Ángel mi bebe autista chupa dia y noche la verga de papi 6
Pasando el dia con mi bebe especial y que llega el repartidor de comida..
Me despertó una llamada de mi celular, sentía la succión suave de mi verga por la boca de mi bebe, que me usaba de chupón toda la noche. Tomé el teléfono era Rosa la empleada que se encargaba de la limpieza y de hacer la comida.
Agudicé el oído esperando que no estuviera tras la puerta del cuarto esperando para decirme algo, pero no, eso era muy inusual, ella no me molestaba a esta hora de la mañana.
La verdad es que poco sabía sobre ella, Rosa era una mujer muy seria y mal encarada pero era bastante buena limpiando el departamento y su comida aunque no era la mejor siempre cumplía y sabía preparar la comida especial de angelito, mi hijo con autismo.
Conteste, Rosa desde el otro lado de la bocina sonaba angustiada, su esposo había tenido un infarto hace dos noches y ella se encontraba en el hospital cuidándolo sin saber bien cómo estaba su salud, al menos hasta que los médicos lo determinaran.
Le mostré mi apoyo y mi preocupación y ella agradeció el trabajo que le daba pero dijo que definitivamente ya no podría volver a ayudarnos en el departamento y que esto era una despedida. Le agradecí y le comenté que le transferiría su liquidación.
Colgué la llamada preocupado. Qué haría ahora cuando más necesitaba ayuda con el departamento por el nuevo trabajo? El trabajo exigía más responsabilidad y tener que salir del departamento una o dos veces al mes. Necesitaba ayuda pero no me agradaba la idea de conseguir a alguien más y menos ahora que Ángel no podía vivir sin mi verga.
Como confiar en alguien nuevo? Podría ayudar con la condición especial de Angelito y que no se meta en nuestros asuntos?
Me recliné en la cama pensando, la cabeza me dolía un poco por la resaca, la boquita de mi bebe se sentía caliente, suave. Acaricie su cabello mientras decidía qué haría, luego acaricie su espalda, su piel era muy suave, sedosa, lo amaba mucho, no quería perder esta rutina padre e hijo.
De repente recordé a mi jefe, lo había dejado dormido en la terraza. Brinque y me vestí solo con un short, puse el chupón especial de Angelito, y salí de la habitación tratando de no despertarlo.
No encontré al licenciado José, la frazada se encontraba doblada en el sillón, revisé mi celular y había un mensaje corto de él disculpándose por el estado en que se puso en la noche anterior. Pensé en responderle pero mejor decidí llamarlo más tarde. Sentiría que habían chupado su verga anoche? Que le había sacado el semen y más importante, que se lo había sacado mi propio hijo de un año? No, como podría saberlo si estaba casi muerto anoche con todo el alcohol que ingirió, no había manera.
El día transcurrió normal Angelito tan hambriento como siempre devoraba mi verga en todo momento. Frente al televisor cuando veíamos las noticias de la mañana me había sacado la leche mientras un hombre musculoso en un traje ceñido daba el clima, justo cuando sonreía a la cámara despidiéndose de los televidentes fue el último disparo que lanzaba a la boquita de mi hijo, el cual gustoso tragaba.
Después de la comida, me había quedado haciendo sobremesa escribiendo mensajes a mis ahora exjefes mientras Angelito me chupaba bajo la mesa mi falo hasta recibir la leche paterna. Luego por la tarde seguía prendido succionando exigiendo seguir alimentado por el semen de papa.
Anteriormente yo me contenía, podía estar por al menos una hora sintiendo sus succiones pero ahora el cabroncito había mejorado su técnica mamando sacando mi leche en media hora o menos. Y eso no hacía que se detuviera, él se pasaba todo el día ordeñándome.
Yo sentía que no llenaba por mas semental que me sintiera y que hasta ahora ninguna mujer u hombre me aguantaba el ritmo sexual. Mi propio hijo me superaba al siempre querer más, él quería estar prendido de mí, mi verga era su juguete favorito y mi semen su principal alimento.
Sus labios suaves y gruesos y su lengua traviesa me hacían desfallecer, su garganta caliente era mejor que cualquier boca, vagina o culo que hubiese alojado mi miembro antes.
