rato cerré los ojos.

Al abrir los ojos, Anthony no estaba, solo Angelito junto a mí, el cual dormía plácidamente. Vi su cara, lo amaba tanto, era tan puro, tan mío. Salí a la sala desnudo y nada. Las cosas de Anthony que solía dejar como su cambio de ropa no estaban, se había ido…

Telegram es: Rojito03.

114 Lecturas/1 noviembre, 2025/0 Comentarios/por Rojito
Etiquetas: anal, hijo, madre, militar, padre, papa, sexo, vacaciones
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