Ahora éramos mucho más cercanos que antes, mi verga solo era separada de el cuándo iba al baño y a veces ni eso, el muy cabron prefería que le orinara la boca antes de separarse, y a veces cedía arrojando chorros de orina que tragaba sin derramar.
También había logrado avanzar en sus ejercicios motrices, que me enseñaron los doctores para nenes especiales como él y en su aprendizaje. Lo único que tenía que hacer si no cooperaba era señalar mi verga y decirle que no podría mamar si se portaba mal y el refunfuñaba pero luego me obedecía.
Era el nene de papa, yo lo amaba más que nunca, lo llenaba de besos por todo su cuerpo pequeño, chupando sus pequeños pezones, su abdomen, su verguita infantil, la cual me metía con todo y huevitos succionando. Pero mi favorito era su culito, tenía nalguitas paraditas y redondas que lamia sin parar, mi lengua iba y venía saboreándolas, eran mías, yo las había hecho, era mi hijo y podía amarlo cuanto quisiera. Lamia llenándolas de saliva, y luego me dirigía a su culito, chiquito y apretado, el cual punteaba con la punta de la lengua, que delicia, eso me calentaba mucho, podía pasar media tarde así, saboreando ese culito de bebe. El de espaldas acostadito en la cama y yo, un hombre adulto de 80 kilos tras de él, su papa.
A veces quería masturbarme así, lamiendo su culito pero Angelito nunca me lo perdonaría, él era el encargado de deslechar a su papa, así que cuando sentía que no podía más, dejaba que mi hijo me exprimiera la verga mientras acariciaba sus nalguitas.
El rápido succionaba apretándome el glande sacándome gemidos, mientras que la leche subía de mis huevos, pasaba por mi tronco y era expulsada directo de la uretra a la garganta de mi nene especial, el cual tragaba desesperado. Gritaba de placer, no importaba las veces que me ordeñara, siempre mis orgasmos eran muy intensos.
Nunca había tenido tanto placer en toda mi vida, y eso que no era nada feo y podía ligar a hombres y mujeres, había experimentado de todo, tríos, orgias y cosas morbosas, hasta que me case y tuve a esta maquinita de placer sin límites que me tenía a flor de piel todo el día.
Entendía ahora a los adictos, no podía hacer nada más, me obligaba a sacar mis pendientes de trabajo, y razone entonces que aunque yo pudiera ser funcional porque tenía que seguir trabajando mi bebe no, el no entendía razones, el solo quería su biberón de carne y la leche que de ahí salía, en todo momento y a toda hora. Si no lo tenía para chupar mientras dormía lloraba haciendo un berrinche.
A los días termino la comida que había elaborado Rosa, así como las compras. Así que decidí hacer pedidos de comida a domicilio. No quería perder el poco tiempo que tenía para ejercitarme y trabajar desde casa en los que Angelito me dejaba en paz.
Era de noche, había tomado un par de cervezas frente al televisor de la sala, me encontraba con las piernas abiertas desnudo, mientras recibía una felación por parte de mi hijo parado apoyándose en mis muslos. En la televisión veía una serie cómica americana que poca atención le ponía.
La única luz venia de la barra de la cocina y del televisor. Había ordenado una hamburguesa y unos nuggets, estaban próximos a llegar.
La succión de Angelito era suave, él había decidido que fuera una mamada prolongada. Sentía su boquita caliente devorar mi glande y quedarse así en su boquita, luego hacia una succión lenta casi imperceptible, logrando que mi verga se hinchara en su máximo, Luego pasaba su lengua por todo el glande, lento en círculos, para por ultimo sacarse el falo de la boca succionando la saliva que derramaba en ella. Después repetía.
Para este punto me dolían los huevos, teníamos más de dos horas en ese juego, ya habían pasado varios programas de televisión. La cena la había pedido hace rato pensando que ya para este punto Angelito ya hubiera cenado mi leche pero no, parecía que no quería aun.
Cuando sentía que la leche venia el muy cabron paraba de succionar y solo empezaba de nuevo cuando mi verga dejaba de pulsar. Mi piel se sentía caliente, un solo roce me estremecía. Su boquita apretaba delicioso, pero no me dejaba eyacular. Apretaba mis huevos tanteando lo pesado y llenos que estaban, sentía dolor pero me agradaba, el juego me tenía maravillado.
-No me vas a dejar sacar los mecos aun verdad? Hijo ya quiero arrojarlos ah ah.
De pronto tocaron la puerta, me enderece en el sillón alerta, tratando de no hacer ruido, Angelito no se inmuto ahogado de verga.
-Soy el repartidor, usted ordeno la cena? El portero me dejo pasar. – me asuste, como lo habían dejado pasar hasta ahí, no podía atenderlo, estaba desnudo y mi propio hijo se estaba tragando mi tolete.
-Déjalo ahí, yo lo recojo, gracias.
-No puedo señor, es pago en efectivo, requiero el dinero. – como? Siempre pagaba con tarjeta de crédito, justo esta noche había hecho la estupidez de cambiar el pago, maldecí en voz baja.
-Este sí, dame un momento, me tomaste por sorpresa, voy por el dinero.
Me levante junto con Angelito quien no saco en ningún momento mi verga de su boca, y busque mi cartera, el departamento era un caos desde que la sirvienta había renunciado, además tenía poca luz. Por fin la encontré y caminamos hacia la puerta, vi por la mirilla, era un señor de barba de candado, robusto y alto, muy alto de hecho, traía un casco de motociclista y veia su reloj un poco molesto.
Estudie mi situación, me encontraba desnudo, podría separar a Angelito y buscar ropa para recoger el pedido, pero haría un gran berrinche que me pondría de malas y tampoco quería que sufriera. O podría solo abrir un poco la puerta justo para sacar la mano y el torso pagando y recogiendo la cena.
Decidí que haría eso último, sería algo rápido, pondría a mi hijo de espalda a la puerta mientras rápido hacia la maniobra, no había porque tener problema. Di un último vistazo hacia abajo, donde Angelito succionaba ahora más rápido mi glande y abrí la puerta.
Saque el torso, la cabeza y el brazo derecho, mientras que con el brazo izquierdo sostenía el pomo de la puerta. El repartidor me veía con cara de duda, adivinando mi desnudes.
-Disculpa es que iba a ducharme – el sonrió, su sonrisa era muy agradable, su cara redonda me pareció muy atractiva de momento.
-No se preocupe, aquí tiene. – me dio el paquete quedándome con la mano libre ocupada, no disponía de la otra mano, ya que impedía que la puerta se abriera y mostrara a mi hijo chupándome ahora rápido la verga de papi.
Al parecer mi nene sintió que era el momento de sacarme la leche pues succionaba rápido, moviendo la cabeza de arriba hacia abajo, haciendo que horas de mamada me dieran un toque eléctrico por todo el cuerpo, doblándome las rodillas, sacando un gemido que ahogue cuanto pude.
-Está bien señor? – dijo el repartidor con una cara de sorpresa, viéndome de arriba abajo y estirando el cuello para tratar de ver mi apartamento.
-Este sí, sí, mira toma el billete y quédate con el cambio. –dije acercando mi mano, donde tenía la comida y el billete.
Él lo tomo, pero en ese momento mi hijo succiono tanto que la leche salió expulsada, eyaculadole la boca, con todos los mecos acumulados en mis huevos repletos.
Sentía que era un geiser donde la leche salía de la verga sin parar, y la boquita de mi nene hacia un ruido evidente de tragar lo que salía. Me apoye en la puerta mientras los mecos salían y salían, eran demasiados.
El repartidor me veía a los ojos sonriendo mientras observaba en mi cara el orgasmo que tan fuerte había llegado. La boquita se escuchaba chupando rápido.
Recobre después de un tiempo larguísimo el control, respirando cada vez menos agitado. Entonces por fin el repartidor tomo el billete y me guiño un ojo con una gran sonrisa.
-Que lo disfrute señor, aunque no veo cómo puede disfrutarlo más. – se dio la vuelta y entro al elevador.
Dejándome ahí con medio cuerpo fuera del departamento, agitado, sudado, con los huevos secos y con la verga pulsando aun en la boquita de mi bebe autista.
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